Browsing "Blog"
http://www.naiz.info/es/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-03-02-06-00/hemeroteca_articles/la-prohibicion-en-fronteras-como-la-de-ceuta-conviene-a-mucha-gente
“La prohibición en fronteras como la de Ceuta conviene a mucha gente: a las mafias, pero también a los estados que trapichean y regatean acuerdos económicos”
Bruno Le Dantec, autor junto con Mahmud Traoré de “Partir para contar”
Patxi Irurzun, Iruñea
El 29 de septiembre de 2005 cientos de migrantes africanos participaron en un asalto a la valla de Ceuta que se saldaría con la muerte de, al menos 5 de ellos, abatidos por los disparos de las policías fronterizas entre España y Marruecos. Una situación que lamentablemente se repite cada cierto tiempo, la última hace unos solos días. El senegalés Mahmud Traoré recorrió a lo largo de tres años de viaje diferentes países, desiertos, montañas, para llegar a Ceuta e intentar el salto a Europa. “Partir para contar” narra esta moderna odisea en la que Mahmud tuvo que sufrir los abusos y mordidas de las diferentes policías, enfrentarse a las mafias que controlan el tráfico de personas y hacen negocio a expensas de los más pobres entre los pobres, ver morir por el camino a muchos compañeros… Mahmud formó parte de una sociedad subterránea y nómada, que se organiza en las diferentes ciudades de paso, con sus campamentos, sus propias casas de acogida, sus propias leyes, parlamentos, chairmans o jefes, a los que también tuvo que enfrentarse y desafiar. Todo ello, y las precarias condiciones de vida en los centros de internamiento o la explotación laboral una vez ya en el estado español, lo contó durante 30 horas de grabación al periodista francés Bruno Le Dantec, con quien charlamos, en este libro que se publica el próximo 5 de marzo y que ha sido definido como un encuentro y homenaje de la lengua escrita a la oralidad y que es sobre todo un testimonio de primera mano, despojado de compasión y estigmatización, de la peripecia vital de miles de jóvenes africanos a los que se ha arrebatado la voz, el nombre y demasiado a menudo la vida, sacrificados como piezas de un ajedrez político e inhumano.
-‘Partir para contar’ se publica en un momento especialmente caliente, con más muertos en Ceuta, comparecencias del ministro del interior, titulares alarmantes a diario en los medios… ¿Qué siente al ver que nada ha cambiado desde el momento en que Mahmud saltó la valla, en 2005?
No diría que nada ha cambiado. La situación en la frontera más bien ha empeorado. 15 migrantes ahogados a escasos metros de la orilla, todo esto por impedirles a tiros que alcanzaran la playa, es de vergüenza. Sobre todo después de que no se dudara en devolver ilegalmente los supervivientes exhaustos a Marruecos por una puerta en la valla. ¿Para qué entonces dejarlos ahogarse? ¿Fue un escarmiento? ¿Fue para aterrorizar a los demás? Como dice Eduardo Romero, no ha sido un accidente, es más bien la triste normalidad en la gestión actual de la frontera, en la guerra de baja intensidad que lleva Europa contra los migrantes. Y la condena por Bruselas del uso de pelotas de goma por la guardia civil suena a pura hipocresía: la agencia europea Frontex comete barbaridades cuando interviene en aguas internacionales o en el río Evros, entre Turquía y Grecia. Y la pregunta me recuerda que un editor francés no quiso publicar el libro nuestro porque los acontecimientos de Ceuta del 2005 ya no eran, según él, « de actualidad » pues las rutas clandestinas se habían desplazado hacia Lampedusa, Grecia… Le dije que se equivocaba, que, tarde o temprano, esta ruta se iba a reactivar.
–Por cierto, ¿no deberían ser algunos de los migrantes quienes declararan en esas comparecencias políticas, cuando se trata de contar qué ha sucedido? ¿Por qué se invisibiliza a los principales protagonistas de esta situación?
Porque el migrante sin papeles sufre un desprecio sistemático, fruto de un proceso de deshumanización vivido a lo largo del recorrido que lo lleva hacia « el primer mundo », y que al final del camino hace de él el trabajador ideal con que sueña el capitalismo: invisible, sin derechos, paralizado por el miedo a ser expulsado… Mahmud y yo firmamos conjuntamente el libro para, a nuestro nivel, salir de esta lógica del despojo. Para mí, era impensable robarle su historia. Y sin embargo es lo que se ha hecho hasta la fecha: los testimonios de clandestinos casi siempre han sido truncados, utilizados a cachos para ilustrar el discurso de un europeo que sea periodista, novelista o universitario…
-En relación con lo anterior, si se pone el foco sobre los migrantes casi siempre es solo para mostrarlos como una amenaza. ¿Qué le parece que, por ejemplo, se diga que 30.000 subsaharianos preparan el salto a Europa?
Sí, llama la atención esta noticia en primera plana pocos días después del drama de Ceuta. Parece que Interior saca estas cifras (obviamente exageradas) para provocar zozobra en la opinión pública blandiendo la amenaza de una invasión, y de camino, justificar la violencia ejercida contra unas docenas de individuos desamparados.
-En cuanto al libro, ¿por qué se interesó usted por la historia y cómo conoció a Mahmud?
Entre Mahmud y yo, primero hay una amistad. Resulta que vive en el mismo barrio sevillano donde yo estuve viviendo durante diez años. Me contó su historia y me pareció importante darla a conocer. Escribí un par de artículos pero quedaba corto: ¿Cómo abarcar tres años de aventuras y desventuras a través del Sahel, el Sahara, Libia y el Magreb en dos páginas? Mahmud quería dar testimonio, para la gente de aquí y para los jóvenes africanos que sueñan con lanzarse a la aventura. Tuvimos un pacto: yo confiaba en su palabra y él confiaba en mí para traducirla por escrito. Lo que no impidió por supuesto una exigencia de veracidad, una labor de documentación (llevada a cabo con la ayuda de Sonia Retamero, que fue la que estuvo grabando el relato de Mahmud) y una comunicación permanente entre él y yo. Y lo que me ha motivado fue el hecho de haber sido yo también un viajero. En algunas ocasiones, conocí el peligro, la precariedad o incluso la expulsión. Pero la diferencia entre Mahmud y yo es que no hemos nacido del mismo lado del mundo: como occidental, siempre tuve un pasaporte que presentar al pasar una frontera.
-Es curioso el relato del protagonista, porque es muy descriptivo, muy profuso en detalles, pero elude el aspecto sentimental, hablar de emociones… ¿Por qué cree que es así?
¡Porque Mahmud es así! Su pudor le impide dramatizar demasiado. No se pinta nunca ni como víctima, ni como héroe. Y tuvimos que insistir a veces para que nos contara los detalles de los momentos más dolorosos, o de sus relaciones con las mujeres, por ejemplo… Podría haber utilizado más recursos literarios para provocar emociones en el lector, para alentar su empatía con el protagonista del relato, pero se trataba de respetar la historia real, y la forma de ser de su protagonista. Creo que al final esta sobriedad da fuerza al testimonio. No olvidemos que, aunque se pueda devorar como una novela, este libro es un documento fidedigno, que cuenta una verdadera odisea moderna vivida por miles de migrantes.
-En ocasiones el libro recuerda a otras reelaboraciones de literatura oral, por ejemplo Paul Bowles con Mohamed Mrabet ¿Cómo ha trabajado usted la historia de Mahmud, qué hay de él y qué suyo?
Ni he querido apoderarme de la historia de Mahmud, ni tampoco iba a desaparecer detrás de él. Se trataba de no obviar los méritos de cada uno. Lo nuestro es una libre asociación. La sencillez del estilo puede resultar engañosa: me costó meses de trabajo conseguirla. Permanecer demasiado apegado al lenguaje oral no funciona, resultaba pesado, artificial. Usar las jergas y el argot no tenía sentido. Inyectar modismos africanos en demasía tampoco valía. Mi trabajo fue, sin limar asperezas ni novelar nada, darle un sabor al relato que respetara lo más posible las palabras de Mahmud. Para conseguirlo, busqué algo de inspiración en novelas del África francófona, pero sobre todo, pasé muchas horas charlando y conviviendo con amigos africanos en los bares de Marsella. Al final, creo haberlo conseguido: en Francia, un crítico se refirió a nuestro libro como un encuentro y un homenaje de la lengua escrita a la oralidad.
-Uno de los aspectos en los que incide el libro es que los movimientos migratorios, las fronteras se convierten en un negocio para los países, o a otros niveles para los traficantes de hombres… ¿Hay manera de parar ese negocio?
Al Capone y el clan Kennedy se hicieron de oro con la prohibición del alcohol en Estados Unidos. La prohibición fronteriza conviene a mucha gente: a las mafias, pero también a los estados que trapichean y regatean acuerdos económicos a la vez que negocian las modalidades y el coste del control fronterizo. Y por supuesto beneficia claramente al mercado europeo: antes que fuera legalizado medio millón de sinpapeles por el gobierno Zapatero, toda esta gente había entrado a hurtadillas, atraída por un mercado laboral en pleno apogeo (España ofrecía a principios de los años 2000 el 50 % de los puestos de trabajo creados en la Unión europea). Sin embargo, muchos de estos sinpapeles habían tenido que arriesgar el pellejo para alcanzar un El Dorado que por un lado los rechaza y por otro los atrae con amplios sectores económicos (agricultura, obras públicas, hostelería, empleo doméstico…) que los explotan con salarios y condiciones laborales fuera de la ley.
Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a a Europa
Mahmud Traoré y Bruno Le Dantec
Pepitas de Calabaza (2104). 288 páginas. 22 euros
Patxi Irurzun
Este viernes estaré en un taller literario para ir preparando las jornadas del grupo Cultura Prekaria. Más información: http://culturaprekaria.wordpress.com
Una nueva colaboración para el semanario ON (Grupo Noticias)
http://issuu.com/gruponoticias/docs/on010314 (Página 7)
BLUES DIABÓLICO
Hace unos días me poseyó el diablo, oh, sí. Hacía tiempo que no me pasaba. Aunque vea todos los días los telediarios. Fue durante una actuación de Petti & Xabi, los de las camisas con chorreras y las guitarras endemoniadas. La sala, sin embargo, no era un infierno, oh, no. Al menos no al principio. La sala estaba fría como el cuchillo que cortaba las caras a los que salían a fumar. Había más gente fuera que dentro, echando humo, y todavía mucha más echando gin-tonics en las terrazas de la plaza, bajo los hongos caloríficos, y todavía mucha más viendo el fútbol o los programas del corazón frente a las teles de plasma de sus casas… Oh, Luzbel maitia, ¿qué demonios está pasando? Hace unos años un concierto era sagrado. Nuestra misa negra cada fin de semana. Que ardieran en las llamas del infierno catódico todas las noticias sobre el fin del mundo y todos los partidos del siglo que se jugaban cada fin de semana y todos los sillones que engullían carne humana frente a los televisores. Para nosotros, que no creíamos en nada, el punk-rock era una religión. Llenábamos los pabellones y los bares en los que pinchaban discos y las tiendas en las que vendían cintas de casete vírgenes. Un concierto era sagrado, oh, sí, y ahora ya veis, hermanos, solo quedamos cuatro pobres diablos y nos reunimos en catacumbas, como aquella sala de conciertos e incluso allí la mitad de ellos dudaba de su fe y se alumbraba con el fuego brillante de sus móviles en la oscuridad. Pero de repente, entre las tinieblas, aparecieron ellos, Xabi & Petti y sus guitarras endemoniadas y sus camisas con chorreras. Petti, el negro blanco del delta del Bidasoa & Xabi, el señor No, el león blanco del punk. Ellos, rascando con sus púas los calderos de Satán. Ellos, mordiéndonos como lobos hambrientos los corazones, escupiéndolos entre las zarzas de sus voces, haciéndonos gritar de dolor. Ellos haciéndonos amar ese dolor.
¡Oh, Suzie, Q!, aullábamos el viejo blues, y nuestros alientos llenaban de azufre la sala y esta ya no era fría ni desangelada, oh, no, porque ahora todos éramos ángeles caídos. Mi cuerpo se estremeció. Mi chica me besó y un latigazo eléctrico de saliva dibujó el plano del infierno en el cielo de mi paladar. Un tipo se levantó y proclamó que el diablo se llamaba Juantxo y vivía en Alcobendas. Oh, Suzie Q! Los Stones, Dale Hawkins, la Credence, Petti & Xabi… Todos ellos continuaban conmigo cuando el concierto acabó, y de regreso a casa en una rotonda de cuatro salidas, vi de nuevo al diablo, ahora haciendo dedo, pero nadie paraba para venderle el alma, ni él hubiera podido comprársela, porque la mayoría carecían de ella. De comprarles algo habría sido un disco o les habría regalado una entrada para un concierto, “que si no a este paso vais a matar de hambre a los artistas, desgraciaos, porque para gintonics bien que os llega”, les susurraba el demonio a los conductores (y también si iban en dirección Alcobendas), y a lo lejos, en las ventanas de las casas asomaban las llamas del infierno, el auténtico infierno, el reflejo de los televisores, y los jorgejavieres reían como hienas y Ronaldo cagaba duro –decía el telediario-, oh, sí, y los sillones seguían masticando carne humana, oh, no, y así todo el rato.
En Eguzki Irratia entrevistando a Eduardo Izquierdo a propósito de su libro sobre El Cabrero, ‘Debo ser muy buena presa cuando tengo tantas escopetas apuntándome, y hablando de «Partir para contar» (Mahmud Traoré y Bruno Le Dantec), el libro-testimonio sobre la peripecia de un migrante africano; y de «Estoy desnudo«, los desopilantes cuentos de Yasutaka Tsutsui. A partir del minuto 22
http://www.eguzki.net/2014/02/28/pasealeku-del-viernes-28-02-2014/
LES LUTHIERS PASAN CONSULTA
“Nunca nos ha resultado sencillo eso de hacer humor”.
Carlos López Puccio (Les Luthiers)
Llevan más de 45 años sobre los escenarios, por suerte para quienes estamos abajo, que necesitamos más que nunca reírnos. Les Luthiers, el quinteto argentino, son especialistas en humor brillante, contorsionistas de la palabra, tañedores de exorcítaras o bolarmonios, músicos reciclantes, capaces de transformar una rumba en una lección de filosofía… Vuelven a Euskalherria con su último espectáculo, Lutherapia, en el que convierten las butacas de los teatros en sillones de psicoanalista y nos proporcionan una cura de risa a través de diez piezas musicales hiladas por la presencia subconsciente de su más famoso personaje, el maestro Johann Sebastian Mastropiero. Hablamos con uno de los cinco doctores-luthiers, el humorista y director de orquesta y coros, Carlos López Puccio.
Patxi Irurzun. Iruñea
-45 años de creatividad, música, ironía… ¿El humor no caduca, no se agota nunca la imaginación?
Para dar una respuesta definitiva sería necesario completar las pruebas científicas, hasta ahora creemos haber demostrado que el humor no se agota en 45 años. Seguiremos investigando mientras podamos.
-¿Y qué es más gratificante para vosotros, el proceso creativo, hacer todos esos malabares con el lenguaje y con la música hasta dar con la pirueta perfecta o ejecutarla sobre el escenario y escuchar las carcajadas del público?
Ambas cosas, porque son dos instancias del mismo proceso. No se puede estar seguros de haber inventado la pirueta perfecta si las carcajadas del público no corroboran esa perfección. Muchas veces sucede, uno cree que su malabar es impecable y el público —con su silencio— demuestra lo contrario.
-En Lutherapia, a diferencia de otros, hay un hilo conductor entre las diferentes piezas ¿Os atreveríais a decir que es vuestra obra más redonda?
En el grupo goza de amplia mayoría para el puesto de favorita. Algunos creemos que es la más redonda, otros que es la más rectangular. Hay quien afirma que es la más pentagonal, pero no explica por qué (tal vez porque somos cinco)
—¿Qué vamos a encontrarnos los que vayamos a psicoanalizarnos en esta Lutherapia y en qué va mejorar nuestra salud mental?
Dos horas de diversión franca e inteligente es algo, si no terapéutico, por lo menos balsámico.
A Ramírez, ese hilo conductor, la tesis sobre Maestropiero y su descomunal obra lo está volviendo loco. ¿A vosotros os pasa lo mismo, es imposible despegaros de vuestro personaje? ¿Estáis somatizando esta posesión a través de Ramírez?
Nada de eso, a Mastropiero y a su obra le debemos muchos años de buen vivir, de trabajo fecundo y de enormes alegrías. Sólo tenemos agradecimiento para con su infinita torpeza.
-¿Aconsejaríais incluir en los planes de estudio como asignatura obligatoria el humor? Y por la misma regla de tres, ¿habría que aprender epistemología mientras se baila rumba?
Si esa asignatura existiera a nosotros nos gustaría mucho poder cursarla. Y la recomendaríamos; nunca nos ha resultado sencillo eso de hacer humor. En cuanto a la Epistemología, es altamente aconsejable saber todo sobre ella y practicarla aún cuando no se baila la rumba. Sirve para entender mejor la vida. Y hasta para crearla.
-En Lutherapia nos encontramos con nuevos instrumentos, como la Exorcítara. ¿Es duro ser luthier en la época de la obsolescencia programada?
Por el contrario, las nuevas corrientes del reciclaje nos han aportado mucho material útil.
-Volvéis al País Vasco, donde sois muy apreciados. ¿Tenéis algún recuerdo especial?
Muchos y entrañables. Tal vez el más fuerte, después de la belleza de sus ciudades, sea la cocina. Desde los pinchos a los grandes cocineros. Confieso que ya he hecho algunas reservas en esos templos del buen comer.
-Para acabar: con uno de nuestros instrumentos tradicionales, la txalaparta, algunos músicos han experimentado, sustituyendo las tablas de madera por bloques de hielo… ¿Se os ocurre, como luthiers que sois, alguna aportación a la música vasca (por ejemplo, un pand-eros que al tocarlo hiciera enamorarse perdidamente a quien lo escuchara…)?
La txalaparta con bloques de hielo no me agrada: es un instrumento efímero, sobre todo en verano. En cuanto al pand-eros, más que inventarlo me gustaría que me permitieran tocarlo un rato ante las audiencias femeninas.
***
LUTHERAPIA, EL DIVÁN DE LA RISA
Consideran que es su espectáculo más redondo (o más pentagonal). En Lutherapia hay cebras cuadriculadas, orgías ratunas (ratificado, cada vez hay más ratas), tarareos conceptuales, blues interpretados con pelotas de plástico… Diez piezas musicales hiladas por una sesión de psicoanálisis, en las que el paciente Ramírez (Daniel Rabinovich) intenta sobreponerse a la ansiedad que le provoca la tesis que debe escribir sobre Johann Sebastian Mastropiero, el legendario personaje creado por Les Luthiers, de vasta obra y vida basta. A lo largo de la terapia, conducida por Carlos Mundstock, la conversación irá derivando de forma rocambolesca, dando pie a introducir los diferentes números: operetas, rock, arias…, en los que el virtuosismo musical de los argentinos compite con la genialidad, la ironía y el instrumento mejor afinado de su repertorio, la carcajada que siempre saben despertar en el público. Les Luthiers retuercen las palabras de forma inverosímil, sus textos son pura música y sus piezas musicales rezuman literatura. En Lutherapia, el espectáculo con el cumplen media vida (larga) sobre los escenarios, ejercen además de nuevo de luthiers, en su sentido literal, y a sus tapas de retretes transformadas en liras (el lidorodo) y demás y sorprendentes instrumentos, suman otros nuevos como el bolarmonio, 18 pelotas naranjas convertidas en órgano, o la exorcítara, un arpa electrónica compuesta por coloridos tubos de neón.
***
LES LUTHIERS, REFERENTE DEL HUMOR INTELIGENTE
Ocho millones de personas han visto al grupo desde que se fundó en 1967, tras una actuación en un concurso de coros universitarios en la ciudad de Tucumán, en la que Les Luthiers ya esbozaban los rasgos (el humor, los instrumentos artesanales, el virtuosismo musical…) de la que iba ser una larga carrera que ha creado escuela y les ha convertido en un referente del humor inteligente. De esos ocho millones, por supuesto, muchos de ellos han repetido, han visto al grupo en más de una ocasión, porque allá por donde pasan llenan teatros y dejan seguidores fieles. Hay una decena de libros, videos, discos grabados, y numerosas páginas en internet dedicadas a ellos (por citar solo dos: una bastante completa, www.lesluthiers.org; y la oficial, www.lesluthiers.com) e incluso a sus personajes, como Johann Sebastian Mastropiero, su personaje recurrente, un músico de vida azarosa y obra inabarcable (incluyendo plagios). Les Luthiers (Jorge Maronna, Carlos Nuñez, Carlos López Puccio, David Rabinovich y Marcos Mundstock componen el elenco actual) han compuesto, ellos sin recurrir al plagio, más de 170 piezas repartidas en 33 espectáculos diferentes y han recibido numerosos premios, como un Grammy latino a la excelencia musical. Actuarán en el Euskalduna de Bilbao los días 1, 2 y 3 de marzo, en el Kursaal de Donostia el 6, 7 y 8 de marzo, y en el Baluarte de Iruñea el 18, 19, 20 y 21 de marzo. Quien no pueda ir, quizás les pueda ver también comiendo pintxos en los bares de los cascos viejos.