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Club de lectura de verano 2022

Ago 29, 2022   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL, de Ramón J. Sender

Biografia de Ramón J. Sender

Me temo que la novela de la que nos ocupamos esta semana, seguramente la más conocida de Ramón J. Sender, el popular autor oscense, hoy en día sería desechada sin contemplaciones por la mayor parte de editores y agentes literarios. La considerarían demasiado corta, con unas hechuras escuchimizadas para competir en estanterías y escaparates con los aplastantes best-sellers, con las musculosas novelas de romanos o de policías o con los tochos firmados por presentadoras de televisión, cocineros o directores de la Oficina del Español. Y además, ¿a qué precio vendes un libro tan delgadito para que sea rentable económicamente? Eso te dirían. O en otras palabras: donde estén destacadas contribuyentes al mundo de la literatura como Paz Padilla que se quiten los equivalentes actuales de El viejo y el mar, de Hemingway, La Perla, de John Steinbeck, Seda, de Baricco, El balneario, de Carmen Martín Gaite, etc.

Una anatomía perfecta
Réquiem por un campesino español tiene cincuenta o sesenta páginas. En la mayoría de sus ediciones ocupan más los estudios introductorios que la propia novela. En realidad, podríamos decir que es más bien una novela corta, o un cuento largo, o que está en tierra de nadie, a medio camino entre ambas cosas. Da lo mismo. La novela tiene la extensión que necesita, ni más ni menos. La que le pide el cuerpo, que para eso su anatomía literaria es perfecta.

Publicada en 1953, apareció por primera vez en México con el título de Mosén Millán, uno de los protagonistas principales de la obra. El otro es el joven Paco el del molino, cuya misa de réquiem aguarda para celebrar Mosén Millán en una iglesia vacía, a la que solo acudirán quienes propiciaron un año atrás la detención y posterior fusilamiento del mozo en el pequeño pueblo en que transcurre la acción. Durante esa tensa espera el cura rememora la vida de Paco, que ha crecido a las faldas de su sotana, ha sido de niño su monaguillo, a quien ha casado, al que ha intentado hacer desistir cuando se ha enfrentado a los señoritos y terratenientes del pueblo, a quien finalmente ha visto morir, o, mejor dicho, ser asesinado, después de que él mismo lo haya delatado… 

Un trágico final que de manera paralela a los recuerdos de Mosén Millán se anticipa en el romance popular, las coplas que va intercalando en la narración el monaguillo que asiste al cura en la misa de réquiem y que dibujan la figura del héroe, Paco el del molino, y su muerte digna, fiel a sus principios, frente al silencio, la pasividad y la falta de arrepentimiento del sacerdote, como símbolo del papel cómplice de la Iglesia durante el golpe militar. 

Réquiem por un campesino español by Ramón J. Sender

La complejidad de lo sencillo
Esos diferentes planos desde los que se nos cuenta la historia se sobreponen de una manera prodigiosa. Sender nos hace pasar de uno a otro sin que se note el cambio de marcha, del mismo modo que con una facilidad pasmosa es capaz de en apenas unas páginas, con solo algún detalle —por ejemplo, una frase puesta en boca de alguno de los personajes: “En Madrid pintan bastos”— resumir los acontecimientos políticos que sacuden a España: la llegada de la República, la colectivización de las tierras, la reacción fascista, las delaciones, las detenciones y ejecuciones… Una transición que recuerda a esa emocionante escena de Up, la película de dibujos animados, en la que en apenas uno o dos minutos vemos pasar ante nuestros ojos toda la vida de Carl Fredricksen, el anciano vendedor de globos.  

La aparente sencillez con que narra Sénder se apoya, no obstante en un dominio de complejos recursos literarios como el mencionado antes, la intercalación, a modo de cantar de gesta, del romance en boca del monaguillo, o la presencia de una especie de coro griego que en la novela forman quienes acuden al “carasol”, ese mentidero en el que todo cuanto acontece en el pueblo adquiere resonancia, se transmite como a través de un teléfono roto o para el caso una red social de hoy en día, magnificándose, deformándose, manipulándose y asentando como verdad lo que a menudo es pura patraña. En ese carasol, además, nos encontramos con la Jerónima, un personaje cómico —o tragicómico, más bien— y asalvajado, cuyas intervenciones contribuyen a rebajar la tensión dramática: “Soltera, pero con llave en la gatera”, se define, por ejemplo, a sí misma.

Libre e indomable
Y está además el uso de símbolos y alegorías: el potro de Paco, entrando triunfante en la iglesia y paseándose libre e indomable ante Mosén Millán y los terratenientes; el coche del oportunista don Cástulo, que sirve tanto para transportar al joven campesino a su viaje de novios como para llevarlo al paredón; los acompañantes de Paco en el momento de su asesinato, que recuerdan a los dos ladrones que flanquean a Cristo en la cruz… 

No es esta última la única ocasión en que se contrapone la figura del joven, como una representación de los auténticos valores del cristianismo, a los de la iglesia, como institución posicionada a favor del poderoso y enemiga de los pobres. De hecho, los valores morales de Paco, sus anhelos de justicia social y su preocupación por los desfavorecidos, se despiertan cuando siendo monaguillo acompaña a Mosén Millán para dar una extremaunción hasta unas humildes cuevas del pueblo cuya miseria impresiona al muchacho, mientras deja indiferente, por el contrario, al sacerdote. 

Artefacto literario
Tal vez por todo ello, por no arrebatarle al verdadero héroe de la novela su merecido protagonismo, Sender desplaza finalmente del título original a Mosén Millán, a pesar de que la figura de este sea el eje alrededor del cual gira la obra, y la misma será finalmente nombrada como todos la conocemos hoy en día, Réquiem por un campesino español, un título con un eco mucho más épico, al que, por buscarle un inconveniente, habría que reprochar que de todos modos el tono en que es narrada la novela está alejado de toda solemnidad y la lectura de la misma resulta en todo momento deliciosa y nos conduce con una naturalidad en el fondo terrible al corazón de la tragedia.  Réquiem por un campesino español fue llevada al cine en 1985 por Francesc Betriu, con un reparto de lujo (Antonio Banderas, Fernando Fernán Gómez, Antonio Ferrandis…, incluso Labordeta se cuela en el reparto, interpretando al pregonero), que, sin embargo, se encuentra con la desventaja insuperable de tener que competir con el libro, un artefacto literario perfecto,  a pesar de su longitud, o que precisamente se vuelve todavía más valiosa por ello, y convierte a esta novela de Ramón J. Sender en una pequeña obra maestra. 

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