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Archive from febrero, 2024

LOS DÍAS DE LLUVIA SON MI TÚNEL DE LAVADO

Feb 19, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
Un taxista escribe "lavalo guarro" en un Cabify

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diarios Grupo Noticias), 17-02-2024

¿Por qué en las películas siempre que llega un alumno nuevo al colegio lo hace en mitad de una clase? Me imagino que por el mismo motivo por el que, cuando hay una escena dentro de un coche, quien conduce mira al copiloto en lugar de a la carretera o que cuando dos de los protagonistas orinan en un baño público deben de haberse bebido previamente una kupela de sidra, a juzgar por el tiempo que dura su evacuación.

Son códigos, convenciones aceptadas por el espectador y que, además, tienen su lógica: durante la matusalénica meada alguien revelará, mientras mira de reojo el aparato urinario de su interlocutor, algún dato clave en una investigación; el conductor despistado nunca se va a estrellar porque lo que se ve por la ventanilla es a todas luces un paisaje falso; y si el nuevo alumno llega en mitad de la clase es porque se subraya de ese modo su protagonismo o su diferencia frente al resto de los alumnos que esa mañana han tenido que madrugar como pobres pringados.

En la vida real a algunas cosas resulta más difícil encontrarles sentido: el otro día, por ejemplo, en una tienda de ropa vi unas chanclas con piel de borrego. ¿Cuándo se supone que vas a usarlas? En verano tus pies se van a convertir en chuletillas al horno, y en invierno la parte que quede en ellos al descubierto se te va a congelar (y tampoco puedes ir a la moda, esa horrible moda actual de los calcetines con chanclas, porque estas de la tienda en cuestión eran de las que se enganchan entre el dedo gordo y el siguiente, que no sé cómo se llama).

¿Los dedos de los pies tienen nombre, por cierto? Si extrapolamos la nomenclatura de los de las manos, ese segundo dedo debería ser el índice, pero, ya que hablamos de lógica, yo no conozco a nadie que señale en una dirección o que escriba “Lávalo, guarro” en la ventana trasera de un coche sucio con el pie (esto último está un poco forzado, sí, pero es que he empezado este artículo con la idea de introducir en algún momento del mismo la siguiente frase: “Los días de lluvia son mi túnel de lavado”, a la que ya me he acercado con este discurso, pero a la que ahora tampoco le veo ningún sentido; y, además, la frase en cuestión ya la había escrito en el título).

Hablando de cosas sin sentido, y de cine, todavía me pregunto qué pintaba Quique en Verano Azul o por qué todavía hay a quien la monarquía le parece defendible cuando esto no es una película de época sino la vida real −nunca mejor dicho− del siglo XXI. No sé, yo no le veo utilidad alguna, es como tener una puerta con ventana y mirilla a la vez, es decir, una bobada.

Por lo demás, he consultado en internet y el nombre del segundo dedo del pie es “digitus secundus pedis”, o sea, segundo dedo del pie.

Entrevista a Lendakaris Muertos

Feb 6, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

ALGUNOS QUE ANTES NOS TIRABAN PIEDRAS AHORA SON FANS”

Aitor “Ibarretxe”, cantante de Lendakaris Muertos

Publicado en Igandea Plus, suplemento dominical Grupo Noticias (04/02/24) Fotos: Galder Izagirre

Su nombre, Lendakaris Muertos, es un homenaje a uno de los grupos pioneros del punk, Dead Kennedys. Comenzaron su andadura hace veinte años, y lo celebran en 2024 con nuevo disco, Mucho asco (casi) todo, y gira, Dándolo (casi) todo.En realidad, desde que empezaron a tocar nunca han parado. Aunque en sus inicios su humor no se entendiera del todo y los apedrearan en más de una ocasión. Ahora, son ya parte de la cultura popular, a la que han aportado canciones y lemas como “ETA, deja alguna discoteca” o la iconografía que los representa, el Oso Panda, una enorme mascota de dos metros que los acompaña sobre el escenario. Sus conciertos se convierten en una fiesta, en la que toma parte un entusiasta público de todas las edades. El nuevo disco es puro lendakarismo, velocidad y gamberrada, y llega con dos novedades: la canción más corta de la historia (menos de un segundo) y el regreso de Asier “Agirre”, uno de los miembros fundadores. De (casi) todo ello, hablamos con Aitor “Ibarretxe”, el cantante de la banda pamplonesa.

Su nuevo disco se titula Mucho asco (casi) todo, ¿qué es lo que se salva en ese paréntesis?

Buena pregunta, pero yo creo que lo hemos puesto solo para quedar bien. Realmente no teníamos título para el disco y hemos cogido el de una de las canciones, la que queríamos que fuera la del récord, la más corta de la historia.

Esa canción no dura ni un segundo, ¿cómo se les ocurrió la idea?

La hizo Asier, que es muy fan de Napalm Death, quienes tenían hasta ahora el récord, con un tema de 1,3 segundos. La nuestra dura algo menos, pero tiene su instrumentación, su letra…

Otra de las novedades es, precisamente, la vuelta al grupo de su hermano Asier, después de diez años…

Yo se lo propuse hace un par de años y él al principio dudaba. Le dije que se lo pensara y finalmente aceptó, fue todo muy natural. Al final, la música es nuestra pasión. Nos quedan quince años para la jubilación (bueno, seguro que son más) así que la idea es disfrutarlos. El grupo está consolidado, nos gusta tocar en directo y grabar discos, y mejor eso que ir a la obra.

¿Hay más novedades?

Después de grabarlo me di cuenta de que era la primera vez que no hablamos de drogas, al menos explícitamente. Lo demás es lo de siempre: política, violencia, temas sociales… Es lo mismo, con veinte años más.

¿Se siente más cómodo, más protegido, de nuevo con su hermano gemelo en el grupo?

Sí, además, en el grupo somos dos parejas de hermanos, Potxeta y Jokin también son hermanos. Para lo bueno y para lo malo.

¿Y como queda el quinto lendakari, Iván, en esa situación?

Iván podría ser nuestro hijo.

En ese sentido, Lendakaris Muertos es un grupo intergeneracional, está la vieja guardia, con Jokin “Garaikoetxea” y Potxeta “Ardanza”, ustedes dos, que son como una generación de transición, y una nueva hornada del punk , en el caso de Iván…

Sí, está muy bien, porque Jokin y Potxeta le dan la autenticidad de los ochenta, que ellos vivieron, y que en cierto modo homenajeamos en el grupo; luego estamos nosotros, Asier y yo, que podemos aportar otro punto de vista, en cuanto a letras, sobre todo; e Iban, que tiene la mitad de edad que nosotros…

En sus concierto también se ve gente de todas las edades…
Al principio cuando empezamos a tocar iban a vernos solo cabezones, todo tíos superjóvenes, después se empezaron a ver más chicas, más tarde gente de todas las edades. Muchos de esos cabezones del principio ahora tienen hijos y vienen con ellos. Yo creo que somos afortunados y privilegiados, por tener una base de fans que se va renovando. También hemos notado que nuestro público es cada vez más multiétnico…

Han hecho, por cierto, giras por Colombia, Ecuador, Argentina… ¿Se entienden allí algunos de los guiños y referencias locales que suelen usar?

A veces nos preguntan. En Bogotá una vez vino un chaval con un montón de dudas apuntadas en un cuaderno: qué es ikastola, qué es amatxo…

Al final el sentido del humor es universal… Esa ha sido siempre una seña de identidad de los Lendakaris, a veces incluso parece una parodia del punk.

Sí, el grupo de hecho empezó con bromas que solíamos hacer en la cuadrilla, sobre todo con el tema de la política, que hay mucha gente que se lo tomaba demasiado en serio, más en aquella época, hace veinte años. Por eso y porque nos gustaba el punk. Juntamos las dos cosas. Sí que es cierto que a un grupo de rock o de música en general, si haces humor, no te toman tan en serio. Por ejemplo, un grupo como Ojete Calor, que a mí me gusta mucho, y que seguro que mucha gente conoce sus canciones… pues seguramente dentro de veinte años, cuando hablen de los grupos de estos años, nadie los citará, porque si te dedicas al humor se le quita importancia a lo que haces.

LENDAKARIS MUERTOS: 'MUCHO ASCO (CASI) TODO'

Pero al final, al menos al nivel que estamos nosotros, todo lo que hay detrás del grupo tienes que manejarlo con seriedad, con compromiso, porque, si no, no funciona bien. En ese aspecto los Lendakaris somos muy serios.

A ustedes les costó mucho que les entendieran, algunos no captaban la ironía de algunas canciones como Gora España!...

Sí, luego la gente ya fue entrando, pero sí, al principio tuvimos problemas, nos tiraron piedras varias veces. Pero como todavía no había redes sociales eso no se sabe o se olvida. Seguramente muchos de los que estaban apedreándonos entonces son fans ahora. De hecho, yo conozco a alguno que hasta nos ha pedido perdón…

¿Se puede decir que Lendakaris siguen la estela de un tipo de grupos como Tijuana in blue, con un humor gamberro, algo brutote, muy navarro?

Un conocido solía decirme que Tijuana in blue era como el fútbol, que la gente iba a sus conciertos a desahogarse. En nuestros conciertos pasa algo parecido.

Además, Jokin y Potxeta tocaron en el grupo. Y usted y su hermano son familia del difunto y añorado Eskroto o Gavilán, el cantante de Tijuana in blue y de los Huajolotes

Sí, somos primos. Eskroto era mi héroe, era un tío muy especial, todo el mundo lo sabe, de los que hay pocos. Y un artista. La parte pública que se conocía de él era solo una parte muy pequeña de lo que era como persona. Y sí, me gustaba mucho todo lo que hacía.

Las perfomances en directo, el espectáculo sobre el escenario, con el oso, usted interactuando con el público… ¿también viene de ahí?

Sí. Cuando cuando hicimos el grupo metimos todo eso porque yo recuerdo que iba a muchos conciertos de rock y me aburría, a no ser que fuera muy fan, y echaba de menos algo de interacción, un poco de peligro, también, y creo que nosotros ofrecemos todo eso.

Y luego está el oso, que es como el sexto lendakari…

Por supuesto.

¿Tiene nombre ese oso?

Sí, Edu. Como el monstruo de Iron Maiden se llamaba Eddi nosotros al nuestro le pusimos Edu.

¿Edu está con ustedes desde el principio?

No, no, el oso lo tenemos hace solo siete años, parece que lleva todo la vida, pero no. La canción del Oso panda es del segundo disco, es decir, de hace 18 años, pero Edu solo lleva siete años. Es curioso porque esa canción la gente la empezó a pedir tiempo después de publicarla, cinco o seis años después. Ahora la tocamos la última, como los Rolling Stones con Satisfaction, pero antes era una más, estaba por la mitad del repertorio…

Hablando del repertorio ¿la gira de celebración de estos veinte años de carrera va a tener también novedades?

Sí, tocaremos canciones de los primeros discos que no tocamos hace tiempo… En realidad siempre hemos metido canciones de todos los discos, pero cada vez va siendo más difícil hacer el repertorio porque tenemos ciento y pico temas… También habrá una escenografía un poco más cuidada, con más elementos… Pero bueno, iremos viendo, lo que la gente pida. Será un “Grandes Éxitos”.

LENDAKARIS MUERTOS: 'MUCHO ASCO (CASI) TODO'

CULTURA POPULAR

La portada de Mucho asco (casi) todo es obra del ilustrador madrileño Mario Riviere. En ella vemos a otro Lendakari, Pedro Sánchez, al que la banda reconoce como un superviviente, capaz de salir vivo, haciendo malabarismos, de cualquier situación, y al cual homenajean y atizan al mismo tiempo en uno de los temas, Sanchista y jujano. Creen más que probable que este tema, o la portada, llegue a oídos del presidente. No sería la primera vez que algunas de las dianas de Lendakaris Muertos reaccionan ante sus zarandeos, la mayoría de las veces con deportividad, como Pablo Echenique, a quien también dedican otro tema en su nuevo trabajo. Pablo Iglesias, por ejemplo, suele citarlos a menudo. Lendakaris Muertos forman parte ya del acervo popular, al que han contribuido con algunos de los estribillos de sus canciones, como “ETA, deja alguna discoteca” u expresiones que aparecen en otras, como las ojeras farloperas de “Oso Panda”.

ABESTI BAT

Feb 5, 2024   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal en magazine ON (diarios Grupo Noticias), 03/02/24

A medianoche, justo cuando arrancaba el lunes más triste del año, Gorka Urbizu nos alegró el día, nos convirtió en cenicientas al revés, poniendo a nuestros pies esas zapatillas de cristal que son las canciones de su nuevo disco, Hasiera bat, el primero en solitario tras su largo y exitoso periplo en grupos como Berri Txarrak o Peiremans.

Lo publicó por sorpresa, sin meter ruido, sin adelantar exploradores o batiscafos en busca de likes en el proceloso mar de internet o a nadie con un bombo para aporrearlo ante las puertas de las revistas, las radios y las redes sociales. A pesar de lo cual los más devotos, los que algo habíamos husmeado como sabuesos hambrientos en las últimas e intrigantes pistas dejadas en el aire, allí estábamos, con los párpados cargados por el plomo de la madrugada, desafiando al madrugón.

Y mereció la pena.

El músico de Lekunberri ha contado en algunas de las entrevistas concedidas tras el estreno de Hasiera bat que una de las razones por las que publicó su trabajo de esa manera fue para defenderlo de la dictadura de los singles, de las canciones que se desguazan de la nave antes incluso de que esta esté en órbita y caen como meteoritos en nuestros oídos, convirtiendo los discos, en esta época en la que siempre andamos con prisas (la mayoría de las veces para perder el tiempo mirando una pantalla), en chatarra espacial. “Si crees que no puedes dedicarle 34 minutos, igual no es tu disco”, ha dicho Gorka. Y es cierto, hay que escuchar el disco completo para comprender toda su sutileza, para disfrutar de hallazgos como esa teoría de una simpleza tan maravillosamente esclarecedora: “Gauzak ez dira horrela, gauzak horrelaxe daude” (Las cosas no son así, las cosas están así); pero también es cierto −al menos en mi caso lo es, y creo que no soy el único− que resulta difícil no caer rendido ante la belleza elemental de uno de los temas en particular: Etxe bat.

En estos tiempos en que algunos artistas jóvenes nos hablan de sus ambiciones desmedidas o alardean de sus sold outs, el rockero al que no se le cayeron los anillos al tocar frente a un solo espectador en una sala de Nantes nos dibuja en la letra de Etxe bat una escena doméstica y familiar: su aita leyendo las esquelas en el cuarto de estar, su ama pidiéndole que ponga la mesa, el perro demandando sus caricias, y el artista, entre todos ellos, componiendo ya, sin saberlo todavía, esta hermosa canción sobre las cosas pequeñas e importantes y el temor a perderlas…

Gorka Urbizu ha tenido, además, el acierto de contar y cantar todo eso con una desnudez que redobla la emoción transmitida por este trozo de su vida, al que nos permite asomarnos a través de una ventana que es, en realidad, un espejo. Un espejo en el que apreciamos, gracias a la magia de la música, el reflejo, como un cristal precioso, de nuestras zapatillas de casa, o sea, de nuestras vidas y nuestros días.

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