Entrevista a Alberto Rodríguez
“A los más puristas del género este libro les parecerá horrible”
Con su primera novela, Cielos clausurados, el escritor iruindarra Alberto Rodríguez ha ganado el XXV Premio UPC de ciencia ficción convocado por la Universidad Politécnica de Catalunya. La obra, que publica la editorial Apache, cuenta una historia heterodoxa dentro del género, en la que prevalece el humor, y está protagonizada por personajes como Dios, El diablo o La muerte, que es un comercial que se llama Jesús Mari.
Patxi Irurzun / Gara / 13/05/21
“Arriesgada e iconoclasta”, así calificó el jurado que premió Cielos clausurados la novela de Alberto Rodríguez. Y desde luego lo es. En ella podemos encontrarnos a a Dios leyendo cómics, a San Pedro ingresado en un manicomio de Tijuana o a La Muerte y al Diablo camino de Chernobil y contando los putetxes e iglesias que se encuentran a su paso. Cielos clausurados, el debut literario del inquieto y polifacético escritor pamplonés (es también director del salón del cómic de Nafarroa, toca el bajo en el grupo indie Juárez y edita el fanzine El Mono) es un libro marciano, excepcional dentro del género de la ciencia ficción, puesto que contribuye a ella con factores inusuales como el humor o el costumbrismo (es maravilloso por ejemplo que El Diablo Jesús Mari se dedique a estampar logos de empresa en mecheros y viseras, en un trabajo gris, aniquilante, un infierno en la tierra). Hablamos de todo ello con él.
Ha empezado con buen pie, primera novela y premio…
Lo del premio me pilló bastante por sorpresa, yo estaba muy contento con lo que había hecho, me esperaba alguna mención o algo así, pero no ganarlo. Creo que ha sido clave el no tener prisa por publicar, tomarme mucho tiempo y no correr. Para ser una historia tan corta he tardado muchísimo, más de año y medio, creo. No ponerme fechas límite ni presión ha sido fundamental.
¿Por qué se decidió por la ciencia ficción para debutar?
La verdad es que controlo bastante, sobre todo de la nueva ola que hubo a partir de los años sesenta. Me gustan gente como Brian Aldiss, Kurt Vonnegut, Philip K. Dick, Ursula K. LeGuin, Richard Matheson, Theodore Sturgeon, Satnislav Lem, Alfred Bester, J.G. Ballard, Harlan Ellison… A la hora de empezar la historia no me planteé un género concreto, todo partía de una premisa muy simple, casi un chiste, la pérdida de las llaves, y de ahí fui tirando. Ahora leo géneros muy distintos pero pasé muchos años leyendo sólo ciencia ficción y eso, supongo, acaba emergiendo en lo que hago.
En todo caso, su novela aporta algunas particularidades a la ciencia-ficción, que no son habituales, como el humor…
Es porque soy un poco payaso. Creo que tomarse muy en serio a uno mismo y a lo que está escribiendo puede acabar pasando factura al libro. No me suelen gustar las historias cargadas de épica y solemnidad. Supongo que tiene que ver con cómo veo yo el mundo. En esta línea humorística me gusta mucho lo que hacían Vonnegut o Brautigan o lo que hace ahora Santiago Lorenzo. De todas formas, como usted ya ha comentado, la ciencia ficción es sólo una pequeña parte de la historia, hay muchos más elementos. A los más puristas del género y a los fans de las corrientes más hard o tecnológicas supongo que este libro les parecerá horrible.
-No se anda con chiquitas a la hora de elegir personajes, La Muerte, Dios, el Diablo…
Todos son arquetipos, ideas muy potentes que he tratado de humanizar, de bajar a la tierra. A pesar de ser figuras tan importantes, todas viven esclavas de su condición y les resulta difícil seguir afrontando la realidad. El Diablo tiene un punto prometeico que me gusta mucho, es un sufridor nato, algo muy alejado de lo que nos ha contado la Iglesia sobre su figura, la Muerte es el típico hombre de negocios neoliberal y Dios no es más que es un jefe vago caprichoso. De todas formas mi personaje preferido es el de Merche, me resulta muy real.
-Es usted también uno de los directores del Salón del Cómic de Navarra, edita el fanzine el Mono… ¿ Cielos Clausurados se nutre en parte de todos esos referentes –el comic, la música, etc.-?
Por supuesto. Todo eso que se ha llamado subcultura ha sido parte esencial en mi formación, más, creo, que lo que haya podido aprender en el colegio o la universidad. El tono de la novela viene muy marcado por los miles de páginas que mis amigos y amigas hemos escrito en la revista El Mono en los últimos nueve años. Cada artículo, cada entrevista, cada editorial, cada relato, cada chiste o cada horóscopo han sido un pasito que me ha ido acercando a esta novela. Sin todo ese entrenamiento previo esta historia sería muy diferente. Y seguramente peor.
-Y tiene usted un portadista de lujo…
Se ha encargado Miguel Ángel Martín (Subterfuge, Brian the brain, Rubber Flesh…), a quien ya conocía por que montamos una exposición suya en el Salón del Cómic de Navarra. Yo tenía una idea para la portada pero no le dije nada, le mandé la novela por email para que se la leyera y a los días me envió un boceto que era prácticamente lo que yo había pensado. Y yo encantado, claro. Sigo muy de cerca su trabajo, me encanta ese estilo suyo tan pop y ese futuro tan frío y aséptico que ha imaginado. Puede ser una visión un tanto pesimista del mundo y de los seres humanos pero creo que es bastante acertada.
-Tras este debut tan rutilante, ¿tiene nuevos proyectos literarios?
Sí, tengo empezada otra novela pero voy muy lento. Entre la revista, el salón del cómic, tocar el bajo en Juárez y las clases de euskera, apenas saco tiempo para escribir. Igual para finales de 2022 la termino. En uno de los últimos capítulos de Cielos clausurados doy una pista sobre qué tratará. A ver si la gente la encuentra.