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DANIEL BURGUI Y SU GINECÓLOGA DEL FIN DEL MUNDO

Feb 22, 2012   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment

Hace unos días leí con gran placer una crónica periodística de Daniel Burgui magnifica y poéticamente titulada Mi ginecóloga del fin del mundo, lo cual ya daba una idea del tono y del fondo del texto. Textos como ese (un reportaje sobre una consulta ginecológica en Kirguistán, un país en el que es ‘costumbre’ que las mujeres sean secuestradas para casarse con ellas) vienen siendo cada vez más raros en las páginas de los periódicos, estrangulados por cables de agencias, notas de prensa de partidos, ministerios, concejalías, columnas/redacciones de colegio y otras colaboraciones paniguadas (de las que, por suerte, siempre resarcen otras, como las de Jorge Nagore,  Miguel Sánchez Ostiz o las tiras de Oroz). Rara avis, la crónica de Daniel Burgui, no solo por lo que contaba, sino también por cómo lo contaba, con un estilo literario, limpio y preciso y evocador a la vez.

Como a Daniel lo tenía de amigo en el Facebook , aunque no sabía muy bien por qué (es lo que pasa cuando tienes un millón de amigos -bueno, yo hoy he llegado a los 500, pero para mí, eso es un millón de amigos; Roberto Carlos, el cantante, fue todo un visionario de las redes sociales), pues como a Daniel  era uno de esos 500, no pude evitar escribirle un mensaje para felicitarle, qué menos. Y resultó que Daniel me había entrevistado hacía unos años, en uno de esos cuestionarios para la nevera, de las de sacar en verano para engordar los periódicos, » no sé si te acordarás», me dijo. Claro que me acordaba,  estuvimos dos o tres horas hablando, en el Niza de Pamplona, muy a gusto. No sé si Dani entonces era becario (supongo que sí, puesto que lo habían mandado a entrevistarme a mí y también porque me llamó la atención su profesionalidad -¡pero si hasta se había leído alguno de mis libros!), el caso es que ahora, unos años, no muchos después,lo tenemos convertido en un reportero de los auténticos, un buscahistorias en los fines del mundo, que pueden estar en Kirgusitán o a la vuelta de la esquina, y para mi sorpresa, yo que en esas lides solo fui un diletante, un viajero accidental, me confesó que gracias a gente como yo él decidió dedicarse a este ruinoso oficio. No supe si alegrarme o sentirme culpable, porque a continuación nos pusimos llorones, y a eso era a lo que iba, a los difícil que está conseguir que alguien publique, o incluso malpublique y malpague reportajes  como el de Dani, en lo que deberían ser su medio natural, la prensa escrita. Es como si escribir bien, contar bien se convirtiera en un hándicap. Y además esas historias, tan ‘molestas’. Hace unos años, al volver de Filipinas, cuando intentamos publicar algunos de los reportajes sobre el basurero de Payatas, en las redacciones de los suplementos semanales, tan progres, o tan católicos ellos,  nos decían que la gente no quería, no debía ver esas fotos ni leer esas historias mientras desayunaba un domingo por la mañana. Creo que fue entonces cuando a mí se me quitaron las ganas y me dediqué a mis libros. Afortunadamente, otros como Daniel Burgui, o Ander Izaguirre, Zigor Aldama, o Guillermo Nagore y la bendita locura en la que se ha embarcado, siguen ahí, al pie del cañón, buscándose la vida para contar historias que conmueven, que abren los ojos, que son la magdalena de Proust y recuperan la memoria colectiva de un mundo que a menudo olvidamos o nos da igual que sea una puta mierda, con perdón.

1 Comment

  • Qué bueno esto de leernos sin condón, nos vamos contagiando unos a otros sin remedio. Abrazo.

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