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Este finde me quito de rockero, después de casi dos años de gira, con la antología de cuentos escritos por rockeros en los que mi amigo Esteban Gutiérrez y yo hemos descubierto cosas como que el rocanrol es muy cansado o que los rockeros no cenan. Nos quedaremos sin cenar, esta vez, el viernes, en el Gruta 77 de Madrid, donde todo empezó (allá Esteban y yo concebimos la idea, en la fiesta por la segunda edición de otra antología, que también coordiné, esta vez con Vicente Muñoz: Hank over / Resaca, un homenaje a Charles Bukowski); en el Gruta tocarán el viernes Pánzer, Turrones y Juan Abarca, cartelazo; y luego el sábado en el Ácido Tour, en la sala El grito de Fuenlabrada, EnBlanco, Kike Suarez y la Desbadanda y Luter. Casi nada.
La verdad es que cansado ha sido, y este fin de semana acabaré de nuevo para que me cojan con pinzas, pero ha merecido la pena colarse en los camerinos durante todo este tiempo y conocer a tanta buena mala gente. Nos gustaría haber conseguido más dinero para los dos proyectos a los que cedimos los derechos del libro (el comedor social Paris 365 y la Asociación Río de Oro de Fuenlabrada), pero esto es tristemente lo que da la literatura y el rocanrol (y con todo, para nosotros es mucho saber que con este proyecto hemos conseguido que se sirvan unos cuantos cientos de comidas o un par de niños saharauis sean acogidos) Al menos lo hemos pasado bien… y quién sabe, quizás dentro de algún tiempo (de momento bastante tiempo) volvamos a la carretera. Salud y rocanrol
MADRID, 17 DE NOVIEMBRE DE 2010 – FUENLABRADA, 18 DE NOVIEMBRE DE 2010 -OVIEDO, 19 DE NOVIEMBRE DE 2010 – PAMPLONA, 25 DE NOVIEMBRE DE 2010 – LEÓN, 9 DE DICIEMBRE DE 2010 – SANTIAGO DE COMPOSTELA, 19 DE ENERO DE 2011 – ZARAGOZA, 18 DE FEBRERO DE 2011- BARCELONA, 17-18 DE JUNIO DE 2011 – GIJÓN (SEMANA NEGRA), 29 DE JULIO DE 2011 – GETAFE (SEMANA NEGRA), 16 DE OCTUBRE DE 2011- VALENCIA, 11 DE NOVIEMBRE DE 2011 – MADRID, 24 DE FEBRERO DE 2012
Autores participantes en la antología: Fran Fernández «Fran Nixon» (Australian Blonde / La Costa Brava), Pablo Tamargo (Black Horde), Monty (Sweet Little Sister), Carlos Pina (Panzer), Juan Abarca (Mamá Ladilla), Kike Babas (Kike Suárez & La desbandada), Agnes (Lilith), Julián Hernández (Siniestro Total), Rubén Pozo (Pereza), Leiva (Pereza), Félix FX (Hash), Indio Zammit (Tarzán y su puta madre ocupando piso en Alcobendas), Enrique Villarreal «El Drogas» (Barricada), Kutxi Romero (Marea), Kike Turrón (Turrones), Antonio Yeska, Lulu (Forraje), Josu Arteaga (La banda del abuelo), Roberto Moso (Zarama), Ángel Petisme, Ajo (Mil dolores pequeños), Eduardo Izquierdo (Los hijos bastardos de Henry Chinaski), David Mardaras (Horses of Disaster), Enrique Cabezón «Kb» (enBlanco), Daniel Sancet (Insolenzia), David Suárez «Suarón» (Los Majaderos), Felipe Zapico (Deicidas), Eduardo García «Luter», Octavio Gómez Milán (Experimentos in da notte), José Luis Moreno-Ruiz (La enfermería eléctrica), Iñaki Estévez (The Black Dogs), Javier Gallego «Crudo» (Dead Capo)
Hace unos días leí con gran placer una crónica periodística de Daniel Burgui magnifica y poéticamente titulada Mi ginecóloga del fin del mundo, lo cual ya daba una idea del tono y del fondo del texto. Textos como ese (un reportaje sobre una consulta ginecológica en Kirguistán, un país en el que es ‘costumbre’ que las mujeres sean secuestradas para casarse con ellas) vienen siendo cada vez más raros en las páginas de los periódicos, estrangulados por cables de agencias, notas de prensa de partidos, ministerios, concejalías, columnas/redacciones de colegio y otras colaboraciones paniguadas (de las que, por suerte, siempre resarcen otras, como las de Jorge Nagore, Miguel Sánchez Ostiz o las tiras de Oroz). Rara avis, la crónica de Daniel Burgui, no solo por lo que contaba, sino también por cómo lo contaba, con un estilo literario, limpio y preciso y evocador a la vez.
Como a Daniel lo tenía de amigo en el Facebook , aunque no sabía muy bien por qué (es lo que pasa cuando tienes un millón de amigos -bueno, yo hoy he llegado a los 500, pero para mí, eso es un millón de amigos; Roberto Carlos, el cantante, fue todo un visionario de las redes sociales), pues como a Daniel era uno de esos 500, no pude evitar escribirle un mensaje para felicitarle, qué menos. Y resultó que Daniel me había entrevistado hacía unos años, en uno de esos cuestionarios para la nevera, de las de sacar en verano para engordar los periódicos, » no sé si te acordarás», me dijo. Claro que me acordaba, estuvimos dos o tres horas hablando, en el Niza de Pamplona, muy a gusto. No sé si Dani entonces era becario (supongo que sí, puesto que lo habían mandado a entrevistarme a mí y también porque me llamó la atención su profesionalidad -¡pero si hasta se había leído alguno de mis libros!), el caso es que ahora, unos años, no muchos después,lo tenemos convertido en un reportero de los auténticos, un buscahistorias en los fines del mundo, que pueden estar en Kirgusitán o a la vuelta de la esquina, y para mi sorpresa, yo que en esas lides solo fui un diletante, un viajero accidental, me confesó que gracias a gente como yo él decidió dedicarse a este ruinoso oficio. No supe si alegrarme o sentirme culpable, porque a continuación nos pusimos llorones, y a eso era a lo que iba, a los difícil que está conseguir que alguien publique, o incluso malpublique y malpague reportajes como el de Dani, en lo que deberían ser su medio natural, la prensa escrita. Es como si escribir bien, contar bien se convirtiera en un hándicap. Y además esas historias, tan ‘molestas’. Hace unos años, al volver de Filipinas, cuando intentamos publicar algunos de los reportajes sobre el basurero de Payatas, en las redacciones de los suplementos semanales, tan progres, o tan católicos ellos, nos decían que la gente no quería, no debía ver esas fotos ni leer esas historias mientras desayunaba un domingo por la mañana. Creo que fue entonces cuando a mí se me quitaron las ganas y me dediqué a mis libros. Afortunadamente, otros como Daniel Burgui, o Ander Izaguirre, Zigor Aldama, o Guillermo Nagore y la bendita locura en la que se ha embarcado, siguen ahí, al pie del cañón, buscándose la vida para contar historias que conmueven, que abren los ojos, que son la magdalena de Proust y recuperan la memoria colectiva de un mundo que a menudo olvidamos o nos da igual que sea una puta mierda, con perdón.
Para mi recocijo, el escritor Alfonso Xen Rabanal (de quien recomiendo su libro La cámara de Niebla y su blog Crónicas para decorar un vacío), me envía un email con ese asunto que a su vez le ha enviado a él un lector con esta foto. Pura palelología literaria. Algunos de esos fanzines y revistas, con textos míos, no los tengo ni yo (como me pasa por ejemplo con los cuentos que va rescatando Exprai, por ejemplo este último Cartas de amor en ordenador). Gracias a ambos. Regocíjome, pues, y mucho con este tipo de detalles y más si vienen acompañados de textos como este, de Guillermo Jiménez, que así se llama este veterano lector, en su blog:
FOTOS CON LIBROS
Casualidades de la vida. Primero encuentro el libro. El del barrendero y su blakandekker y su amor. Esa novela que no puedes dejar de leer. Que hipotiza. Una novela un tanto borde para según quién la lea. Y la encuentro en la biblioteca Jesús Delgado Valhondo de Mérida. Pero qué hace ese libro en esa biblioteca? me pregunté. Curioso por no decir increible. Después, con la mudanza, me encontré en una de las cajas, un montón de Vinalia Trippers, Makoki, Etcétera-periódico literario-, El vendedor de Pararrayos y más y más. Y me acordé del blog ajuste de cuentos. Y de Patxi Irurzun. Sí, el quese parece, pero en flaco y según las fotos, a mi amigo Manolo, informático de la oficina donde trabajo. Que lo leo a diario en su blog (junto a otros cincuenta o sesenta blogs más).
Y de Pamplona. Me acuerdo de Pamplona. De mis amigos que iban todos los años a los sanfermines a hacer de todo menos ver toros sueltos. De Iñaki, que jugó en el Mérida Promesas. De que yo no iba nunca a los sanfermines. A Pamplona (no es porque yo sea del Ath. Bilbao y no del Osasuna…)
Y más casualidades. Veo en ajuste de cuentos que se sortea el libro. Envío la respuesta correcta -fácil, y más tratándose de un diario, siendo yo un fanático coleccionista y escritor de diarios- y en el correo de vuelta me encuentro con Alfonso Rabanal, de Vinalia Trippers. Sin saber de Vinalia (relatos para adultos) yo que se, más de 20 años y ahora, de pronto, todo vuelve.
Pero hemos cambiado. Yo he cambiado. No se si a mejor. Pero estoy vivo. Y me ha dado por escribir una poesía (o lo que sea) cada día en este blog. Para aprender.
En la maltrecha fotografía aparece parte de lo que he leído en papel (me sigue gustando el papel) de Patxi Irurzún (con acento en la segunda u, tal como aparece en «De rodillas y por detrás» del Vinalia nº 4.* Edición numerada. Ejemplar nº 490. 250 ptas.
Qué recuerdos.
http://bbqtlln.blogspot.com/2012/02/fotos-con-libros.html?spref=fb
*pues es sin acento, y también sin tz, como lo he visto otras veces, Irurtzun. Patxi Irurzun.
En esta web del gran Tasio, que descubrí hace unos días, se pueden ver y bien vistas (no chapuceramente, como yo las he sacado a veces por aquí) las ilustraciones y portada que hizo en su día para mi libro Cuentos sanfermineros, libro por otra parte que contiene algunos de mis «hits», como los cuentos Fiambre y Ese Tocho (que además de en esta obra apareció en las antologías Golpes. Ficciones de la crueldad social y traducido al italiano en «Cuentos de fútbol 2»). Eso barriendo para casa, pero dándose un garbeo sin más por la web de Tasio las risas están aseguradas:
CUENTOS SANFERMINEROS
¡Qué frío hacía el martes! Bueno y el lunes, y el miércoles, y ayer, hasta hoy llevábamos una semana negativa (sin llegar a los cero grados, ni frío ni calor, dice ahora el gracioso de turno). Pero el lunes tocaba carretera y manta, esta vez de verdad, eché una al maletero por si el Córdoba reventaba, sin que él lo supiera, claro, porque sigue portándose como un campeón, con sus quince años y sus trescientosmil kilómetros y no es cuestión de herir su orgullo. El caso es que por la autopista, de noche, con el viento empujando fuerte por la Valdorba, parecía como que hacía aún más frío, camino de Tudela.
Los de la revista Traslapuente me habían invitado para sus Martes literarios, en el centro Castel Ruiz, para hablar de Dios nunca reza y de todo lo que me diera la gana, y me dio la gana de hablar de cómo empecé yo a escribir, de Don Venancio y las redacciones de los viernes, de mi viaje al basurero de Payatas y de la epoca en que fui viajero profesional, gracias a mis libros, a los premios literarios y los reportajes y guías turisticas por encargo que iba encadenando con viajes de los que salían más cuentos y libros y premios. Suena bien, pero yo solo era el Mr Bean de los viajes, un dominguero, un turista asustadizo e impresionable mirando de reojo… Si me invitáis a dar una charla os lo cuento.
El caso es que llegué a Tudela, y esta vez no me perdí (que no, que no me regale nadie un GPS, que perderse está muy bien -cuando uno va solo, si no no tiene ninguna gracia y deriva en peleas tontas y dañinas-). ¿Por dónde iba? (es que me he perdido). Ah, en Tudela aparqué desde una calle desde la que viera asomar la torre de la Catedral y luego eché a andar hacia ella. Mientras lo hacía me acorde de otra vez que estuve en esa catedral, con Julio Llamazares, mientras él escribía Las rosas de piedra. Yo iba a entrevistarle, y pasé la mañana junto a él, primero en las Bardenas, luego visitando la catedral, allá Llamazares habló con un cantero, y con más gente, estaba con su libro, y yo me reconcomía por dentro porque no iba a poder hacerle la entrevista, el escritor hablaba con todo pichichi menos conmigo, al final la entrevista cayó a toda prisa mientras se comía unos pinchos y las migas de pan que caían en su plato y sus respuestas a mis preguntas eran parecidas, después Llamazares salió pitando para algún lugar en el que tenía bolo y yo me quedé con un gusto amargo en la boca, pensando en lo mal periodista que era y lo que pensé sobre Llamazares me lo callo, el caso es me apetecía volver a Tudela para quitarme ese mal gusto de la boca, y lo del otro día en Castel Ruiz sirvió para enjuagarse. Fue una charla-colutorio, estuve a gusto, me hicieron sentir a gusto, tanto que ni siquiera me importó ni me sentí tangado porque no me dieran la escultura de Boregan prometida (cosa de los recortes, de los que no se libra nadie).
Una escultura habría que hacer a los treinta valientes que se atrevieron a salir a la calle esa noche para venir a escucharme a mí, a la ama de Bea y a su amiga… Muchas gracias a ellos y a Manuel Arriazu, y Pepe Alfaro, por las lecturas, por los cafeses, por leer mis cuentos en los talleres literarios, a todos los de Traslapuente y los que después se tomaron un vino conmigo y les dio igual que yo pidiera cocacola, a todos por cómo me acogistéis, en definitiva, que para eso había empezado a escribir este post y se me ha ido la mano.
Luego otra vez al coche, o al potro de tortura, por un cargamiento que padezco en silencio desde hace días en el hueso sacro (que ahora entiendo que se llama así porque te cagas en todo lo sagrado cuando pincha) y de regreso a casa otra vez el viento atroz, y el frío, acrecentado además por el recuerdo del último libro leído, El exilio voluntario, de Claudio Ferrufino Coqueugniot, por sus magníficas páginas que evocan las calles heladas de los guettos de Washington y las cámaras frigoríficas de las naves industriales a las que los trabajadores entran para protegerse del frio, pero de eso ya hablaremos otro día, ahora os dejo con un enlace a la revista Traslapuente, en la que, en la página 25, podéis leer mi relato Peaje, con el que gané hace unos meses el Certamen de cuentos de Murchante:
http://es.calameo.com/read/000913682232129d2f89f