Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diarios Grupo Noticias), 17-02-2024
¿Por
qué en las películas siempre que llega un alumno nuevo al colegio
lo hace en mitad de una clase? Me imagino que por el mismo motivo por
el que, cuando hay una escena dentro de un coche, quien conduce mira
al copiloto en lugar de a la carretera o que cuando dos de los
protagonistas orinan en un baño público deben de haberse bebido
previamente una kupela de sidra, a juzgar por el tiempo que dura su
evacuación.
Son
códigos, convenciones aceptadas por el espectador y que, además,
tienen su lógica: durante la matusalénica meada alguien revelará,
mientras mira de reojo el aparato urinario de su interlocutor, algún
dato clave en una investigación; el conductor despistado nunca se va
a estrellar porque lo que se ve por la ventanilla es a todas luces un
paisaje falso; y si el nuevo alumno llega en mitad de la clase es
porque se subraya de ese modo su protagonismo o su diferencia frente
al resto de los alumnos que esa mañana han tenido que madrugar como
pobres pringados.
En la
vida real a algunas cosas resulta más difícil encontrarles sentido:
el otro día, por ejemplo, en una tienda de ropa vi unas chanclas con
piel de borrego. ¿Cuándo se supone que vas a usarlas? En verano tus
pies se van a convertir en chuletillas al horno, y en invierno la
parte que quede en ellos al descubierto se te va a congelar (y
tampoco puedes ir a la moda, esa horrible moda actual de los
calcetines con chanclas, porque estas de la tienda en cuestión eran
de las que se enganchan entre el dedo gordo y el siguiente, que no sé
cómo se llama).
¿Los
dedos de los pies tienen nombre, por cierto? Si extrapolamos la
nomenclatura de los de las manos, ese segundo dedo debería ser el
índice, pero, ya que hablamos de lógica, yo no conozco a nadie que
señale en una dirección o que escriba “Lávalo, guarro” en la
ventana trasera de un coche sucio con el pie (esto último está un
poco forzado, sí, pero es que he empezado este artículo con la idea
de introducir en algún momento del mismo la siguiente frase: “Los
días de lluvia son mi túnel de lavado”, a la que ya me he
acercado con este discurso, pero a la que ahora tampoco le veo ningún
sentido; y, además, la frase en cuestión ya la había escrito en el
título).
Hablando
de cosas sin sentido, y de cine, todavía me pregunto qué pintaba
Quique en Verano
Azul
o por qué todavía hay a quien la monarquía le parece defendible
cuando esto no es una película de época sino la vida real −nunca
mejor dicho−
del siglo XXI. No sé, yo no le veo utilidad alguna, es como tener
una puerta con ventana y mirilla a la vez, es decir, una bobada.
Por lo
demás, he consultado en internet y el nombre del segundo dedo del
pie es “digitus secundus pedis”, o sea, segundo dedo del pie.
“ALGUNOS QUE ANTES NOS
TIRABAN PIEDRAS AHORA SON FANS”
Aitor “Ibarretxe”, cantante de Lendakaris Muertos
Su nombre, Lendakaris Muertos, es
un homenaje a uno de los grupos pioneros del punk, Dead Kennedys.
Comenzaron su andadura hace veinte años, y lo celebran en 2024 con
nuevo disco, Mucho asco
(casi) todo, y gira,
Dándolo (casi) todo.En
realidad, desde que empezaron a tocar nunca han parado. Aunque en
sus inicios su humor no se entendiera del todo y los apedrearan en
más de una ocasión. Ahora, son ya parte de la cultura popular, a la
que han aportado canciones y lemas como “ETA, deja alguna
discoteca” o la iconografía que los representa, el Oso Panda, una
enorme mascota de dos metros que los acompaña sobre el escenario.
Sus conciertos se convierten en una fiesta, en la que toma parte un
entusiasta público de todas las edades. El nuevo disco es puro
lendakarismo, velocidad y gamberrada, y llega con dos novedades: la
canción más corta de la historia (menos de un segundo) y el regreso
de Asier “Agirre”, uno de los miembros fundadores. De (casi) todo
ello, hablamos con Aitor “Ibarretxe”, el cantante de la banda
pamplonesa.
Su nuevo disco se titula Mucho asco (casi) todo,
¿qué es lo que se salva en ese paréntesis?
Buena pregunta, pero yo creo que lo hemos puesto solo para quedar
bien. Realmente no teníamos título para el disco y hemos cogido el
de una de las canciones, la que queríamos que fuera la del récord,
la más corta de la historia.
Esa canción no dura ni un segundo, ¿cómo se les ocurrió la
idea?
La hizo Asier, que es muy fan de
Napalm Death, quienes tenían hasta ahora el récord, con un tema de
1,3 segundos. La nuestra dura algo menos, pero tiene su
instrumentación, su letra…
Otra de las novedades es, precisamente, la vuelta al grupo de su
hermano Asier, después de diez años…
Yo se lo propuse hace un par de años y él al principio dudaba. Le
dije que se lo pensara y finalmente aceptó, fue todo muy natural. Al
final, la música es nuestra pasión. Nos quedan quince años para la
jubilación (bueno, seguro que son más) así que la idea es
disfrutarlos. El grupo está consolidado, nos gusta tocar en directo
y grabar discos, y mejor eso que ir a la obra.
¿Hay más novedades?
Después de grabarlo me di cuenta de que era la primera vez que no
hablamos de drogas, al menos explícitamente. Lo demás es lo de
siempre: política, violencia, temas sociales… Es lo mismo, con
veinte años más.
¿Se siente más cómodo, más protegido, de nuevo con su hermano
gemelo en el grupo?
Sí, además, en el grupo somos dos parejas de hermanos, Potxeta y Jokin también son hermanos. Para lo bueno y para lo malo.
¿Y como queda el quinto lendakari, Iván, en esa situación?
Iván podría ser nuestro hijo.
En ese sentido, Lendakaris Muertos es un grupo intergeneracional,
está la vieja guardia, con Jokin “Garaikoetxea” y Potxeta
“Ardanza”, ustedes dos, que son como una generación de
transición, y una nueva hornada del punk , en el caso de Iván…
Sí, está muy bien, porque Jokin y Potxeta le dan la autenticidad de
los ochenta, que ellos vivieron, y que en cierto modo homenajeamos en
el grupo; luego estamos nosotros, Asier y yo, que podemos aportar
otro punto de vista, en cuanto a letras, sobre todo; e Iban, que
tiene la mitad de edad que nosotros…
En sus concierto también se ve gente de todas las edades… Al principio cuando empezamos a tocar iban a vernos solo cabezones, todo tíos superjóvenes, después se empezaron a ver más chicas, más tarde gente de todas las edades. Muchos de esos cabezones del principio ahora tienen hijos y vienen con ellos. Yo creo que somos afortunados y privilegiados, por tener una base de fans que se va renovando. También hemos notado que nuestro público es cada vez más multiétnico…
Han hecho, por cierto, giras por Colombia, Ecuador, Argentina…
¿Se entienden allí algunos de los guiños y referencias locales que
suelen usar?
A veces nos preguntan. En Bogotá
una vez vino un chaval con un montón de dudas apuntadas en un
cuaderno: qué es ikastola, qué es amatxo…
Al final el sentido del humor es universal… Esa ha sido siempre
una seña de identidad de los Lendakaris, a veces incluso parece una
parodia del punk.
Sí, el grupo de hecho empezó con bromas que solíamos hacer en la cuadrilla, sobre todo con el tema de la política, que hay mucha gente que se lo tomaba demasiado en serio, más en aquella época, hace veinte años. Por eso y porque nos gustaba el punk. Juntamos las dos cosas. Sí que es cierto que a un grupo de rock o de música en general, si haces humor, no te toman tan en serio. Por ejemplo, un grupo como Ojete Calor, que a mí me gusta mucho, y que seguro que mucha gente conoce sus canciones… pues seguramente dentro de veinte años, cuando hablen de los grupos de estos años, nadie los citará, porque si te dedicas al humor se le quita importancia a lo que haces.
Pero al final, al menos al nivel que estamos nosotros, todo lo que
hay detrás del grupo tienes que manejarlo con seriedad, con
compromiso, porque, si no, no funciona bien. En ese aspecto los
Lendakaris somos muy serios.
A ustedes les costó mucho que les entendieran, algunos no
captaban la ironía de algunas canciones como Gora
España!...
Sí, luego la gente ya fue entrando, pero sí, al principio tuvimos
problemas, nos tiraron piedras varias veces. Pero como todavía no
había redes sociales eso no se sabe o se olvida. Seguramente muchos
de los que estaban apedreándonos entonces son fans ahora. De hecho,
yo conozco a alguno que hasta nos ha pedido perdón…
¿Se puede decir que Lendakaris siguen la estela de un tipo de
grupos como Tijuana in blue, con un humor gamberro, algo brutote,
muy navarro?
Un conocido solía decirme que Tijuana in blue era como el fútbol,
que la gente iba a sus conciertos a desahogarse. En nuestros
conciertos pasa algo parecido.
Además, Jokin y Potxeta tocaron en el grupo. Y usted y su hermano
son familia del difunto y añorado Eskroto o Gavilán, el cantante de
Tijuana in blue y de los Huajolotes
Sí, somos primos. Eskroto era mi héroe, era un tío muy especial,
todo el mundo lo sabe, de los que hay pocos. Y un artista. La parte
pública que se conocía de él era solo una parte muy pequeña de lo
que era como persona. Y sí, me gustaba mucho todo lo que hacía.
Las perfomances en directo, el espectáculo
sobre el escenario, con el oso, usted interactuando con el público…
¿también viene de ahí?
Sí. Cuando cuando hicimos el grupo metimos todo eso porque yo
recuerdo que iba a muchos conciertos de rock y me aburría, a no ser
que fuera muy fan, y echaba de menos algo de interacción, un poco de
peligro, también, y creo que nosotros ofrecemos todo eso.
Y luego está el oso, que es como el sexto lendakari…
Por supuesto.
¿Tiene nombre ese oso?
Sí, Edu. Como el monstruo de Iron Maiden se llamaba Eddi nosotros al
nuestro le pusimos Edu.
¿Edu está con ustedes desde el principio?
No, no, el oso lo tenemos hace solo siete años, parece que lleva
todo la vida, pero no. La canción del Oso panda es del
segundo disco, es decir, de hace 18 años, pero Edu solo lleva siete
años. Es curioso porque esa canción la gente la empezó a pedir
tiempo después de publicarla, cinco o seis años después. Ahora la
tocamos la última, como los Rolling Stones con Satisfaction,
pero antes era una más, estaba por la mitad del repertorio…
Hablando del repertorio ¿la gira de celebración de estos veinte
años de carrera va a tener también novedades?
Sí, tocaremos canciones de los primeros discos que no tocamos hace tiempo… En realidad siempre hemos metido canciones de todos los discos, pero cada vez va siendo más difícil hacer el repertorio porque tenemos ciento y pico temas… También habrá una escenografía un poco más cuidada, con más elementos… Pero bueno, iremos viendo, lo que la gente pida. Será un “Grandes Éxitos”.
CULTURA POPULAR
La portada de Mucho
asco (casi) todo es obra
del ilustrador madrileño Mario Riviere. En ella vemos a otro
Lendakari, Pedro Sánchez, al que la banda reconoce como un
superviviente, capaz de salir vivo, haciendo malabarismos, de
cualquier situación, y al cual homenajean y atizan al mismo tiempo
en uno de los temas, Sanchista
y jujano. Creen
más que probable que este tema, o la portada, llegue a oídos del
presidente. No sería la primera vez que algunas de las dianas de
Lendakaris Muertos reaccionan ante sus zarandeos, la mayoría de las
veces con deportividad, como Pablo Echenique, a quien también
dedican otro tema en su nuevo trabajo. Pablo Iglesias, por ejemplo,
suele citarlos a menudo. Lendakaris Muertos forman parte ya del
acervo popular, al que han contribuido con algunos de los estribillos
de sus canciones, como “ETA, deja alguna discoteca” u
expresiones que aparecen en otras, como las ojeras farloperas de “Oso
Panda”.
Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal en magazine ON (diarios Grupo Noticias), 03/02/24
A medianoche, justo cuando
arrancaba el lunes más triste del año, Gorka Urbizu nos alegró el
día, nos convirtió en cenicientas al revés, poniendo a nuestros
pies esas zapatillas de cristal que son las canciones de su nuevo
disco, Hasiera bat,
el primero en solitario tras su largo y exitoso periplo en grupos
como Berri Txarrak o Peiremans.
Lo publicó por sorpresa, sin
meter ruido, sin adelantar exploradores o batiscafos en busca de
likes
en
el proceloso mar de internet o a nadie con un bombo para aporrearlo
ante
las
puertas de las revistas, las radios y las redes sociales. A pesar de
lo cual los más devotos, los que algo habíamos husmeado como
sabuesos hambrientos en
las
últimas e intrigantes pistas dejadas en el aire, allí estábamos,
con los párpados cargados por
el
plomo de la madrugada, desafiando al madrugón.
Y
mereció la pena.
El
músico de Lekunberri ha contado en algunas de las entrevistas
concedidas tras el estreno de Hasiera
bat
que
una de las razones por las que publicó su trabajo de esa manera fue
para defenderlo de la dictadura de los singles,
de
las canciones que se desguazan de la nave antes incluso de que esta
esté en órbita y caen como meteoritos en nuestros oídos,
convirtiendo los discos, en esta época en la que siempre andamos con
prisas (la mayoría de las veces para perder el tiempo mirando una
pantalla), en chatarra espacial. “Si
crees que no puedes dedicarle 34 minutos, igual no es tu disco”,
ha dicho Gorka. Y es cierto, hay que escuchar el disco completo para
comprender toda su sutileza, para disfrutar de hallazgos como esa
teoría de una simpleza tan maravillosamente esclarecedora: “Gauzak
ez dira horrela, gauzak horrelaxe daude” (Las cosas no son así,
las cosas están así); pero también es cierto −al
menos en mi caso lo es, y creo que no soy el único−
que
resulta difícil no caer rendido ante la belleza elemental de uno de
los temas en particular: Etxe
bat.
En
estos tiempos en que algunos artistas jóvenes nos hablan de sus
ambiciones desmedidas o alardean de sus sold
outs, el
rockero al que no se le cayeron los anillos al tocar frente a un solo
espectador en una sala de Nantes nos dibuja en la letra de Etxe
bat
una escena doméstica y familiar: su aita leyendo las esquelas en el
cuarto de estar, su ama pidiéndole que ponga la mesa, el perro
demandando sus caricias, y el artista, entre todos ellos, componiendo
ya, sin saberlo todavía, esta hermosa canción sobre las cosas
pequeñas e importantes y el temor a perderlas…
Gorka
Urbizu ha tenido, además, el acierto de contar y cantar todo eso con
una desnudez que redobla la emoción transmitida por este trozo de su
vida, al que nos permite asomarnos a través de una ventana que es,
en realidad, un espejo. Un espejo en el que apreciamos, gracias a la
magia de la música, el reflejo, como un cristal precioso, de
nuestras zapatillas de casa, o sea, de nuestras vidas y nuestros
días.
“LA RANCHERA FORMA YA
PARTE DE NUESTRA CULTURA E IMAGINARIO COLECTIVO”
Mikel Artuch (Los Tenampas)
Los
Tenampas a veces son dos y a veces una docena. A veces se suben al
escenario para acompañar a uno de los mariachis más importantes del
mundo, el mariachi Vargas, y otras amenizan, en una formato más
pequeño, una boda. Y a todo le dan la misma importancia y le ponen
el mismo entusiasmo. El pasado 22 de diciembre fue, de todos modos,
un día especial para ellos, pues celebraron su tercera velada
“AizkolMariatxiMex” en el Navarra Arena, una maratoniana jornada
en la que, además de interpretar en un concierto algunas de las
canciones de su repertorio, junto con otros clásicos rancheros como
“El rey” o “México lindo” (o la versión charra que hacen de
“Txoria txori”), ofrecieron a los amantes de la música mexicana
una comida de sidrería y un desafío de aizkolaris. Por si todo eso
fuera poco, esa misma mañana presentaron las conclusiones del
informe antropológico que, de la mano de Labrit Patrimonio, han
elaborado para encontrar respuestas a “El porqué de la querencia
por la ranchera en Vasconia” (ese es su título). De todo ello eso
hablamos con Mikel Artuch, quien junto con su hermano David y el aita
de ambos, Patxi, son los fundadores y la espina dorsal de este
mariachi pamplonés.
En el estudio antropológico que ustedes han impulsado se intenta explicar de dónde viene el gusto por la música mexicana entre nosotros, pero en su caso concreto, ¿cómo comienzan a cantar rancheras?
En nuestro caso nos viene de familia. Nuestro
padre, Patxi, siempre ha tenido ese gusto por la ranchera y la jota.
Desde pequeños nos llevaba en el coche escuchando este tipo de
música y poco a poco y sin obligación ninguna ha ido calando muy
dentro de nosotros.
¿Cómo fueron sus primeros pasos como mariachi?
Como Los Tenampas todo comenzó en el año 2009. Anteriormente teníamos otro tipo de grupo de «Napar Mex» y también hacíamos, mi hermano David y yo, de hombres orquesta, rondas coperas, tocando David su acordeón, etc.
Poco a poco ustedes se han convertido en un grupo dinámico, que lo mismo actúa en el Navarra Arena o acompaña en grandes escenarios a mariachis como el mariachi Vargas que toca en una boda. ¿Cómo combinan esas dos dimensiones, y qué les gusta (o disgusta) de cada una de ellas?
Creemos que es muy importante saber adaptarse a todo tipo de público y situación, ahí está la diferencia de un grupo. En nuestro caso estamos abiertos a toda persona que nos llame. Es verdad que cantar en escenarios grandes como esos que se nombran te da prestigio, o como le quieras llamar, y nos gusta mucho, pero también tocar en las fiestas patronales de un pueblo, ciudad o en las bodas. Son momentos diferentes pero que siempre te llenan de una manera u otra.
Se lanzan a organizar ese tipo de actos multitudinarios, como el del pasado día 22 en el Navarra Arena, con los que además de la música buscan en cierto modo personalizarlos, darles un extra que vaya más allá del concierto en sí, con la comida, la aizkora, etc. ¿Por qué, tiene que ver en cierto modo con mantener el espíritu del mariachi, ligado a la fiesta, los acontecimientos familiares, etc.?
Es una de las cosas claves que tiene este género musical y así lo hemos corroborado en el estudio que hemos hecho. La ranchera está ligada al alcohol, a la fiesta, al momento de compartir… y con todo ello hemos creado este evento «AizkolMariatxiMex». Engloba todo tipo de público y se festeja de principio a fin entre unos y otros. Queríamos crear algo diferente y poder combinar la comida tradicional popular de fiestas de un pueblo, con el deporte rural y la cultura. Tres cosas muy de nuestra tierra en un solo festival.
Por cierto, ¿cómo resultó todo en esa tercera velada “AizkolMariachiMex”?
Fue muy bien, estamos muy satisfechos con el resultado y ojalá podamos seguir mejorando y haciéndolo en años venideros. Puede que «AizkolMariatxiMex» haya venido para quedarse.
Ese mismo día presentaron el estudio antropológico que, de la mano de Labrit Patrimonio, han llevado a cabo. ¿Cuál es la conclusión principal respecto a esa querencia por la ranchera entre nosotros, de dónde dirían, en pocas palabras, que viene?
Podríamos decir que no hay una respuesta única. Hay varias conclusiones: el apego a la tierra y las raíces rurales, es decir, que existen referencias identificadoras comunes; la socialización y participación; el carácter festivo, unido siempre a la juerga, la parranda y el alcohol; el hecho de que el público es también protagonista, o sea, que hay una una conexión o prolongación entre la plaza y el escenario; asumir también esa cultura como propia, en nuestro caso con el tema del Napar Mex; e incluso algunas semejanzas musicales, como la jota o la trikitixa o el acordeón…En resumen, el carácter participativo de personas con fuertes raíces rurales en este rincón de Europa tiene un componentes de socialización festiva relacionado con la disposición a cantar y beber en grupo. La cuadrilla es público y protagonista de una música, la ranchera, sembrada en una tierra abonada por la jota, y en cierta medida forma ya parte de la cultura y el imaginario colectivo festivo de Vasconia en general y de Navarra en particular.
¿Qué tiene la música mexicana para encandilar a gente de otras latitudes, incluso sin vínculos culturales con México ( también hubo, por ejemplo, un boom en países como la antigua Yugoslavia en los años 60)?
Desconocemos es boom, pero no me extraña. La música mexicana tiene algo que cautiva, letras fáciles que hablan del pueblo, de sucesos que pasan a la gente en el día a día. Su música es en algunos casos fácil de tocar, un corrido o una ranchera, y, para terminar, es una música para compartir, en sobremesas y entre gente de todas las edades.
Una particularidad entre nosotros no es solo el gusto por la música mexicana, sino que a partir de ella surgen grupos propios e incluso algunos les aportan su propio estilo o características autóctonas, cantan en euskera…
Por supuesto, y tenemos como ejemplo el Napar Mex, cuyo fundador fue Marco Antonio Sanz de Acedo «Gavilán» con Kojón prieto y los Huajolotes. Fue un estilo de música que se ha quedado y «aficionó» y acercó a la ranchera a un público más joven y con ellos impulsó la querencia por la ranchera.
¿Cómo está actualmente, en ese sentido, la escena, estamos en un momento dorado, con gente como ustedes, Puro Relajo, Chuchín Ibañez, los Zopilotes…? ¿Y cómo es la relación entre todos?
La relación es sana. Cada uno tenemos nuestro público, hay pueblos y trabajo para todos. Considero que es una relación sana (o yo así lo noto, por lo menos) y que cada uno ya sabe dónde está y a dónde puede llegar.
¿Qué planes tienen Los Tenampas para el futuro? ¿Nos sorpenderán con algún nuevo espectáculo?
Seguir trabajando. Creemos que es una pieza fundamental el reinventarse. Estamos en una sociedad en la que queremos vivir todo muy rápido y experimentar siempre cosas nuevas. Seguiremos grabando temas nuevos, creando espectáculos que capten la atención del público y a la vez manteniendo esa esencia que caracteriza a Tenampas.
PERSONAL
Los Tenampas llevan a sus espaldas, desde que en 2009 les dio por montar un mariachi (como cantaba el inolvidable Gavilán de los Huajolotes) nueve discos y más de mil conciertos, algunos de ellos en templos de la música mexicana, como el teatro José Rolón de Ciudad Guzmán, pero también actuaciones en bodas u otros acontecimientos familiares. Los hermanos Artuch, Mikel y David, junto con su padre Patxi, que fue quien les metió en vena el gusto por la música mexicana, (los casetes de rancheras sonaban sin cesar durante los viajes en coche desde Iruña hasta el roncalés pueblo natal de Vidángoz), son inquietos por naturaleza y a lo largo de estos años han impulsado diferentes iniciativas, como las veladas mariachis, un espectáculo ecuestre o el estudio antropológico que presentaron recientemente y que investiga el porqué del gusto de las rancheras entre nosotros.
EL NAPAR-MEX
En toda comida o verbena de fiestas de pueblo navarro que se precie no puede faltar una ranchera con la que bailar agarrado o hinchar el pecho. Y canciones como “El rey” son ya himnos propios entonados en el frontón Labrit, la plaza de toros de Iruña o el Sadar. La música mexicana cuenta con un singular arraigo desde hace décadas en Navarra, como demuestra la existencia de mariachis como Los Tenampas, Puro Relajo o de artistas como el referencial Chuchín Ibañez (que tiene en verano sección propia dentro de la agenda cultural y festiva). Pero, además, en los años 90, de la mano de Kojón Prieto y los Huajolotes, con el añorado Marco Antonio Sanz de Acedo, “Gavilán” (y antes en el grupo punk Tijuana in blue “Eskroto”), se creó una manifestación autóctona de la música mexicana, el llamado Napar Mex, un estilo desefadado, gamberro y reivindicativo que mezclaba el mariachi con el punk, y que se ha mantenido muy vivo hasta nuestros días gracias a grupos como La Mala Pékora, Marianitoz Blai, Impekables, Mexikortxo o Los Zopilotes Txirriaos. Un fenómeno de “apropiación cultural” que, de todos modos, no es único, pues en los años 60 en la antigua Yugoslavia surgió el llamado Yu-Mex, un boom de grupos de música ranchera cantada en serbocroata.
“Este es el primer disco
en el que no hablamos de drogas”
Aitor Ibarretxe, cantante de
Lendakaris Muertos
Lendakaris Muertos están de vuelta con una nueva colección de canciones-colleja, entre ellas una que cuenta con un récord mundial, la canción más corta de la historia, y con el regreso de uno de los fundadores de la banda, Asier “Aguirre”. Cumplen veinte años de carrera y lo celebrarán en 2024 con una gira en la que lo darán (casi) todo
Patxi Irurzun / Iruñea . Gara/Naiz 19/01/23
Los Lendakaris Mueros siguen muy vivos, después de veinte años
gobernando sin oposición en el terreno del punk más gamberro. Este
viernes 19 de enero publican su nuevo trabajo, una galleta (un
galletazo, tratándose de ellos) que a partir de hoy se despacha en
formato CD y en vinilo, además de estar disponible en plataformas
digitales, y que muestra de manera clara sus intenciones ya desde el
título: Mucho asco (casi) todo. “Y lo de “casi” no sé
muy bien en realidad por qué lo hemos puesto”, nos dice su
frontman, Aitor “Ibarretxe”, quien firma nueve de los
trece trallazos que componen el disco. Las otras cuatro son obra de
su hermano gemelo Asier “Agirre”, que vuelve a la banda después
de una ausencia de diez años.
La reincorporación del guitarrista es una de las dos grandes
novedades destacadas de esta nueva entrega lendakariana. La otra es
la inclusión en la misma de una canción, la que da título al
disco, de récord, pues es ya la canción más corta de la historia,
con una duración de apenas un segundo. “Hasta ahora era una de
Napalm Death, You suffer, que duraba 1,3 segundos”, explica
Aitor. “La nuestra tiene su letra, su instrumentación…”.
Y lo cierto es que, aunque parezca mentira, en ese minuto escaso tiene cabida incluso el paréntesis que aparece en el título del tema en cuestión, Mucho (asco) casi todo, lo cual le da un plus sobre el tema de Napalm Death que en realidad es poco más que un aullido. Habrá, no obstante, quien diga que Mucho asco (casi) todo se le hace larga, una broma recurrente entre los seguidores del grupo iruindarra, acostumbrados a sus canciones veloces y contundentes. “En este disco he intentado que las canciones sean incluso más cortas que otras veces”, nos cuenta Aitor, quien también añade que, no obstante, será cosa de la edad, pero cada vez le cuesta más sintetizar las letras.
La composición y grabación del disco ha sido también acelerada. En
un mes, a canción por ensayo, se ha facturado y ha sido producido a
kilómetro cero, en Iruña, en Estudio K de la mano de Alberto
Porres, durante una grabación realizada, tal y como se recoge en los
créditos, sin recurrir a las drogas. “Me he dado cuenta además de
que es el primer disco en el que no hablamos de eso, de drogas”,
señala Aitor.
No hay drogas pero en el nuevo disco está presente todo el
imaginario del grupo. En sus canciones caen collejas para todo el
mundo: cayetanos, cayetanas, futboleros, pelotas de oficina… Y
tampoco faltan los habituales guiños, homenajes o fusilamientos. Por
las vitriólicas letras y afilados acordes de Mucho asco (casi)
todo desfilan, entre otros,José
Luis López Vázquez, Anasagasti, Yosi de
Los Suaves, los Exploited, Sanchís y Jocano, Leonardo di Caprio y
el Titanic (se dice taitanic),
Pablo Echenique – “Pablo
Echenaik maltrata a su caniche, maltrata a su
yorkshire”, cantan en un inspirado estribillo− o un punki
viejo y alopécico que decide ponerse cresta en Turquía… Y
además un himno antifutbolero para hacer amigos en Graderío Sur,
Fuck Osasuna;
o un recado a otro lendakari
(Perro Sanxe), al que parece que las hordas fascistas han convertido
en Che Guevara (la imagen del presidente español es además la de
la inquietante portada del disco, obra del dibujante madrileño Mario
Rivière).
Una docena, en definitiva, de bofetadas sonoras sacudidas con el habitual sarcasmo y la contundencia y rapidez propias del grupo y que presentarán en una gira infinita (pues, como reconoce Aitor, a los Lendakaris, a lo largo de estos veinte años de recorrido afortunadamente nunca les han faltado bolos) y en la que, avanza, habrá sorpresas y nueva escenografía (no faltará en la misma, por supuesto, Edu, el oso panda), todo ello para celebrar estas dos décadas prodigiosas de legislatura lendakariana.