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ON THE ROAD: SALAMANCA

Ago 15, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
Repostería típica salmantina: chochos.

Hoy nos hemos ido de vacaciones.Yo, como estoy en paro, no tengo esa sensación de salir a la carretera y dejar atrás todo (un ratito). Pero bueno, siempre hace ilusión, y hay nervios y esas cosas. Nuestro destino: Aldeacentenera, en Cáceres, con una paradita previa de dos días en Salamanca que es donde estamos ahora. Nos hemos levantado a las cinco, para evitar el calor y que los niños durmieran durante el viaje y… ¡tira millas! La cosa ha comenzado mal. Nada más salir el coche ha golpeado algún animalillo, creo que un pájaro. ¡Clonc! He sentido una congoja… Y luego encima hemos parado en un área de servicio y había todo cabezas de animales disecados por las paredes. Y en la antena del coche unas cuantas plumas pegadas y sangre. Sí, era un pájaro. El Córdoba parecía el autobús de Ken Kesey, con ese penacho tan jipi. Podía haber sido también una cola de conejo, o una garra de gato. En verano siempre me parece que hay muchos más animales muertos sobre la carretera.

Después, hemos llegado a Salamanca y estaba invadida por una horda de cristianos brasileños, que enarbolaban banderas y danzaban un baile tribal en círculo ocupando toda la plaza mayor. Están por todas partes, hostia (esto es para adecuar el lenguaje al tema), y yo me pregunto una cosa, bueno dos. Uno: ¿qué pasaría si nos plantaramos trescientos o cuatrocientos, qué se yo, escritores sucios y nos pusiéramos a bailar «Manolo Rastamán» en esa misma plaza? Que nos corrían a gorrazos, me parece a mí. Y dos: ¿lo del Papa no era hoy, pero en Madrid?

Bueno, luego hemos hecho algo de turismo, el huerto de Calixto y Melibea, la cueva de Salamanca, etc, y derrengados hemos vuelto al hotel con alguna empanada y algo del McDonalds. Hace un calor que los pajaricos se quedan fritos en las aceras, pero me he dado cuenta de que. aunque el sol quedaba a mis espaldas, yo no tenía sombra. Mañana más.

PD: ah, la compra del día: en un puesto de libros de segunda mano me he pillado por dos euros una novelita juvenil de Jim Dodge titulada ‘Jopa’. Andaba detrás de algo de este escritor desde hace tiempo. Tiene muy buena pinta. Y creo que es un libro robado, porque lleva el sello de una biblioteca pública.

¡VENGA LA GUERRA!

Ago 13, 2011   //   by admin   //   Blog  //  2 Comments


El bar estaba petado. Cada vez que entraba o salía alguien la marea humana avanzaba o retrocedía como una ola gigante que hacía añicos contra sus tímpanos besos enkalimotxados, carcajadas psicotrópicas, conversaciones que pretendían salvar al mundo y se convertían sólo en humo de tabaco.

—No hay ninguna guerra buena– dijo el primer borracho.

—Puta bola – contestó el segundo, y recordó aquella canción de Eskorbuto: “Venga la guerra, sobran estúpidos, venga la guerra, sobran payasos”.



Estaban anclados por sus gin-tonics a la barra del bar, con la mirada perdida al fondo del televisor que, entre la selva de cabecitas danzantes proyectaba imágenes de racimos de bombas que convertía cada noche en Kabul en una animada pirotecnia y un rastro multicolor de muertos colaterales.

—La guerra puede ser buena; una guerra que borre para siempre de la faz de la tierra a quienes las declaran, da igual en nombre de qué: dios, alá, la democracia…

—Democracia. Se les llena la boca con esa palabra, pero ¿acaso nos han preguntado qué queremos?

—Para qué. Total, sólo se trata de vidas humanas. También se les llena la boca de condolencias y condenas cuando hablan de las víctimas, pero lo cierto es que la vida humana nunca ha valido una mierda.

—Ni la vida ni la muerte. Deberían preguntarnos si estamos de acuerdo, si realmente necesitamos tantos muertos ¿A quien pueden interesarle, más que a los que han convertido la muerte en un negocio?

—Por eso hace falta una guerra que extermine a todos esos que las incuban bajo sus gorros de plato como piojos monstruosos o como bombas de sangre bajo pechos enchatarrados y uniformados; una guerra que reduzca a cenizas a todos los mundos, países y razones tabloides que las justifican y las alientan; una guerra en que por fin los vencedores sean los miles de cadáveres con que se han saldado todas las guerras. Que vuelvan a reclutarnos, que vuelvan a darnos sus consignas, y sus armas. Esta vez sabremos a quien apuntar.

—Joder, eres un poeta– dijo el segundo borracho.

—Qué va, solo intertextualizo. “Johny cogió su fusil”, Dalton Trumbo– citó el primero y en el breve instante en que soltó amarras para atizarse otro lingotazo de gin-tonic, la mar arbolada de cuerpos ebrios le arrastró, le colocó en el centro de un remolino en que dos tipos, uno de los cuales había derramado su cerveza sobre el otro, se insultaban, se empujaban, intercambiaban finalmente violentos puñetazos.

El borracho sintió una nausea, su corazón encaramándosele a la boca y rompiendo a sudar sangre. Era repugnante. Aquellos tipos eran capaces de matarse con sus puños desnudos.

—Quizás por ello los seres humanos inventamos las armas, las guerras: para no despellejarnos los nudillos, ni ensuciárnoslos de sangre– pensó el borracho, y regresó, abriendose paso a duras penas, hasta la barra, a curar su herida con alcohol, apurando el gin-tonic.

—Igual tienes razón, igual ni siquiera esa guerra sea justa– dijo –Igual todos esos carniceros también son inocentes, o tan culpables como todos.

—Igual, yo que sé– contestó el segundo borracho, rematando también su copa.

Y enfilaron ambos la puerta del bar.

Era tarde y fuera, en la calle, todo estaba a oscuras.

(Este es otro de los cuentos que publiqué en Gara hace años y que el gran dibujante Exprai, que en su día los ilustró, va recuperando pacientemente, en plan arqueólogo, y subiendo a su web: http://www.exprai.com/search/label/Patxi%20Irurzun. ESKERRIK ASKO!)


¡OH, PATXI, MI DULCE Y SUCIO PATXI!, por Carlos Salcedo Odklas

Ago 12, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Carlos Salcedo Odklas hace en Escritores sucios esta extensa y emotiva reseña sobre ¡Oh, Janis!, las dificultades para hacerse con el libro y, yo diría, sobre mí mismo. Dulces y sucias gracias.

¡OH, PATXI, MI DULCE Y SUCIO PATXI!

Descubrí a Patxi como a tantos otros a través de diversas antologías, su relato mi padre, los libros reno, ned flanders y los beats, todo en la misma frase incluido en la antología Beatitud (Ediciones Baladí) me parecío una obra maestra y el relato el vértigo de spiderman del Vinalia plan 9 (Producciones Vinalia Trippers) ya me hizo memorizar su nombre y ponerme en contacto con el, descubriendome además a una gran persona tras las letras, un tipo sencillo, amable, cercano, asi como seguro de su talento, ilusionado y para nada creído, por eso al saber de la publicación de esta novela empecé a sentir esa sensación yonki de querer bucear en sus páginas cuanto antes.

Me puse en marcha por las librerías de mi ciudad.

-¿Hola, tienen algo de Patxi Irurzun?

-Creo que no ¿cómo has dicho?

-Patxi Irurzun. Pe, a, te, equis, i, Irurzun, como suena.

-No, ahora no tenemos nada en stock.

Recorrí un par de librerías con idéntico resultado. Finalmente opté por probar en la librería pastor, una de las más grandes de la ciudad, la había evitado deliberádamente con anterioridad porque es una librería grande, con un escaparate poblado de banalidades y una clientela constante e impersonal, como el goteo de un grifo, y por lo general prefiero comprar en librerías pequeñas para no dar más dinero a quienes ya tienen bastante, pero todas me habían fallado.

-¿Hola, tienen algo de Patxi Irurzun?

-¿Quién?- Me dijo la dependienta, una señora de mediana edad.

-Patxi Irurzun.

-Mmmmm….¿puedes decirme algún título?

Estuve tentado a decirle la polla más grande del mundo, pero me rajé.

-¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!

-Mmmm….Ffffff…..si, parece que lo tenemos.

-¿En serio?

-Aquí pone que si.

-Si lo tienen me lo llevo.

La señora imprimió un ticket que miró esbozando una mueca.

-Me va a costar encontrarlo.

No contesté, no se si esperaba algún tipo de comentario por mi parte, nos limitamos a mirarnos en silencio, ella volvió a mirar el ticket y finalmente salió de detrás del mostrador, me puse detrás de ella y seguí sus pasos, ojeó un par de estanterias y se dirigió a un hombre mayor que deambulaba por ahí.

-Alfonso, échame una mano con esto.

El señor mayor estudió el ticket y se dirigió a mi.

-¿Es una editorial nueva no?

-Creo que si.

Miraron por encima un par de estanterias mientras yo disimulaba.

-Quizas esté en las cajas de arriba -Le dijo el señor a la señora.

-Pufff….¿Está usted de paso?- Me dijo la señora.

-Errrr… no.

-Es que quizás nos cueste encontrarlo, ¿podría venir mañana?

-No se, supongo que si.

Se alejaron cada uno en una dirección, no sabía si me estaban dejando tirao o se habían ido a buscarlo por otro lado. Me acerqué a la estantería de mi derecha, aquella en la que ellos habían estado mirando, eché un pequeño vistazo. Y allí estaba, lo localicé enseguida, como si estuviese llamándome. Lo saqué de su prisión.

-¡Hey, está aquí!

La señora, que estaba ya inequívocamente volviendo a su posición inicial tras el mostrador, se giró con cara de sorpresa.

-Vaya, pues que bien. -Dijo.

Ya en el mostrador realizamos la transacción.

-Son 16 euros.

-Tenga.

He de reconocer que me escoció, está claro que los vale, pero para un miserable parado de larga duración como yo que hace poco ante la desesperación de su situación ha optado por dar el paso de llevar su curriculum al mc.donalds (esperando que no recuerden aquella vez que, borracho, casi prendo fuego al local ante los gritos del encargado) es un desembolso. Espero que al menos una parte razonable vaya a parar al bolsillo de Patxi.

Por fin tenía la novela, la edición es correcta, la tapa blanda y de extensión normal (206 páginas).

Ya en casa me lamenté por no tener un petilla para acompañar la lectura, nuevamente mi jodida situación financiera. Por suerte si contaba con un par de latas de cerveza marca Askania y un par de cigarros Winston. Me puse a ello.

La escritura de Patxi es agil y tremendamente entretenida, es perfectamente posible leerse el libro del tirón si te da la locura. Su estructura, en breves capítulos de unas cinco páginas, también posibilita irlo leyendo poco a poco si tu vida diaria no te permite dedicarle más que breves momentos.

Cualquiera medianamente interesado en la literatura underground y sucia en la que podría encuadrarse a Patxi seguramente estará ya al corriente de la trama. Dick Grande es un barrendero de Pamplona, un tirao que aulla a lo Bruce DICKinson en alguna jam o grupete heavy a la menor ocasión y barre las calles por la noche, no es un tipo agraciado, enclenque, feo, pero…. Hay amigos, el bueno de Dick esconde un diamante en bruto entre sus piernas, y aunque todos pensamos lo mismo en algún momento y fantaseamos con darle la vuelta a la pantalla del ordenador y ser el cabrón que se folla a todas esas tías con las que nos pajeamos a escondidas, a Dick se le presenta la ocasión tras un viaje de vacaciones a La Habana donde conoce a Janis, una jinetera, y a un par de dementes productores alemanes de porno amateur. Tras ser desvirgado en el medio y comprobar su potencial, un emocionado Dick emprende su recorrido por los bajos fondos del porno donde conocera a inverosímiles personajes y viajara a lugares a cual más bizarro por todo el globo y donde comprobará que no todo es follarse a pivones y eyacular en sus sonrientes rostros sino algo más tortuoso, como la vida misma.

La novela es divertidísima, sin más pretensiones que entretener, y aunque no pretende revolucionar la visión filosófica de la vida de nadie Patxi, con suma habilidad, introduce de vez en cuando reflexiones acerca de la condición humana (algo que en temas sexuales evidencia el verdadero ser de nuestra especie) y también se permite algunos ácidos comentarios de critica social, todo ello alejado del punto de vista oracular y mesiánico e introducido con toda la naturalidad del mundo.

En nuestro viaje en compañía de Dick y su «blackandéker» nos veremos en situaciones divertidas y bizarras y también tristes y desoladas haciendo que nos encariñemos enseguida con el bueno de Dick y queramos saber que le va a pasar ahora, la forma de narrar la historia, en primera persona, facilita también este acercamiento y consigue lo que todo escritor ansía, esto es que el personaje acabe siendo uno más de nuestros colegas.

En la etiqueta de mi ejemplar se la define como novela erótica, es cierto, de echo incluso podría decirse pornográfica (si estás pensado regalarsela estas navidades a la madre de tu pareja, la del opus, te aconsejo desechar la idea) pero es mucho más que las aventuras guarras de un actor porno de grán polla, es la busqueda de uno mismo, el afán de escapar de la mierda de las calles y elevarse sobre la masa con la polla bien tiesa para eyacular sobre todos los cabrones de abajo que nos menosprecian y coartan.

En definitiva ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Es una novela cojonuda, de las que mola recomendar a los colegas, divertida, muy facil de leer tanto una como varias veces, excitante (no he podido evitar pajearme tras la lectura de algunos pasajes) entrañable y cercana, sin caer en fantasmadas ni sermones, recomendadísima.

¿Se te ocurre algo mejor que hacer estas aburridas tardes de verano que transformarte en una estrella del porno (amateur)?

TITIRITANDO

Ago 9, 2011   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment


Esta mañana he madrugado para poder escribir un poco (a las seis me he levantado), pero mi hija también se ha levantado pronto y nos hemos puesto a ver los Lunnis. Los Lunnis me dan asco. Hubo un tiempo en que me hacían gracia, pero ya se sabe qué pasa cuando a un niño le gusta algo. El caso es que en el programa de hoy se han puesto a explicar una palabra. Una Lunni (creo que era Lulila), temblaba de frío y luego desvelaban cuál era esa palabra: Titiritar. Yo me he enfadado porque pensaba que lo estaban diciendo mal (yo diría tiritar), pero luego he mirado en el diccionario de la RAE y titiritar es correcto. Y bonito. Bonita palabra. Sobre todo cuando quien titirita es una marioneta.

PORTADA DE ‘DIOS NUNCA REZA’

Ago 9, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
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En septiembre publicaré con Alberdania mi diario «Dios nunca reza» así que ahora andamos con las galeradas, o con la portada que aquí os adelanto. Os dejo también algunos pasajes del libro que ya he ido colgando en este mismo blog:

Domingo, 20 de julio de 2008

En los últimos días se han fundido tres o cuatro bombillas de la casa. Es como si esta intuyera que se acaba un ciclo, que vamos a apagar la luz dentro de poco. Claro que nosotros le damos pistas, ya no limpiamos tan a menudo como antes, acumulamos en las habitaciones, a la vista, trastos que normalmente suelen estar escondidos… Es su pequeña venganza. Además, hace unos días la goma de la puerta del balcón, que había aguantado cinco años suspendida en una posición inverosímil, se despegó definitivamente. Y la pintura de una esquina de techo del cuarto de estar ha comenzado a abombarse.

Así que también intentamos engañarla, por ejemplo, comprandole algún juguete a Urko, que se sume a todos los que hay en su habitación, para hacer creer a esta casa rencorosa y posesiva que no tenemos que trasladarnos dentro de unos días, que todavía hacemos lo que se hace con las casas, llenarlas de cacharros inútiles, como retales de una vida que se va consumiendo y renovando día a día.

El último juguete, ayer, fueron unos muñequitos que representan a los personajes de Peter Pan. Todo un éxito. Urko no ha parado de inventar historias con ellos. Esta mañana incluso, no quería ir a una exposición sobre Mortadelo y Filemón a la que le habíamos prometido llevarle hace ya varios días, antes de San Fermín.

-No, porque luego se me olvida a qué estaba «juegando»- ha protestado.

Y me ha recordado a mí cuando era pequeño, la manera en que me sumergía en mundos imaginarios, desconectando por completo de la realidad, creando la mía propia, mi propia medida del tiempo; mundos de los que no quería salir, porque no sabía si volvería a encontrar el camino de regreso hacia ellos; mundos que se desvanecen para la mayoría de las personas conforme se convierten en adultos. Otros, por el contrario, nos resistimos a crecer, a dejar de ser peterpanes. Escribir, por ejemplo, es solo un juego, la manera en que un hombre de (casi) cuarenta años pueda seguir trasteando todavía con sus geypermanes o sus clicks de Famobil sin resultar ridículo. Me pregunto si Ibáñez, el creador de Mortadelo y Filemón, se habrá sentido alguna vez ridículo, al pintar sus monigotes. Supongo que no. Hacer reír es algo muy serio. Y él nos ha hecho reír, nos hace reír todavía de lo lindo. Me ha emocionado ver en la exposición (a la que finalmente hemos ido permitiendo a Urko llevarse sus muñequitos) los primeros originales de Mortadelo y Filemón (que al principio llevaba un gorrito y fumaba en pipa), poder ver los trazos de lápiz bajo la tinta china, las correcciones con tipex, los pedacitos de papel con los diálogos escritos a máquina, cortados y pegados sobre la historieta… Pura arqueología del tebeo.

La exposición, además, era en la Fundación Buldain, un pequeño chalet en Huarte (el pueblo de mi madre), dedicada a Patxi Buldain, pintor, desertor y ácrata, que huyó a Francia durante la posguerra. Buldain, en París, alternó con Picasso, Camus, Jacques Brel, fue uno más entre ellos. Pero en Huarte todo lo que saben contarte sobre él (incluso mi madre, a pesar de que el pintor vivió durante algún tiempo en la planta superior de su casa) es que Patxi era un rojo, y que escapó para librarse del servicio militar. Supongo que Buldain cruzó la frontera no solo por ello (una razón más que suficiente), sino también para dejar atrás un país gris, castrante, en el que se trataba a todos como a niños pequeños pero a los que no se les permitía jugar.

Algo ciertamente cruel, porque los niños tienen todos la capacidad innata de crear, de inventar. Y creo que hoy, como entonces, todo parece preparado para despojarles de ella a medida que se hacen mayores, para convertirlos en hombres y mujeres sin otra función que la de producir, consumir, exclusivamente para que puedan conseguir una profesión que desempeñar con precisión mecánica, y obtener un buen sueldo, para hacerles creer que con él pueden comprar todo, incluso los mundos imaginarios que les están arrebatando, reduciendo a escombros..

Todo el mundo en la calle habla de crisis, crisis económica, pero las crisis las crean y las destruyen, les marcan los tiempos, perfectamente, los bancos, los gobiernos, las multinacionales. Nadie, sin embargo, habla de esa otra crisis terrible, que permite que los niños se hagan mayores sin saber apreciar las marcas de lápiz bajo la tinta china. Es como si la casa en que viviremos dentro de unos años también comenzara a quedarse a oscuras, vacía, o fuera a llegar a ella un inquilino que derribara las paredes, sin licencia de obra, sin saber donde están las vigas maestras

Martes 17 de junio de 2008

Martes 19 de agosto de 2008

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