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Archive from marzo, 2024

SIEMPRE LUZ

Mar 30, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON, diarios Grupo Noticias. 29/03/24

El otro día iba conduciendo y me topé con un accidente. Era un coche de autoescuela, al que había arrollado un camión. El aspirante a conductor estaba en el arcén, con una brecha en la frente y un gesto entre Steve Urkel − “¿He sido yo?” − y el de un condenado a muerte. Me pareció una escena muy triste. Pensé que quizás esa fuera la última clase de ese alumno de autoescuela, que quizás el “shock” −nunca mejor dicho− le impidiera volver a ponerse nunca al volante. Una especie de sueño abollado.

Al rato, llegó una ambulancia. Las sirenas de las ambulancias también me parecen muy tristes, son como los aullidos de dolor de la ciudad. Y cuanto más grande es la ciudad menor es la sensibilidad hacia esos aullidos. En las grandes ciudades las sirenas son solo un elemento más del paisaje acústico. Un taladro neumático, el camión de la basura, el silencio del vagón del metro, la sirena de una ambulancia.

Me deprimió un poco pensar en todo eso y, por si fuera poco, mientras esperaba en el atasco, sintonicé las noticias en la radio. El locutor dijo que los palés de víveres que el Ejército de Estados Unidos lanzaba sobre la franja de Gaza habían descalabrado ya a varias personas. Era un buen resumen de la situación. Los americanos, los principales valedores de Israel, quienes habían vetado una y otra vez en el Consejo de Seguridad de la ONU las peticiones de tregua, se presentaban ahora como supermanes de la asistencia humanitaria. Por un lado lanzaban paracaídas con alimentos y medicinas y por otro abastecían con armas a quienes bombardeaban y asediaban a los gazatíes.

Quité, asqueado, las noticias y puse música. Desde hacía algunos días oía en bucle Palabras mágicas, una canción de Koma incluida en su último disco. Es una canción de reconocimiento hacia esas personas que nos salvan cada día, que siempre están a nuestro lado, cuando nada puede ir peor, aquellas que nos arrojan siempre luz, y a las que rara vez se lo agradecemos o a las que, por el contrario, reprochamos solo sus errores. La canción supongo que va dirigida a alguien en concreto, pero cada vez que la oigo siento que a mí también me salva de mis pequeñas tragedias cotidianas, que me llena de esperanza, a pesar de todo, en el género humano. Siempre luz. El mundo es un barrizal, con todo su fango de noticias deprimentes, pero en los atascos de tráfico siempre se abre un hueco para que pasen las ambulancias. Y, quién sabe, quizás el profesor de autoescuela también encuentre las palabras mágicas para que su alumno accidentado regrese a la siguiente clase, cuando se recupere del susto y las heridas. Siempre luz, aunque sea la de una sirena.

HELADOS

Mar 18, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
Puede ser una imagen de 2 personas y helado

¡Estaban comiéndose un helado! Macron y Biden. Delante de un enjambre de cámaras y micrófonos, mientras hablaban sobre Gaza. ¡Sobre Gaza y sus miles de muertos asesinados en hospitales, convoyes humanitarios o escuelas! Comiéndose un helado, sonrientes, casuals, mundanos. En realidad, ni siquieran se comían el helado, solo lo sostenían entre sus manos, temerosos de que en alguno de los lametones les cayera un plastón en la corbata, o, sin que lo advirtieran, se quedara pegado a la punta de su nariz o en la comisura de los labios, convirtiéndolos en carne de meme. Puede incluso que lo de dentro del cucurucho ni siquiera fuera helado, sino puré de colores, como el que usan en publicidad para que no lo derritan los focos.

Supongo que estaba todo programado por alguno de sus asesores. ¿Con qué objetivo? No lo sé muy bien, resulta difícil encontrar una salida en el laberinto de hielo que debe de ser la mente de uno de esos genios majaretas de la macropolítica y el márquetin. Los marquetinianos no son humanos, son unos máquinas. Son gente, por ejemplo, capaz de convencer a otra gente de que es una buena idea cortarte la reproducción de una canción para insertar publicidad. A mí, personalmente, me meten una cuña de Securitas en mitad de, no sé, el Wish you were here de Pink Floyd y me entran unas ganas locas de poner alarmas y cámaras por toda la casa. Hasta en la jaula del conejo (y eso que hace meses que está vacía).

Es ironía, por supuesto. Pero me imagino que esas técnicas publicitarias estarán fríamente estudiadas y darán sus resultados. En lo de Biden y Macron el fin tiene que ser humanizar a esos dos Masters del Universo. Míralos, qué majos, ahí, comiéndose un helado, como cualquier ciudadano de a pie, charlando de sus cosas, Ucrania, la industria armamentística, Netanyahu, qué sobrado el tío, n’ est pas?, está que se sale, ouh, yeah, pero ya sabes qué carácter tiene, y además, ponte en su lugar…

La imagen del presidente de Estados Unidos y del de Francia hablando sobre Gaza con un helado entre los dedos, esos dedos que lo mismo pueden sostener un cucurucho que apretar un botón rojo, es en realidad de una desolación y una deshumanización aterradoras, piensen lo que piensen los máquinas de los marquetinianos. Lo que expresa en el fondo ese gesto es el valor −ninguno− que dan a todas esas vidas que cada día se pierden de manera brutal e injusta en Palestina.

En la desvergonzada comparecencia de los dos mandatarios, Biden vaticinó un alto el fuego en Gaza para el 4 de marzo. Dos días después de la escena del helado el ejército israelí bombardeaba y tiroteaba una cola de reparto de alimentos, asesinando a más de cien personas.

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diarios Grupo Noticias). 16/03/24

Entrevista a Unidad Alavesa

Mar 12, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

“La izquierda oficial de hoy en día me parece vomitiva”

Haritz Artola “Cántaro Garrafa”, cantante y compositor de Unidad Alavesa

El quintento de Ataun 'Unidad Alavesa' actuará mañana en el patio de Sagarbide.
Publicado en Igandea Plus, suplemento dominical de los diarios de Grupo Noticias (10/03/24)

El grupo de Ataun publica nuevo trabajo, Motoki, Zakurreki, Egurreki, diez canciones nuevas con esa mezcla, marca de la casa, cruda y delicada, bruta y poética, de la que podemos empezar ya a disfrutar estos días con los primeros conciertos de presentación

Se llaman Unidad Alavesa pero viven en Ataun (Gipuzkoa). Nacieron en 2016, una década después de que el partido político de cuyo nombre se han apropiado desapareciera. Todos ellos han formado parte de diferentes aventuras musicales: Bizardunak, Benito Lertxundi, Ancha es Castilla, Brigada Criminal, Zopilotes Txirriaos… Con Unidad Alavesa parecen haber encontrado estabilidad y una personalidad propia, que, sin demasiados aspavientos −son ellos quienes autogestionan, felizmente, su viaje− atrae cada vez a más seguidores, en un boca-oreja que alcanza por igual a los viejos rockeros que a la chavalería, la cual corea sus temas con entusiasmo espirituoso. La mezcla que Haritz Artola, alias “Cántaro Garrafa” (guitarra y voz), Eneko Dorronsoro “San Pete” (triki y banjo), Iker Artza “Papas Aja” (bajo), Unai Munduate “Nabosin Origen” (batería) y Gurutz Bikuña “Bartolo Pichi” (guitarra) ofrecen a sus seguidores es de alta graduación, un aguardiente de rock, folk, americana, punk, que entra, en algunos tragos, con la suavidad y el peligro de los medios tiempos y deja en la garganta la amargura chispeante y meláncolica de unas letras que hablan sin filtros ni pedantería sobre perdedores, carlismo, posmodernismo… Acaban de publicar su cuarto trabajo, Motoki, Zakurreki, Egurreki. Sobre él y sobre la trayectoria de Unidad Alavesa charlamos con Haritz Artola, voz, autor de las letras y compositor principal del grupo.

Me imagino que se lo habrán preguntado mil veces, pero ¿por qué decidieron usurparle el nombre a aquella formación política alavesa, con la que aparentemente tampoco tienen mucho que ver?

Pues no lo sé exactamente, pero fue una mezcla entre las prisas porque le hacía falta el nombre a un colega para meternos en un concierto y todavía no lo teníamos, y cierta fascinación por lo looser, más “si la caída es desde muy arriba, tipo Unidad Alavesa o Paul Gascoigne, lo mismo me da”.

El grupo lo componen músicos que han formado parte de diferentes aventuras musicales, de diferente signo, y lo que tienen en común es Ataun, donde creo que todos viven…

Todos vivimos en Ataun menos Nabosin, aunque Papas y yo seamos de Lazkao, un pueblo más feo pero de mayor población que nos ha permitido una mayor mezcolanza sanguínea y mayor distanciamiento al coqueteo endogámico, que al otro trío lo persigue como Putin a Navalny. Todo es más cómodo al vivir todos aquí, pero en cuanto a referentes y gustos cada uno es de una madre.

En este nuevo trabajo volvemos a encontrarnos en las letras buena parte del imaginario del grupo: historias de perdedores, referencias históricas también a un mundo perdido, el carlismo…… ¿Qué le atrae de ese mundo de la derrota?

Yo no es que sepa mucho de historia, pero siempre he tenido la sensación de que todo aquello por lo que siento cierta simpatía acaba siendo derrotado, bien sea política, personal o deportivamente, y, ya que la historia siempre la escriben los vencedores, yo trato de pensar por mí mismo e insertar mis ideas en canciones sin mucho pudor ni complejo. Intento plasmar sensaciones.

Respecto a lo primero, esas historias de perdedores, por ejemplo en canciones anteriores como “Cansado y derrotado”, ha dicho en alguna ocasión que es una historia que no tiene nada que ver con usted, que está felizmente casado, y en el disco nuevo volvemos a encontrarnos con temas como el del padre de fin de semana ¿De qué se nutren esas historias?

Lo de los padres de fin de semana clama al cielo. Suelo pasar mucha vergüenza ajena bastantes veces con los hooligans de sus hijos, y siempre llego a la misma conclusión: les quieren dar en un día lo de cinco, tipo zumo concentrado, y esa sobreactuación suele ser ridícula. Está bien que quieras medrar en tu curro de mierda o mejorar tiempos en tus deportes extremos a costa de que los abuelos cuiden a tus hijos, pero ¡deja de sobreactuar el finde que pareces medio mongolo!

También están esas referencias al carlismo, ¿eso va también un poco por ahí, una especie de épica o estética del fracaso?

Es un poco lo que te comentaba antes, un poco como elegir lo menos malo. Está claro que el carlismo no era la panacea, pero para mí que no soy cristiano era algo cien veces mejor que el liberalismo, y a los hechos me remito. No es que admires a Putin o a Lukashenko, sino que ves a los oponentes liberalotes y dices… ¡a por ellos, hombre! La izquierda oficial de hoy en día, me parece vomitiva, tan políticamente correcta, tan modosita, tan sistémica… no sé si pensar que no se enteran de nada o realmente actúan tal y como piensan. Prefiero pensar lo primero.

El primer tema que lanzaron de este nuevo disco fue Morir en Argentina, un país con el que los vascos tenemos muchos vínculos… ¿De donde viene ese amor por un país en el que, como dice la canción, usted nunca ha estado?

Los primeros recuerdos nítidos vienen del Mundial de México 86, y era que escuchaba apellidos vascos en aquel equipo en el que El Pelusa hacía maravillas, y si con diez años mitificas algo es muy difícil desmitificarlo después. Luego hay más cosas, por supuesto, pero comparado con los mundiales 86 y 90 están en segundo plano. No voy a ir aquí de intelectual guay porque no lo soy. De hecho, tuve que buscar en internet los nombres de los pueblos para la canción ¡ja,ja!

En ese mismo tema hay un sonido de bandoneón, a cargo de Eneko Dorronsoro, ese esjunto con su inconfundible voz y el tono electroacústico de la banda uno de los signos distintivos de Unidad Alavesa: la triki, el banjo, el saxo en alguna canción… ¿qué peso tienen en este nuevo trabajo?

Eneko es nuestro Jordan. De hecho el resto somos casi unos analfabetos musicales y le queríamos comprar un bandoneón pensando que valdría unos cien euros y él nos hizo ver la inopia musical en la que vivíamos: ¡¡valen un pastón!! Te acostumbras muy mal teniendo a alguien como él en el grupo, pues tiene la capacidad de sacrificar su virtuosismo por el bien de la canción. Muy enemigo de la pedantería aun tocando de la hostia. Aunque, claro, sabe que si fuese pedante no estaría tocando con nosotros, sino que estaría en las sesiones chungas esas de Movistar, dándose jabón unos a otros con bigotes y peinados malasañeros del nuevo milenio.

Y junto con ello, su característica voz, personalmente cada vez que la escucho me parece que es la de alguien que disfruta cantando, inflando el pecho, una voz como de ochote o de sobremesa tras una buena comida con café, copa y puro, una voz muy natural, sin imposturas, no sé si me estoy flipando…

Estás flipando bastante sí. No soy de los que cantan en la sobremesa, y aunque me encantan las canciones zuberotarras a capela los ochotes me dan asco. Los primeros me llegan al alma y los segundos acrecentan mi odio al PNV y a su entorno de monaguillos enfermos de modernitis.

Volvemos a encontrarnos también con una mezcla de estilos, medios tiempos, folk, americana, canciones más rabiosas, incluso un tango … ¿Qué nos puede contar sobre eso?

No suele ser preconcebido, lo de la variedad. Está claro que no puedes ser un “Pistol”Maravich de la música todo el tiempo, pero permanecer anclado en un estilo como un poste telefónico te condena a muerte tal vez lejana pero indigna. Yo escucho desde Niko Etxart hasta Darkthrone, pasando por los Tatxers, Víctimas Club o Sega Sound Killers.

Ahora toca presentar el disco en directo, pero antes de entrar en eso creo que es destacable que en sus conciertos hay una mezcla de gente de diferentes generaciones, es decir, que, además de a la vieja guardia rockera, han tocado la fibra a los chavales y chavalas jóvenes…

Eso la verdad es que mola y mucho. Al final lo último que querríamos sería tocar para una especie de secta, me da igual de qué tipo, en la que todo el mundo tenga los mismos gustos y piense y actúe igual. Y eso que somos unos sosos en el escenario. Imagínate si diésemos saltos simiescos como algunos grupos sistemizados.

Y, por último, sobre lo de los directos ¿Qué expectativas tienen? ¿Irán a Argentina?

Nos suelen llamar mogollón y obviamente no podemos tocar ni la cuarta parte de lo que nos ofrecen, pues curramos todos. Lo llevamos todo nosotros y eso es un honor pero un coñazo a la vez. Tenemos todo cerrado hasta octubre sin mucha saturación veraniega. En marzo tocamos en Ondarru, Mondra, Bilbo, Gasteiz, Igorre e Iruña, y luego bajamos el ritmo por el bien de nuestras próstatas. Respecto a lo de Argentina, la línea entre un terrorista y un premio nobel de la paz es muy fina en mi mente como para que el Gobierno Vasco nos subvencione un tour por las euskaletxeas de allá. Por lo demás yo iría encantado, ¡no olvides que quiero morir allí!

Motoki, Zakurreki, Egurreki

Ese es el título (un guiño al euskera de la Sakana) del cuarto trabajo de la banda, tras sus dos primeros discos autoproducidos (Unidad Alavesa y Martin Martin, los cuales posteriormente recopilaría Gor en San Denatio) y Made in Germany, publicado por Artza records, el sello familiar de Lazkao, con quien repiten con Motoki, Zakurreki, Egurreki. Las canciones de esta nueva entrega han sido grabadas en Pottoko Studios de Beasain, por Fredi Peláez, quien vuelve a incluir en algunas de ellas teclas y coros. Diez temas, siete en euskera y tres en castellano, por los que −además del ya comentado homenaje a la herencia vasca de Argentina− desfilan desde Stoichkov o Borja Semper, pasando por las carlistadas, hasta un tema dedicado a Gaza u otro con letra de Jon Mirande, el Nabokov vasco.

ESTAMPA DE BUDAPEST

Mar 4, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diario Grupo Noticias) 04/03/24.

En Budapest no hay rascacielos. Los puntos más altos de la ciudad son las torres del parlamento y de la basílica de San Esteban. Nada por encima del imperio de la ley y de Dios. Pero los cuervos, de ese modo, vuelan a sus anchas y pueden cagarse más a gusto sobre las estatuas de los héroes y los santos. En las afueras de la capital húngara hay, por cierto, un museo con las estatuas retiradas tras la caída del comunismo. Para llegar hasta él hay que tomar dos o tres metros o autobuses que conducen hasta el desangelado museo, que se ubica en un solar, entre otras parcelas con chatarra o material de construcción. Las estatuas de Béla Kun o las dedicadas a la amistad húngaro-soviética, construidas a escala gigante para convertir a quienes las contemplaran en hormigas, se desparraman al aire libre y pierden así toda su majestuosidad. En un almacén medio oculto y lúgubre se amontonan sobre palets viejos varios bustos de Lenin y Stalin. El museo se llama Memento Park y el folleto que venden a la entrada explica que su creación se debatió entre la idea de rememorar los horrores de la dictadura o la de ridiculizarla. El resultado es una mezcla de ambas cosas (y podría ser una pista para el destino de algunos de nuestros mamotretos fascistas, como el Valle de Cuelgamuros o el Monumento a los Caídos de Iruña: desmontarlos pieza a pieza o, para el caso, volarlos por los aires, y exponer sus escombros en un solar de extrarradio).

No hay apenas visitantes, de todos modos, en Memento Park, los turistas, puestos a fotografiar estatuas, prefieren la del inspector Colombo o las miniaturas de Drácula, el osito de Mr.Bean o la rana Gustavo que se distribuyen por varios puntos estratégicos de la ciudad. Por ejemplo, en la barandilla de uno de los puentes que separan y unen a la vez Buda y Pest, representado en una de esas miniestatuas, Francisco José I, el marido de Sissí Emperatriz, se balancea sobre el Danubio azul, que en realidad es marrón. La leyenda dice que quienes ven el agua del río de color azul están enamorados. Y deben de ser unos cuantos, a juzgar por los candados con los que está cubierta dicha barandilla. Aunque para mí que lo único que significan esos candados es que quienes los han amarrado son o bien unos gilipollas incivilizados o bien daltónicos.

Algo más allá, en la plaza Deák Ferenc, una anciana, escoltada por dos enormes San Bernardos sucios, toca en el acordeón una canción que se parece sospechosamente a Baldorba, de Benito Lertxundi, mientras a su alrededor los peatones deambulan entre starbucks y burrikins. El mundo es cada vez más global, y más frío, pero en Budapest, a pesar de todo, todavía uno puede tomarse una cerveza en el Kakas bar, visitar un museo de máquinas de petaco o darse un baño en una piscina termal mientras fuera de ella el termómetro hace una muesca debajo del cero.

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