Ya sé que está muy mal contar el final de un libro, pero así, con esta canción de Sinatra, es como termina mi diario «Dios nunca reza», que presentaré el próximo día 29 de septiembre, a las 11:30, en la librería Auzolan de Pamplona.
BASKET-FICCIÓN El All Star de las obras literarias inspiradas en el mundo del baloncesto
Un balón rodando por al aire, trazando una parábola perfecta. Todos los ojos clavados en la canasta. El luminoso marcando una diferencia de un punto entre un equipo y otro. La respiración contenida de todo el pabellón, como un gran animal. El balón que toca el aro, gira dentro de él, una, dos veces, decidiendo caprichosamente cómo repartirá la suerte…
Podría ser un buen arranque para una novela, o el final de un cuento. El baloncesto reúne todas las condiciones para ser un deporte literario: las emociones llevadas al límite, su plasticidad (qué grandes poemas habrían escrito Marinetti o Apollinaire con un mate de Jordan, una asistencia de Magic Johnson, una bandeja de Julius Erving… o con una bomba de Navarro). Sin embargo, a diferencia de otros deportes como el fútbol o el ciclismo, que han inspirado cientos de novelas y relatos, o como el boxeo, que constituye casi un subgénero literario,apenas se conocenobras de ficción sobre baloncesto.
The basketball diariesparece la referencia obligada. Novela autobiográfica del poeta y músico punk neoyorkino Jim Carroll, narra el proceso autodestructivo de un estudiante católico y heroinómano, al que interpretó en la película Diario de un rebeldeun increíble (al menos como jugador de baloncesto) Leo Di Caprio.El baloncesto y las drogas o el alcohol como válvulas de escape adolescente, la misma combinación que aparece en algunos de los libros de Sherman Alexie, como El indio más fuerte del mundo o Diez pequeños indios. Alexie relata en ellos la vida cotidiana de los indios spokane, tribu a la que él mismo pertenece. En sus páginas Jesucristo nace y crece en una reserva india, hay grupos de blues formados por pieles rojas o estos sueñan con escapar a su destino, al racismo y al alcoholismo, convirtiéndose en estrellas de la NBA, mientras en las canchas, y en la vida real, los jugadores a los que se acercan los humillan con frases como “¿Por qué vienes detrás de mí? No tengo tu cheque de la seguridad social”.
El baloncesto, en la ficción literaria, va frecuentemente unido al fracaso, a perdedores como el caótico Conejo, de John Upidke, vieja gloria del baloncesto que ahora se gana la vida vendiendo la peladora de patatas MagiPeels; a jugadores que sienten amenazada su estrella, como Jayjay Johanssen (sí, casi como el músico sueco), el único blanco titular en el equipo de la Universidad de Dupont,en Soy Charlotte Simmons de Tom Wolfe; o a deportistas retirados por culpa de fatídicas lesiones, como Myron Bolitan, el detective de las novelas negras de Harlan Coben.
La novela negra y el baloncesto se cruzan también en La bicicleta de Leonardo, de Paco Ignacio Taibo II, en donde el protagonista investiga el secuestro y robo de un riñón de una aguerrida jugadora de baloncesto norteamericana; o en la novela juvenil Muerte a seis veinticinco, de Joan Cervera, Premio Edebé 2009, en cuyas páginas se investiga el asesinato de la mujer y el hijo de un jugador del Joventut de Badalona.
Son estos libros, no obstante, “rara avis” en nuestras letras, al igual que Quinta personal, de Montserrat Torrecilla, obra que ganara en su día (1985) el premio de literatura deportiva Don Balón. En la literatura en castellano cuesta tanto encontrarse con baloncestistas o aficionados al deporte de la canasta casi tanto como con barrenderos o dependientas. Sin embargo, si el baloncesto como materia literaria no es aparentemente muy fructífero, sí ha nutrido a la literatura desde sus filas de un buen puñado de autores: jugadores, entrenadores, periodistas, incluso árbitros han escrito libros de ficción, después de colgar las botas. Francisco Gallardo, médico sevillano especializado en medicina deportiva (fue médico en la selección absoluta con Antonio Díaz Miguel) es autor de El rock de la calle Feria, novela de carretera e iniciación (un viaje a Amsterdam para ver un concierto de Bob Marley); Gallardo, además, fue compañero en la selección juvenil de Epi, Romay o Iturriaga, y precisamente “Itu”, el hoy comentarista televisivo y otro viejo rockero del baloncesto ibérico, Corbalán, participaron con sendos cuentos en la antología Relatos del deporte; Aitor Zárate, ex de varios equipos ACB, publicó un thriller de abogados y representantes de deportistas en La trampa del oso (además es autor de varios best-seller de libros de autoayuda); Julián Sánchez Romero escribió una novela de intriga, El anticuario, en la primera de sus diez temporadas como árbitro; el periodista Paco Rengel, especializado en baloncesto, firmó ADN, una novela con tramas sobre la memoria histórica y el periodismo deportivo;Joan Plaza, actual entrenador del Cajasol, publicó siendo técnico del Real Madrid Las mantas de Angelina (y “obligó” en la presentación del libro a algunos de sus pupilos, como Felipe Reyes, a bloquearle el rebote ante la prensa)… Y Phil Jackson, el legendario entrenador de los Lakers, no escribe novelas, pero las “recomienda” como motivación a sus jugadores. A Pau Gasol le tocó 2666, de Bolaño. Y el propio Bolaño, narra en Los sinsabores del verdadero policía un onírico Barça-Real Madrid, con los jugadores de su equipo con las extremidades desdibujadas y Arvidas Sabonis, en el conjunto rival, como único baloncestista visible y reconocible, amo y señor de la pista. Parece ser que, respecto a ese apabullante dominio lituano, en esta ocasiónBolaño no fue un visionario.
La semana que viene Alberdania publicará mi nuevo libro, el dietario Dios nunca reza, y el que quiera leerlo tendrá que comprarlo, porque en las bibliotecas, al menos en las de Navarra, va estar complicado pillarlo. A partir de hoy, como alertan en el Facebook de algunas bibliotecas públicas, el presupuesto no ejecutado para adquirir fondos queda cancelado. Total, para qué, para qué vamos a gastar en libros y en profesores y todas esas chorradas, estamos en crisis, hay que ahorrar, o es que todavía no os habéis enterado. Venga sí, ahora poneros una flor en el pelo y saltar que por qué no recortan en otros sitios, por ejemplo, en el Ministerio de Defensa. Después, cuando vengan los árabes, y los chinos, o los extraterrestres a invadirnos, y a sodomizar a nuestras mascotas, ¿quién os va a defender, eh, quién, y qué vais a hacer, tirarles un librito de esos? ¿Un libro te va salvar la vida? Del presupuesto de Defensa, y de todas sus derramas, en I+D, Industria, etc, no se toca nada, ¿entendido? ¿Qué? ¿Quién levanta el dedo por allí? ¿Que por qué no hacen como con la sanidad, las facturas informativas? ¿Para qué quieres saber tú cuánto te cuesta a ti mantener un soldado, o un antidisturbios, comprar un caza…? Anda, anda, calla, hablador, no te metas donde nadie te ha llamado. El ejército, las fuerzas armadas, la guardia civil, la casa real, eso ni se toca, mira si no el puro que les vamos a meter a esos graciosillos de Alsasua, que se mofaron de todo ello, y además ahora que están en fiestas, y tienen un alcalde de Bildu, así aprovechamos y echamos un poco de humo, que todavía nos queda… Hala, a callar, y si no, si no te te gusta, te compras el libro nuevo del Patxi Irurzun ese, Dios nunca reza, y nos dejas tranquilos un rato.
Hay una crisis muy gorda. Ah, que ya lo sabiáis. Pero yo de la que estoy hablando es de la del Gobierno de Navarra. Los socialistas navarros, gracias a los cuales gobierna la derecha de UPN en la comunidad foral, y a cambio de unos cuantos sillones, pues los socialistas navarros se han enfadado porque sus socios les han puesto los cuernos. UPN y PP irán de la mano el próximo 20-N gritando al unísono ¡que vienen los vascos, que vienen los vascos! Y, claro, los socialistas han acusado a la presidenta Barcina, que antes fuera alcaldesa de Pamplona y algún día será ministra de lo que le toque, de deslealtad. Dicen que en esas condiciones no pueden apoyar el actual gobierno. Y que ellos también están en crisis. Una crisis muy gorda. Una crisis que durará dos telediarios porque a ver cómo se hace para no apoyar a un gobierno del que forman parte y cuyos sillones, ojalá me equivoqué, no van a dejar de estar pegados a sus culos. No sé cómo no les da vergüenza hablar de crisis con la que está cayendo. La política está llena de corsarios con pabellón de conveniencia y de apandadores. Todo esto para contar, que es lo que me importa, que en la página Cuentos para ebook han colgado mi ya legendario cuento Ese Tocho, protagonizado, entre otros, por una alcaldesa de Pamplona. Lo podéis descargar en formato PDF y en MOBI y EPUB, que no sé que es pero que suena muy modenno. Un nuevo avatar para este cuento con vida propia (censurado en prensa, recuperado para una antología, traducido al italiano…). Espero que os guste.
Señores directores de periódicos. Para ahorrarles trabajo, estos son los asuntos sobre los que me interesa hablar en las columnas que tarde o temprano ustedes vendrán a ofrecerme: televisión, rocanrol, baloncesto… En lo del baloncesto tengo mi curriculum, yo fui una estrella infantil y cadete, como atestigua la foto de arriba, en la que aunque no se aprecia muy bien, ni tampoco la melena que me llegaba casi hasta el culo, soy el primero de abajo por la izquierda. Ese día creo que metí once puntos y otros tantos al Spartak de Praga, en el mismo campeonato. También me dieron en otra ocasión la medalla al mejor jugador en el Torneo de navidad de minibasquet. Me pongo nostálgico estos días viendo el eurobasket. Todo el asco que me da la selección española de fútbol lo compenso con mi entusiasmo por Gasol, Navarro y compañía. Todos guardamos muertos en el armario. Cuando era pequeño yo era del Madrid de Ituarriaga, Corbalán, Delibasic… Romay me ponía malo y Del Corral también, pero me hacía gracia su estilo garrulo y patoso. Ahora estoy totalmente desconectado, no sé en qué equipo juegan Llul ni Victor Sada, pero me pongo al día pronto, señores directores, no se preocupen. Ayer mismo vi un Finlandia-Rusia por Marca TV y como era un resumen y ponían las mejores jugadas solo salían triples limpios,zas, y estratoféricos aliups. Y se me ocurrió una tontería. El baloncesto ha progresado mucho en los últimos años, técnicamente. Romay, por ejemplo, nunca habría metido un triple y hoy cualquier pivot de dos veinte se anima y encesta una de tres. De hecho, creo que esa depuración en la técnica de tiro, ha mermado un poco la gracia del juego, este se articula demasiado buscando el tiro exterior. No hay más que ver como anda, como alma sin pena, Ricky Rubio. La gansada que se me ocurrió fue que quizás llegara un día en que apenas hubiera fallos, y los partidos los perdería aquel equipo que hubiera errado una sola canasta, con el trauma y la responsabilidad que eso supondría para el autor de la pifia. Podría darse el caso de empates (hubo un tiempo en que los partidos podían acabar en tablas, creo) y en ese caso estos se desharían por una cuestión estética. El que hubiera conseguido las canastas más espectaculares, ganador. El baloncesto así lindaría con el arte. En fin, vamos a ver qué pasa hoy contra Serbia y cómo andan los bases (yo era base). Otro día hablamos de eso.