EL AÑO DE LA LENGUA AZUL EN LA CIUDAD DEL MUNDO AL REVÉS (Capítulo 1)
CUENTO SANFERMINERO POR CAPÍTULOS. PATXI IRURZUN. FOTOS: LUIS AZANZA
Dedicado al club de fans de Patxi Irurzun (Gotzon & Zipo) y a sus churumbeles.
CAPÍTULO 1
Me llamo Güan y soy un cenizo. Sólo a un cenizo como yo, a un gafe, a un malhadado, a un malasombra o sombrón, a un agorero, atrabiliario, infausto (a estas alturas ustedes ya habrán descubierto que mi libro de cabecera es un diccionario de sinónimos), sólo a mí, en suma, que soy un aguafiestas —nunca mejor dicho—, podían haberme encargado una guía turística sobre los sanfermines en el año de la lengua azul.
Parece un chiste: la lengua azul es una enfermedad transmitida por un mosquito llamado culicoides imícola (parece el nombre de un pivot griego, pero es el nombre genérico del insecto); una enfermedad que afecta, entre otros, al ganado bovino, y que al ser altamente infecciosa ha traído como consecuencia la suspensión de corridas de toros y todo otro festejo que implique el traslado a pie de reses bravas. Por ejemplo, los encierros de Pamplona. ¿Se imaginan ustedes las fallas de Valencia sin fuego? ¿Unos huevos fritos sin pan? ¿Un domingo de resaca en estado vegetativo sin una película lacrimógena en la tele? Pues algo semejante entiendo yo que deben de ser unos sanfermines sin encierros ni corridas de toros.
Mi profesión, redactor de guías turísticas, es una profesión dura. No se enfaden. Yo sé que hay decenas de trabajos muchos peores que el mío (por ejemplo, esos actores que anuncian pomadas contra las hemorroides). Pero pónganse ustedes en mi lugar: ¿Cómo voy a escribir sobre los sanfermines si este año por la calle Estafeta en lugar de miuras y cebadagagos los mozos van a correr delante de avestruces?
Ustedes, evidentemente no conocen la respuesta, del mismo modo que yo no sé cómo un actor logra que le tomen en serio en los castings después de haber anunciado Hemoal o cómo se unta un huevo frito sin pan, pero no se preocupen por mí, son muchos años ya de profesión y en otras peores me he visto: por ejemplo, hace tan sólo unos meses, el terrible tsunami arrasó todos las playas paradisíacas que yo acababa de reseñar en mi guía del sudeste asiático repletas de gente sonriente. Realmente soy un cenizo recalcitrante y a veces hasta me siento un especie de autor intelectual de esas catástrofes (por otra parte he de reconocer algo avergonzado que me saco un sobresueldo como enviado especial, pues siempre soy el primero en llegar a las zonas devastadas).
Espero de todos modos que aquí, en Pamplona, la cosa no vaya más allá de la supresión de encierros y corridas de toros, aunque todo puede ser, pues para reemplazarlos el consistorio de la ciudad ha programado algunos actos que estén a su misma altura y sigan concitando la atención del resto del mundo, me temo que sin prever las consecuencias. Desconozco en qué puede acabar un encierro con avestruces, pero estoy convencido de que el acontecimiento programado para mañana, día 7 de julio, San Fermín, se convertirá en algo histórico: ni más ni menos que un partido de fútbol Barça-Real Madrid, con una particularidad revolucionaria: los jugadores del Real Madrid irán vestidos de azulgranas y viceversa, los del Barça, de merengues. Puede tratarse —lo que no sé si para bien o para mal— de algo memorable, fausto, indeleble, inolvidable, memoratísimo….
Continuará
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