100.000 salidos
El blog LA POLLA MÁS GRANDE DEL MUNDO, en el que se narran por capítulos las andanzas de la estrella del cine porno Dick Grande, ha alcanzado en una fecha señalada y de recogimiento como ésta, viernes santo, la cifra de 100.000 visitantes, desde que la abriera en noviembre de 2007. ¿100.000 pajilleros, 100.000 despistados o 100.000 lectores de esos que leen con una sola mano?. Sea lo que sea, gracias a todos.
PAZLESTINA. De Juan Kalvellido.
Mi compañero artístico y más que amigo Juan Kalvellido acaba de publicar en El viejo topo este libro sobre Palestina. Yo aporto mi grano de arena ¡con un poema! (que veré si me atrevo a subir a este blog). De momento, aquí va la información sobre el libro:
El tratamiento que el Estado de Israel ha dado a los palestinos de Gaza –y no sólo a los de Gaza– sólo puede calificarse de una manera: como crímenes contra la humanidad. Y no hay excusa que valga. Como a tantas personas, los crímenes cometidos por Israel en Gaza no dejaron a Juan Kalvellido indiferente. E hizo lo que mejor sabía hacer: denunciar este feroz intento de limpieza étnica con sus dibujos. Aquí se reúnen esos dibujos, realizados antes y durante la invasión. Son dibujos impregnados de dolor y de rabia, pero también de amor y de ternura. Son dibujos que ponen de manifiesto el cinismo con que Occidente contempla el drama palestino, dibujos que interrogan a nuestras conciencias. Son dibujos que nacen del corazón.
Diversos escritores, intelectuales, activistas de derechos humanos, etc., han puesto en este libro sus palabras al lado del trabajo de Kalvellido: Juan Goytisolo, Alfonso Sastre, Carlos Frabetti, Carlos Tena, Ángeles Maestro, Lidia Falcón, Belén Gopegui, Higinio Polo, José Maria Ripalda, Paco Fernandez Buey, Enrique Santiago, Armando Fernandez Steiko, Joan Josep Nuet, , Carlos Fernandez Liria, Benito Rabal, Santiago Alba Rico, Francesc Tubau, Pascual Serrano… El resultado, espléndido, constituye no sólo una denuncia inequívoca de la impunidad con que Israel viola los más elementales derechos, sino también un llamamiento para alcanzar la paz a través de la justicia.
El viejo topo. 136 páginas. 15 euros.
ARROTZ O LA BANDA DEL ABUELO EN GRUTA 77
La banda del abuelo, grupo de rock forajido, entre cuyos miembros se encuentra mi amigo el escritor Josu Arteaga, acaba de subir a su myspace un nuevo video. Es el segundo single de su inminente nueva fechoría, MALPASO, y en el video aparecen imágenes de la fiesta por la segunda edición de Resaca / Hank over y algunas fotos que yo saqué aquella noche salvaje. También aparezco al final en los créditos (hay que tener una vista de águila para leerlos). Sobre la canción, Josu me escribe: «Hemos paseado un escarabajo pelotero por el careto de unos cuantos poloticastros y le hemos metido un zapping reflejo del mundo en el que vivimos. La cancion habla de eso, de sentirnos extraños siempre y en todo lugar. De cómo cojones sobrevivimos en medio de esta locura. En el estribillo decimos eso de: ETORTZEKE DAGOEN IRAULTZA ARROTZ EZ DEN BIZITZAN DATZA (LA REVOLUCION VENIDERA CONSISTE EN UNA VIDA NO EXTRAÑA).
ATRAPADOS EN EL PARAÍSO
José Ángel Barrueco ha subido a su blog, además del fragmento de Ajuste de cuentos, otro de mi libro Atrapados en el paraíso, en el que cuento mi viaje al basurero de Payatas, en Manila. Este libro (finalista del Premio Desnivel 2004 y ganador del Premio a la creación del Gobierno de Navarra ese mismo año), además, está siendo traducido actualmente al francés (luego tocará buscarle un editor). Yo, por mi parte -y así me lo piden muchos lectores- no descarto intentar una reedición en castellano que le haga un poco de justicia. Ahí va el texto:
Junto al nuevo “check-point” había una pequeña “carindería”, en la cual unos cuantos militares, algunos de ellos evidentemente borrachos, mataban las horas bebiendo cerveza y espantando los miles de moscas que revoloteaban alrededor de las cazuelas. “Casa Mosca”, bautizamos aquel lugar, sin saber todavía que allá comeríamos más de un plato de arroz. Algunos de aquellos tipos se sumaron al grupo y todos juntos comenzamos a subir en dirección a la montaña. Resultaba dificultoso caminar, los pies se hundían en un barrizal impreciso, en el que afloraban bolsas de plástico destripadas, neumáticos rajados…; un barrizal que despedía un olor que era ya como una presencia física, casi como si uno de los tipos que nos saludaban te hundieran su gancho en la barriga y revolviera un poco. Por fin llegamos hasta la cima. Por un momento me quedé pasmado. Nunca había visto nada parecido. Entre pilas de inmundicia, que los camiones iban descargando sin tregua, cientos de personas desgarraban con sus ganchos las bolsas de basura, seleccionando el papel, el cartón, las latas…