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Para JAB

Oct 7, 2009   //   by admin   //   Blog  //  2 Comments

El próximo día 15, en la Biblioteca de San Jorge (Pamplona) intentaré contar algo (habla alto y despacito, que no se te oye y cuando se te oye no se te entiende, me dice mi mujer) sobre el mundo laboral -creo que me centraré en las fábricas- reflejado en la literatura. No sé muy bien en realidad qué es la literatura obrera, como dice Kiko Amat ¿la que la escriben los obreros cuando no están en la cadena de producción? ¿y si estos escriben, no sé, libros en los que los personajes llevan un fular con cuadros y beben martinis con aceituna en la cubierta de un yate? ¿Eso es también literatura obrera? ¿Lo es cuando los protagonistas son trabajadores altamente concienciados con su clase proletaria, o embrutecidos por el alcohol, o explotados en turnos de doce horas, pero a los que ha mirado como a bichos por un microscopio escritores que no han cogido en su vida un martillo, ni siquiera de caramelo?

Complicado.

Lo mejor, pues, será centrarme en lo que yo mismo he escrito, contando mi propia experiencia como operario, y repasar y leer algún pasaje de algún que otro libro que me ha gustado (Ultima salida para Brooklyn, en concreto el cuento de la huelga; algunos relatos de Bukowski y de otros ilustres empleados de correos, como Henry Miller, el padre albañil de Fante, Amor y basura, de Ivan Klima -yo también fuí barrendero unos meses…).

Y probablemente algo que también diga, o debiera decirlo, en esa charla, es que buena parte de mis amigos escritores, son también curriquis, trabajadores, vendedores de zapatos, teleoperadores, albañiles… José Angel Barrueco vendió entradas en la taquilla de un cine, hizo de señalista en carreteras… Y tras conseguir un brillante currículo en esas lides con el que adornar las solapas de sus libros, se convirtió en un auténtico obrero de la literatura, al que todos sus amigos escritores y lectores envidiábamos: columna diaria en un periódico local, en Zamora, para el que escribía desde Madrid, totalmente a su pedo (hablando de libros, pelis, de gente que se encontraba en la calle o conversaciones que pillaba al vuelo en ella). 3100 columnas en casi diez años. Hace unos días a JAB, como lo conocemos sus amigos, lo despidieron de ese periódico, le movierton la silla, al llegar una nueva directora. Hablan de crisis, no sé, puede ser, pero lo han botado de muy malos modos, y eso ya dice mucho. JAB es un escritor de la clase obrera y vivir como un señorito, escribiendo en los periódicos no está bien, esa silla la debe ocupar alguien con una apellido más bonito, más de todalavida, o un padrino, o con un estómago bien agradecido. Hay cosas que dan mucho asco, y que no cambian, la igualdad de oportunidades es un cuento, mucho talento se desperdicia porque antes que nada, hay que comer, igual en Mozambique hay escritores en potencia cojonudos, pero nunca van a llegar ni siquiera a leer un libro, y aquí cualquier niño de papá chupapollas, no importa que no sepa hacer la o con un canuto, puede conseguir que se muevan las sillas, hasta encontrar acomodo en la que más le guste, da igual si para eso hay que desalojar a quien las ocupa por méritos propios. El mundo es para los lameculos, para los cobardes, para los esquiroles, para los pijos…

Por lo demás, en este país, eso también lo dice Kiko Amat no es que no haya escritores que procedan de la clase obrera, es que los que lo hacen y llegan, acaban olvidándose pronto de donde vienen, y escribiendo y opinando para quién les compra. Y a los que no lo hacen se los cargan, como a JAB. Y yo con estas cosas es que no puedo, me enciendo, tal vez me debiera callar, cuando estás desorientado y aturdido y braceas en el aire, solo te haces más vulnerable, consigues que te golpeen otra vez, pero siempre cabe la posibilidad de que te vuelvas peligroso, de que tú sueltes alguna… Y sobre todo uno, se queda al menos, tranquilo consigo mismo.

UNA RESEÑA DE CIUDAD RETRETE

Oct 7, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Que yo recuerde nunca ningún crítico literario se ha ocupado de mí, de hacer una reseña de esas en las que colocan el pulgar hacia arriba (en esos casos suele ser para a continuación extender la mano y poner el cazo), o hacia abajo y que te den por culo, tú no perteneces a nuestro grupo editorial, cómo vamos a hablar bien de ti.

No sé si eso es bueno o malo, si me convierte en un autor invisible o en qué.

Lo que sí, por fortuna, he tenido a veces son reseñas de lectores, por el puro placer de escribirlas, porque el libro les ha tocado, por lo que sea… Y pensándolo bien, estas merecen mucho más la pena (y a mí, desde luego, me emocionan), porque para ellos escribe uno, no para los críticos paniaguados o resentidos, quienes en realidad emiten su veredicto para recomendar o no un libro a esos lectores (o sea, que me los salto tan ricamente).

Esta es la crítica que de Ciudad retrete hace en su blog Castorín (de la que ya anticipé algo hace unos días).

Gracias, majo, ya concretaremos los detalles de lo del jamón.

Dado que hace una semana hice una pequeña reseña del libro que estaba leyendo: Ciudad Reterete (Patxi Irurzun), aquí os dejo un amplio resumen como se merece dicha novela.
La novela gira en torno a un motín de un grupo de trabajadores «engañados» dentro de la fábrica de tazas de váter POZAL .S.A. (esa fábrica inhumana que contrataba a ex-presidiarios, ex-drogadictos y enfermos mentales para realizar los trabajos «sucios» dentro de la explotación).
La fábrica está enclavada en la ciudad de Jamerdana.
La historia trata sobre diversas y variadas cartas y grabaciones que giran en torno a 3 ejes fundamentales (Jarri, Corbalancito y Animal) entre otros currelas, que relatan su encierro voluntario, comprensible y justificado dentro de la empresa. Unas cartas tan sinceras, que a veces te inducen a adoptar una actitud condescendiente con los personajes.
En el libro, hay una cita que puede dar a entender al lector lo mencionado anteriormente y que translado literalmente a continuación:
«POZAL .S.A. ponía en la dirección de aquella carta. La flamante fábrica de tazas de baño. Jamerdana entera se moría por entrar a POZAL .S.A. Curro seguro. Todo el mundo caga.
Yo, simplemente, la cagué.»
Respecto al autor, Patxi Irurzun, decir que es un gran escritor, y particularmente creo que se merece un mayor reconocimiento a nivel nacional. En fin, una buena novela altamente recomendable.

BORRASKA

Oct 2, 2009   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Ya que Castorín lo menciona anteriormente, aquí os dejo el enlace al fanzine de literatura subterránea Borraska (con K, muy punki) que edité durante algunos años. Lo tenía bastante descuidado, porque la empresa encargada de redireccionar el enlace, aparcó el dominio, hay links a números que no funcionan… Una buena forma de entrar es a través de este último número publicado (el dedicado al concurso homenaje a Bukowski, a partir del cual se gestó el libro Resaca / Hank over), desde el apartado «Números anteriores».
Ahí encontraréis números «normales» y monográficos dedicados a la muerte, la muerte dos (el trabajo), las adicciones, las pajas… El diseño es horrible (como que lo hice todo yo mismo sin tener ni puñetera idea). Y el logo, por supuesto, de mi amigo Kalvellido. Que aproveche.

http://www.ctv.es/USERS/patxiirurzun/doce/

CIUDAD RETRETE EN EL BLOG DE CASTORÍN

Oct 2, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Por lo que llevo leído hasta ahora, me gusta, y bastante. Ya había leído anteriormente en el blog de Borraska varios relatos de Patxi, transcurridos en POZAL S.A., esa fábrica inhumana.

La temática «currela» te hace sentir condescendiente con los personajes e inmiscuído totalmente en la trama de la historia. Siempre alguno de nosotros hemos currado (o seguimos currando) en fábricas despiadadas e infames.
No adelanto más, próximamente desgranaré la novela.

http://chenel-3.blogspot.com/2009/10/publicado-en-hankover.html

PINTADAS EN LOS BAÑOS. CULTURA POPULAR EN VÍAS DE EXTINCIÓN

Sep 30, 2009   //   by admin   //   Blog  //  2 Comments

Este es un reportaje algo chabacano que hice hace años (creo que para Rolling Stone), cuando escribía y hasta de vez en cuando me sacaban cosas en algunos periódicos o revistas. Fue uno de esos encargos que luego no se publicaban… ni se pagaban, claro. La foto es de un garito de Logroño, no recuerdo su nombre, después de una presentación de Hank over.

TONTO EL QUE LO LEA

TONTO EL QUE LO LEA. ¿QUIÉN NO HA ESCRITO O LEÍDO EN ALGUNA OCASIÓN UNA BOBADA SEMEJANTE EN EL BAÑO DE UN BAR? ¿Y QUIÉN NO SE HA REÍDO CON ELLA? LAS PINTADAS DE LOS BAÑOS PUEDEN PARECER ZAFIAS O INFANTILES, PERO SON TAMBIÉN UNA MUESTRA DEL COMPORTAMIENTO HUMANO, DE SUS MISERIAS Y GRANDEZAS. SI NO HACEMOS NADA PRONTO LOS BAÑOS DE DISEÑO ACABARÁN CON ESTA CASTIZA EXPRESIÓN DE LA CULTURA POPULAR.

Es como en una de esas películas para deficientes mentales que, en el fondo, reconócelo, tanto nos gustan. “Dos tontos muy tontos”. Uno de los dos protagonistas entra a un baño de bar de carretera y al tiempo que escenifica las contorsiones de su estómago con las muecas de su cara de culo, nunca mejor dicho, lee los letreros garabateados en la puerta de una letrina. “Si quieres sexo duro”, pone, o algo por el estilo, “espérame aquí tal día a medianoche”. Entonces nuestro héroe se mira el reloj, comprueba que la fecha coincide y justo cuando comprueba que las dos agujas se han alineado en el número doce, se abre la puerta y entra un camionero bigotón con gorra de cuero.

Las pintadas, mensajes o graffitis de los baños es lo que tienen. La intimidad que requiere una expresión tan mundana y tan democrática de nuestro cuerpo parece inspirar nuestros comportamientos más primitivos, unas veces, otras los más rabiosamente rebeldes o trascendentales. Y así, entre las pintadas de urinario nos encontramos con dos grandes grupos: las referidas a nuestras más bajas pasiones y necesidades y las pintadas que suman a ello un componente filosófico, político o escatológico. “Escatológico: referente a los excrementos y suciedades”, dice el diccionario, pero también: “Escatológico: relativo a las postrimerías de la vida de ultratumba”. Una síntesis de ambos significados la encontramos en la siguiente sentencia de retrete, que podía haber firmado cualquier escritor existencialista:

La vida es un mar de mierda

que tienes que cruzar nadando

El que no sabe nadar

tiene que cruzar tragando

Pero ¿qué es lo que despierta en los baños públicos al poeta que todos llevamos dentro, ese que sólo asoma por el tercer ojo para componer una mierda de pareados?:

Aquí se caga, aquí se mea

y aquí Fulanito de Tal se la menea

En lo tocante –también nunca mejor dicho– al primer grupo de pintadas, aquel en el que abundan verbos como cagar, chupar o menear, muchas veces es evidente que la musa es aquello que el artista tiene en ese momento entre las manos. “Dale gracias a dios, hermano, que lo que tienes en la mano, no lo tienes en el ano” , dice otro verso. Y también el propio acto fisiológico en sí, que inspira elevadas rimas en las que incluso se incluye la máxima latina de enseñar deleitando: “Caga bien, caga contento, pero caga dentro” , y que en los baños de mujeres se ha llegado a encajar algo forzadamente: “ Caga bien, caga contenta, pero caga dentra” . Porque, esa es otra, que se sepa, sólo existen baños mixtos en la oficina de Ally MacBeal, lo cual en el tema que nos atañe da pie a un montón de incongruencias. Por ejemplo, ¿por qué se escriben mensajes con contenido pornográfico, se dejan números de teléfono –generalmente ajenos– que, salvo en el caso de que seas un camionero bigotón con gorra de cuero, sólo leerán personas con tu misma condición sexual?

Otras veces la fibra poética es inversamente proporcional a la falta de otra fibra en nuestra alimentación. El mundo de los poetas de retrete debe de estar lleno de estreñidos, de lo contrario no se entienden algunas altas cimas de la lírica escatológica, que sólo pueden ser el resultado de un proceso creativo que exige su tiempo. Por ejemplo:

Al llegar este momento

Me pongo a pensar

Lo caro que está el sustento

Y en lo que viene a parar

Y otras más ordinarias, del tipo “Pruebe la mierda, 20.000.000 de moscas no pueden estar equivocadas” , que sin embargo alguien se ha tomado la molestia de escribir con un proceso artesano, como es, por ejemplo, el del mechero y los circulitos negros en el techo (bueno, igual una más corta).

Las técnicas para dejar constancia de que alguien pasó por un urinario van desde el susodicho mechero, que será todo lo artesano que se quiera pero nada práctico, sobre todo si hay sistema contra incendios, pasando por la talla a navajazo, hasta el socorrido rotulador, con el que incluso algún que otro legendario grupo punk, como los malogrados Eskorbuto, forjaron su leyenda en miles de letrinas en las que dejaron junto a su firma y una jeringuilla algunas de sus terribles frases: “Prefiero morir como un cobarde que vivir cobardemente” , “Venga la guerra, sobran estúpidos” , etc.

Lo que ya no se lleva mucho en los baños es aquella suerte de performance coprógrafa que era escribir con la escobilla.

Afortunadamente.

La pintada política, al menos la pintada política inteligente, como si esos dos términos, política e inteligencia, sufrieran incompatibilidad de caracteres, tampoco está de moda, al margen de esa esgrima de la estupidez humana en la que se intercambian acometidas como “Vascos de mierda” o “Puta España” . Una auténtica pena porque todos nos sentamos alguna vez en el trono e incluso a los reyes les toca empujar. No existe mayor expresión de la democracia que ir al baño, y esa reflexión sin duda podría ayudar a reivindicaciones más inspiradas. Uno, por ejemplo, se imagina a algunos presidentes de gobierno en el baño, y todavía se convence mucho más de que las guerras son una mierda apestosa y de que no las declaran elegidos o salvadores del mundo, sino personas que como otra cualquiera también disparan pedos como bombas (y viceversa, desgraciadamente).

Pero no es sólo la pintada política la que se encuentra en vías de extinción, sino que la pintada letrinera en general, la rima cuartelera, el dibujito soez, las réplicas y contrarréplicas a lo largo de la puerta del baño que culminan con un “siéntate que estás cagando fuera” están siendo esquilmadas por los baños de diseño. Cada vez más los baños de los bares ya no son un lugar en el que explayarse, sino rincones algo exclusivos, que acongojan un poco, a los que hay que entrar con un máster sobre cómo tirar de la cadena o no confundir el lavabo con la taza. Baños con los que no pegan nada lemas como “ Más de tres sacudidas es paja” o “Cagar da gusto, oler da pena, no seas cabrón y tira de la cadena” . De momento nos quedan los retretes de fábricas, centros comerciales, institutos y universidades, estaciones de autobuses, feudos en los que la literatura de urinario parece resistir. Pero ¿qué haremos si estos también caen? ¿Deberemos resignarnos a que las rimas ramplonas con sus correspondientes faltas de ortografía sean exclusivas de los libretos de CD musicales? ¿Serán los bares de carretera, como el de “Dos tontos muy tontos”, una especie de cuevas de Altamira de la pintura de cuarto de baño? ¿Aparcarán a sus puertas las excursiones del Inserso para rememorar lo que fue un día nuestra civilización? ¿O por el contrario defenderemos esta arraigada rama de la cultura popular a golpe de tinta indeleble? Como dirían unos expertos en el tema, Eskorbuto: De ti depende.

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