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SUPERHUMOR DIARIO

Ago 13, 2009   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Más de una vez he usado alguna noticia de los periódicos para escribir un cuento, que luego ha acabado no pareciéndose en nada a la realidad – como debe ser-. Me pasó por ejemplo en Fiambre (Cuentos sanfermineros) y en los dos cuentos antimonárquicos de Ajuste de cuentos. Pues bien, estos últimos días han aparecido dos de esas noticias que me ponen los dientes y los dedos largos (lástima que los días no duren 48 horas) y que quiero compartir con vosotros.

La primera de ellas es la detención en un hotel de Pamplona de un ladrón de documentos históricos (mapas de los siglos XV y XVI, etc). El tipo era un húngaro con un carnet de investigador apañado con Photoshop y un cúter. Entraba en bibliotecas y archivos y, ¡zas!, se llevaba a casa un Ptolomeo, que luego nadie echaba de menos. Me imagino que el húngaro tendría cara de buena persona, y nadie se ponía a repasar los libros que había consultado y había roído con su cuchilla de inofensivo ratón de biblioteca. Desconozco qué valor pueden tener en el mercado negro este tipo de documentos, él aseguraba que los sustraía para su propia colección, como si sufriera una especie de bibliocleptomanía. Me lo imagino en su habitación de hotel con los mapamundis desplegados sobre la cama y mirándolos con la picha dura. El hotel , por cierto, es importante que sea modesto, quizás un hostal o pensión, con luz mortecina y mantas gordas. Y de provincias. Porque este tipo de robos suelen suceder en ciudades como Soria, Pamplona, Toledo… Como cuando Eric el belga andababa apandando santos y vígenes por todas las iglesias de los pueblicos y sacándolos a espuertas, en camiones, decían, para forrarse vendiéndoselo de estranjis a millonetis europeos. Pero el húngaro que no, que él los robaba para disfrute personal, para su propia colección. Lo más gracioso de todo que en el periódico en que lo leí, justo debajo de esta noticia, anunciaban para el próximo fin de semana una feria de coleccionismo en un centro comercial, y visto así, la cosa parecía más bien una convención de delincuentes.

La otra noticia aparecía el domingo pasada con portada y doble página en el Diario de Navarra, que parecía más que nunca el Superhumor. Tres chavales que se van a hacer supervivencia al Quinto Real, las estribaciones del Pirineo navarro, y se comen una gallina y dos limacos para no morir de inanición. Para mí que el redactor jefe estaba en Saloú o con gripe A, o quizás el que tenía la gripe A, y un proceso febril tan preocupante como productivo, era el que firmaba el reportaje; o eso o era un becario con un sentido del humor exquisito y se la ha colado a todos (o igual han sido los propios supervivientes). El cuento que a mí me inspira va por ahí, lo otro me importa menos, los rambos esos pueden comer saltamontes o lo que les de la gana y colgar cuantos vídeos quieran en youtube diciendo puta y hostia mientras se caen a un regacho o hacen vivac en el parque Yamaguchi (os recomiendo verlos, son de mucha risa -excepto cuando hacen fuego, arrancan de cuajo árboles… ¿eso se puede hacer?-).

Habrá que tomárselo a risa, sí, porque si rascas un poco la cosa da bastante asco, y miedo, y vergüenza ajena, es mejor no pensar en qué es la auténtica supervivencia, día a día, mes a mes, de las personas a las que han hecho fosfatina las ERES, o la pensión de jubilación, ni en qué pensará esa gente al ver a los boys-scout estos en titulares gordos, cuando a ellos no les ha tirado el Superhumor una triste foto en las huelgas o en las encarteladas…

Igual, esa gente, piensa que todo es solo una broma. O , para el caso, un cuento.

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