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GENOCIDIO

May 25, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Este poema lo escribí para el libro de mi amigo Kalvellido PAZLESTINA, acompañando al dibujo de arriba; me da un poco de lacha porque yo no soy poeta, ya lo he dicho alguna otra vez, pero no vamos a andar aquí con tapujos, sobre todo teniendo en cuenta que esto ha salido publicado (ay, y yo con estos pelos, encima en el libro aparecen gente como Juan Goytisolo, Carlos Tena, Alfonso Sastre, Belen Gopegui…).

GENOCIDIO

Lo ha dicho la radio
Esta mañana han muerto
en un nuevo bombardeo
Iker Casillas
Xavi Hernández
y David Milla.
Esto ya es demasiado
Hace unos días tirotearon
al presidente
Rodríguez Zapatero
Y otra bomba mató
al ministro de interior
Alfredo Pérez Rubalcaba
¿Y no viste como los soldados remataban
a Gervasio Sánchez,
el fotoperiodista?
Estaba tirado en el suelo,
indefenso,
y le dispararon
una
dos
tres
veces,
hasta que la cámara se separó de su mano
y murió.
Es el noveno periodista que se cargan.
Por no hablar de la gente de mi barrio,
Manuel, Eva, Aitor,
mi panadero,
tu peluquera,
el hijo de nuestro vecino,
ya hemos perdido la cuenta,
dicen que son más de 1.000
Y esto ya es demasiado.
¿Qué, que no me crees?
Bueno, solo tienes que sustituir
sus nombres por los de
civiles, periodistas, políticos
palestinos
Y sobre todo por el de sus futbolistas.
Igual de ese modo
empieza a preocuparte de verdad
este genocidio

UNA MUJER EN TIERRA FIRME

May 21, 2009   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Carla con Neeli Cherkovski

La escritora ecuatoriana Carla Badillo, una fuerza de la naturaleza, hizo etapa en Pamplona el pasado invierno durante su viaje por España. Vino de la mano de mi buen amigo Pepe Pereza, otro huracán humano (que no hace honor a su apodo-apellido, pues no para, es actor, guionista, escritor y excocodrilo en el show de Xuxa) con el que tengo algún proyecto entre manos… Carla está recorriendo medio mundo y estableciendo una red que nos une, por ejemplo, directamente con nuestro hijoputa preferido, Charles Bukowski, pues ella estuvo por San Francisco y trabó amistad con Neeli Cherskovski, el biografo y amigo de Hank, o con la viuda de este, Linda Bukowski,  y con varios autores de la generación beat, como Ferlinghetti. Por cierto, que entre los regalos que Carla trajo, había una foto que el padre de Neeli sacó al viejo indecente, con un poema manuscrito por Carla en la parte posterior, un recuerdo que guardo como oro en paño. Compartimos cigarros, bebimos cervezas, nos fotografiamos junto a un Hemingway robusto como una estatua de bronce en el Café Iruña y chupamos mucho frío, aunque no llegó a nevar (me hubiera gustado mucho, Carla nunca había visto la nieve y que lo hiciera junto a nosotros hubiera sido algo sin duda memorable).

Todo esto para decir que en la guía de viaje que Carla va escribiendo me menciona y escribirá en breve un capítulo. Copio aquí lo que dice en su etapa en Logroño, junto a Pepe Pereza:

Y este es su blog: http://mujerentierrafirme.blogspot.com/

 

Lo que en verdad me anima es esa llamada de hace un momento entre Pepe y Patxi, Patxi Irurzun. No sabía que Pepe y Patxi eran amigos. Patxi me da buena espina. Él, junto a Vicente, coordinaron la antología de Resaca/Hankover que el Kebran me envío a Kitu, y que posteriormente me acompañó en tierras norteamericanas. Pero a pesar de ello no tuvimos contacto contacto sino hasta mi estancia en Frisco, cuando Patxi me envió un mail con un reportaje muy interesante -realizado por él- sobre el mural de resistencia de Chiapas, que está justo en la parte posterior de la librería de Ferlinghetti, la legendaria City Lights Bookstore. Patxi había reconocido el mural en una foto que me saqué precisamente ahí. Para mí fue una novedad que ese escritor de nombre tan particular, al que según había visto en su blog, había publicado hace poco un libro de nombre no menos especial y sugerente: La polla más grande del mundo, y que entonces de pollas y tallas estrambóticas Patxi se pasará a Chiapas y a la resistencia de su pueblo, me llamó mucho la atención. En fin, durante la llamada escuché que Pepe le hacía bromas a Patxi sobre monjas y curas. Y luego escuché mi nombre. «Sí, Carla está aquí. Mañana?…. (Pepe hizo una pausa y me dijo: que te parece mañana ir a Pamplona. Patxi quiere verte. Nos invita a tomarnos algo y a conversar). Uff, qúé emoción, Pamplona no estaba en mis planes, pero ahora lo está, claro que lo está. Buen tipo Patxi, mañana nos espera. Y yo tengo que estar bien, tengo que sobreponerme como sea.

LOS CAMINOS DE LA RESACA SON INESCRUTABLES (Una historia real)

May 21, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Copio y pego aquí desde nuestro blog Hank over la rocambolesca historia sobre un spam y unas pastillas para la resaca. Increíble pero cierto:

No es una broma. Eso de ahí arriba no es una broma de alguno de los hijos de Satanás que entran en este blog y se ponen creativos. Es un correo basura real que recibí en mi dirección (bueno, en la del curro). Los caminos de la resaca son inescrutables. Un diseñador piratilla utiliza la imagen de la portada de Resaca /Hank over, de Miguel Ángel Martín, saqueada en Google para un anuncio de unas pastillas contra la resaca y ese spam acaba llegando a uno de los dos antólogos del libro. Tras unos correos cruzados con alguno de los implicados (autor del dibujo, editor del libro…), esta es la respuesta que enviamos a los distribuidores de ese producto milagroso:

 

Hola: hoy he recibido un email publicitario de unas pastillas contra la resaca, llamadas RU-21. En la promoción de la misma aparece una imagen que, casualidades de la vida, es el dibujo que Miguel Angel Martín hizo para nuestro libro Resaca / Hank over. Un homenaje a Charles Bukowski, que he coordinado con Vicente Muñoz, y que es una antología en la que aparecen 37 autores españoles. Nos gustaría que dado que la están usando sin autorización, al menos citaran su procedencia: Dibujo de Miguel Ángel Martín para la antología Resaca / Hank over. Un homenaje a Charles Bukowski (Editorial Caballo de Troya). Además, nos podrían compensar enviándonos unos cuantos botes de pastillas que nos vendrán muy bien, porque todos los que participamos en ese libro somos bastante borrachos. Les ruego que en cuanto rectifiquen la promoción nos envíen el nuevo formato, de lo contrario quizás tendríamos que tomar otras medidas (el autor del dibujo o la editorial, que pertenece al grupo Mondadori). Patxi Irurzun.

(Mientras nos contestan desde Imprextom, una breve información sobre las pastillas RU-21. Al parecer son un compuesto ideado por un médico ruso para que los agentes de la KGB pudieran soportar las descomunales borracheras en las que obtenían información de las personas a las que espiaban; en el año 2000 se comercializó para el público en general, con gran éxito, también en otros países como Estados Unidos –de donde procede su nombre, RU-21 viene a ser algo como “Autorizado solo para mayores de 21”-; y ahora están desembarcando en España –bueno, eso es lo que dice Google, y está visto que tampoco hay que fiarse mucho-).

 

Bien, después de esta peli de espías, el caso es que sin que pase apenas una hora, desde la distribuidora de las RU-21 nos contestan disculpándose por haber usado la imagen sin permiso, añaden la frase alusiva al autor y al libro que les proponemos, nos piden una dirección para enviarnos unos botes de pastillas, que dicen que son increíblemente efectivas, y de paso –menudos fenómenos- nos piden que les enviemos un Hank over para incluirlo en su catálogo.

 

De nuevo correos cruzados entre los implicados y al final consenso: los spam nos harán una publicidad colateral o indirecta estupenda, sin comerlo ni beberlo, y hasta puede que los de Inexprom nos vendan algún libro. En cuanto a las pastillas haremos uso de ellas después de una orgía etílica para celebrar este historia con final feliz para todos.

 

Es una situación sin duda algo grotesca –pero real, insisto, esto no es un cuento, o una coña-, y sin embargo impregnada de puro espíritu hankovero. Supongo que si nos ponemos tontos, podíamos haber rascado algún dinerillo, pero hemos preferido echarnos unas risas y aprovechar la ocasión por el bien de nuestro libro (no sé cómo llaman a esto los marketinianos, ¿una acción viral?, ¿publicidad indirecta?). Además, hay cosas que no se compran ni con todo el dinero del mundo y si esas pastillas contra la resaca realmente funcionan esta rocambolesca historia no tendrá precio.

SCAVENGER

May 21, 2009   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Foto: Ric Rocamora

El escritor bilbaíno David Mardaras ha escrito un poema o letra (en inglés) para un single de David Murders & The representatives of evil, inspirado en los textos sobre el basurero y las imágenes de Callejeros que he subido los días pasados a este blog. Un honor para mí. Su blog, en el que encontrarás a un autor con una voz sin duda original y rompedora, a la que merece la pena oír es davidmurders.wordpress.com

 

Scavenger

boy!

 

Smile

to

the nightmare

  

Your

on!

 

bare feet

since

you was born

 

 The

rats!

 

run

free-er

than you!

  

The world’s!

 

dirt

rubish

& work!

What do you know ‘bout the First Wordl

over the mountain

Your

world

is

Heeeeeeell…

  

Scavenger

boy!

 

Your only

five but…

  

you know!

 

nothing

more

than

this.

 

 

Make me su-

ffer!

 

 

 

 

Revolu!

  

Your

 

beau-

 

ty’s

 

 in

 

my

 

eyyyyyyyyyyyes…

  

Kill me!

 

En la foto, David es el de la derecha, durante la presentación de Hank over  (David participó en ella) en Bilbao, junto a Vicente Muñoz, un servidor y David González. Dos de los cuatro estaban bastante borrachos.

MÁS ESCENARIOS DE ATRAPADOS EN EL PARAÍSO’

May 19, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

En este corte del video de callejeros aparece Payatas. Os dejo con un fragmento de mi libro referido a ese basurero:

Payatas era el resumen perfecto de Manila, de Filipinas, del mundo, incluso. Allá, en el basurero los extremos se tocaban, cerrando el círculo de la existencia humana: la alegría y la desgracia; la supervivencia salvaje y la solidaridad más admirable; la vida y la muerte; el arroz y las moscas. Y la basura, siempre la basura, aquel tesoro de valor incalculable, capaz de alimentar a los más pobres entre los pobres de la tierra.
Los días fueron pasando. Ir a Payatas se convirtió en una rutina extraña, que siempre recompensaba con alguna joya refulgiendo entre los despojos.
Un día, de repente, Bertín, uno de los líderes de los «scavengers», se murió. Le arrancó los pulmones a dentelladas el metano. El mismo que en algunos puntos alimentaba pequeñas y controladas lenguas de fuego (bio-gas, le llamaban) a cuya lumbre los vecinos hervían el agua o calentaban cabezas de pollo. Nadie lloró por Bertín. Cuando llegaron los de la funeraria hubo que apartar a la puerta de la chabola el karaoke en el que sus hijas cantaban «Stupid Love», la canción de moda, para colocar el ataúd. La muerte en el basurero era tan natural como la vida misma.
Otro día Asunción nos llevó hasta una de las colinas próximas a la “Smoky Mountain”, desde la cual ésta se divisaba hermosamente terrible, envuelta en humo, majestuosa en su inmundicia, con sus 25 metros verticales de porquería. A medida que ascendíamos por el terraplén, sorteando las aguas fecales que brotaban desde las frágiles chabolas, era como si descendiéramos un peldaño en el escalón de la pobreza. Cuando llegamos a lo alto nos recibió un batallón de niños con barrigas infladas por las amebas y los parásitos. La noche anterior una diarrea se había llevado para siempre a dos niños como ésos.
Algunos días se nos caía el alma a los pies. Otros nos reíamos hasta reventar.
Una tarde, para regocijo de todos, me convertí en el hombre-macarrón. Cuando subíamos a la montaña, mientras Josean sacaba fotos, yo solía quedarme junto a los «scavengers» que aguardaban su turno de entrada, a un lado de la pista de acceso de los camiones. Al otro lado quedaba la selva de desperdicios, en la que vaciaban su carga. Para hacerlo los camiones debían maniobrar, dar marcha atrás. A medida que lo hacían el «container» se iba abriendo, elevándose, y junto con él dos o tres muchachos aupados a uno de sus extremos, con el rostro cubierto por viejas camisetas, como guerrilleros urbanos, que removían la basura que se quedaba adherida al remolque. A veces, cuando éste se replegaba, atrapaba las piernas de uno de esos muchachos, o el camión al culear atropellaba a alguno de los que acudían al reclamo de la basura fresca. Otras, las grandes ruedas se atrancaban en la maraña de desperdicios o en el barrizal, y al girar hacían salir despedidos como proyectiles trocitos de vidrio, latas… Era peligroso y yo mismo pude comprobarlo en una de esas ocasiones. No sentí dolor. Fue sólo como cuando una paloma con gastroenteritis defeca desde lo alto en tu rostro. Y como entonces, quienes me rodeaban me señalaban y se reían. Miré aterrorizado mi ropa. Estaba cubierta de grandes manchas rojas. Pensé que quizás la muerte era tan natural en el basurero que a veces hasta podía resultar divertida. Sobre todo si quien moría, por una vez, era un “gringo”. Uno de los cuajarones que me resbalaban por la cara se me introdujo en la boca. Sabía dulce, y fuerte a la vez. Sabía como a… Comprendí inmediatamente. Aquella muerte, afortunadamente, era sólo una muerte de película de serie B. Uno de los camiones había pisado un bote de ketchup y su contenido había salido disparado hacia mí. Yo también me reí. A partir de ese día me convertí en el hombre-macarrón del basurero.

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