ULTRACHEF EN RADIO VITORIA
¿Sí, Patxi? ¿Patxi? Parece que no podemos conectar con él… Yo en Vitoria-Gasteiz no estuve, me llamaron de la radio y no sonó el teléfono; me hicieron una foto y apareció Patxi Eceiza… Enfin, a partir del 3:09…
¿Sí, Patxi? ¿Patxi? Parece que no podemos conectar con él… Yo en Vitoria-Gasteiz no estuve, me llamaron de la radio y no sonó el teléfono; me hicieron una foto y apareció Patxi Eceiza… Enfin, a partir del 3:09…
Y aquí la reseña del blog del programa:
Este es un libro muy curioso. Cuenta la historia deLeontxo, un camarero de un bar heavy que se presenta a un concurso televisivo para cocineros talentosos. Pero allí es humillado ante millones de espectadores. Y entoncesLeontxo jura venganza y arremete contra los jurados caprichosos, los concursantes sumisos y los televidentes adormecidos. Un disparatado relato que firma Miren Lacalle quien fuera cantante del grupo femenino Las Tampones, precursor del rock radical vasco, que tras desaparecer del mapa ha decidió volver acompañada deEdorta Lamo, joven y transgresor chef de A Fuego Negro, que pone su talento con unas cuantas recetas. Para saber más sobre este libro preguntar por el prologuista, el escritor navarro Patxi Irurzun (Iruña, 1969).
Patxi «Eceiza» y Edorta Lamo. Los duendes de la imprenta.
Nuevo ‘Rubio de bote’, para el semanario ON (periódicos del Grupo Noticias) 27/02/2016
Interior. Un viejo y siniestro almacén, repleto de peligrosos objetos incautados por la policía (bufandas de Indar Gorri y de los Bucaneros, el móvil del cantante de Def con Dos, César Strawberry, el disco duro del rapero Pablo Hasel…). Tumbados sobre una pila de ejemplares de El Jueves con la portada de los reyes chingando, la Bruja y don Cristobal —a quien se le ha desprendido del cuerpo la cabeza— se lamentan de su triste sino de títeres:
Bruja: Es injusto, los titiriteros ya está “libres”, pero nosotros aquí seguimos, encerrados y olvidados por todos.
Don Cristóbal: Ya ve, ahora no se oye a nadie gritar Títeres askatu!, nadie firma manifiestos, ni escribe columnas a favor de unas pobres marionetas.
Bruja: La culpa de todo es del capital. Y del sistema educativo.
Don Cristóbal: ¿Cómo?
Bruja (imitando la vocecita de Don Cristóbal): ¿Cómo, cómo? (ahora, gritando)¡Comiendo! Parece usted tonto…
Don Cristóbal: ¡No me pegue, no me pegue!
Bruja: No le puedo pegar, usted no tiene cabeza y yo no tengo cachiporra. Me han incautado la cachiporra. La cachiporra ahora debe de estar en el almacén de objetos incautados a los objetos incautados. Vamos, que la cachiporra se la han quedado ellos. Ellos tienen la cachiporra por el mango. El uso de la cachiporra es monopolio del estado.
Don Cristóbal: ¡Cachiporreta!
Bruja (dando un brinco y señalándole): ¡Apología, apología! Ya verá, ahora vendrán y nos detendrán por hacer apología de una obra que hacía apología con una escena en la que se escenificaba un montaje policial para denunciar a alguien por apología, no sé si me explico.
Don Cristóbal: No sé, a mí desde que nos detuvieron se me ha ido la cabeza. Pero me parece entender que se trata precisamente de eso, de que no van a dejar títere con cabeza.
Bruja: Y todo por culpa del capital. Y del sistema educativo. ¿A esos padres que nos denunciaron nadie les ha enseñado a diferenciar entre narrador, personajes y autor? ¿Entre ficción y realidad? ¿Nadie les ha explicado qué es una sátira o un retablo de marionetas? No, claro que no, los que les han enseñado es a ser competentes. Ahora todos tenemos que ser competentes. Y competitivos. Alumnos competentes, trabajadores competentes, demócratas competentes… Qué asco de palabra. La vida se ha convertido en una competición. Al colegio se va ahora a ser competente. Y a aprender inglés. We are the champions, my friend! (cantando)
Don Cristóbal: Pues, con perdón, pero a nosotros nos podían poner un abogado competente…
Bruja: Ja, ja, qué ingenuo. Las pobres marionetas como nosotros no tenemos derecho a nada. Como mucho a ese juez que nos tocó, el que fue policía con Franco, qué país. Que total para qué, ya nos juzgaron antes los titulares de algunos periódicos, y los políticos, y la tibieza de los políticos que nos habían contratado, y toda esa gente convertida de repente en críticos teatrales, aunque no hubieran visto la representación. Es el mundo al revés. El teatrillo y los títeres están ahí fuera y nosotros aquí dentro, presos. Porque nosotros, Don Cristóbal, desengáñese, no vamos a salir de este almacén nunca, ese es nuestro triste sino.
Don Cristóbal: Pues entonces no pasará nada si me cago en todos sus muertos ¿no?
Bruja: Vaya usted a saber.