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ASEL LUZARRAGA

Ene 13, 2010   //   by admin   //   Blog  //  2 Comments

No lo conozco, ni he leído ninguno de sus libros, solo se lo que estos días he podido ver en blogs, periódicos y a través de otros escritores que sí lo conocen. Asel Luzarraga, escritor y músico vasco, fue detenido el pasado 31 de diciembre en Chile, acusado de colocar artefactos explosivos. En esa acusación y la detención hay, cuando menos, varias irregularidades que son ya más que suficientes para mostrar preocupación por el caso o apoyo a alguien en situación de indefensión: por ejemplo, uno de los artefactos que supuestamente colocó Asel explotó cuando él estaba a miles de kilómetros, en Bermeo (y de ellos dan fe algunos de sus amigos, como el también escritor Edorta Jiménez en una entrevista radiofónica, que se puede escuchar en www.aselaskatu.org, página habilitada para saber más sobre este asunto).

Asel ha apoyado la causa mapuche en Chile, un pequeño grano en el culo de la democracia de ese país, lo cual lo convierte automáticamente en un tipo sospechoso, en un terrorista internacional (y además ¡es vasco! Bombas, vasco, euskaldún, todo cuadra…).

El otro día, por cierto, colgué una nota informativa parecida a esta en Hank over, un blog que recibe muchas más visitas y comentarios, y me da la impresión de que pasó totalmente desapercibida. Lo cual, lo deja a uno perplejo y desilusionado, pues en ese mismo blog son frecuentes los mensajes de apoyo, la piña entre escritores…

Me temo que hay siempre ese recelo, ese halo de sospecha, cuando se trata de todo lo relacionado con “los vascos”. Lo veo también en el caso Egunkaria, un auténtico atropello judicial, frente al que la respuesta, fuera del País Vasco, es tibia, casi nula. Nadie se moja, por si acaso, y porque lo peor de lo peor es que alguien pueda acusarte, aunque sea infundadamente, de terrorista, de pro-etarra; nadie pone la mano el fuego por nadie. Y así pasa precisamente lo que pasa, que es a otros a los que se les acusa, aunque sea infundadamente, de terrorista o de proetarra.

A mí no me gustaría estar en la piel de Asel, y si lo estuviera no me gustaría desde luego sentirme solo, ver que muchas de las personas de las que podía esperar algo tienen miedo, desconfían, no ponen la mano en el fuego, tragan con lo que leen en algunos medios que en lugar de noticias publican notas de prensa de ministerios de interior o versiones policiales.

De momento, a Asel le esperan tres meses de prisión preventiva, mientras se lleva a cabo la “investigación”. Después, ya veremos.

EL MUÑECO DE NIEVE MÁS FEO DEL MUNDO

Ene 13, 2010   //   by admin   //   Blog  //  1 Comment
ALF, AL LADO DE ESTE ADEFESIO ES UN ADONIS

Hoy me he metido una hostia de impresión, tras resbalar en una acera helada. Me duele un poco el brazo, y la cara (pero eso es porque ayer me sacaron una muela del juicio -la cosa, de todos modos, fue mejor de lo que pensaba, de lo que uno podía esperar después de que en la primera cita, el dentista, que se parecía un poco a Rompetechos, al ver la radiografía, pegara un salto hacia atrás y dijera ¡coño, qué bicho!-). Lo malo de la caída ha sido que llevaba en brazos a mi hija Malen a la guardería. Creo que los dos estamos bien, de todos modos, y lo peor ha sido el susto y la sensación de indefensión que he sentido, tirado en el suelo, con las gafas a dos metros, la niña llorando…
El frío, el hielo, la nieve y yo no nos llevamos muy bien. El otro día bajé a la calle con mi otro hijo, Hugo, a hacer un muñeco de nieve. El muñeco de nieve más feo del mundo. No sabía que fuera tan difícil hacer un muñeco de nieve. El mío me recuerda un poco a ALF. Me pregunto que recordará Hugo de su aita cuando sea mayor. Un padre es alguien que sabe arreglar enchufes, que te enseña a andar en bici en un pispás (yo llevo ya varios intentos fallidos y muchas agujetas)… Alguien que hace unos muñecos de nieve de puta madre… Hugo ni siquiera me llama aita o papá o papi, sino Patxi, lo cual me recuerda al poema Bendita la rama de Kutxi Romero.
El caso es que después de hacer el muñeco, o lo que fuera eso, hemos vuelto a casa, y al asomarnos a la ventana, abajo había tres o cuatro vándalos en miniatura patéandolo. Me ha dado algo de rabia , pero Hugo lo ha encajado bien, y a mí me gusta pensar que ha sido porque nos lo hemos pasado dabuten en la nieve, tirándonos bolas, haciendo la croqueta, construyendo el muñeco de nieve más feo del mundo -y el más efímero-. Hay cosas que no resulta tan fácil destruir. Y quizás, quién sabe, Hugo hasta recuerde cuando sea mayor, esa mañana con su padre. Digo con Patxi.
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