Hoy es el día de la super-resaca en Pamplona. La mía es moderada, porque desde hace unos años he bajado la cantidad de ingesta de bebidas espirituosas ,por el bien de mis hijos. Pero estoy muy cansado: callejear y beber cerveza con una niña de 21 meses que no quiere saber nada de la silleta ni de que la tenga en brazos otra persona que no sea su aita es complicado y agotador (aunque tiene otras compensaciones). Por lo demás volví a emocionarme, como todos los años, en el chupinazo, soy un moña y un hiperlocal que diría El naúgrafo digital, pero no lo puedo evitar, y me gusta, qué hostias. Para mí sigue siendo el día más especial del año. El caso es que estoy derrengado y mañana continúa la fiesta: a la 1 de la madrugada cogeré un autobús que me lleve a Madrid, donde a las 8 de la mañana me subiré al tren que nos lleva a los invitados a la Semana Negra de Gijón. El sábado presentaré con Kalvellido nuestro artefacto La virgen puta. Esperemos que el malagueño esté inspirado y me saque del marrón en el que siempre me veo cuando se trata de hablar en público y sobre mis propias obras. Tenía ganas, por lo demás, de saber qué es eso de la Semana Negra, el tren negro, todo negro y criminal… Va a ser como salir de una burbuja, la sanferminera, y entrar en otra, y el lunes otra vez a Pamplona, y a continuar las fiestas. Pobre de mí.