• Subcribe to Our RSS Feed
Tagged with "gara Archivos - Página 4 de 6 - Patxi Irurzun"

En GARA sobre El Cabrero y la novela sobre él de Edu Izquierdo

Mar 19, 2014   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

http://www.naiz.info/eu/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-03-16-06-00/hemeroteca_articles/el-cabrero-el-cantaor-de-quienes-no-tienen-mas-que-sus-manos-y-su-imaginacion

 EL CABRERO, EL CANTAOR DE QUIENES NO TIENEN MÁS QUE SUS MANOS Y SU IMAGINACIÓN
Eduardo Izquierdo recrea en “Debo ser muy buena presa cuando tengo tantas escopetas apuntándome” la vida del desobediente cantaor de flamenco  

Se lo contó Kiko Veneno a Eduardo Izquierdo, el autor de “Debo ser muy buena presa cuando hay tantas escopetas apuntándome” (Lupercalia Ediciones)  durante una entrevista que este le realizaba para la revista musical Ruta 66: “Cuando llegó mi productor Joe Dworniak a Sevilla fui a buscarlo al aeropuerto y me dijo ‘Ahí hay un tío con un sombrero del oeste que estaba fumándose un cigarro y ¿sabes dónde lo ha apagado antes del embarque porque no tenía otro sitio? En la mano’. ‘Coño, ese es El Cabrero’, le contestó Kiko Veneno”. Ese es El Cabrero. Un cantaor con aspecto de Harry el Sucio (ropa negra, pañuelo rojo al cuello, sombrero de ala ancha),  un hijo de la sierra al que en los concursos de flamenco los señoritos no le perdonaban que tuviera las botas sucias de andar por las veredas, ni que se cagara en dios sobre los escenarios (de hecho, estuvo preso en 1982 por ello, o eso alegan); alguien que pudo haber sido tan grande como Camarón, pero al que el éxito le resulta incómodo, y viceversa, pues El Cabrero es desobediente como el viento de poniente, la oveja negra que se aparta del rebaño porque no se fía del amo ni del pastor; alguien a quien una de las revista de música más famosas del mundo busca para hacer una entrevista, pero él la declina, porque tiene que ayudar en el parto de una de sus cabras.
De eso va “Debo de ser buena presa cuando hay tantas escopetas apuntándome”, la biografía de ficción o novela biográfica en la que Eduardo Izquierdo ha mezclado episodios reales y conocidos de la vida de El Cabrero (que lo es realmente) con otros reconstruidos a partir de su leyenda popular. “Mi interés por El Cabrero me lo despierta mi abuelo, que es de Huelva y de hecho vive allí. Él me ponía sus discos y me contaba algunas historias que, al final y llenas de imaginación se han convertido en este libro”.
En la novela, un periodista musical de la edición americana de Rolling Stone se propone realizar un reportaje sobre El Cabrero, en quien ve la reencarnación de otro hombre de negro, Jhonny Cash.  “Yo es que creo que El Cabrero es un rockero en esencia y actitud. No un rockero de pose, sino de los de verdad. Por eso lo veo cercano a Johnny Cash. Es todo actitud y firmeza ante sus principios”, explica Izquierdo. Sin embargo, el  protagonista se encuentra con la oposición y la ignorancia de sus jefes de redacción, y de paso, en la novela se da buena cuenta de las miserias y grandezas del periodismo musical, que el autor conoce de primera mano. Paralelamente, vamos asistiendo a diversas secuencias en la vida de José Domínguez, El Cabrero (su niñez, sus detenciones, sus caminatas por el monte o a pie por carretera para ir a ver a los maestros del flamenco…) que nos perfilan la imagen de un hombre que, además de cantar como los ángeles, y también como los ángeles caídos, y de hacerlo cantando siempre a los de abajo y a la izquierda, a los campesinos, a quienes no tienen otra cosa que sus manos y su imaginación, transpira por cada poro de su piel autenticidad, valor, inteligencia en estado puro, libertad… El libro tiene algo de puzle, es fragmentario, pero Izquierdo es claro desde la primera página, reconoce las ‘debilidades’ de la novela en el primer prólogo o salía:  “Quise que cada capítulo estuviera escrito con un estilo diferente a los demás. Es evidente, además, que no sé de flamenco, pero es que muy poca gente sabe de ello. Intenté informarme un poco pero al final es que la esencia de la novela no es ese estilo de música, sino el personaje”. En realidad Izquierdo sabe más de flamenco de lo que dice y los puntos flacos del libro son los que lo hacen fuerte, los que engordan esa personalidad juguetona y revoltosa de El Cabrero. La misma que quizás le ha privado de ser una estrella mediática: “Creo que los rebeldes están muy bien como teoría, pero si lo son de verdad empiezan a tocar las narices a mucha gente que no comulga con ellos. Cuando pasan de ser una simple broma a ser “peligrosos” ya no hacen tanta gracia y aparecen las protecciones en forma de vetos, malos artículos en prensa, desprecios, etc.” dice Eduardo Izquierdo. “El Cabrero ha sido demasiado juzgado y casi siempre por cosas no musicales. Eso, sin duda, le ha perjudicado mucho, aunque creo que él es feliz con lo que tiene. Desde luego hacer lo que ha hecho y como lo ha hecho debe provocar que al mirarte cada mañana al espejo te sientas muy satisfecho de ti mismo”. A El Cabrero, pues, no lo detuvieron por cagarse en Dios, ni le privaron de premios por llevar las botas sucias, o sí, lo hicieron por no cantar, únicamente, sino por también quejarse, por revolverse, por poner voz a los que las botas limpias pisan la garganta. La luz que alumbra a El Cabrero no es la de los focos, sino la de las estrellas en la sierra. Y curiosamente, la novela de Eduardo Izquierdo corrió una suerte parecida a la del malogrado reportaje del protagonista de la misma: “Te contaré algo que acaba de definir como es El Cabrero. ¿Tú qué harías si alguien te enviara un libro basado en tu persona? Creo que el 99% de las personas correría a leerlo. Él no lo hizo. Cuando le llegó el libro, Elena, su pareja, me iba diciendo que tenía que esperar. Yo no entendía muy bien por qué hasta que un día me dijo: ‘Es que José cada día sale con las cabras y vuelve muy tarde, pero mañana parece que va a llover y no creo que salga, así que será un buen momento para leérselo’ (porque el libro, por otra parte no lo ha leído él, se lo ha leído Elena, que es casi más bonito). Ese es El Cabrero. Alguien con unos principios inquebrantables”

Patxi Irurzun

Entrevista con Bruno Le Dantec en GARA, sobre «Partir para contar»

Mar 19, 2014   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

http://www.naiz.info/es/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-03-02-06-00/hemeroteca_articles/la-prohibicion-en-fronteras-como-la-de-ceuta-conviene-a-mucha-gente

“La prohibición en fronteras como la de Ceuta conviene a mucha gente: a las mafias, pero también a los estados que trapichean y regatean acuerdos económicos”
Bruno Le Dantec, autor junto con Mahmud Traoré de “Partir para contar”
Patxi Irurzun, Iruñea
El 29 de septiembre de 2005 cientos de migrantes africanos participaron en un asalto a la valla de Ceuta que se saldaría con la muerte de, al menos 5 de ellos, abatidos por los disparos de las policías fronterizas entre España y Marruecos. Una situación que lamentablemente se repite cada cierto tiempo, la última hace unos solos días. El senegalés Mahmud Traoré recorrió a lo largo de tres años de viaje diferentes países, desiertos, montañas, para llegar a Ceuta e intentar el salto a Europa. “Partir para contar” narra esta moderna odisea en la que Mahmud tuvo que sufrir los abusos y mordidas de las diferentes policías, enfrentarse a las mafias que controlan el tráfico de personas y hacen negocio a expensas de los más pobres entre los pobres, ver morir por el camino a muchos compañeros… Mahmud formó parte de una sociedad subterránea y nómada, que se organiza en las diferentes ciudades de paso, con sus campamentos, sus propias casas de acogida, sus propias leyes, parlamentos, chairmans o jefes, a los que también tuvo que enfrentarse y desafiar. Todo ello, y las precarias condiciones de vida en los centros de internamiento o la explotación laboral una vez ya en el estado español, lo contó durante 30 horas de grabación al periodista francés Bruno Le Dantec, con quien charlamos, en este libro que se publica el próximo 5 de marzo y que ha sido definido como un encuentro y homenaje de la lengua escrita a la oralidad y que es sobre todo un testimonio de primera mano, despojado de compasión y estigmatización, de la peripecia vital de miles de jóvenes africanos a los que se ha arrebatado la voz, el nombre y demasiado a menudo la vida, sacrificados como piezas de un ajedrez político e inhumano.
-‘Partir para contar’ se publica en un momento especialmente caliente, con más muertos en Ceuta, comparecencias del ministro del interior, titulares alarmantes a diario en los medios… ¿Qué siente al ver que nada ha cambiado desde el momento en que Mahmud saltó la valla, en 2005?
No diría que nada ha cambiado. La situación en la frontera más bien ha empeorado. 15 migrantes ahogados a escasos metros de la orilla, todo esto por impedirles a tiros que alcanzaran la playa, es de vergüenza. Sobre todo después de que no se dudara en devolver ilegalmente los supervivientes exhaustos a Marruecos por una puerta en la valla. ¿Para qué entonces dejarlos ahogarse? ¿Fue un escarmiento? ¿Fue para aterrorizar a los demás? Como dice Eduardo Romero, no ha sido un accidente, es más bien la triste normalidad en la gestión actual de la frontera, en la guerra de baja intensidad que lleva Europa contra los migrantes. Y la condena por Bruselas del uso de pelotas de goma por la guardia civil suena a pura hipocresía: la agencia europea Frontex comete barbaridades cuando interviene en aguas internacionales o en el río Evros, entre Turquía y Grecia. Y la pregunta me recuerda que un editor francés no quiso publicar el libro nuestro porque los acontecimientos de Ceuta del 2005 ya no eran, según él, « de actualidad » pues las rutas clandestinas se habían desplazado hacia Lampedusa, Grecia… Le dije que se equivocaba, que, tarde o temprano, esta ruta se iba a reactivar.
Por cierto, ¿no deberían ser algunos de los migrantes quienes declararan en esas comparecencias políticas, cuando se trata de contar qué ha sucedido? ¿Por qué se invisibiliza a los principales protagonistas de esta situación?
Porque el migrante sin papeles sufre un desprecio sistemático, fruto de un proceso de deshumanización vivido a lo largo del recorrido que lo lleva hacia « el primer mundo », y que al final del camino hace de él el trabajador ideal con que sueña el capitalismo: invisible, sin derechos, paralizado por el miedo a ser expulsado… Mahmud y yo firmamos conjuntamente el libro para, a nuestro nivel, salir de esta lógica del despojo. Para mí, era impensable robarle su historia. Y sin embargo es lo que se ha hecho hasta la fecha: los testimonios de clandestinos casi siempre han sido truncados, utilizados a cachos para ilustrar el discurso de un europeo que sea periodista, novelista o universitario…
-En relación con lo anterior, si se pone el foco sobre los migrantes casi siempre es solo para mostrarlos como una amenaza. ¿Qué le parece que, por ejemplo, se diga que 30.000 subsaharianos preparan el salto a Europa? 
Sí, llama la atención esta noticia en primera plana pocos días después del drama de Ceuta. Parece que Interior saca estas cifras (obviamente exageradas) para provocar zozobra en la opinión pública blandiendo la amenaza de una invasión, y de camino, justificar la violencia ejercida contra unas docenas de individuos desamparados.
-En cuanto al libro, ¿por qué se interesó usted por la historia y cómo conoció a Mahmud?
Entre Mahmud y yo, primero hay una amistad. Resulta que vive en el mismo barrio sevillano donde yo estuve viviendo durante diez años. Me contó su historia y me pareció importante darla a conocer. Escribí un par de artículos pero quedaba corto: ¿Cómo abarcar tres años de aventuras y desventuras a través del Sahel, el Sahara, Libia y el Magreb en dos páginas? Mahmud quería dar testimonio, para la gente de aquí y para los jóvenes africanos que sueñan con lanzarse a la aventura. Tuvimos un pacto: yo confiaba en su palabra y él confiaba en mí para traducirla por escrito. Lo que no impidió por supuesto una exigencia de veracidad,  una labor de documentación (llevada a cabo con la ayuda de Sonia Retamero, que fue la que estuvo grabando el relato de Mahmud) y una comunicación permanente entre él y yo. Y lo que me ha motivado fue el hecho de haber sido yo también un viajero. En algunas ocasiones, conocí el peligro, la precariedad o incluso la expulsión. Pero la diferencia entre Mahmud y yo es que no hemos nacido del mismo lado del mundo: como occidental, siempre tuve un pasaporte que presentar al pasar una frontera.
-Es curioso el relato del protagonista, porque es muy descriptivo, muy profuso en detalles,  pero elude el aspecto sentimental, hablar de emociones… ¿Por qué cree que es así?
¡Porque Mahmud es así! Su pudor le impide dramatizar demasiado. No se pinta nunca ni como víctima, ni como héroe. Y tuvimos que insistir a veces para que nos contara los detalles de los momentos más dolorosos, o de sus relaciones con las mujeres, por ejemplo… Podría haber utilizado más recursos literarios para provocar emociones en el lector, para alentar su empatía con el protagonista del relato, pero se trataba de respetar la historia real, y la forma de ser de su protagonista. Creo que al final esta sobriedad da fuerza al testimonio. No olvidemos que, aunque se pueda devorar como una novela, este libro es un documento fidedigno, que cuenta una verdadera odisea moderna vivida por miles de migrantes.
-En ocasiones el libro recuerda a otras reelaboraciones de literatura oral, por ejemplo Paul Bowles con Mohamed Mrabet ¿Cómo ha trabajado usted la historia de Mahmud, qué hay de él y qué suyo?
Ni he querido apoderarme de la historia de Mahmud, ni tampoco iba a desaparecer detrás de él. Se trataba de no obviar los méritos de cada uno. Lo nuestro es una libre asociación.  La sencillez del estilo puede resultar engañosa: me costó meses de trabajo conseguirla. Permanecer demasiado apegado al lenguaje oral no funciona, resultaba pesado, artificial. Usar las jergas y el argot no tenía sentido. Inyectar modismos africanos en demasía tampoco valía. Mi trabajo fue, sin limar asperezas ni novelar nada, darle un sabor al relato que respetara lo más posible las palabras de Mahmud. Para conseguirlo, busqué algo de inspiración en novelas del África francófona, pero sobre todo, pasé muchas horas charlando y conviviendo con amigos africanos en los bares de Marsella.  Al final, creo haberlo conseguido: en Francia, un crítico se refirió a nuestro libro como un encuentro y un homenaje de la lengua escrita a la oralidad.
-Uno de los aspectos en los que incide el libro es que los movimientos migratorios, las fronteras se convierten en un negocio para los países, o a otros niveles para los traficantes de hombres… ¿Hay manera de parar ese negocio?
Al Capone y el clan Kennedy se hicieron de oro con la prohibición del alcohol en Estados Unidos. La prohibición fronteriza conviene a mucha gente: a las mafias, pero también a los estados que trapichean y regatean acuerdos económicos a la vez que negocian las modalidades y el coste del control fronterizo. Y por supuesto beneficia claramente al mercado europeo: antes que fuera legalizado medio millón de sinpapeles por el gobierno Zapatero, toda esta gente había entrado a hurtadillas, atraída por un mercado laboral en pleno apogeo (España ofrecía a principios de los años 2000 el 50 % de los puestos de trabajo creados en la Unión europea). Sin embargo, muchos de estos sinpapeles habían tenido que arriesgar el pellejo para alcanzar un El Dorado que por un lado los rechaza y por otro los atrae con amplios sectores económicos (agricultura, obras públicas, hostelería, empleo doméstico…) que los explotan con salarios y condiciones laborales fuera de la ley.
Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a a Europa
Mahmud Traoré y Bruno Le Dantec
Pepitas de Calabaza (2104). 288 páginas. 22 euros


Patxi Irurzun

ENTREVISTA A LES LUTHIERS

Feb 28, 2014   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


LES LUTHIERS PASAN CONSULTA
“Nunca nos ha resultado sencillo eso de hacer humor”.
Carlos López Puccio (Les Luthiers)

Llevan más de 45 años sobre los escenarios, por suerte para quienes estamos abajo, que necesitamos más que nunca reírnos. Les Luthiers, el quinteto argentino, son especialistas en humor brillante, contorsionistas de la palabra, tañedores de exorcítaras o bolarmonios, músicos reciclantes, capaces de transformar una rumba en una lección de filosofía… Vuelven a Euskalherria con su último espectáculo, Lutherapia, en el que convierten las butacas de los teatros en sillones de psicoanalista y nos proporcionan una cura de risa a través de diez piezas musicales hiladas por la presencia subconsciente de su más famoso personaje, el maestro Johann Sebastian Mastropiero. Hablamos con uno de los cinco doctores-luthiers, el humorista y director de orquesta y coros, Carlos López Puccio.

Patxi Irurzun. Iruñea

-45 años de creatividad, música, ironía… ¿El humor no caduca, no se agota nunca la imaginación?

Para dar una respuesta definitiva sería necesario completar las pruebas científicas, hasta ahora creemos haber demostrado que el humor no se agota en 45 años. Seguiremos investigando mientras podamos.

-¿Y qué es más gratificante para vosotros, el proceso creativo, hacer todos esos malabares con el lenguaje y con la música hasta dar con la pirueta perfecta o ejecutarla sobre el escenario y escuchar las carcajadas del público?

Ambas cosas, porque son dos instancias del mismo proceso. No se puede estar seguros de haber inventado la pirueta perfecta si las carcajadas del público no corroboran esa perfección. Muchas veces sucede, uno cree que su malabar es impecable y el público —con su silencio— demuestra lo contrario.

-En Lutherapia, a diferencia de otros, hay un hilo conductor entre las diferentes piezas ¿Os atreveríais a decir que es vuestra obra más redonda?

En el grupo goza de amplia mayoría para el puesto de favorita. Algunos creemos que es la más redonda, otros que es la más rectangular. Hay quien afirma que es la más pentagonal, pero no explica por qué (tal vez porque somos cinco)

—¿Qué vamos a encontrarnos los que vayamos a psicoanalizarnos en esta Lutherapia y en qué va mejorar nuestra salud mental?

Dos horas de diversión franca e inteligente es algo, si no terapéutico, por lo menos balsámico.

A Ramírez, ese hilo conductor, la tesis sobre Maestropiero y su descomunal obra lo está volviendo loco. ¿A vosotros os pasa lo mismo, es imposible despegaros de vuestro personaje? ¿Estáis somatizando esta posesión a través de Ramírez?

Nada de eso, a Mastropiero y a su obra le debemos muchos años de buen vivir, de trabajo fecundo y de enormes alegrías. Sólo tenemos agradecimiento para con su infinita torpeza.

-¿Aconsejaríais incluir en los planes de estudio como asignatura obligatoria el humor? Y por la misma regla de tres, ¿habría que aprender epistemología mientras se baila rumba?

Si esa asignatura existiera a nosotros nos gustaría mucho poder cursarla. Y la recomendaríamos; nunca nos ha resultado sencillo eso de hacer humor. En cuanto a la Epistemología, es altamente aconsejable saber todo sobre ella y practicarla aún cuando no se baila la rumba. Sirve para entender mejor la vida. Y hasta para crearla.

-En Lutherapia nos encontramos con nuevos instrumentos, como la Exorcítara. ¿Es duro ser luthier en la época de la obsolescencia programada?

Por el contrario, las nuevas corrientes del reciclaje nos han aportado mucho material útil.

-Volvéis al País Vasco, donde sois muy apreciados. ¿Tenéis algún recuerdo especial?

Muchos y entrañables. Tal vez el más fuerte, después de la belleza de sus ciudades, sea la cocina. Desde los pinchos a los grandes cocineros. Confieso que ya he hecho algunas reservas en esos templos del buen comer.

-Para acabar: con uno de nuestros instrumentos tradicionales, la txalaparta, algunos músicos han experimentado, sustituyendo las tablas de madera por bloques de hielo… ¿Se os ocurre, como luthiers que sois, alguna aportación a la música vasca (por ejemplo, un pand-eros que al tocarlo hiciera enamorarse perdidamente a quien lo escuchara…)?

La txalaparta con bloques de hielo no me agrada: es un instrumento efímero, sobre todo en verano. En cuanto al pand-eros, más que inventarlo me gustaría que me permitieran tocarlo un rato ante las audiencias femeninas.

***

LUTHERAPIA, EL DIVÁN DE LA RISA


Consideran que es su espectáculo más redondo (o más pentagonal). En Lutherapia hay cebras cuadriculadas, orgías ratunas (ratificado, cada vez hay más ratas), tarareos conceptuales, blues interpretados con pelotas de plástico… Diez piezas musicales hiladas por una sesión de psicoanálisis, en las que el paciente Ramírez (Daniel Rabinovich) intenta sobreponerse a la ansiedad que le provoca la tesis que debe escribir sobre Johann Sebastian Mastropiero, el legendario personaje creado por Les Luthiers, de vasta obra y vida basta. A lo largo de la terapia, conducida por Carlos Mundstock, la conversación irá derivando de forma rocambolesca, dando pie a introducir los diferentes números: operetas, rock, arias…, en los que el virtuosismo musical de los argentinos compite con la genialidad, la ironía y el instrumento mejor afinado de su repertorio, la carcajada que siempre saben despertar en el público. Les Luthiers retuercen las palabras de forma inverosímil, sus textos son pura música y sus piezas musicales rezuman literatura. En Lutherapia, el espectáculo con el cumplen media vida (larga) sobre los escenarios, ejercen además de nuevo de luthiers, en su sentido literal, y a sus tapas de retretes transformadas en liras (el lidorodo) y demás y sorprendentes instrumentos, suman otros nuevos como el bolarmonio, 18 pelotas naranjas convertidas en órgano, o la exorcítara, un arpa electrónica compuesta por coloridos tubos de neón.

***

LES LUTHIERS, REFERENTE DEL HUMOR INTELIGENTE

Ocho millones de personas han visto al grupo desde que se fundó en 1967, tras una actuación en un concurso de coros universitarios en la ciudad de Tucumán, en la que Les Luthiers ya esbozaban los rasgos (el humor, los instrumentos artesanales, el virtuosismo musical…) de la que iba ser una larga carrera que ha creado escuela y les ha convertido en un referente del humor inteligente. De esos ocho millones, por supuesto, muchos de ellos han repetido, han visto al grupo en más de una ocasión, porque allá por donde pasan llenan teatros y dejan seguidores fieles. Hay una decena de libros, videos, discos grabados, y numerosas páginas en internet dedicadas a ellos (por citar solo dos: una bastante completa, www.lesluthiers.org; y la oficial, www.lesluthiers.com) e incluso a sus personajes, como Johann Sebastian Mastropiero, su personaje recurrente, un músico de vida azarosa y obra inabarcable (incluyendo plagios). Les Luthiers (Jorge Maronna, Carlos Nuñez, Carlos López Puccio, David Rabinovich y Marcos Mundstock componen el elenco actual) han compuesto, ellos sin recurrir al plagio, más de 170 piezas repartidas en 33 espectáculos diferentes y han recibido numerosos premios, como un Grammy latino a la excelencia musical. Actuarán en el Euskalduna de Bilbao los días 1, 2 y 3 de marzo, en el Kursaal de Donostia el 6, 7 y 8 de marzo, y en el Baluarte de Iruñea el 18, 19, 20 y 21 de marzo. Quien no pueda ir, quizás les pueda ver también comiendo pintxos en los bares de los cascos viejos.

REPORTAJE SOBRE EL MONTAJE DEL MUSICAL ‘LOS MISERABLES’

Feb 28, 2014   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


(
Publicado en Garahttp://www.naiz.info/eu/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-02-21-06-00/hemeroteca_articles/la-version-teatral-de-los-miserables-llega-a-irunea-a-lo-grande)


LOS MISERABLES, A LO GRANDE
El lunes comenzó en Iruñea el espectacular montaje del musical que se estrena hoy en Baluarte.

Patxi Irurzun. Iruñea

Los Miserables, el famoso musical que se representará desde este viernes 21 hasta el sábado 1 de marzo en Pamplona, no hace honor a su título, al menos en lo que a su montaje técnico se refiere: 11 trailers, 90 toneladas de material, 37 técnicos más personal local y de apoyo hasta sumar 60 personas trabajando para que todo esté en su sitio cuando esta tarde se levante el telón en Baluarte. Los datos los proporciona Francisco Grande, jefe técnico de montaje, mientras a sus espaldas los operarios lanzan cables o tiran de poleas y podemos ver toda la tramoya amontonada: los cañones de pega, las piedras de cartón piedra, la fachada desmantelada del Café Musain, en el que en la obra de Víctor Hugo se reunían los estudiantes para conspirar…

Llevan trabajando desde el lunes, cuatro días con sus noches, para que todo esté en su sitio exactamente igual que en el resto de auditorios y teatros donde se representa este musical, el musical por excelencia, que está en cartelera ininterrumpidamente desde hace 28 años y que llega a nosotros (primero en Iruñea y más adelante en Donostia, en junio, y en Bilbao en diciembre) de la mano de Stage Entertainement, en un espectáculo que intenta ser lo más fiel posible a la producción original de Cameron Mackintosh. “Es un montaje complicado, con mucha infraestructura y que requiere mucha sutileza. Los Miserables se representa tal y como es, siempre igual en todas las plazas. No adaptamos la representación a cada espacio, sino al revés, el espacio a ella, lo cual requiere mucho trabajo, visitas técnicas previas…”, dice Grande. Montajes y desmontajes, de hecho, se solapan en las diferentes ciudades en las que Los Miserables desembarca como otra pequeña ciudad rodante, poblada por las decenas de actores, músicos, técnicos … que recrean las calles del agitado París retratado por Víctor Hugo en su descomunal novela; ese París que fue definido como un vientre por Emile Zola, y que ahora, durante el montaje, también lo semeja, en este caso el vientre del auditorio, con las marañas de cables como serpientes eléctricas, las poleas tensas como nervios, los focos descolgados… Parece imposible poner todo eso en orden, digerir todas las complicaciones que exige un montaje como este, pero Grande se muestra tranquilo: “Para mí es un reto, pero también un honor, un trabajo duro y gratificante”, dice, y a continuación cuenta más detalles técnicos, como la alternancia de sistemas manuales y automatizados en los cambios de los 40 escenarios distintos, los diferentes vestuarios empleados en la obra… Toda el trabajo que queda entre bambalinas y que el público nunca ve, pero que hace posible que empiece la función.

***

Víctor Hugo en Iruñea

El musical de Los Miserables ha sido visto por más de 65 millones de espectadores, representado en más de 42 ciudades, 300 ciudades… “Es una historia atemporal, cuyos valores perduran en el tiempo”, leemos en el dossier de prensa. Y también: “Un siglo después los temas tratados en la novela de Víctor Hugo aún siguen vigentes: la lucha por la libertad, el coraje, o la revolución”. Pero sería curioso saber qué opinaría sobre este espectáculo —cuyas entradas cuestan entre 40 y 69 euros— el propio Hugo, quien pasó por Pamplona en 1843, y recomendó , tal y como describe en su libro “Viaje a los Pirineos y los Alpes”, que el primer hombre con criterio que bombardeara la ciudad empezara por el edificio en obras, de trazas neoclásicas, que veía desde su habitación y “que parece un teatro” (aunque también cabe pensar que podría tratarse del Palacio de Navarra, donde hoy se encuentra la Diputación).

***

Una melancólica luminosidad

Una de las partes destacadas del musical son las proyecciones de dibujos que el propio Víctor Hugo realizó. Matt Kinley, el escenógrafo de la obra, señala el aspecto visionario de Hugo como pintor y sus experimentos con diferentes medios y procesos, desde carboncillo, sepia, lápiz, tinta y hollín hasta impresiones enlazadas o papel plegado con tinta. “Esta melancólica negritud y luminosidad parecieron ser la perfecta encarnación para muchos de los personajes y líneas argumentales del espectáculo”, dice Kinley. Muchas de las proyecciones de esos dibujos se hacen fusionándolas con fotos francesas del siglo XIX, todo unido a telones pintados basados directamente en el trabajo abstracto y paisajístico del escritor francés. Una faceta, la de pintor, de Hugo, menos conocida, y que sin embargo, en opinión de Delacroix, podía haberle hecho eclipsar a la mayoría de artistas de su siglo.

Y más Vampir

Feb 6, 2014   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

En Gara, donde publiqué esta reseña sobre el comic de Joann Sfar:

Foto: Hoy en Gara mi repor sobre Vampir de Joann Sfar (me encanta), editado por Fulgencio Pimentel   http://www.naiz.info/eu/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-02-02-06-00/hemeroteca_articles/las-hilarantes-situaciones-de-vampir-y-sus-peculiares-amigos-por-fin-reunidas

TODO VAMPIR EN FULGENCIO PIMENTEL

La editorial riojana inicia la recopilación de las historias del famoso personaje de Joann Sfar


Patxi Irurzun. Iruñea

Un vampiro que muerde a sus víctimas con un solo colmillo, suavemente, para no incomodarlas; una vampiresa que escucha trash metal; un ligántropo; la conciencia de un personaje alojada en la oreja de su gato…

Las historias de Vampir, el famoso personaje de Joann Sfar, está llena de situaciones disparatadas, oníricas, surrealistas, que a la vez nos hablan de temas muy humanos y muy reales: la muerte, la soledad, el paso del tiempo (o el no-paso, en el caso de un vampiro), el amor, la inseguridad, el miedo y también la alegría de vivir…

Fulgencio Pimentel, editorial riojana con un catálogo de libros y tebeos que es una obra de arte (cada uno de ellos es una pieza única, prescindiendo de formato editorial para crear libros que reflejen la singularidad de cada creador —“Y para ser más guay”, apuntan—) ha iniciado con este volumen la recopilación de todos los álbumes protagonizados por Fernand, el enamoradizo vampiro lituano creado por Joann Sfar, uno de los grandes del comic europeo, a quien Javier Mariscal ha definido como el Picasso del siglo XXI. Hasta ahora solo habíamos podido leer las dos primeras entregas de Vampir (‘Cupido pasa de todo’ y ‘Pensando en humanas’), pero en esta primera entrega de Fulgencio Pimentel se suman a ellas otras dos (‘Transatlántico en solitario’ y ‘El muelle de las morenas’), a la que seguirán en un próxima tomo tres más hasta completar toda la serie del autor francés. Además, en el primer y cuidado tomo aparecen algunos extras, como una entrevista con el vampiro, en la que Fernand desvela sus exquisitos gustos culturales o confiesa claves de sus atormentadas relaciones amorosas con vampiras, fantasmas, humanas o chicas-planta. Fernand, que en realidad es un trasunto del propio Sfar, es un vampiro clásico, un Nosferatu (aunque Sfar revela que inconscientemente se inspiró en su abuelo) desorientado en una época en la que las nuevas generaciones de chupasangres gustan del punk gótico, de los raves atronadoras y tumultuosas, de discotecas en las que difícilmente es posible escuchar canciones con letras de Jacques Prevert… Sfar nos cuenta sus aventuras, como es habitual en él, con su trazo nervioso, ágil, y al tiempo detallista, con la naturalidad de sus diálogos, con su ritmo subyugante, arrastrándonos de lleno hasta su particular universo, desbordante de imaginación, en el que no se pone límites y todo puede ocurrir, en el que están permitidas las incoherencias narrativas y los finales repentinos, en el que conviven realidad y sueños, lo sublime y lo cotidiano (brujas que estudian oposiciones, hombres-lobo que fuman…).

En Vampir (Gran Vampir, pues hay una maravillosa serie infantil, Pequeño Vampir, que tampoco sería mala idea recopilar, pues está igualmente desperdigada) hay además vasos comunicantes no solo entre las propias historietas (la compilación da otra dimensión a muchos de los personajes) sino con otros comics del autor, que introduce cameos de algunos de sus creaciones más famosas, como el Profesor Bell o el Golem. Un libro, en definitiva, delicioso, divertido, pleno de emoción, de alegorías, en la que un vampiro con corbata nos clava con mucha educación un colmillo y consigue que nos reconozcamos como terriblemente humanos.

Páginas:«123456»
ga('create', 'UA-55942951-1', 'auto'); ga('send', 'pageview');