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BESTIARIO: CULEBRACA

Sep 1, 2019   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

culebraca

Publicado en semanario ON con diarios de Grupo Noticias 31/08/2019

 

BESTIARIO
(DRAGORRIONES, CULEBRACAS, TÓPAROS 
Y OTROS BICHOS RAROS)

Patxi Irurzun & Belatz 

 

El escritor Patxi Irurzun y el dibujante Belatz dan rienda suelta a su imaginación con esta colección de bichos raros-raros-raros. Un catálogo estival de criatura híbridas e imposibles que se recomienda leer en familia

CULEBRACA

Hay muy pocas culebracas en el mundo y muchos cazadores furtivos de culebracas. La piel de las culebracas es muy apreciada, porque con ellas se hacen zapatos, carteras, abrigos, todos ellos carísimos. Las carteras de culebraca, por ejemplo, siempre tienen un bolsillo especial para billetes de quinientos euros.

Cada culebraca, que, como ya os imaginaréis, es una mezcla de culebra y vaca, tiene la piel distinta a la de todas las demás. No hay una culebraca igual en todo el planeta. Algunas tienen la piel de serpiente, otras de cachemire, otras de moqueta —y hay culebracas con la piel de moqueta fucsia, verde fosforito, rosa bang-bang—…

Hay incluso, un tipo de culebracas a las que le crece la piel como el gotelé. Y otras con la piel como el forro de los libros, así que se les transparentan todos los músculos, los tendones, los huesos o sus cinco estómagos (porque las culebracas tienen cinco estómagos: uno para digerir la hierba, otro el pienso, otro las moscas que se tragan, otro para rumiar la hierba, el pienso y las moscas que se tragan y uno más de repuesto por si falla alguno de los cuatro anteriores).

En realidad, hay tantas pieles diferentes de culebracas que resulta muy sencillo falsificarlas, pues cualquier tejido e incluso cualquier dibujo que te imagines puede aparecer sobre la piel de una culebraca.

En un pueblo perdido en las montañas del País Vasco que se llama Zarraluki, por ejemplo, encontraron una culebraca llamada Rufina, que tenía dibujado en su cuerpo un mapamundi. Eso sí, lo tenía dibujado al revés y por eso la solían llevar a la escuela del pueblo para que los niños estudiaran geogimnasia, que es una asignatura en la que se aprenden los países del mundo mientras se hace el pino.

Sin embargo, existe un método infalible para saber si una piel de culebraca es auténtica: su olor. Todas las pieles de culebracas son distintas pero todas huelen igual. Las culebracas son una especie de vacas enanas, con las patas tan cortitas que parece que van arrastrándose por el suelo. Como una culebra. Y eso tiene sus inconvenientes. A las culebracas, por ejemplo, no se las puede ordeñar porque con el rozamiento siempre pierden toda la leche por el camino. El caso es que la piel de las culebracas huele siempre a tierra, se impregna de ella, y cuando uno se acerca una piel auténtica de culebraca a la nariz es como uno de esos días en que empieza a llover y del suelo se levanta ese olor tan rico a tierra mojada.

Las carteras, abrigos y zapatos de piel de culebraca falsa, por el contrario, huelen a culo de mono.

Es una pena que las culebracas estén desapareciendo a manos de los cazadores furtivos, porque hay muy pocas culebracas en el mundo pero el de las culebracas, como habéis visto, es todo un mundo.

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