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RESPETO (Variación sobre un poema de David González)

Abr 20, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Ayer colgué en este blog un poema, Marea negra,  que era una adaptación de un cuento propio. Hoy, por el contrario, publico un pequeño cuento que escribí adaptando un poema de David González. No sé por qué, cuando lo leí me vino la imagen a la cabeza de un modo que yo consideraba muy narrativo. No es la primera vez que me pasa con David, en mi libro Ciudad Retrete utilicé, con su permiso, algunos de sus poemas de la cárcel para dos o tres lances de la novela. Supongo que en el fondo no hago más que empeorar la cosa, mejorar a David es difícil, por no decir imposible, pero sentía esa necesidad. Os dejo con el poema, primero,  y luego con el cuento. 

            McDONALDS

            rue de provence

            rue Lafayette

            haussmann

            mcdonalds®:

 

            un clochard

            pelo largo

            sucio

            grasiento

y          despelurciado

 

            con canas

 

            en andrajos

 

            roña en las uñas

 

            pasea entre las mesas

            coge una bandeja

y          se sienta

 

            entonces

            los comensales

            chavales jóvenes

            en su mayoría

            se acercan a él

            se inclinan

y          en silencio

            en completo silencio

            depositan

            en la bandeja

            bolsas

            con patatas fritas

            perritos calientes

            hamburguesas

y          vasos de cartón

            con cerveza

            coca cola®

y          café

 

            también monedas

y          cigarrillos

  

            respeto

 

David González, de su libro ALGO QUE DECLARAR (Bartleby Editores, 2007)


RESPETO

Los conozco, a todos esos cabrones, y sé qué van a pedirme en cuanto cruzan la puerta del Mcdonalds           

 -Un menú infantil -, dice, por ejemplo, Jerome, y lo dice bien alto, sin cortarse un puto pelo -y sin guardar la cola-, pero nadie protesta,  porque Jerome es el negro más hijoputa de toda la «banlieu», el que más mierda mueve, costo, farlopa, crack, jaco, lo que quieras…           

Aziz, por el contrario, se acerca al mostrador sin meter bulla, pide educadamente una Big Mac, «y que la hamburguesa esté bien tostada», añade, guiñándome un ojo. Aziz es puro fuego. Durante la revuelta dicen que quemó más de cien carros, uno de ellos  el de su propio viejo. Libertad, igualdad y fraternidad, sí señor. Y  la bofia sin comerse una mierda.           

Maxime tuvo menos potra. Los maderos le pillaron  en el saqueo de una tienda de electrodomésticos. Se lo llevaron a comisaría y le metieron más hostias que a un pandero. «Basura blanca», le insultaban, cada vez que sacaban su cabezota de una bañera en la que los polizontes habían escupido, se habían cagado y meado.. Al menos se libró del talego, porque con lo único que le ligaron fue con un iPod, menudo gilipollas. Sólo un gilipollas como él puede pedir café y patatas fritas para untar. Claro que Maxime es un gilipollas con una pipa, y eso ya cambia las cosas. Se la agenció en cuanto lo soltaron y está deseando que se vuelva a liar otra vez para volarle la cabeza a algún gendarme.

Sí, los conozco bien, a todos esos cabrones.  Delincuentes, terroristas, escoria.  Eso es lo que dice el bocarrana de Sarkozy. Pero  ellos no están aquí cuando entra  Bernard el sintecho, apestando a vino y a mierda, y se desparrama en la mesa de la esquina.  Porque entonces, Jerome, Aziz,  Maxime, y todos los chavales, toda esa gentuza, se levantan de sus sillas, se acercan al viejo mendigo y dejan en su bandeja vacía una bolsa con patatas, media hamburguesa, lo que sea, lo que tengan.           

Sí, los conozco muy bien, a todos esos cabronazos.

Patxi Irurzun

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