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CLUB DE LECTURA DE VERANO 2023

Ago 1, 2023   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

LA INCREÍBLE HISTORIA DE LA PELOTA VASCA, de Santiago Lesmes Zabalegui

Gerardo Lizarraga

Si empiezo diciendo que el libro que comentamos hoy es una enciclopedia de la pelota vasca, su autor, el pamplonés Santiago Lesmes Zabalegui, se me va a enfadar. Con razón. De la máxima horaciana “enseñar deleitando” las enciclopedias suelen por lo general olvidarse de la segunda parte, reduciéndose en la mayoría de los casos a aburridas y frías acumulaciones de fechas, datos y definiciones. Y no es el caso. En La increíble historia de la pelota vasca su autorhace una declaración de intenciones cuando, en la introducción del libro, afirma que aspira a ofrecer al lector “un relato apasionante y extraordinario, un viaje en el tiempo narrado de forma amena y aderezado de infinidad de historias, anécdotas, personajes y curiosidades”. Objetivo que cubre sobradamente. No obstante, no podemos obviar que la obra nos da cuenta también de los orígenes del juego, las diferentes modalidades y herramientas, la importancia del frontón como elemento arquitectónico y social (el ágora vasco), la presencia de la mujer en los frontones, el reflejo del mundo pelotazale en el arte, el carácter de la pelota como rasgo definitorio de la cultura vasca…

Si eso no es una enciclopedia que baje Txikito de Eibar del cielo y lo vea.

¡Patapún!
No, no se me ha aparecido Indalecio León Sarasqueta (Txikito de Eibar), el estruendo se debe a que, cuando consultaba el nombre de pila del célebre cestapuntista en La increíble historia de la pelota vasca, el libro se me ha caído al suelo, con sus casi cuatrocientas páginas y sus más de mil ilustraciones y fotos, incluso con sus dibujos animados (la pequeña figura de un pelotari aparece en la parte inferior de todas las páginas, de modo que si las pasamos rápidamente el dibujito cobra vida)… Todo lo cual, convierte, efectivamente, en un deleite la lectura de esta instructiva obra.

Indalecio Sarasqueta, Txikito de Eibar

Dada la exhaustividad de la misma nos vamos a ceñir a aquello que nos atañe, el capítulo dedicado a la literatura −los libros y autores que se han hecho eco del mundo de la pelota y los pelotaris−, pero antes no podemos pasar por alto otro tema recogido por Santiago Lesmes: las apuestas y los desafíos, que han estado unidos al deporte de la pelota desde sus inicios, generando multitud de lances y personajes novelescos.

Apuestas rocambolescas

Las apuestas hoy en día están regularizadas, así como el reglamento de las diferentes modalidades de pelota, pero hubo un tiempo en que los desafíos se hacían casi a la carta, y así podemos encontrarnos con partidos en los que un solo pelotari se medía a dos, tres o más contrincantes, o debía restar los tantos con una serie de condiciones (al aire, sentándose entre punto y punto en una silla, de revés, con el canto de la pala…), o −rozando ya lo esperpéntico− en los que uno de los deportistas tenía que competir con una arado romano al cuello (y lo que a priori parecía una clara desventaja también podía favorecerle, pues su adversario, si no quería ser descalabrado, tenía que agacharse con cada giro del arado). Se han llegado a conocer partidos en los que un pelotari competía atado por el pie a un ciego, o a un perro, o al perro del otro pelotari (que, por supuesto, no paraba de llamar al animal)… Y había auténticos profesionales de estas rocambolescas apuestas, que utilizaban todo tipo de pillerías, por ejemplo, fingirse débiles o enfermos durante el partido y, cuando les convenía, recuperar prodigiosamente la salud y dar la vuelta al resultado. Ganapanes que recorrían los frontones de feria en feria y que en ocasiones alcanzaron enorme celebridad, como el navarro de Espronceda Luis Zubielqui que, tras trabajar en su infancia como carbonero y pastor, decidió, cumplida la veintena, darse a la buena vida valiéndose de sus facultades físicas, tanto las buenas (su talento innato para la pelota) como las malas (un rostro que aparentaba cortedad de luces y que hacía, en un tocomocho pelotazale, confiarse a aquellos “listos” a quienes desafiaba en sus apuestas).

Luis Zubielqui

Pelota y literatura

La vida de Luis de Zubielqui daría para una novela picaresca, pero, a la espera de la misma, tal y como hemos adelantado, Santiago Lesmes recoge referencias a la pelota vasca en numerosas obras literarias, empezando por las Confesiones de San Agustín, que se lamenta del tiempo que su afición al juego le resta a la oración o la escritura, pasando por alusiones en obras clásicas como el Quijote, el Lazarillo de Tormes, el Libro de buen amor o el Gero, de Axular, y llegando a novelas, como la de Pierre Loti, Ramuntcho, en la que la pelota ya adquiere un mayor protagonismo, más allá de la cita aislada (Ramuntcho es “pescador y pelotari de día, contrabandista y aventurero de noche”). Y, además, varios cameos pelotazales en obras de grandes autores de la literatura universal como Shakespeare, Alexandre Dumas, Rousseau, Martín Lutero, Rabelais… Por citar solo a uno de ellos esto es lo que escribe Prosper Mérimée en Carmen: “Me gustaba demasiado el juego de la pelota y eso es lo que me ha perdido. Cuando jugamos a la pelota, nosotros, los navarros, nos olvidamos de todo”. Quien habla es el sargento protagonista de la novela, natural de Elizondo y euskaldun (su enamorada, la gitana Carmen, que ha venido a encarnar todos los tópicos raciales españoles, era por su parte oriunda de Etxalar e igualmente vascoparlante).

Capítulo aparte se dedica a Ernest Hemingway, de quien se ha destacado siempre su afición a los sanfermines y a los toros, pero no tanto su pasión por la pelota vasca, hasta tal punto que llegó a afirmar: “Entre los pelotaris vascos cuento con mis más y mejores amigos”. Y, en efecto, durante sus años en Cuba fue un asiduo del jai alai y compartió en su legendaria finca Vigía comilonas semanales con los cestapuntistas que formaban parte del cuadro del Palacio de los gritos, tal y como era conocido el frontón habanero.

A las obras citadas nos permitimos aquí añadir la radionovela Pelotari zaharraren ajeak, de Bernardo Atxaga, o mencionar que otro clásico de la literatura vasca como Jean Etchepare se doctoró en medicina en la Universidad de Burdeos con una tesis sobre los pelotaris y su salud: “Quelques remarques sur le jouer de pelote”.

El photocall de la pelota

En fin, La increíble historia de la pelota vasca está trufada de curiosidades e historias apasionantes. Por sus páginas desfilan Pancho Villa (que mandó construir un frontón en su hacienda comunal de Canutillo) o, fotografiados junto a pelotaris, Charlot, Walt Disney, Errol Flynn, Jayne Mansfield, Travolta, Ava Gadner…; nos enteramos de que siendo adolescente Simón Bolívar se enfrentó y venció en un partido premonitorio a Fernando VII, a quien años más tarde volvería a derrotar en el campo de batalla; que durante la primera guerra mundial Chiquito de Cambo arrojaba granadas contra las líneas enemigas propulsándolas con su cesta (algo que debió inspirar a un redactor de El Confidencial casi un siglo después, quien afirmó que durante unos disturbios en Barcelona en 2019 miembros de la kale borroka habían sido vistos utilizando la misma herramienta para lanzar piedras y rodamientos contra la policía); leemos también sorprendidos que durante algún tiempo, hacia 1940, hubo más mujeres pelotaris profesionales que hombres (eran los tiempos gloriosos de las raquetistas, a los que el general Moscardó intentó poner fin alegando que la pelota “no era una cosa bonita de mujeres”, cuando lo que quería decir en realidad era que no podía tolerarse que aquellas mujeres empoderadas y libres ganaran más que los hombres, alternaran de noche, viajaran solas, etc.).

Aramayo muesta una cesta al actor John Travolta en el Jai Alai de Miami, a finales de los setenta

Son, en fin, cientos las historias increíbles y, sin embargo, ciertas que vamos a encontrar en este libro que recomendamos esta semana encarecidamente a los pelotazales y a quienes no lo sean, también.

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