ON THE ROAD: SALAMANCA
Hoy nos hemos ido de vacaciones.Yo, como estoy en paro, no tengo esa sensación de salir a la carretera y dejar atrás todo (un ratito). Pero bueno, siempre hace ilusión, y hay nervios y esas cosas. Nuestro destino: Aldeacentenera, en Cáceres, con una paradita previa de dos días en Salamanca que es donde estamos ahora. Nos hemos levantado a las cinco, para evitar el calor y que los niños durmieran durante el viaje y… ¡tira millas! La cosa ha comenzado mal. Nada más salir el coche ha golpeado algún animalillo, creo que un pájaro. ¡Clonc! He sentido una congoja… Y luego encima hemos parado en un área de servicio y había todo cabezas de animales disecados por las paredes. Y en la antena del coche unas cuantas plumas pegadas y sangre. Sí, era un pájaro. El Córdoba parecía el autobús de Ken Kesey, con ese penacho tan jipi. Podía haber sido también una cola de conejo, o una garra de gato. En verano siempre me parece que hay muchos más animales muertos sobre la carretera.
Después, hemos llegado a Salamanca y estaba invadida por una horda de cristianos brasileños, que enarbolaban banderas y danzaban un baile tribal en círculo ocupando toda la plaza mayor. Están por todas partes, hostia (esto es para adecuar el lenguaje al tema), y yo me pregunto una cosa, bueno dos. Uno: ¿qué pasaría si nos plantaramos trescientos o cuatrocientos, qué se yo, escritores sucios y nos pusiéramos a bailar «Manolo Rastamán» en esa misma plaza? Que nos corrían a gorrazos, me parece a mí. Y dos: ¿lo del Papa no era hoy, pero en Madrid?
Bueno, luego hemos hecho algo de turismo, el huerto de Calixto y Melibea, la cueva de Salamanca, etc, y derrengados hemos vuelto al hotel con alguna empanada y algo del McDonalds. Hace un calor que los pajaricos se quedan fritos en las aceras, pero me he dado cuenta de que. aunque el sol quedaba a mis espaldas, yo no tenía sombra. Mañana más.
Después, hemos llegado a Salamanca y estaba invadida por una horda de cristianos brasileños, que enarbolaban banderas y danzaban un baile tribal en círculo ocupando toda la plaza mayor. Están por todas partes, hostia (esto es para adecuar el lenguaje al tema), y yo me pregunto una cosa, bueno dos. Uno: ¿qué pasaría si nos plantaramos trescientos o cuatrocientos, qué se yo, escritores sucios y nos pusiéramos a bailar «Manolo Rastamán» en esa misma plaza? Que nos corrían a gorrazos, me parece a mí. Y dos: ¿lo del Papa no era hoy, pero en Madrid?
Bueno, luego hemos hecho algo de turismo, el huerto de Calixto y Melibea, la cueva de Salamanca, etc, y derrengados hemos vuelto al hotel con alguna empanada y algo del McDonalds. Hace un calor que los pajaricos se quedan fritos en las aceras, pero me he dado cuenta de que. aunque el sol quedaba a mis espaldas, yo no tenía sombra. Mañana más.
PD: ah, la compra del día: en un puesto de libros de segunda mano me he pillado por dos euros una novelita juvenil de Jim Dodge titulada ‘Jopa’. Andaba detrás de algo de este escritor desde hace tiempo. Tiene muy buena pinta. Y creo que es un libro robado, porque lleva el sello de una biblioteca pública.
Etiquetas: on the road