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LA PIEL NUEVA

Oct 16, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Aquí va una de las colaboraciones que desde hace unos años escribo mensualmente para la revista Guía del niño, y en la que «exploto» laboralmente a mis hijos, contando sus aventuras. Yo me lo paso muy bien, ellos no sé si dentro de unos años me lo perdonarán. Algún día me gustaría recopilarlas y publicarlas, si alguien se anima.

LA PIEL NUEVA

M es tan blancucha que para el próximo invierno le hemos comprado un anorak fosforito. Para que no se nos pierda los días de nieve. Aunque, pensándolo bien, igual no hace falta, y le vale solo con las ronchas esas rojas que le salen en la piel, que también se ven desde lejos. Sobre todo cuando se rasca. Se rasca mucho M, y entonces las pupas empeoran, y la llevamos al médico, y el médico nos receta una crema nueva, y la crema al principio parece que funciona, pero después la dermatitis vuelve a brotar, más furiosa, burlona, a M le salen una especie de lenguas rojas en los codos, las rodillas, los mofletes, y la crema acaba en la “caja de las cremas para la piel”, que está llena y todas son fabulosas, pero solo durante una semana y media, después M sigue rascándose, y le salen más pupas, rojas y brillantes, y a M le pica, y llora, buaaaaa, y parece un camión de bomberos, y se la ve y se la oye desde lejos, así que igual devolvemos el anorak.

A la pobre M, lo de la piel, pálida y birriosa, le viene de familia. Por ejemplo, mi madre, la superabuela, se llama Blanquita y la madre de mi madre era Nieves. Luego está lo de Malen, mi mujer, que es tan transparente que una vez la llevaron a la Facultad de Medicina para explicar en vivo el aparato circulatorio. Y H, que también tuvo una dermatitis atópica galopante, y que luego de repente un día desapareció, ese es el consuelo que nos queda.

Mientras tanto, hay que ver retorcerse a la niña, cada vez que –ahora que ya no lleva pañales- le ponemos una braguita. Es como si las etiquetas estuvieran hechas con ortigas. O cuando sale de la ducha, que parece la novia de Drácula, con sus corronchos rojos como chupetones por todo el cuerpo.

—Eso es que aún la piel tiene que curtírsele— nos intentamos dar ánimos nosotros.

Y pensándolo bien, una piel nueva, casi sin estrenar, es todo un chollo, es una piel a la que aún le quedan por recibir muchas caricias, y gotas de lluvia, y sol, y brisa de las montañas y de las montañas rusas…

¡Ah, quién fuera otra vez niño! Con dermatitis atópica y todo.

MÁS QUE ENSAYOS, VIDA: ISMAEL GRASA Y PATXI IRURZUN (Otra reseña, esta de ‘Dios nunca reza’, por Octavio Gómez-Milián en ‘Zaragota’)

Oct 13, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments
Leer es un analgésico, más si dos dos libros tan extraordinarios como los dos ensayos publicados recientemente por Ismael Grasa y Patxi Irurzun. Los llamo ensayos porque han aparecido bajo sendos epígrafes en sus respectivas editoriales, pero la realidad y su lectura me han dejado el sabor de boca de alguien que escribe sobre la vida. El primero, La flecha en el aire de Ismael Grasa, editado por Debate , es un dietario de las vivencias como profesor de filosofía del autor aragonés. Un empleo casual que termina desembocando en una pasión por la docencia llena de ternura y reflexión. Ismael habla de los grandes temas con la sencillez de un erudito, para unos alumnos que comienzan a dar muestras de lo que serán en el futuro: algunos personas con criterio y deseo de libertad individual y otros peces que se dejan arrastrar por la corriente. No hay deseos de salvación absoluta para ninguno de ellos, solo ganas de mostrar el camino, aún asumiendo que uno puede estar equivocado, pero siempre con el deseo de acompañar. Todos los que usamos la tiza con mayor o menor acierto deberíamos leer este libro, porque encierra claves suficientes como para mejorar nuestro día a día, sea en las matemáticas o en la geografía, porque la filosofía es el tronco, el sustento de todo lo demás (por mucho que los resabidos autores de libros de texto busquen arabescos para facilitar la digestión). Un libro, el de Ismael, que pide ser prestado y releído, algo que hoy en día, en el consumo y el fagocitado de los textos, es muy complicado. Sin más poesía que la propia vivida, La flecha en el aire ha llegado para quedarse. El segundo libro que he devorado estos días (y digo devorar, porque ambos me los he leído en una sola sentada) es Dios nunca reza de Patxi Irurzun, editado por Alberdania. El oficio de Patxi como escritor es tal que un diario de su verano del 2008 se lee como una novela, lleno de ritmo, de pequeñas emociones, de la hermosura que trae lo cotidiano. Hijos, pareja, literatura y rockandroll (ya cada vez con más frecuencia escuchado con cascos o en las filas de los carrozas), pero siempre con un poco del colmillo afilado que ha convertido a Irurzun en un outsider, colocado sobre el alambre que separa lo formal de lo alternativo. Kebabs de madrugada, la multiplicación de las cajas en las mudanzas, los Sanfermines, el amor familiar, algo que se ha convertido casi en una transgresión en estos tiempos de postmodernidad. Patxi picotea y no quiere sentar cátedra, solo ser uno más, pero con el respeto del individuo.

Os dejo aquí el texto que Daniel Gascón escribió para la presentación de la Flecha en el Aire
y el blog de Patxi Irurzun.

La foto de Lucas, Titán, Pinocho y un servidor se hizo la noche en que comienza el dietario de Patxi, en Logroño en el 2008. No sé quién la hizo, posiblemente el mismo Patxi. Hoteles de más de una estrella para escritores tirados…

http://leocamaleon.blogspot.com/2011/10/mas-que-ensayos-vida-ismael-grasa-y.html

ESCRIBIR COMO DESANGRARSE (Una reseña de ¡Oh, Janis! en ‘Estado crítico’, por Daniel Ruiz García)

Oct 13, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments

Por momentos, con este libro he tenido la sensación de estar leyendo un cómic antes que una novela. Ello es así, primero, por el corte de la historia, las aventuras y desventuras de un pobre currela navarro que de un día para otro se convierte en una especie de estrella del porno especializada en ambientes exóticos. Y segundo, y sobre todo, por el estilo literario de Patxi Irurzun, un tipo no sólo con buen pulso narrativo, sino dotado con gran talento para transformar la realidad en algo deforme, un dibujo grotesco donde no falta la caricatura, la hipérbole, la casquería, la sordidez y el exceso.

La apariencia excesiva del relato, el tono estilístico desmesurado, es lo que invita a pensar que Irurzun, antes que escribir, parece desangrarse con las frases. Abundan las digresiones, los comentarios impertinentes, las observaciones feístas o directamente zafias, pero la prosodia, el estilo del fraseo, hace que todo esté bien lubricado y parezca compacto, dando una unidad al libro que no acaba hasta el final de la novela.

En cierto modo, Irurzun emplea el recurso de su protagonista pornostar trotamundos para mostrarnos realidades nada agradables, en una especie de tour turístico por el Tercer Mundo empaquetado bajo la aparente pátina amable del humor. Con ese humor se permite trasladarnos a realidades miserables como algunos barrios de Manila, Bangkok o Cuba, poniendo siempre en todo una mirada supuestamente desentendida y cafre, pero bajo la que se deslizan los, a mi juicio, mejores momentos de la novela. Mostrar miserias sin que resulte forzado, o sin caer en el maniqueo o el ternurismo, es una de las habilidades más complicadas a la hora de abordar materiales literarios sensibles. Pero en esto Patxi Irurzun se mueve con gran solvencia. ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! es una novela que se sabe gamberra, que se pretende iconoclasta, y que está construida desde el desprejuicio. Pero creo que su principal aportación subyace en los pliegues escondidos de esta declaración de intenciones, mucho más ruidosa, y con capacidad para barrer a su paso todo lo demás. Irurzun es un escritor bien dotado, al que me gustaría leer en registros serios. Si bien es cierto que esta novela me ha hecho pasar más de un buen rato.

Daniel Ruiz García
http://criticoestado.blogspot.com/2011/10/escribir-como-desangrarse.html

AL OESTE DEL EDÉN

Oct 12, 2011   //   by admin   //   Blog  //  3 Comments

La banda del abuelo continúa su campaña de alfabetización entre las tribus del norte, a base de rocanrol y literatura. Esta vez estuvieron en la reserva piel roja de Bergara, repartiendo los últimos ejemplares de ´«Atrapados en el paraíso« en lugar de espejitos y licor de fuego. En la foto uno de los indígenas afortunados con mi libro.
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