TIROS LIBRES EN «EL CORREO DE ANDALUCÍA»
‘Tiros libres’, o la anhelada reconciliación de la literatura con el basket
Patxi Irurzun, David Refoyo y Daniel Ruiz García ofician como antólogos de un volumen que incluye en su sumario al exjugador Juan Antonio Corbalán.
Alejandro Duque
La llamativa ausencia de literatura española dedicada al baloncesto –en comparación, por ejemplo, con la que gira en torno al fútbol– hizo que tres jóvenes escritores como Patxi Irurzun, David Refoyo y el sevillano Daniel Ruiz García se plantearan la idea de lanzar una antología de relatos con la canasta como protagonista. El proyecto se ha hecho realidad, y llegará el próximo día 15 a las librerías con el título Tiros libres bajo los auspicios del sello Lupercalia.
La génesis tuvo lugar en las redes sociales, cuando los tres se vieron compartiendo contenidos de baloncesto. «Los tres habíamos jugado de jóvenes, yo había sido entrenador, e incluso Patxi había jugado a un nivel importante hasta juveniles», recuerda Ruiz.
Así fue como empezaron a pedir textos a autores a los que les unía esta pasión baloncestística. La selección final incluye, además de los tres autores citados, a Eloy Fernández Porta, Jacobo Rivero, Javier López Menacho, Mario Crespo, Sergi de Diego Mas, Josu Arteaga, Sergi Puertas, Javier Avilés, Ana Pérez Cañamares, David Benedicte, Javier García Rodríguez, Mercedes Díaz Villarías, Miguel Serrano Larraz, a Francisco Gallardo y al ex jugador Juan Antonio Corbalán, que tiene a la sazón una novela publicada.
Los motivos de inspiración son variados: «Está el basket de la mítica selección soviética y el de la antigua Yugoslavia, están todos los santos del baloncesto de los 70-80, Abdul Jabbar, Sabonis, Petrovic… Hay muchos guiños, a Díaz Miguel, Andrés Montes, la muerte de Fernando Martín, Spud Webb y Gomelski… Creo que a partir de los 80, gracias al buen papel de la selección del 84, y gracias también a la apertura de la televisión, que nos permitió tener acceso a la NBA a través de impagables programas como el de Ramón Trecet, hubo mucha más afición al basket, no sólo jugado, sino también visto en España», afirma Ruiz. «Los de los 70 somos una generación que ha mamado mucho basket, generando, digamos, un poso cultural común, una vivencia, que sin embargo ha tenido poca traslación literaria. Buena parte de los autores de esta antología pertenecen a esa generación, y eso se nota en los referentes que manejan: la cultura de las canastas de barrio y los 3×3, la cultura de las botas de baloncesto, la cultura de los madrugones para ver los concursos de mates y de triples de la NBA… Hay ahí una reivindicación».
Por otro lado, Ruiz recuerda que «una vez que tuvimos armada la antología, fuimos a presentársela a la Federación Española de Baloncesto. Podía ser una buena oportunidad para que, desde la Federación, y aprovechando el Mundobasket, lideraran la idea del baloncesto no solo como deporte sino como un patrimonio cultural simbólico. La respuesta fue absolutamente frustrante. No les interesaba lo más mínimo. Creo que esa miopía por parte de entidades que se supone que estan ahí para velar por este deporte en España no hace ningún bien a la reivindicación del baloncesto como el deporte más injustamente olvidado y maltratado en España».
Junto a Ruiz, el único sevillano de Tiros libres es Francisco� Gallardo, que también fue jugador durante veinte años y sigue trabajando en el deporte como médico. «Era un reto. Hace tiempo que quería escribir ficcion sobre baloncesto, y participo con un relato que se llama El baloncesto no se juega con las manos», explica. Él tampoco se explica por qué hay tan poco baloncesto en las letras españolas: «Creo que es un deporte minoritario que esporádicamente se hace mayoritario, como ahora con el Mundobasket. Pero siempre que he viajado con el baloncesto he visto libros en el avión. A mí me parece que es un deporte con muchas posibilidades literarias».
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