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Tagged with "VIAJES Archivos - Patxi Irurzun"

MAMBO POA

Nov 10, 2010   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Mi relato «La última frontera»ha sido uno de los diez finalistas del II Concurso de relatos de viaje Mikel Essery, que ha ganado el trotamundos Ander Izagirre con un impresionante reportaje sobre Groelandia. Ander se lleva de premio un viaje internacional, que nadie mejor que él sabrá aprovechar; a mí creo que me tocará un lote de libros o una noche en una casa rural o algo así, más acorde con mi espíritu de etxe-zulo y exviajero. Además, La última frontera aparecerá junto con otros 25 relatos en el libro «Mambo Poa». La última frontera habla sobre un país en el que no hay -o no había cuando yo estuve- Macdonalds, de una autopista de agua, de fundas penianas, de una calavera usada como pisapapeles en una aldea del río Sepik… Podéis leerlo aquí.

EL MURAL DE TANIPERLA.

Abr 20, 2010   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Hace años escribí este reportaje sobre un mural pintado en una comunidad zapatista en Chiapas y reproducido en diferentes partes del mundo. Yo lo conocí en Alsasua, cuando trabajaba en la biblioteca. Empecé a investigar y contacté con autores del mural en Argentina, Los Ángeles, Barcelona…, entrevisté a Checo Váldez, quien lo pintó por primera vez en Taniperla…
El sindicato CGT editó ese reportaje en una edición especial (y posteriormente yo viajé con ellos a La Culebra, municipio en el que se volvió a pintar el mural, tras ser destrudio por el ejército; fue un viaje increible, conocí a gente maravillosa, escribí un libro basándome en él, En el desierto de la soledad, que aguarda en un cajón su oportunidad).
Además, habilité una web sobre el mural, un número especial de Borraska, en el que se pueden encontrar traducciones del reportaje a varios idiomas (italiano, francés, euskera, catalán, gallego y portugués… si alguien se anima con otro) y colaboraciones literarias (Antonio Orihuela, Julián Sánchez, Eva Vaz, Sor Kampana…). También se puede descargar el texto en PDF.

Este es el enlace: http://www.ctv.es/USERS/patxiirurzun/once

Y esta la entradilla del reportaje:

EL MURAL MÁGICO DE TANIPERLA

ESTA ES LA HISTORIA DE UN MURAL MÁGICO, QUE SE DESTRUYE APENAS CUARENTA HORAS DESPUÉS DE SER FINALIZADO Y REAPARECE, COMO PROYECTADO EN ESPEJOS, EN DIFERENTES PARTES DEL MUNDO: SAN FRANCISCO, TORONTO, MUNICH, Y TAMBIÉN MADRID, BARCELONA O RUESTA, PUEBLO DEL PREPIRINEO ARAGONÉS ABANDONADO Y RECUPERADO POR EL SINDICATO CGT. UN MURAL EN EL QUE ZAPATA REVIVE CON ASPECTO MÁS INDÍGENA QUE NUNCA, HAY UN ESCRITOR LIBERTARIO QUE SIEMBRA LETRAS EN EL CAMPO, FRONTERAS CON FORMA DE CINTURA DE MUJER, CUATRO SOLES Y UNA ARTERIA DE AGUA. UN MURAL EN EL QUE LA VIDA Y LOS SUEÑOS BAILAN UNA DANZA CONTRA LA CUAL NO HAY EJÉRCITO QUE PUEDA COMBATIR. ES EL MURAL DE TANIPERLA, PINTADO, BAJO LA DIRECCIÓN DEL ARTISTA Y CATEDRÁTICO MEXICANO CHECO VALDEZ, POR LOS INDIOS TZELTALES DEL MUNICIPIO AUTÓNOMO RICARDO FLORES MAGÓN, EN TANIPERLA, CHIAPAS, MÉXICO, EL MUNDO.

VIAJES (XII): ALGUNOS HOMBRES BUENOS (LA HABANA)

Dic 6, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Cuando estuve en La Habana escribiendo una guía turística sobre la ciudad, hubo una persona que me ayudó, desinteresadamente, de una manera que nunca sé cómo podré agradecer, y que además, me transmitió su buena estrella todavía mucho tiempo después, cuando escribí una columna con la que de algún modo reconocer ese apoyo. Tras presentar ese texto a un concurso literario conseguí que la rueda de galardones literarios y viajes siguiera girando: esta vez el premio fue una semana en Bangkok.

Esa persona, a la que conocí de un modo casual, tenía un nombre novelesco: Leonardo Depestre Catony, y además de ser el editor de la revista Mar y pesca, había publicado algunos libros, como este que me regaló, Cien famosos en La Habana, e innumerables artículos sobre La Habana y su historia, sus personajes, sus rincones…

Espero, algún día, volver a verle, saber de él… Le estoy muy agradecido y, sobre todo, es difícil encontrarse con hombres buenos como él.

Algunos hombres buenos

Existe una sociedad secreta internacional de hombres y mujeres buenos con los cuales yo a veces he tenido el privilegio de entrar en contacto. La última en La Habana. Fue en las escaleras del Capitolio, mientras esperaba a que escampara una tormenta tropical. Me encontraba enredando en la cámara digital cuando un tipo con aspecto de cobrador de seguros se me acercó. «¿Es usted fotógrafo?» me interrogó. «No, no», contesté, algo borde, pues en aquel momento, precisamente, me encontraba mandando a la papelera todas las fotos en las que le había cortado la cabeza a alguien. «Soy periodista» respondí, lo cual todavía sonó peor, porque en realidad yo solo soy un juntaletras. Pero lo cierto es que me encontraba allá, en La Habana, realizando un trabajo periodístico sobre la ciudad, y así se lo hice saber. «¡Cooooño, colegas!», exclamó Leonardo. Así se llamaba: Leonardo Depestre, y era el editor de «Mar y Pesca». Me temí lo peor, una charla terrible sobre las costumbres sexuales de los camarones, pero resultó que el hombre había escrito decenas de artículos sobre La Habana que generosamente, una vez en la redacción, fue echando a un disket para que hiciera uso de ellos como me diera la gana. También me dijo lo que le pagaban por cada uno de esos artículos. Al día siguiente yo regresé con algunos cuadernos y bolígrafos, y también con un sobre en el que había metido el fajo de pesos que no había conseguido que me admitieran en tiendas y bares. En realidad era una forma de aligerar equipaje. El caso es que Leonardo no solo no aceptó aquel dinero sino que me invitó a pizza y helado. El era un hombre bueno. Y yo… yo siempre he tenido la impresión, cuando los hombres y mujeres buenos, me han admitido entre ellos, de ser sólo un intruso.

CORAZÓN VIAJERO

Nov 4, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
Unas primas lejanas de mi Dockers
Bien, bien, esto es como lo de los zapatistas, hay que taparse la cara para que alguien te mire a ella, desparecer para hacerse visible… En serio, muchas gracias a todos los que habéis dejado comentarios o me habéis escrito o invitado a participar en vuestra revistas durante estos días, es algo ciertamente nutritivo y reconfortante (y eso que solo me he ido unos días de turista). Hablando de turismo y viajes, a modo de coda a la anterior entrada va esta cortita solo para añadir que al volver de Nueva York decidí jubilar una maleta que me ha acompañado por medio mundo y de la que voy a hacer publicidad – era marca Dockers– porque, sencilla y sinceramente, lo ha aguantado todo, kilómetros de polvo por caminos de Papúa Nueva Guinea o Chiapas, vapuleos de agentes de aduanas y mozos de aeropuerto, vasos de mojito y ron cubano derramados sobre ella, la arena de las playas navarras (o sea, Zarauz, Lekeitio, Hondarribia…), el olor como una segunda piel de basureros y más de una vez –quizás eso haya sido la peor- el peso de mi cabeza sobre ella, mientras echaba alguna cabezadita o dormía la mona.
Y eso que la cosa empezó mal, la maleta o mochila con ruedas, más bien, tenía una especie de clon de la mitad de tamaño que se unía a ella por una cremallera, y el día de su estreno las siamesas se desgajaron nada más echármelas al hombro. Pero luego cada una siguió su propio camino, la más pequeña hoy la utiliza mi hijo Hugo para guardar sus Clics de Famobil, que ahora son de Playmobil, y la mayor aguantó como una campeona hasta el otro día en que, de regreso de la gran manzana, viéndola hecha una piltrafilla, decidí, no sin pensármelo una y dos veces, bajarla a la basura.
Como la maleta no entraba en ningún contenedor la dejé apoyada en uno de ellos, y subí a por una segunda tanda de basura –hay que ver la cantidad de mierda que generamos- y cuando volví, me puse tontorrón y quise echarle un último vistazo, pero ¡había desaparecido! Miré a mi alrededor y vi entonces un camión de “Remar”, en cuya parte trasera estaba mi Dockers, de pie, mirándome orgullosa, dispuesta a continuar recorriendo mundo. Eso es lo que se llama tener corazón viajero. Y yo me alegré por ella. ¡Buen viaje, compañera, y larga vida!

VIAJES (XI): POLO MONTAÑEZ (La Habana)

Oct 10, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Tras regresar de Filipinas y Papúa Nueva Guinea y publicar un par de reportajes sobre el basurero en magazines semanales de periódicos (no sin dificultad; en muchas redacciones nos dijeron que a la gente no le gustaba ver desgracias los domingos mientras desayunaba), me convertí en un «experto» en viajes y me encargaron una guía turística sobre La Habana y Varadero (que digo yo que para experto, podían habérsela encargado a un periodista habanero; de hecho debo mucho de esa guía a un plumilla que conocí allá casualmente -y gracias al que conseguí encadenar otro viaje, este a Tailandia-. Estuve un mes dando vueltas por la capital cubana, donde, por aquella época, era inevitable escuchar, en los bares, las tiendas, desde las casas, la música de Polo Montañez, del que todo el mundo hablaba con respeto y con cariño, después de su trágica y premonitoria muerte. Compré sus discos a dos jineteros en la calle Obispo, y los escuché con ellos, para que comprobara que el disco, aunque pirata se escuchaba perfectamente, y mientras lo hacíamos los muchachos me mostraban el vello de sus brazos erizado, sobre todo al oír La última canción. Sobre ella, y sobre Polo Montañez, escribí lo siguiente:

LA ÚLTIMA CANCIÓN

Hacía tanto tiempo que no me cansaba de escuchar un disco, una y otra vez, una y otra vez… Como una obsesión. Como cuando me aprendía de memoria las letras de las canciones (o las traducía del inglés al guachiguachi). Uno comienza a hacerse viejo cuando descubre que Triki ya no es el monstruo de las galletas sino un cantante inglés.
Pero ahora Polo Montañez ha llegado para rejuvenecerme el corazón con sus canciones sencillas y desesperadas. Suenan en todos los bares de La Habana, en los bicitaxis, o desde las azoteas de los viejos edificios. Venden sus discos en el top-manta cubano los jineteros. Todos, viejos y jóvenes, le adoraban incondicionalmente cuando estaba vivo y lo han convertido en un mito de la música cubana ahora que murió.
La historia de Polo Montañez contiene ciertamente todos los componentes del mito. Hijo de un leñador, aprendió de manera autodidacta a acariciar con sus dedos gruesos de campesino las cuerdas de una guitarra y a cantarles de una manera natural a las cosas sencillas y trascendentales de la vida. Lo hacía en un garito para turistas por el que, como en las películas, cayó por casualidad un representante que se lo llevó para Colombia donde de un día para otro vendió 400.000 discos. Ya de regreso a Cuba Polo se convirtió en un fenómenos de masas. Y de repente, en el momento álgido de una fama que nunca se le subió a la cabeza ni le hizo olvidar quien era, un guajiro natural, murió en un desgraciado accidente de tráfico. Sólo 15 días antes había escrito «La última canción», un tema que pone en piel de gallina el corazón, y en la cual Polo vaticina que el último minuto de su vida debe de ser extraño, romántico y amargo. Polo, Polito, gracias por todo y ojalá que allá, estés donde estés, de una vez, la suerte vaya a visitarte.
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