• Subcribe to Our RSS Feed
Archive from abril, 2022

WHISKYPEDIA

Abr 17, 2022   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en «Rubio de bote»,colaboración quincenal para magazine ON (diarios grupo Noticias) 16/04/221

Esto es verdad. O sea, es mentira. Bueno, a ver si me explico. Hasta hace unos días en la Wikipedia figuraba la siguiente información sobre un servidor: “Patxi Irurzun es periodista, escritor y esclavista de personas negras”. Es mentira, por supuesto. Me refiero a lo de que yo sea un negrero. Lo que es verdad, por extraño que parezca, es que alguien había escrito eso sobre mí y esa información permanecía a la vista de todo el mundo, en esa enciclopedia colaborativa, así se define, que para muchos viene a ser la Biblia del conocimiento.

Desconozco los detalles y las normas sobre el funcionamiento de ese artefacto, pero al parecer lo de colaborativa —y libre, eso también afirma sobre sí misma la susodicha enciclopedia— quiere decir que cualquier mangarrán o cualquier borracho puede escribir libremente sobre ti lo que le dé la gana (podríamos llamarla, entonces, la Whiskypedia). A los hechos me remito. Y aquí es cuando algún wikipedista fervoroso dice que los artículos son revisados, contrastados, etc. Pero igual —replico yo— el que los revisa es otro mangarrán; o tiene una vida, aparte de la Wikipedia, y no se pasa los días y las noches cazando gazapos en ese campo infinito del saber; o piensa realmente que yo esclavizo a personas negras.

Hace años varias personas cercanas me hicieron creer que si yo, como escritor que soy, no estaba en la Wikipedia, no existía, así que me decidí con cierta desgana a hacer mi propia entrada, que alguien, no sé muy bien quién, tumbó en dos o tres ocasiones argumentando o bien que contenía datos incorrectos, o bien que era autobombo, o bien que yo como figura pública era irrelevante (eso a pesar de que  llevaba escritos una veintena de libros y de que Petete que solo tiene uno, por muy gordo que sea, sí aparece) . De modo que desistí, hasta que hace algunos meses me enteré de que otra persona, a quien no conozco pero le agradezco la buena voluntad, sí consiguió publicar el artículo. Fue sobre ese artículo sobre el que algún saboteador añadió lo de “esclavista de personas negras”.

No tengo ni idea de a qué viene esa gracia. Al principio pensé que tal vez tuviera que ver con que hace años escribí una novela titulada Diez mil heridas reivindicando y visibilizando la presencia de la comunidad negra en los reinos de España durante el siglo XVI, y a alguien no le gustó, le parecí un apropiacionista, tuvo dificultades de comprensión lectora, qué sé yo. Pero luego descubrí que en la Wikipedia uno puede ver quién ha hecho correcciones en los artículos. En mi caso era un usuario anónimo y lo que figuraba no era su nombre sino el IP de su ordenador. Descubrí también que a través del IP de un ordenador se pueden conseguir las coordenadas geográficas en el que se ubica este. Y, oh, sorpresa, esa corrección había sido escrita desde el Monumento a los caídos por España en Madrid. ¿Casualidad? No lo sé. Lo que sí sé es que en mi entrada en la Wikipedia figuraba también una banderita rojigualda o se encabezaba el artículo calificándome en un par de ocasiones como escritor español, dato que a mí sí me parece irrelevante y que me da lo mismo (le veo el mismo sentido que si escribieran escritor delgado o canoso), y que eliminé y tantas veces como eliminé alguien se ocupó de volver a incluir.

La cuestión es que en la Whiskypedia, aparte de estar obligado a ser español y mucho español, uno no puede escribir sobre sí mismo —yo no pude, al menos— pero puede hacerlo una persona anónima o borracha o de ultraderecha y decir que eres un negrero. Lo digo para que se tenga en cuenta a la hora de dar credibilidad a la enciclopedia libre y colaborativa. ¡Si Diderot y Larousse levantaran la cabeza!

TRIGLICÉRIDOS

Abr 4, 2022   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments
Puede ser una imagen de al aire libre y texto

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diarios Grupo Noticias) 02/04/22

El otro día me dieron los resultados del reconocimiento médico del trabajo y debieron de equivocarse con el tubito de la sangre, porque decía que tenía altos los triglicéridos, que no sé ni qué son. “Haga ejercicio y coma frutas, hortalizas y pescado”, le recomendaban al pobre señor que tenía que haber recibido mi informe y que ahora estaría feliz de la vida, sintiéndose como un toro. De todos modos, por si acaso, no fuera a ser que no se tratara de una equivocación, decidí seguir esos consejos. Pero elegí un mal día para dejar de tomar azúcares y grasas saturadas, porque en el supermercado las estanterías estaban vacías y no quedaba un triste brócoli que llevarse a la boca. Así que me fui a andar, que de momento es gratis.

Había un montón de gente andando. Muchos, como yo, por recomendación médica, pero otros muchos por no coger el coche, que se ha convertido en un lujo asiático. Pasé junto a una gasolinera y vi que entre los surtidores habían puesto un desfibrilador. Por un momento pensé que igual en realidad esos surtidores no dispensaban gasolina sino que medían los dichosos triglicéridos, pero no, solo en el ratico que estuve allí a dos conductores aparentemente sanos les dio una angina de pecho al comprobar el importe de su repostaje.

También hubo otros tres o cuatro que se largaron haciendo un simpa.

—Normal, te sale más barato pagar la multa que llenar el depósito —me explicó un estraperlista que había por allí recogiendo con una botella de plástico las gotitas que se escapaban de las mangueras.

—¡Te la compro! —se abalanzó sobre él uno de los que salía tambaleándose de la tienda.

—No, no, que no es aceite de girasol —le aclaró el de la botella, y arrancó de esta la etiqueta que había dado pie a la confusión.

Luego se volvió hacia mí tocando las trompetas del apocalipsis:

—La gente está como loca, primero el aceite, luego la leche… Pero cuando se va a armar una buena es cuando falte la cerveza, ya verá.

Seguí mi camino. Al poco, me encontré con un conocido, uno que primero había sido virólogo, después sismólogo y que ahora le daba a la geopolítica y pronunciaba Kyiv en lugar de Kiev, aunque siempre hubiera dicho Gerona, Orense y Vascongadas; más tarde me paré con una vecina que estaba en ERTE por falta de suministros en la fábrica y me explicó qué eran los semiconductores (que yo al principio creí que se refería a compartir coche para ir al trabajo); luego hablé también un poco con un chaval que me pidió fuego y me contó que en mayo iba a impactar contra la Tierra un asteroide:

—Pues ya verás tú cómo no le cae en la cabeza a Putin o a Abascal sino a algún pobre desgraciado — vaticinó, al tiempo que soltaba una señal de humo denso y amarihuanado…

Así, con tanta paradita, no había manera. Así uno no cogía el ritmo. Así se te llenaba enseguida de piquetes la circulación de las arterias. Pero bueno, qué más daba, para qué necesitaba uno cuidarse si total todo se iba a la mierda y al planeta le quedaban cuatro días…. Decidí entrar a un bar y tomarme una caña. Carpe diem. Eran las diez de la mañana, pero a mi lado otro cliente pidió una ración de callos y un carajillo doble de ron. Pensé que igual el tipo al que le habían adjudicado por error mi tubito de la sangre.

ga('create', 'UA-55942951-1', 'auto'); ga('send', 'pageview');