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Entrevista a Tonino Carotone

Jul 27, 2021   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

“Con esta gira me he quitado la ansiedad y las telarañas»

Patxi Irurzun / Gara

Agárrense que llega el rey del vodevil. Y viene con ganas. Animal de escenario, acostumbrado a hacer y deshacer maletas, Tonino Carotone lo ha pasado mal durante el confinamiento, pero comienza a desquitarse de este mondo cada vez más difficile con Piano Piano, la gira que recala estos días en Derio y Donosti

Hablamos por teléfono con el artista iruindarra, hoy vecino de Lavapiés; el cantante que antes de convertirse en una celebridad mundial bajo el nombre Tonino Carotone fuera el Toñín de los Huajolotes; el autor de temas ya convertidos en clásicos populares como Me cago en el amor. Todavía se  le nota abatido, tras dos años de parón, sin subirse a los escenarios, pero también resuena al otro lado del hilo de vez en cuando su carcajada canalla y hedonista y uno se imagina sus ojos brillantitos cuando nos habla con la ilusión de principiante de sus nuevos proyectos: los dos discos que tiene pendientes o la gira Piano Piano que lo trae estos días hasta nosotros (el viernes 23 de julio en la sala Baserri de Derio a las 19:30, y el sábado 24 en Dabadaba de Donosti a las 21:00).

“Era una idea que tenía desde hace tiempo:  yo solo con un pianista de jazz, por teatros, locales pequeños, pero que no había tenido oportunidad de llevar a cabo por culpa de las giras, los discos, siempre de aquí para allá…”, nos explica. Y también que ahora precisamente se daban las circunstancias. “Voy con un pianista también navarro, Carlos Arriezu, al que conocí hace solo un mes, y está funcionando muy bien, con ese formato de jazz, más intimo, más minimalista, pero que mantiene mi rollo, mi idiosincrasia. Al principio, después de tanto tiempo sin tocar,  tenía mis temores, de mí mismo, cómo iba a responder, o cómo lo iba a hacer el público, pero ya me he quitado la ansiedad y las telarañas. Hemos hecho ya varios conciertos y estamos muy contentos”.

Eran, en efecto, ya dos años muy largos los que Tonino llevaba sin sentirse artista. En febrero del 2020 hizo su último bolo en Atenas y desde allí regresó a Madrid ya enfermo. Ha pasado dos veces el coronavirus y también “una depresión de la hostia”, confiesa. “No tenía ánimo para escribir, leer, ni para nada, escuchar mis propios temas me daba pena, he estado mal, no he tenido inspiración para nada, sino todo lo contrario, no tenía ganas de nada, me he dedicado a comer, a beber y a fumar porros como cuando tenía quince años, y poco más, miraba para fuera y me ponía más triste, a mí todo esto me ha sentado fatal”, dice.

Por si eso fuera poco, los dos trabajos que Tonino tenía preparados para publicar se quedaron en el horno. Uno de ellos es un disco de swing, homenaje al artista italiano Fred Buscaglione, del que han llegado a decir que Tonino es la reencarnación ( “Era muy golfo, igual por eso”, se ríe); y el otro una colección de canciones en varios idiomas, con un tema común que no quiere todavía desvelar, y de las que Carotone, no obstante, ha ido ofreciendo algunos adelantos, como No dollar, en cuyo vídeo, como una premonición lo vemos lanzando al mar desde un velero una botella con un mensaje, o El último cliente, del cual también hizo un vídeo para “Pamplona Sound”, iniciativa del ayuntamiento de Iruña en la que participan y hacen jumelage varios grupos de la ciudad.

Hablando de Iruña, Tonino adelanta también que para los sanfermines chiquitos está preparando algo gordo, de nuevo con una gran banda, con canciones de su repertorio y populares… y sobre lo que tampoco puede o le dejan todavía contar mucho más, tiene que morderse la lengua, algo difícil para alguien dicharachero como él (a lo largo de nuestra conversación telefónica, de hecho,  hablamos también sobre los sanfermines –la llamada tiene lugar un 13 de julio-, los conciertos en ellos con los Huajolotes, o el que dio como Tonino Carotone en en 2019 para grabar el documental sobre la insumisión Dos años, cuatro meses y un día; sobre Madrid, donde vive y sufre los embates del nacionalismo más casposo –“Habría que preguntarles a los sanitarios cómo de libres se sienten ellos”, dice-; sobre la precariedad y la falta de apoyos y ayudas que han sufrido el sector de la música durante la pandemia…).

Ahora, a pesar de todo ello, Tonino Carotone comienza a ver luz en el horizonte.

“Los artistas necesitamos sentirnos artistas, el escenario. Estos meses han sido muy duros para mí, sobre todo psicológicamente. Tanto tiempo parado te da la vuelta a todo, es casi como volver a empezar. Pero en los conciertos que estoy haciendo vuelvo a notar esa sensación de compartir con el público, de poder soltar tu rabia… Estoy muy contento y me lo estoy volviendo a pasar bien. Y el público también”.

Estamos seguros de que sí. Y de que Tonino volverá a darnos grandes momentos y grandes canciones. Los adelantos que ha ido lanzando, de hecho, lo son, canciones pegadizas y vitalistas. Como sucedió con Me cago en el amor, que compuso tras un desengaño amoroso; o Insumisión, Carcelero… que entonó y con las que puso a todo el mundo a bailar tras su paso por la cárcel. Agárrense, pues. Es el rey del vodevil y, Piano Piano,  está de vuelta.

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