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UNAS PÁGINAS DE ‘DIOS NUNCA REZA’

Ene 6, 2015   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

275972_100001113426487_33072056_nViernes 12 de septiembre de 2008

Malen está más cansada, estos últimos días, camina despacio, jadea al hablar, y por las noches se levanta varias veces al baño. Cada vez que la oigo suspirar, moverse lentamente, me pregunto si irá a ponerse de parto, y, aunque sea egoísta e inconsciente, pues la habitación de June continúa llena de trastos, y ni siquiera le hemos comprado el cochecito (y además Malen no ha tenido tiempo para depilarse para el hospital),  yo pienso que me gustaría que la niña naciera ya. Por una parte es la mejor forma de acabar con el nerviosismo y la incertidumbre (¿Estará June bien?  ¿Cómo tendrá el piececito? ¿Aguantaré yo con dignidad en el paritorio?…),  la mejor forma de echar a esos animalitos que han empezado a  morderme por dentro y a devorar a los que llevan ahí desde que empezamos la mudanza. Pero sobre todo, quiero que nazca ya para poder acabar el libro, este libro, y así poder  presentarlo al Nadal, y  soñar al menos durante tres meses, hasta la fecha del fallo, que he escrito algo importante…

Creo además que June es lo que necesito para dar sentido a estas páginas. Como personaje yo he resultado un desastre, no ha habido en mí progresión alguna, he cambiado de ciudad, de casa, pero sigo dentro del mismo e incómodo traje, sin sucumbir a la crisis ni vencerla. ¿A quién le importa eso? ¿Le interesa a alguien que Urko se haya adaptado perfectamente a su nuevo colegio, que para mí ahora el momento más importante del día sea cuando voy a recogerle, que me emocione y reconozca al niño que yo, apocado y tímido, no fui en la resolución con que me guía por los pasillos de la ikastola, en la jovialidad con que se despide de los otros niños y de las cuidadoras del comedor y en cómo ellas le corresponden -los niños le prestan menos atención, alguno  incluso le mira con el ceño fruncido, me temo que Urko les habrá pegado, pero incluso eso, que me molesta mucho, lo prefiero a que sea él quien reciba los golpes,  es cuestión de que aprenda a elegir bien a sus enemigos-, todo eso le importa a alguien? ¿O que mi cuenta corriente vaya en picado? ¿O que los electrodómésticos de la casa se hayan sublevado, piten a todas horas?…

Tal vez lo que tendría que preguntarme es si me importa a mí mismo, si me sirve para algo, debería ser realista y reconocer que nunca ganaré el Nadal (ni mucho menos seré finalista con mi novela porno de la que hace ya tiempo que no subo nada al blog), que quizás como mucho conseguiré que alguien me publique el diario y que lo lean trescientas o cuatrocientas personas, que tal vez lo que debería hacer para sentirme mejor, para que mi vida fuera más digna y yo más feliz,  es, por ejemplo, dejar el trabajo, conseguir que me despidan (o quizás lo esté haciendo ya con este diario, quizás mi jefe sea una de esas trescientas o cuatrocientas personas que lean el libro)…

Supongo que pienso en ello porque hoy han despedido a Aitziber. Y porque me pongo a hacer cuentas y ya hay más gente que he conocido en este trabajo que me importa fuera que dentro de él. Aiztiber, en realidad, lo  ha dejado ella, pero mi jefe le ha hecho la vida imposible durante los últimos meses, contrató a otra persona para que hiciera su trabajo, la ha ido echando poco a poco…  Supongo también que que la gente que me importa esté fuera quiere decir que mi sitio también está fuera. Pero tengo pánico a dar el paso, y un niño de tres años y otra a punto de nacer y casi 40 años. Y tengo todavía más pánico a que el miedo me venza, y a hacer lo que tengo que hacer para quedarme dentro, aceptar las normas, postrarme, convertirme en otra persona, un adulador, un lameculos, un peón, con la cabeza muy gorda pero sin brazos, al que son otros los que mueven; todo lo que Aitziber, y los demás, los que están fuera, no eran. Sí, tengo miedo, mucho miedo, pero me gusta pensar que será June la que vendrá a rescatarme.

 

Dios nunca reza, Alberdania 2011

Leer más, comprar, escuchar entrevistas: http://patxiirurzun.com/portfolio/dios-nunca-reza-alberdania-2011/

UNA NUEVA RESEÑA DE ‘DIOS NUNCA REZA’

Ago 2, 2013   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Mi dietario aún sigue provocando reacciones, dos años después. Aquí va la reseña de Carlos F. Romero en ‘Con L mayúscula’:
Ya he dicho en más de una ocasión que disfruto de los dietarios de los escritores, supongo que por la parte de voyeur que tenemos todos más o menos desarrollada, de un lado, y la manera en que pasan de lo particular de su día a día a lo universal de la condición del ser humano, por otro. Cheever, Kafka, Julio Ramón Ribeyro; pero también autores más desconocidos como Iñaki Uriarte o Juan Gracia Armendáriz. 
Tras el buen sabor de boca que me dejaron sus cuentos, La tristeza de las tiendas de pelucas, y sabiendo que tenía publicado un diario, decidí continuar por ahí con la obra de este autor navarro.
Irurzun apunta en las diferentes entradas de su diario los acontecimientos que le ocurren durante el verano del 2008. El cambio de residencia a Sarrigurren, ciudad dormitorio próxima a Pamplona donde solo hay casas y muy poca vida; el nacimiento de un miembro más de la familia, June, una hermana para el pequeño Urko que, en ocasiones, se siente ya un príncipe destronado; el trabajo que le asquea y le quita tiempo para escribir; la presión por parte de su mujer, Malen,  para que pida un aumento de sueldo ahora que la familia va a crecer; alguna pequeña alegría relacionada con un libro en homenaje a Bukowski, del que fue el encargado de la edición; etcétera.
Se da una cosa curiosa con los diarios ya que, aparte de la sensación de estar espiando una vida ajena, al mismo tiempo se produce una empatía con el autor. Cómo no sentirse extraño y enrabietado con ese sistema, con ese monstruo como lo llama Patxi, que nos controla y del que formamos parte, casi sin querer. La voluntad de hacer el mal no es nuestra, es del sistema mucho más fuerte y superior que nosotros, pobres humanos. Cómo no sentirse aprisionado en un trabajo que no te llena, que no te hace feliz, pero que te sirve para malvivir, cuando en realidad lo que querías eras estar haciendo otras cosas que hicieran que tu vida valiera la pena.
Sin levantar la voz, sin berrinches, Patxi Irurzun pone las cartas sobre las mesas desde la subjetividad personal pero trascendiendo el yo. Estoy deseando leer ya Atrapados en el paraíso, sobre su experiencia en el mayor vertedero de Manila.
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