Browsing "Blog"
CLUB DE LECTURA
A partir de octubre seré el coordinador del nuevo Club de lectura de la Biblioteca Pública de San Jorge. Me hace mucha ilusión y ya me empiezan a rondar ideas para que la iniciativa sea atractiva y los que nos apuntemos pasemos buenos ratos, leyendo y hablando de los libros que leemos. Pero lo primero de todo es que haya lectores. Así que a los de Pamplona y alrededores estais avisados. Si os apetece leer un libro al mes y luego destriparlo, podeis ir apuntándoos ya. Dentro de poco abriré un blog para la ocasión, en el que iremos comentando las jugadas, hablaremos de los autores y si es posible con ellos, etc. Se admiten propuestas.
Reseña de ¡Oh, Janis! en la revista mexicana EN SENTIDO FIGURADO
Tras la abultada trayectoria literaria de un autor polivalente que al mismo tiempo que escribe biografías para los más pequeños puede afrontar la literatura para adultos, el cómic, la novela, el cuento, reportajes para Rolling Stone o la coordinación de antologías como Resaca/Hank Over, o la más reciente Simpatía por el relato, tras todo eso, ahora al navarro Patxi Irurzun le ha dado por dar una nueva vuelta de tuerca más:
He aquí el primer libro arrojadizo de la historia. La idea no podía ser de otro. Patxi Irurzun, el mismísimo violador de la palabra, o el chico malo de la narrativa, según se desee, vuelve a la carga recomendando su nueva novela ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! de una forma bastante peculiar: Lo lees, y si no te gusta se lo arrojas a alguien.
Por tanto, y sin nada que perder por parte del lector (dada la versatilidad de esta literatura y dura), el navarro nos propone una suculenta historia que viene avalada por el medio millón de visitas que recibió en su primigenia etapa de publicación en un blog. El argumento nos sitúa en la década de los ochenta, donde un barrendero de Pamplona llamado DickGrande, accidentalmente, es encumbrado al estrellato del género de la triple equis. En contra de todos los estereotipos detentados por los mejores y más conocidos actores porno al uso, Dick Grande es un chico escuálido que logrará adentrarse en las más exuberantes chicas; un antihéroe cuyo más ferviente deseo es conquistar el corazón de Janis, la actriz que le introdujo en el mundo del porno.
He aquí el primer libro arrojadizo de la historia. La idea no podía ser de otro. Patxi Irurzun, el mismísimo violador de la palabra, o el chico malo de la narrativa, según se desee, vuelve a la carga recomendando su nueva novela ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! de una forma bastante peculiar: Lo lees, y si no te gusta se lo arrojas a alguien.
Por tanto, y sin nada que perder por parte del lector (dada la versatilidad de esta literatura y dura), el navarro nos propone una suculenta historia que viene avalada por el medio millón de visitas que recibió en su primigenia etapa de publicación en un blog. El argumento nos sitúa en la década de los ochenta, donde un barrendero de Pamplona llamado DickGrande, accidentalmente, es encumbrado al estrellato del género de la triple equis. En contra de todos los estereotipos detentados por los mejores y más conocidos actores porno al uso, Dick Grande es un chico escuálido que logrará adentrarse en las más exuberantes chicas; un antihéroe cuyo más ferviente deseo es conquistar el corazón de Janis, la actriz que le introdujo en el mundo del porno.
Además de unas valientes páginas cargadas de explicit lirics y de los correspondientes momentos llenos de hilaridad, esta entrega tiene también sus bambalinas. El compromiso del navarro es para con todo aquello que no es digno de figurar en el catálogo de unos grandes almacenes. Estamos hablando de gente corriente, nosotros mismos queriéndolo todo y lográndolo…, de vez en cuando. Pasen y vean.
Angel González
Pobre de mí
¡Ay, qué cansado estoy! Pobre de mí. Hoy ha sido un día muy largo. Uno de los nueve largos días de fiestas. De noches no, porque por primera vez en todos mis sanfermines no he salido ni una de ellas. Sanfermines con niños. Una cosa para triatletas. Bien, el caso es que hoy hemos madrugado para ir a ver el encierro a un balcón de la Estafeta al que nos habían invitado. Luego desayuno, gigantes y kilikis, al sol para cargar pilas un rato en la Plaza del castillo, y a eso de los dos me he ido para RTVE porque hoy salía en Carne Cruda, en Radio 3, hablando de mi libro. No me lo puedo de creer (lo pongo así, en cursiva, porque algunos tiquismiquis a veces no pillan estos vulgarismos voluntarios en plan de risas). Pues eso, que para mí estar en el programa de Javier Gallego es lo más de lo más. Me encanta ese programa, me parece lo más valiente y lo más de todo que se está haciendo ahora en radio, televisión… Y en una emisora pública. Bueno, el caso es que antes que yo han salido una pornoterrorista y otra que tenía orgasmos del tamaño de montañas. Yo estaba un poco asustado esperando mi turno frente a un micrófono tipo tranca mientras ellas hablaban de abrir la mente y el ojete y meterse cosas nuevas. El último cuarto de hora ha sido para mí y he contado algunas chorradas, a pesar de todo. También han leído unos fragmentos del libro muy bien traídos. Y luego ha seguido la fiesta. Un kebab para comer, unas vueltas por Pamplona, algunas latas de cerveza compradas en los chinos porque en los bares hay que entrar con las manos levantadas, y al final hemos vuelto a casa derrengados y lo que es peor, con los dos niños todavía despiertos y con ganas de guerra. Ah, también he visto ¡Oh, Janis! en varios escaparates. Estoy muy contento, aunque mi editora todavía no me ha llamado para decirme cuándo sale la segunda edición. Pobre de mí. Os dejo con lo que Crudo ha escrito en su blog y dentro de unos días, cuando cuelguen el podcast lo pongo yo también aquí:
Humor, guarrería y mucho punk y rock and roll, como el postporno, tiene la novela del último en discordia en esta orgía que nos hemos montado hoy: Patxi Irurzun, que nos presenta su novela «Oh Janis, mi dulce y sucia Janis», las disparatadas, hilarantes, sórdidas, ácidas memorias de un perdedor que acaba convertido en estrella del porno, funda el movimiento porno-rock radikal vasko y hasta financia a una guerrilla maoísta sin saberlo. Una novela cachonda en todos los sentidos en la que además se arremete contra los «fachas mentales» y los estamentos más rancios de la sociedad.
LACHA
Estábamos tumbados a la bartola después de comernos unos bocatas sanfermineros en la parte de atrás del Monumento a los caídos de Pamplona, cuando se nos acercó una pareja de turistas, mapa en ristre, preguntándonos qué era ese mamotreto (bueno, ellos dijeron building). Por suerte ni ellos sabían español ni nosotros inglés, así que no hubo que morirse de lacha explicando que el monumento lo era, sí, en recuerdo a los caídos de la guerra civil, pero solo a unos (a los del bando vencedor). Aún más complicado habría sido explicar lo de la plaza y la calle que hay al otro lado, a las que dan nombre el de un ministro franquista al que se le quedaba la mano tonta firmando sentencias de muerte; un ministro muy querido al parecer por la ¡presidenta, presidenta! de Navarra, Yolanda Barcina, que antes fuera alcaldesa de la ciudad, y que se las ingenió para mofarse de La Ley de Memoria histórica cambiando el susodicho nombre por uno genérico, Condado de Rodezno o algo así. Cuando utilizas triquiñuelas de ese tipo será que algún aprecio tienes a la memoria de esa persona, digo yo. Lo mismo que cuando ejerces de lameculos real y garçon del pis . «Para qué, ¿para que acabe como el rosario de la aurora, como las otras dos?», saltó el palanganero mayor, Miguelico Sanz, cuando una plebeya a la que Felipe de Borbón otorgó la gracia y el privilegio de un minuto de gloria (un minuto porque para privilegios y otras gracias ya tiene ellos el resto del tiempo) y salió a relucir el tema de la república (y entonces se acabó la campechanía, y la educación exquisita -pagada por todos nosotros- , aunque al menos el tal Felipe no se puso a hacer peinetas o a mandarcallar, como su padre).
Todo eso los retrata perfectamente, pero da lo mismo, la gente les vota (a los Borbones no, no se les puede ni votar ni botar), y con eso ya vale, o ellos ya creen que vale; la lacha, la vergüenza luego la pasas tú, al que le quede todavía alguna. Y encima, recochineo, porque ese mismo día la policía municipal de Pamplona retiraba unas flores puestas unas horas antes en el monolito en recuerdo de Germán Rodríguez, asesinado por la Policía Nacional durante los sanfermines de 1978; una muerte que nadie se ha preocupado nunca de investigar y a la que nunca se han buscado responsables. Desde luego es mucho más fácil retirar un ramo de flores que hacer volar un mausoleo. Pues hala, ¡Viva San Fermín! ¡Gora!
Todo eso los retrata perfectamente, pero da lo mismo, la gente les vota (a los Borbones no, no se les puede ni votar ni botar), y con eso ya vale, o ellos ya creen que vale; la lacha, la vergüenza luego la pasas tú, al que le quede todavía alguna. Y encima, recochineo, porque ese mismo día la policía municipal de Pamplona retiraba unas flores puestas unas horas antes en el monolito en recuerdo de Germán Rodríguez, asesinado por la Policía Nacional durante los sanfermines de 1978; una muerte que nadie se ha preocupado nunca de investigar y a la que nunca se han buscado responsables. Desde luego es mucho más fácil retirar un ramo de flores que hacer volar un mausoleo. Pues hala, ¡Viva San Fermín! ¡Gora!






