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ENTREVISTA A FERNANDO L. CHIVITE

Jun 28, 2021   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
Foto: Gara 27/06/21

“SOMOS UNA ESPECIE INTERESANTE, SI NOS MIRAS CON BUENOS OJOS”

Fernando L. Chivite vuelve a la novela con Cada cuervo en su noche, una vuelta de tuerca en su narrativa, sumando a su estilo ingredientes como el humor, el porno naif,  o la novela de carretera, en una obra con la que ha buscado una celebración de la vida.

Patxi Irurzun / GARA/NAIZ 27/06/21

El autor iruindarra escribió Cada cuervo en su noche tras jubilarse, en busca de una nueva actitud ante la vida más alegre y más libre. El resultado es una novela, a ratos, loca y gamberra, pero en la que sus lectores tampoco echarán en falta los rasgos característicos de su escritura (la experiencia autobiográfica, el intimismo, el lirismo -Chivite, por cierto, acaba de publicar también su poesía completa: “Una cuestión de equilibrio”-)… Cada cuervo en su noche, editada por Pamiela,  es su octava novela, después de otras como La fuga de todo, Sebas Yerri o Insomnio (con la que ganó en el Premio Café Gijón en 2006).

-¿Se ha divertido mucho escribiendo esta novela?

Sí, no sé cómo sonará eso. Ya lo dije el día de la presentación. Supongo que se me escapó, pero es cierto. Por eso escribimos, creo yo. Porque en la escritura hay emoción. Y eso es lo mejor. Uno escribe para sacudirse el miedo y para entender mejor el funcionamiento del mundo. Es un modo de reflexionar. Pero también es divertido. Algunos piensan que escribimos por dinero, qué ingenuidad tan fanática. Escribimos sobre todo porque nos lo pasamos bien.

-Ha afirmado que con esta novela ha intentado reinventarse, buscar un nuevo registro o voz… ¿Por qué? ¿Sentía la necesidad de cerrar una etapa, de romper con su anterior obra?

No, no, yo no quiero romper nada, pero sí quería evolucionar. Quería darle una vuelta de tuerca a mi vida. A mi actitud ante la vida, quiero decir. Quería ser más libre, más alegre. O sea, aprovechando que acababa de jubilarme, pensé que estaría bien reírse más.

-Sin embargo, la novela, supongo que es inevitable, también evoca en ocasiones a otras suyas anteriores, a mí me recordaba por ejemplo -aunque en este caso suma el tono humorístico, incluso gamberro- a La fuga de todo: el personaje de Ixabel y aquella chica extranjera, el viaje o la novela de carretera, el psiquiátrico…

Es verdad, te has dado cuenta. Hay un planteamiento inicial similar, el narrador se sitúa en un psiquiátrico y cuenta una historia que ocurrió en su juventud. Pero aquella era una novela existencialista, muy influida por El extranjero de Camus, y esta, como se dice en la contraportada, es la comedia romántica de un perdedor y está escrita con descaro e irreverencia. Pero es cierto que también avanza con la estructura de la novela de carretera. La idea del viaje, de la búsqueda, de la huida hacia adelante es siempre la gran metáfora de la vida humana.

-A pesar de ese tono desenfadado y divertido, el narrador de la novela afirma que lo que está haciendo al escribirla es una purga del corazón ¿lo ha sido también para usted?

Sí, siempre es así. La escritura tiene ese efecto purgante, es inevitable. Y muy higiénico. Quizá sea esa una de las motivaciones más honestas de la escritura, el intentar apaciguarse uno. Cioran opinaba que había que surtir de folios y lápices a los locos, creía en el efecto placebo de la escritura. Y estoy de acuerdo. Se lo recomiendo a cualquiera. Ser capaz de contar la propia historia con un mínimo de coherencia y cierta gracia es un placer y ayuda a conocerse a uno mismo, que no es ninguna tontería.

-Aunque quizás esta es una novela menos autobiográfica o autorreferencial que otras suyas, ha dicho que en realidad está contando su propia historia de amor, ¿le ha resultado difícil, ha sentido pudor?

Cuando se escribe no se siente pudor, ya sabes, estás probando. Estás jugando, en realidad. Estás haciendo literatura. La literatura está por encima de ti y de tu pequeña vida. Es un arte. Intentas adornar un poco las cosas, las estilizas, las retuerces, añades colorido, luces, un poco de animación. Para hacerlo todo más ameno, claro. Pero, en el fondo, uno siempre cuenta su propia historia. Aunque no quiera. Es cierto que, por consejo de los editores, me animé a introducir algunas escenas pornográficas, pero son humorísticas y tiernas. Yo lo denomino pornonaif. Y me gusta el resultado. Es dulce, cómico y canalla a la vez. No hay que olvidar que el narrador está internado en un centro de salud mental y se supone que tiene algunos sesgos cognitivos.

-Comentó al presentar el libro que pretendía con él una celebración de la vida y en la propia novela el personaje menciona su intolerancia a la infelicidad y la necesidad de autoengañarse (antes de que lo hagan los demás). Bueno, en concreto escribe: “Autoengaño y masturbación son dos condiciones necesarias para la felicidad”. No sé si eso podría ser incluso una definición de la escritura…

No está mal. No lo había pensado, pero sí. Autoengaño y masturbación, entendiendo ambas cosas en el buen sentido, naturalmente. Que lo tienen. Pero lo de la intolerancia a la infelicidad es importante. Yo la he sentido toda mi vida. He necesitado ser feliz y lo he sido, ¿qué más puedo decir? Hay que celebrar la vida siempre. Mientras se pueda. No creo que sea nada difícil. Al contrario, creo que es lo más fácil del mundo. Creo que todo el mundo es moderadamente feliz y que, en contra de lo que a veces pueda parecernos, la gran mayoría de la gente sabe ser feliz. Somos una especie muy interesante, si nos miras con buenos ojos. Empezamos viviendo en cuevas, como los osos, y mira la que hemos montado. Fíjate en la música, por ejemplo. Ya solo por eso ha merecido la pena la evolución de las especies, ¿no te parece?

-A lo largo del libro intercala múltiples citas de filósofos, no sé si alguna incluso apócrifa… de tal manera que el libro se convierte también en un pequeño libro de citas. ¿Cómo surgió ese recurso?

Me encantan las citas de autores de todos los tiempos. Darles la vuelta y todo eso. Vamos a ver, las citas son todas verdaderas. Al menos, mientras no se demuestre lo contrario. Puede que algunas no sean literales porque la mayoría están citadas de memoria, pero todas ellas son tesoros y contienen grandes verdades de la sabiduría humana. O de la estupidez humana que también es muy prolífica. Como esa de un presocrático griego que dice que solo los idiotas creen en la realidad del mundo. Yo estoy de acuerdo con eso. No sé muy bien lo que significa, pero estoy completamente de acuerdo.

-Después de esta novela, ¿cree que seguirá por ese camino, recuperará esta nueva voz o registro?

Me temo que sí. Es decir, eso espero. Aunque nunca se sabe. Después de 40 años escribiendo, he adquirido un cierto estilo propio, es normal, pero el estilo también evoluciona, intenta adaptarse a los nuevos tiempos. Mientras se está vivo, por supuesto. Porque eso es lo bueno, estar vivo.

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