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Y EL PREMIO ES PARA…

Abr 17, 2025   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

«Rubio de bote» (15/03/25)

Me quedé corto. Como esta página se entrega con más de una semana de antelación, a veces es arriesgado opinar sobre temas de actualidad, pues esta, voluble y arrolladora, te pasa por encima.

La semana pasada escribía sobre algunos de los últimos disparates del agente naranja, el inefable Donald Trump. Y me quedé corto. Cuando el artículo estaba ya en imprenta esa calamidad humana lanzaba su siniestra propuesta de convertir la franja de Gaza en un enorme resort con sus buffets libres, sus pulseritas de todo incluido y sus discotecas en las que bailar sobre las tumbas de miles de palestinos. Me cuesta creer que una temeridad como esa tenga en realidad alguna intención de llevarse a la práctica y no vaya más allá de ser el pisotón verbal de un bocachancla, que, por algún tipo de retorcido objetivo geopolítico o macroeconómico, busca solo agitar el avispero, mantener vivas las llamas del infierno.

Pero incluso aunque fuera así, una idea semejante solo puede provenir de una mente enferma. Lo cual no quita que para cuando estas líneas se publiquen igual ya circulen las listas de los candidatos al Premio Nobel de la Paz y entre ellos figuren Trump, Netanyahu o Zelenski, que acudiría a recogerlo vestido con su uniforme militar.

“Quiero dedicar este premio a mi madre, a mis hijos, que me estarán viendo, a mi gato…”, iniciaría tal vez su discurso, como si en realidad estuviera recogiendo un Goya (de hecho, Zelenski fue antes que Madelman, actor).

Me tragué, por cierto, toda la ceremonia de los premios del cine español y no podía dejar de pensar en lo paradójico que resultaba que se llevaran los galardones a mejores interpretaciones personas que, al recoger los cabezones, sobreactuaban de esa manera. En eso y en que por cada premiado había cuatro que no lo eran y cuyos discursos dobladitos en el bolsillo del pantalón o en el escote del vestido de Pedro del Hierro nunca se pronunciarían, se quedarían flotando en el éter de las buenas intenciones: encendidas declaraciones públicas de amor, que tal vez se convirtieran en el chaleco salvavidas para una relación a la deriva; sentidos mea culpa de progenitores a los que sus hijos quizás perdonarían sus largas ausencias; proclamas y reivindicaciones políticas que harían tambalearse a los poderosos, al mismísimo Donald Trump….

¿Qué habrá sucedido, por cierto, cuando este Rubio de bote se publique? ¿Qué nueva bravata habrá escupido el agente naranja por la ametralladora de su boquita de piñón? ¿Con qué disparate nos habrá hecho llevarnos las manos a la cabeza? ¿Quizás la muerte habrá vuelto a rozarle la mejilla? Si así fuera, Dios no lo quiera -in god we trusteste se convertiría en un desafortunado artículo, pues es de mal gusto reírse en los funerales. Discúlpenme ustedes. Son los inconvenientes de opinar en diferido.

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