• Subcribe to Our RSS Feed

Kutxi Romero y Kike Suárez “Babas” publican en “La sangre al río” el making of de una amistad

Dic 17, 2020   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en Naiz/Gara (04/12/2020) Texto: Patxi Irurzun. Fotos: Fernando Lezaun

En La sangre al río los dos músicos sacan del cajón cartas personales, entrevistas, prólogos del uno para los libros del otro y recuerdos acumulados a lo largo de veinte años de amor y admiración mutuos. El escritor Patxi Irurzun, amigo de ambos, emula el carácter epistolar de la obra en esta entrevista a tres bandas realizada a golpe de email. La sangre al río ha sido editado por Desacorde ediciones y cuenta con una introducción de Kike Turrón, quien también acaba de estrenar trabajo, el disco-libro: Bailar, de eso se trata

De: Patxi Irurzun
A: Kutxi Romero

Salud, compadre: Espero que recibas por aquí, porque me consta que tú y las tecnologías no os lleváis muy bien. Te escribo para que me cuentes algo sobre el libro que ha sacado a pachas con Kike Babas. «La sangre al río», una exaltación de vuestra bonita y duradera amistad.  Por cierto, y para empezar, ¿cuándo conociste tú al Babas?

De: Kutxi Romero
A: Patxi Irurzun

Patxi, cari: Siempre he tenido un olfato especial para saber cuando estoy ante un mirlo blanco. En el caso que nos ocupa eran dos: Babas y Turrón. En el año 99 del pasado siglo, cayó en mis manos el libro Nadie come del aire, que se transformó en mi Biblia particular. En sus páginas aullaban unos personajes de Hortaleza, que aún yo no sabía de carne y hueso, que alardeaban de sus conquistas, fracasos, emboscadas y un sinfín de pillajes en el mundo del artisteo que me fascinó, cosa fácil por otra parte, ya que, aunque yo de aquellas ya tenía veinticuatro años, nunca había salido del pueblo.

No sé quien, supongo que el escritor Óscar Beorlegui, que también es especialista en coleccionar ratones rojos, me informó de que los dos mirlos tenían un grupo, King Putreak, y que tocaban en el bar Terminal de Iruña en los días venideros junto a Josetxo Ezponda, otro que tal bailaba, y hacia allí me encaminé con mi libro debajo del brazo para ponerles cara a aquellas cataratas de tinta que me habían nublado la vista en las últimas semanas. Y vaya si se las puse. Tengo vagos recuerdos del momento, ya que el concierto me importaba poco. Yo lo que quería era que terminase cuanto antes para que me firmaran el artefacto, quizá darles la mano y salir corriendo antes de que se me escapase el último autobús a Berriozar. Y, como no podía ser de otra forma, el autobús se fue sin mí, ya que me quedé observando atónito cómo funcionaba la química entre aquellos seres de otro mundo. La química en sus dos acepciones, entiéndase. Lo mío con Babas, dígase nuestra amistad, en ese aspecto es mucho más completo, ya que yo de química, en el sentido literal de la palabra, tengo mínimas nociones. Soy más de física. Así que, entre los dos, creo que podemos abarcar la asignatura completa.

Y en esas llegó el primer concierto de Marea en Madrid. El público lo conformaban seis personas, en la sala Hebe, y entre ellas estaba el Turrón, al que bombardeé a preguntas y rendí pleitesía ante sus vivencias noveladas junto a mi compadre Babas, con la esperanza de poder conocerlos en algún vis a vis más tranquilo y sin tanta química propiamente dicha. El destino, o Marino Goñi, jefe de la discográfica GOR, que en este caso viene a ser lo mismo, hicieron que ficharan por la misma compañía en la que estábamos Marea en ese momento y, a partir ahí…. todo lo que sucedió se relata en el libro que nos ocupa.

Foto: Fernando Lezaun

De: Patxi Irurzun
A:  Kike Babas

Kaixo, Kike: ¿Qué tal estás? Te envío este primer email para hacer una interviú epistolar, a tono con el libro, a tres bandas con el compadre Kutxi (a quien ya le he escrito un email) sobre vuestra criatura «La sangre al río», fruto de vuestro ya largo idilio y no menos prolongada y poética felación cuya semilla habéis derramado sobre esas páginas, para gozo de todos los que admiramos las carnes esculturales de vuestras canciones y versos. Si te parece bien te envío entre hoy y mañana algunos correos, a ver si puedes contestármelos antes del miércoles, que Kutxi se va por ahí a romper perímetros (creo que a presentar en Madrid el libro contigo, precisamente) .Ya me dirás. ¿Cómo va todo, por lo demás?

De: Kike Babas
A: Patxi Irurzun

Estimado Patxi, será para mí un placer ir respondiendo tus mails en esta entrevista epistolar a tres manos, me parece una idea original, coherente con el tipo de libro y acorde con tu imaginativa creatividad. Sabes bien que el idilio entre Kutxi y yo viene de largo, aunque no aseguraría que nuestras mutuas felaciones hayan aportado algo a la poesía. Aguardo pues tus misivas. Por lo demás, acá por la sierra madrileña se va llevando, asimilando la vida pandémica,entre «confitamientos» y «protolocos», encontrado en la escritura la manera de no volverme loco o quedarme tonto. Sé que andas puliendo tratados de hortografía, he oído que es buen material, así que, vicioso que es uno, ya haré por tener mi dosis.

Lotta love. K.B.

Foto: Fernando Lezaun

De: Patxi Irurzun
A: Kike Babas

Kike, el de la voz profunda, ahí va otro email para la entrevista, con una pregunta. Creo que has comentado en algún sitio que la «La sangre al río» viene a ser como un making of de una larga amistad… Incluso confiesas que al principio, la primera vez que escuchaste Marea no te hizo especial tilín, que les pusiste los cuernos con Estopa, pero ¿cómo te conquistó Kutxi? Por lo demás, esa amistad también se fue fraguando lenta pero a fuego porque los Kikes habéis tenido una relación muy estrecha con Iruña, habéis venido a menudo… ¿Cómo es esa relación con la ciudad, qué recuerdos tienes? (Perdona por el atraco, al final son dos preguntas)

De: Kike Babas
A: Patxi Irurzun

Querido Patxi: definir el libro como «el making of de nuestra amistad» se lo he robado a Kutxi, que me contó que lo definió así en una entrevista hace unos días y me pareció certero. Hasta entonces yo había usado variadas acepciones: una extraña biografía de Marea, una colección de cartas entre dos majaras que saben que la ciencia llegó de la Txantrea, Plasencia y Carabanchel… Por lo demás, dices bien, la primera vez que supe de Marea, me dieron en la discográfica a la vez que su debut, el primer maxi de Estopa. Aquello de la raja de tu falda me embelesó, y lo de los de Berriozar lo tomé por una imitación poco sutil de Extremoduro, así que me volqué en la rumba de los hermanos Muñoz. Kutxi sin embargo se fue haciendo querer cuando fuimos a grabar King Putreak y The Vientre nuestro segundo disco a Navarra, Buitre No Come Alpiste: aparecía por las mañanas en el estudio y nos llevaba madalenas o nos conseguía un palmero. Tal dechado de generosidad nos dejó asombrados, siempre nos estaba regalando cosas. Luego me presentó al resto de su banda y, sin querer sonar cursi, resultaron ser un amor. Fue una manera de seguir avanzando en nuestra relación con Iruña, ciudad a la que teníamos mucho respeto artístico (Tahúres, Barricada, Tijuana, Huajalotes, Los Bichos) y en la que teníamos buenos amigos como el malogrado y fantástico Josetxo Ezponda y el bueno de Oscar Beorlegui, y donde solíamos tocar con asiduidad. El día que vinieron a vernos al Terminal el Boni, el Drogas y el Alfredo fue uno de los momentos más dulces que recuerdo con King Putreak.

De: Patxi Irurzun
A: Kutxi Romero

Hola, de nuevo, bandolero. Ya me he escrito también con Kike, y me ha contado que fuiste tú el que se inventó lo de llamar a este libro el making of de una amistad. Y es que en esa relación epistolar entre Babas y tú se ve mucho cariño y entre líneas también algunas intimidades, pérdidas dolorosas…  ¿Cómo habéis armado todo eso?

Foto: Fernando Lezaun

De: Kutxi Romero
A: Patxi Irurzun

¿Qué tal, tragasables? Al Babas le tengo que agradecer mucho más de lo que él cree. En primer lugar, la edición de La sangre al río, ya que se ha encargado de todo: recopilar fotos, fechas, artículos, prólogos… Un trabajo de arqueología admirable. Bueno, quizá el trabajo sea más de antropología, ya que todo se fraguó en antros. Por otra parte, hay que ponerse en la situación de un crío como era yo llegando a Madrid, solo y asustado, ansiando el abrazo de algún ser humano que le librase del acoso constante al que somete ese monstruo urbano a cualquiera, y encontrarse con la sonrisa mullida de Kike. Y así ha seguido siendo las últimas dos décadas. A fecha de hoy, cuando viajo a la capital, sé que haré lo imposible por verle y sentir otra vez que la ciudad, a su lado, no va a poder devorarme. Sinceramente, creo que el libro no tiene apenas valor literario, pero rezuma valor humano a borbotones, que es de lo que adolece el mundo desde la noche de los tiempos, lo cual se me antoja mucho más importante y necesario. Para todo lo demás, ya sabes: mastercard.

De: Patxi Irurzun
A: Kike Babas

Querido Kike: empezamos hablando de amor oral y la verdad es que de la boca del compadre Kutxi solo salen buenas palabras para ti. Dice, por ejemplo, que tú has sido el que has ocupado de todo en este libro. Así que ahora te toca poner un final feliz a esta entrevista sobre “La sangre al río”… Por cierto, no os preguntado a ninguno de los dos por tan sugerente título.

De: Kike Babas
A: Patxi Irurzun

Admirado Patxi: El libro ya estaba hecho, aunque nosotros no lo sabíamos. Hace un par de años le comenté al bandolero que, si un día juntábamos todo el intercambio de mails de dos décadas de amistad, salía un libro epistolar fijo, género que me atraía por referentes como las Cartas de la Ayahuasca entre Burroughs y Ginsberg, o las cartas de amor entre Rimbaud y Verlaine. Y, sin intención ninguna, me puse a ello, a juntar toda la correspondencia, ordenarla, ver si tenía sentido o era una majarada (creo que finalmente ha quedado una majarada con sentido). Las diferentes lecturas del libro, que las tiene, se han dado de una manera natural, el intercambio de textos entre Kutxi y yo ha abarcado eso: su vida con Marea, a los que he entrevistado muchas veces (están todas en el libro); nuestras respectivas carreras bibliográficas y discográficas, pues el baile de prologuitos ha sido constante; nuestra vida personal, con episodios tan felices como mi vuelta al mundo o tan tristes como la muerte de June; algo de nuestros gustos literarios y musicales, donde creo que Rosendo es la palabra que más se repite… En esencia se trata de un homenaje a nuestra amistad, que está hecha de eso y no mucho más (ni menos) que eso: somos dos personas que de alguna manera ejemplificamos la relación entre la música y la literatura y claro, en medio de eso está la vida, por eso esta sangre, metáfora de la tinta, llega al río.

Abrazonessss, KB.

Foto: Fernando Lezaun
ga('create', 'UA-55942951-1', 'auto'); ga('send', 'pageview');