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‘SIMPATÍA POR EL RELATO’ EN ‘XL SEMANAL’

Ene 16, 2011   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Hoy nos han sacado este reseñita de la antología de cuentos escritos por rockeros en XL semanal, el semanario de mayor tirada en España. Un volumen brutal para nuestro libro. Os dejo con este cuento (mi banda sonora original cuando tenía treintaypocos) que he colgado en el blog de ‘Simpatía por el relato‘.


BSO


Lo recuerdo. Recuerdo aquel disco de Platero y Tú, sonando una y otra vez en la vieja furgoneta de Josema. Recuerdo las botellas en la cocina de Maider, allá en Beasain, de par de mañana. Recuerdo a Body Count en los bares de macarras. Las botellas de sidra en el gaztetxe de Ordizia. Los marianitos con Patxi. Y a Silvia, paseando el perro, de gau-pasa. Recuerdo el beso que nunca me atreví a darle, el olor a hierba de su pelo, la carta que le escribí, el dibujo que ella hizo en su respuesta. Recuerdo que nunca volvimos a saber el uno del otro. Recuerdo a María tirada en mitad de la carretera de Leitza. A Alphablondy en la playa de Carraspio. Recuerdo a Mikel tiritando la noche que llegamos, en taxi, después de que la furgo de Iñigo se quedara tirada bajando Lizarrusti. Cómo le dejé mi chupa, mientras miraba de reojo las cicatrices de su cara. Recuerdo que nunca condenaron al hijoputa que le disparó el bote de humo a un metro de distancia. Lo recuerdo dándole una y otra vez la vuelta a la cinta de Patagonia, el día de la madre de todas las borracheras, allá en Lekeitio. Recuerdo muy bien aquel verano loco y alcohólico.
Recuerdo «Esta es una noche de rocanrol», de Barricada, en casa de Alfredo, como paseábamos por Villava persiguiendo a dos chicas de las que, una vez que las encontrábamos, nos escondíamos, muertos de vergüenza.
Recuerdo aquel concierto de reaparición de La banda Trapera del Río en Arrasate. A Mintxo, bebiendo vasos de leche, y a todos los camellos que le entraban justo entonces, que había ingresado en Proyecto Hombre. Recuerdo a Josema meando por la ventanilla, mientras conducía a toda hostia y en el loro sonaba AC/DC. Recuerdo aquel concierto en Barcelona. Y aquel trompo volviendo de un concierto de La Polla en Aoiz después de que las novias nos dejaran a los tres a la vez. Recuerdo a Los Calis, y a Sabina, mientras Migueltxo conducía por carreteras oscuras e interminables de la Ribera, en silencio.
Recuerdo la voz rota y desesperada de Janis Joplin en los walkman, aquel día de reyes que me extirparon el tumor. Recuerdo a todos los amigos que vinieron a verme al hospital. Y el cuaderno en el que empecé a escribir «Cuestión de supervivencia», que entonces se titulaba «La virgen puta». Recuerdo las cintas de Metallica que me dejaba Mikel, el pelos, en aquel turno de noche de 12 horas en la fábrica, justo antes de que cayera enfermo.
Recuerdo los bares jevis del casco viejo de Iruña con Yoli. Y aquellos besos interminables en el Kayak. Recuerdo a los Red Hot Chili Peppers en el asiento de atrás del coche. Recuerdo «Solidaritiy » aquella canción lenta de los Angelic upstars, que yo sabía que era un presagio. Recuerdo que la oí el día que cumplí 19 y conocí a Maite. Recuerdo los caracoles azules de su pelo, su sonrisa, su culito respingón, sus celos enfermizos, las llamadas a casa. Recuerdo lo valiente y lo fuerte que era. Recuerdo cómo la esperaba a la puerta del supermercado, muerto de frío, oyendo a Sanchís y Jocano. Recuerdo «Críme nes perfectos», de Calamaro, y pienso en todas las otras chicas que nunca llegué besar, Cristina y la pupa de su nariz, Nerea y sus hermosas cartas…
Recuerdo a Baldin-Bada en el Bar Lacalle de Jarauta. Los empujones. El olor a cerveza y serrín. Los pelotazos de la policía contra la persiana. Las miradas cruzadas de punta a punta de la barra. Aquella rubita de primero, en Irubide, que apoyó su cabeza en mi hombro mientras Gari cantaba «Aitormena», lo bonita que era y lo joven que me parecía, a mi que ya estaba en tercero.
Recuerdo a Belladona en un concierto de Aste Nagusia, en Donosti, mientras dormíamos en la playa y la gente nos tiraba botellas, nos llamaba «piesnegros». Recuerdo el sabor del colacao con agua, y el calor de las rejillas de los aparcamientos…
Me recuerdo a mi mismo tumbado en el cuarto, a oscuras, otra vez Calamaro «Otra vez a brindar con extraños». Recuerdo a toda la gente que ha pasado por mi vida, recuerdo las fábricas, la universidad, los euskaltegis, los fanzines… Gracias a la música, lo recuerdo todo.

Patxi Irurzun

Este cuento forma parte de «La polla más grande del mundo y otros 69 cuentos». Patxi Irurzun. Baile del sol (2007)
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