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Foto: Zentral
(Reportaje publicado en Gara, 6/01/15)
El pasado domingo Zentral Kafé Teatro de Iruñea celebró su primer market, un mercado alternativo y abierto a diseñadores, fotógrafos, creadores de moda, vintage, muebles, complementos… Zentral Market pretende convertirse en un escaparate que muestre su trabajo y que apoye el autoempleo y las propuestas innovadoras e independientes y nace con la intención de ser, un domingo al mes, punto de encuentro obligado entre jóvenes artistas y público en pleno centro de la ciudad.
Patxi Irurzun. Iruñea
Cuadros hechos con tus huellas dactilares, complementos punk-rockers, vinilos de segunda mano, baberos y cambiadores de diseño para bebés, fotografías de autor, bolsas de calor con fundas artísticas, ropa hecha a mano con material ecológico, pins, broches, muebles restaurados… Todo esto y mucho más se pudo ver y comprar en la primera edición del market organizado por el Zentral Café Teatro de Iruñea, por donde a lo largo de todo el pasado domingo pasaron cientos de personas a curiosear, comprar in extremis regalos para la noche de reyes o simplemente a conocer qué propuestas artísticas se cuecen en la ciudad. “Desde Zentral, queremos apoyar y potenciar la cultura y las iniciativas locales, y aportar nuestro granito de arena a los creadores y jóvenes artistas que llevan tiempo haciendo de su afición un trabajo (o un extra a su trabajo)” nos comenta Edu Ugarte, desde Zentral Café Teatro. “Hay otros mercadillos que pueden ser similares, pero el hacerlo con la continuidad de un domingo al mes, hace que puedan ir pasando diferentes artistas”.
El market nace, por tanto, con vocación de continuidad: se celebrará un domingo al mes, con horario de 12:00 a 20:00 y entrada gratuita. Por otra parte, la idea es también que esté abierto a diferentes artistas. “Al tener un espacio limitado dentro del Zentral, nos vemos obligados a tener que elegir en cada edición sus participantes, ya que hemos recibido en solo un mes, casi doscientas solicitudes, y siguen llegando nuevas cada día”, dice Edu Ugarte.
Ion Minde es uno de los que encontraron hueco en esta primera edición. Presentó su primera línea de mobiliario auxiliar (mesilla, banqueta y lámpara) que él mismo he diseñado, fabricado y editado bajo la marca de su estudio de diseño, ioku. Mobiliario sencillo y práctico, más allá de las tendencias estéticas generalistas. Muebles majos, como él los define. “La iniciativa me parece muy buena. Es un escaparate para que la gente de la ciudad y de primera mano conozca lo que tenemos que ofrecer y decir. Además da la posibilidad de una venta directa, sin intermediarios que encarezcan el producto y la posibilidad de ofrecer un producto único y diferente”.
El market se celebra en la sala de conciertos, la misma que solo unas horas antes El Drogas había puesto patas arriba. “Yo he venido a ver cómo es esto de día”, comentaba alguien entre quienes curioseaban entre los puestos. Lo cierto es que el ambiente de Zentral resultaba acogedor, con un público variado, en el que se mezclaban familias, jóvenes o quienes simplemente se acercaban a dejarse ver y tomar algo por el que se ha convertido en apenas un mes de vida en el local de moda de la ciudad. “Desde Zentral queremos promover la cultura y el ocio y este mercadillo es una actividad más de las muchas que hacemos. También queremos unirlo a la gastronomía y por ello contamos con un Gastro Club en la sobreplanta, en el que también haremos presentaciones de libros y discos, conciertos en formatos diferentes…”, nos cuenta Edu Ugarte.
Una iniciativa y un apoyo que los artistas agradecen y echan de menos desde organismos públicos: “Por suerte hay cada vez más iniciativas del estilo y en bastantes ciudades; que yo sepa en Donosti y en Bilbao existen iniciativas parecidas, aunque siempre parte de empresas o comercios puesto que las instituciones públicas parecen no haberse dado cuenta de que la promoción de creativos que apuestan por la autoedición puede ser una apuesta de futuro y una forma de poder ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta y de forma completamente autónoma”, comenta Ion Minde.
Un mercado alternativo, en definitiva, en que ofrece a los creadores la ubicación privilegiada de Zentral (en la Plaza de los Burgos, junto al ayuntamiento) y que pretende convertirse en cita obligada una vez al mes.
(Reportaje publicado en Gara)
Un concierto homenajea al desaparecido e irrepetible cantante de Tijuana in blue y Kojón Prieto y los Huajolotes, con invitados como, entre otros, Gari de Hertzainak, Tonino Carotone o buena parte de los Huajolotes. La parranda y el trago están asegurados.
Patxi Irurzun. Iruñea
La mejor forma de saber quién era Eskroto (o Gavilán, Marco Antonio Sanz de Acedo, el legendario cantante de conjuntos no menos legendarios del rock vasco como Tijuana in blue y Kojón Prieto y los Huajolotes) es escuchar la entrevista que le hizo Joseba Zabalza en la Eguzki Irratia, hace más de una década. La entrevista está en internet. Y poco más se puede añadir a ella. Gavilán cuenta, entre otros muchos y descacharrantes sucedidos y cosas de la vida, el porqué de su peculiar primer apodo: Eskroto, un juego de palabras, una deformación de Krótalo Irratia (krótalo, eskrotokrótalo, eskroto…), el nombre que dio a las emisiones que hacía desde su propia casa, mientras escondía en ella los trastos de otra emisora libre y pionera en la ciudad, Radio Paraíso, tras uno de sus cierres; o la misa negra que oficiaron con los Tijuana en el atrio de la iglesia de Durango, esparciendo entre el público vísceras de atún; o las batidas por la ciudad buscando en la basura “electxodomésticos” —como él lo diría— para destrozar luego en los conciertos; o su primer viaje a México, antes de que le diera por montar un mariachi, y los tres meses que se pegó recorriendo el país con una maleta llena de discos, que no pudo evitar comprarse nada más aterrizar en el DF… Podríamos seguir y no parar, pero así no tiene gracia, la gracia es escuchar cómo lo cuenta él. Porque Eskroto era un tipo en estado permanente de gracia. Un cráneo privilegiado, con cresta o con sombrero charro. Chispo o sereno. Un artista del copón. Genio y figura. Lo sabe cualquiera que lo vio encima de un escenario. Lo sabían, o lo asumían quizás todos menos él. Han pasado ya más de diez años desde que Eskroto nos dejó. Pero su recuerdo sigue haciendo chiribitas en la memoria de muchos de los que fueron sus compañeros de conjunto, de los que lo vimos desde abajo, embadurnándonos de barro y de clarete, o de los grupos de napar-mex que siguen la estela de los Huajolotes, como Los Zopilotes Txirriaos o Marianitoz Blai. Son estos últimos quienes ejercen de maestros de ceremonia en el homenaje que se rinde hoy al genial artista de la Rotxapea.
Complicidades e invitados especiales
La cita es esta noche, durante las fiestas de Antosain, a partir de las 23: 00 en la carpa de la coordinadora cultural (C/Canteras), que es quien ha organizado el concierto, por el que irán desfilando diferentes e ilustres invitados para desgranar lo más selecto del repertorio de Kojón Prieto y los Huajolotes. “Eskroto demostró que talento no es igual a solfeo y que creatividad y subversión no son asignaturas de conservatorio. Para nosotros ha sido una puerta abierta a una Iruñea viva y combativa”, reivindican al cantante Marianitoz Blai, el grupo base del homenaje. Junto a ellos estarán buena parte de los Huajolotes, Gari de Hertzainak, Txerra de RIP, Kutxi y César de Marea, Tonino Karotone, Javiero de Vendetta, Aitor de Lendakaris muertos (quienes mantienen en su web un txoko dedicado a Eskroto), el bertsolari Xabier Silveira, los Zopilotes, Kutxa de Ultimatum… “Para la realización de este pequeño homenaje se han dado una serie de complicidades que hubiesen sido impensables hace unos años”, nos cuentan desde la coordinadora cultural de Antsoain. “Lo que en un principio, hace un año, iban a ser cuatro canciones, se ha convertido en todo un homenaje. La bola se fue haciendo cada vez más grande debido a las amistades de Eskroto. El ambiente que ha respirado en los ensayos ha sido de alegría y diversión. Y sobre todo ha habido reencuentros, muchos reencuentros”.
Montxo Etxeberria, que fue guitarrista de Tijuana in blue y de los Huajolotes, también coincide en el buen rollo que se ha respirado preparando el homenaje y que le hace recordar los inicios de los Huajolotes: “Al principio en realidad nos juntábamos para merendar, quedábamos en la okupa de Lore Etxea y aquello eran costilladas, amenizadas con canción mexicana… Eskroto tenía en las venas la música mexicana, pero también casi todos los que nos juntábamos allí… Lo gracioso y peculiar era que no teníamos nada que ver unos con otros, había gente que venían del blues, del punk, gente que no había pillado un micro en su vida… Y así se creó aquello que luego fue un fenómeno social, y que no nos esperábamos, y así fue también como surgió el napar-mex, música mexicana hecha en Navarra, como lo definía Eskroto”.
La querencia de Eskroto por las rancheras y la música mexicana venía pues de lejos, y era pública y notoria, la dejaba clara en sus programas de radio, como el mítico “Fiesta mexicana” de Eguzki irratia. “Aquel programa era algo espectacular”, recuerda Montxo, “aunque yo a Eskroto lo solía escuchar en otra radio libre, antes de la Eguzki, y ya me partía el culo. Me decía: a ese tío lo tengo que conocer”. Ese espíritu dicharachero y enredador de Eskroto ha sobrevolado los ensayos para su homenaje, en los que tampoco han faltado las meriendas.
“Abrázame, y no digas nada”
“A mí Eskroto me dio vida”, dice Montxo. “Era una gozada tenerlo en el grupo, tiraba del carro bastante: llenaba el escenario, tenía facilidad de palabra, chispa… Hay anécdotas suyas para escribir un libro”.
A Montxo, como a todos los que lo conocían, el suicidio de Eskroto, tras el concierto final de la espectacular gira de regreso de Tijuana, les cogió por sorpresa. Entre las bambalinas de aquella última actuación, en los camerinos de la sala Artsaia, se encontraba el madrileño Kike Suarez, Kike Babas por entonces, quien recuerda a Eskroto con una imagen entrañable de tipo despistado, gamberro, imprevisible, muy divertido. “Tras el bolo los camerinos eran un hervidero de brindis, disparos y abrazos. En un momento dado, vi irse a Eskroto; antes de desaparecer por la puerta trasera giró la cabeza a un lado y otro, como escrudiñando el ritual de hermanamiento pero sin ánimo de nada, murmuró un escueto ‘adiós’ dirigido a nadie y se fue. ‘Uno que se va a la francesa’, pensé. Dos días después me enteré de que se había suicidado”. Un recuerdo que el músico y escritor madrileño también inmortalizó en uno de sus relatos, “Todos los palos”, del mismo modo que Francis, de Doctor Deseo, que fue uno de los invitados de aquel último concierto, dedicó la canción “Abrázame” a Eskroto, después de que este se despidiera de él aquel día con un abrazo, “Abrázame, y no digas nada”, y se alejara sin meter ruido, caminando de puntillas sobre la cima de un escenario, el lugar para el cual había nacido y que se comía a bocados.
Recuerdos vivos de una figura, genio y figura, irrepetible y a la cual es imposible olvidar, pues nunca se olvida a quien hizo reír a pleno pulmón y pasar a los demás momentos de auténtica felicidad, que es la estela que dejó tras de sí la estrella de Eskroto. Esta noche sus amigos y compañeros brindan por él en un concierto-homenaje-parranda que promete sonar como un “txueno”. Aunque seguro que antes ya han merendado y se han tomado unos cuantos tragos a su salud.
EL (DES)CONCIERTO DE XABIER SILVEIRA Y ESKROTO
Entre los ilustres invitados al homenaje de Eskroto no podía faltar Xabier Silveira, quien intervendrá interpretando Bilbainada y su Napartheid, el tema que escribió en colaboración con los Huajolotes. El bertsolari navarro recuerda aquí a Eskroto y el mes que este les regaló en el barnetegi de Lesaka:
“Yo tenía quince años, ellos, en cambio, eran adultos. Aunque solo por fuera. El fínde en el que grabamos Napartheid los conocí de golpe a todos. Eran Huajolotes; bueno no, uno no era huajolote, era Kojón Prieto. Repito, yo, quince años. Al cabo de nada el destino nos volvió a juntar; los huajolotes tocarían en Lesaka. Y digo bien al decir solo huajolotes, pues la mayor parte del concierto la pasamos –yo y ocho colegas-con Eskroto en el bar… pero en de al lado. Aquel (des)concierto fue en el bar del euskaltegi, y quizás buscando redención, quizás pura reafirmación, volvió a Lesaka y se marcó un barnetegi en el que nos regaló un mes de su vida, en vivo y en directo y —lo mejor de todo— en euskera. ¡El puto no va más en la universidad de la vida! Por eso sé que envejecer es inevitable, hacerse mayor un error ¡Ala ser pentxatxen guey!!!”
Patxi Irurzun
SEPTIEMBRE, EL MES DEL CÓMIC Y LA NARRACIÓN GRÁFICA EN IRUÑEA
Pamplona es una ciudad de cómic, pero durante estos días lo es literalmente. A lo largo de todo el mes se celebra el V Salón del Cómic de Navarra, con una programación en la que se suceden las exposiciones, los encuentros con autores, talleres, murales…
Patxi Irurzun. Iruñea
Esta es ya la quinta edición de un evento que se va consolidando y marcando sus propios rasgos diferenciales. “El Salón surgió desde sus orígenes con la idea de cubrir tres géneros englobados en la narración gráfica: el cómic, la ilustración y el humor gráfico”, nos cuenta Ruperto Mendiry, organizador junto con Patxi Antón (ambos de la Asociación Tiza) del Salón. “Desde ese punto de partida hemos ido moldeando una personalidad propia con un salón de autor que busca la transversalidad con otros lenguajes y la interacción con el público. El futuro pasa por aquí, por contar con autores sólidos, capaces de atraer a los amantes del cómic, y por ofrecer propuestas originales que generen nuevos públicos. Creemos que este V Salón responde perfectamente a este planteamiento: calidad, originalidad e ingenio”.
Tres rasgos que, efectivamente, no faltan en la edición de este año, en cuyo programa destaca la presencia de destacados autores como Forges, que celebra este año su primer medio siglo como humorista gráfico; la de Manel Fontdevila, el ya ex de El jueves, tras su polémica portada censurada que provocó la salida de nueve dibujantes de la revista; la de Carlos Pacheco, el dibujante para Marvel o DC de legendarios personajes como Superman; o la de autores pujantes como Moderna de Pueblo, Miguel Noguera o la ilustradora Paula Bonet, quien se ha convertido en todo un fenómeno, hasta tal punto que hace un año los tres mil carteles con un dibujo suyo con los que se empapeló Valencia para anunciar un festival de mediometrajes, desparecieron arrancados por coleccionistas y fans.
Autores locales y universales
En Iruñea, tal vez para ponérselo más difícil, Paula Bonet dibujó un mural en directo, interactuando con la bailarina Elisa Arteta. Los murales en directo se están convirtiendo en marca de la casa, y este año, además de Bonet, la iruindarra Leire Urbeltz ha realizado otro, acompañada por el músico, también pamplonés, Mikel Maraví. “No era la primera vez que dibujaba en público, pero sí la primera vez en asumir el reto de solucionar un formato de 3 x 2 metros en hora y media. El resultado dista del detallismo con el que defino mis dibujos, por eso es un buen ejercicio para mí”, comenta Leire, quien también destaca el apoyo de los organizadores a los autores locales.
“La presencia de autores locales ha sido constante y en todas las ediciones”, señala Ruperto Mendiry. “Y no lo hacemos por cubrir una cuota. Los autores locales invitados podrían estar en cualquier evento de cómic del mundo”. Es el caso de la propia Leire Urbeltz, que ha expuesto su trabajo en ciudades como Barcelona, Madrid, Bilbao, Bradford o Pekín, donde residió durante algunos meses; o de Javier Muñoz y Nicolás Aznárez dos ilustradores navarros que trabajan para la prensa nacional e internacional y que el próximo viernes 19 participarán en una mesa redonda en la que contarán sus vicisitudes en el ámbito de esta disciplina gráfica.
Ilustracion vs cómic
La ilustración, precisamente, tiene gran presencia en el Salón del Cómic, el cual sobrepasa en realidad su propio nombre y, como subraya Mendiry, es en realidad un salón que “apuesta sobre la narración gráfica en general”. En ese sentido, el ilustrador Javier Muñoz considera que el comic y la ilustración contemporáneos, como disciplinas, ya no tienen nada que ver (salvo en ocasiones alguna que otra influencia mutua), digamos que son especies distintas, eso sí, que tuvieron un mismo origen: el dibujo y la narración. El eslabón que las une es la viñeta, al menos en el ámbito periodístico”.
La programación se completa, entre otros actos, con las exposiciones en la Ciudadela (a todos los citados anteriormente se suman las de Elena Odriozola, la de Mikel Santos ‘Belatz’ y los presos y presas participantes en el taller de cómic que impartió en la cárcel de Pamplona, y una muestra colectiva de autores de todo el mundo que celebran los 75 años de Batman, ésta en la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés); además un ciclo de cine sobre películas relacionadas con los cómics, o talleres como el de ilustración táctil, dirigido a personas con discapacidad visual, que tendrá lugar el próximo día 20.
Una oferta variada y de peso que se está convirtiendo en una referencia y a la que avalan las cifras (más de 30.000 visitantes en las cuatro primeras ediciones) para una ciudad de cómic (“Aquí nació el TMEO y de aquí es Mikel Janín, autor pamplonés que trabaja para el mercado mainstream estadounidense”, cita Mendiry); una ciudad que da y recibe mucho del noveno arte, gracias entre otras cosas al buen hacer de este Salón del Cómic de Navarra.
Información y programa: http://www.salondelcomicdenavarra.com/
Publicado en Gara 13/09/14
Foto: Íñigo Uriz
Mikel Santos ‘Belatz’. Dibujante.
“El taller de cómic permitió a los presos que una parte de ellos saliera fuera de la cárcel”
El dibujante iruindarra Belatz impartió un taller de cómic en la cárcel de Iruñea y las historietas que han escrito los presos y presas están ahora expuestas en la Ciudadela, en el marco del V Salón del Cómic de Navarra. Una actividad que ha permitido a los reclusos evadirse durante algunas horas de sus celdas y se ha convertido en una forma de romper la incomunicación con el exterior.
¿Cómo afrontaste la idea de “entrar en la cárcel”?
La primera reacción al oír esa palabra, cárcel, fue de sorpresa, y de miedo, me vinieron a la mente mil clichés, pero lo segundo y casi inmediato fue un sí rotundo e incondicional. Después, cuando llegó el día de entrar, los nervios se pasaron por completo y llegó la ansiedad. Suena raro, pero quería entrar a la cárcel cuanto antes.
¿Y cómo te recibieron allí?
Todos los participantes eran personas que no estaban habituadas al cómic, los que se apuntaron al taller lo hicieron porque son los que en la cárcel se apuntan a todo, y el primer día yo veía en sus caras que se veían desubicados. Pero en cuanto empecé a mostrarles comics, a enseñarles algunos trucos y que tampoco importaba tanto saber dibujar como contar una historia, perdieron el miedo, se relajaron y se dieron cuenta de que se iban a divertir… Lo que no sabían era que con sus trabajos se iba a hacer una exposición. Yo les comenté que la iban a ver miles de personas y al principio se quedaron callados, pero pronto se sintieron importantes, valorados, por una parte y por otra comprendieron que era una oportunidad para que una parte de ellos, de algún modo, saliera fuera de la cárcel.
El taller fue entonces para ellos casi como una evasión…
Sí, vieron en el cómic una manera de inventar historias que les podían trasladar fuera de la celda. La mayoría, eso sí, han hecho historietas de lo que es el día a día para ellos, temas carcelarios, por qué están ahí, pero también hay otros temas, historias de amor… En eso han tenido total libertad, ya que estaban privados de ella yo planteé que en ese aspecto sí la tuvieran…
¿Y crees que ahora seguirán dibujando, contando otras historias?
Yo siempre he dado talleres en centros cívicos, a los que se apunta gente que tiene un interés específico en esa actividad; en este caso los presos se apuntaban solo por romper la rutina, pero también es cierto que quienes están fuera tienen muchos más estímulos, las redes sociales, quedar con alguien, que pueden despistarles, sin embargo para un preso que está privado de todo eso un cómic puede convertirse en una comunicación con el exterior, así que creo que el gusanillo que les haya podido despertar les seguirá picando.
En ese sentido, ¿cuál es el papel o la función de la exposición para los receptores de esa comunicación?
La exposición sirve de vínculo entre la cárcel y el exterior, se puede establecer una empatía entre el lector y quien lee el comic sabiendo que quien lo ha escrito está preso, en ese sentido la exposición es positiva para ambos, lector y creador. Yo ahora lo que quiero es que esa exposición entre en la cárcel, porque ellos, es triste, pero no han visto su propio trabajo expuesto. Así que estoy deseando volver dentro, siempre como profesor, eso sí, ja, ja, y que mis alumnos me cuenten qué han hecho, si han seguido dibujando, contando historias…
Foto: Leticia Ruifernández
El dibujante bilbaíno Javier de Isusi cuenta en la novela gráfica “He visto ballenas /Baleak ikusi ditut” (Astiberri) una historia que busca caminos para la reconciliación, a través del encuentro entre un preso de ETA y otro del GAL en una prisión francesa.
Patxi Irurzun. Iruñea
Parece una perogrullada, pero para creer lo que se cuenta en esta novela gráfica hay que leerla. Hay que confiar en quien cuenta que ha visto ballenas, y escuchar su historia. No basta con resumir de forma apresurada su argumento: dos jóvenes amigos que toman caminos opuestos y que aparentemente nunca pueden volver a encontrarse: uno de ellos, Antón, perderá a su padre en un atentado de ETA; el otro, Josu, se convertirá en militante de la organización armada y conocerá, más tarde, en prisión a Emmanuel, un preso del GAL, con quien establece una relación personal, y que es además el asesino del asesino del padre de su amigo Antón… Sí, todo parece a priori enrevesado, efectista, forzado. Hasta que se empieza a leer el libro y la historia no solo se sostiene, se convierte en verosímil (porque lo es, en parte está basada en una historia real; y sobre todo, por el magnífico trabajo del autor, Javier de Isusi), sino además en un relato que contiene claves para la reconciliación en un conflicto como el que ha sufrido durante las últimas décadas Euskal Herria.
La historia del encuentro entre los presos de ETA y el GAL se la contó a Isusi su hermano, e inmediatamente el autor bilbaíno tuvo por una parte el pinchazo creativo, la necesidad urgente de contarla y por otra la conciencia de que se metía en terreno resbaladizo y desconocido para él. Tal y como reconoce a Javier Zalbidegoitia en una entrevista en la web de Astiberri, la editorial que ha publicado en euskera y castellano He visto ballenas / Baleak ikusi ditut “la realidad de la violencia en Euskadi me ha tocado vivirla desde pequeño porque soy vasco pero la verdad es que mi contacto real con ella ha sido muy tangencial, nunca he sentido en mi entorno más cercano la opresión policial ni la de ETA. Jamás sentí esa generalización que tanto gusta en ciertos medios de comunicación de que en Euskadi se vivía con miedo, que no podías decir libremente tus opiniones… Con esto no quiero decir que eso no haya existido (o exista aún en algunos ambientes) ni pretendo minimizar la tragedia que tantos han vivido y en algunos casos siguen viviendo en Euskadi, simplemente digo que yo no la he vivido en mi propia carne ni en la de mis conocidos, y por tanto, no necesitaba sacar una historia sobre este tema a modo de catarsis; más bien cuando la historia me llega, automáticamente siento y pienso que precisamente por esa lejanía relativa puedo servir de vehículo para sacarla a la luz, aun siendo consciente de todas mis limitaciones”.
Limitaciones que creativamente Isusi convierte en virtudes, tanto en el tono o el modo de abordar la historia, como en el tratamiento formal. Isusi ha escrito una historia llena de matices que convierte a los personajes en personas. En cada una de ellas, incluso en aquellas de las que cada cual pueda sentirse más lejana ideológicamente, resultan reconocibles como propios sus contradicciones, sus dudas, sus temores… El autor ha huido del maximalismo, tan común a la hora de hablar del “tema vasco”, y, de hecho, ha dibujado con acuarelas en grises y amarillos, huyendo del blanco y negro (al que recurrió inicialmente empujado por la urgencia de contar la historia) y buscando la intimidad y a la vez la frialdad de los dormitorios, de la luz mortecina de los calabozos o de las salas de espera de las cárceles…
Para retratar todos esos espacios y para encarnar a sus personajes se documentó y habló con personas que han vivido en primera persona historias como la que él cuenta, víctimas de la violencia o presos, y tuvo también claro que no publicaría el comic sin la aprobación de ellos. El resultado es una obra en la que consigue ponernos en la perspectiva del otro, romper con los prejuicios y sobre todo que convierte el arte, la ficción en una herramienta necesaria para contarnos a nosotros mismos quienes somos o hemos sido y para que exista una oportunidad en la que los caminos vuelvan a encontrarse y en la que la escena final, como sucede en “He visto ballenas”, quede abierta.
Artículo publicado en Gara