• Subcribe to Our RSS Feed

PERROS GUARDIANES

Nov 15, 2020   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

Publicado en «Rubio de bote», colaboración quincenal para magazine ON (diarios de Grupo Noticias) 14/11/20

El otro día me mordió un perro el culo. La sangre no llegó a la acera porque como soy de complexión tirillas y tengo el culocarpeta el hijoperra no pilló chicha. Me quedé, de todos modos, dolido. Psicológicamente hablando. Yo me había fijado en el chucho desde unos cuantos metros antes de llegar a él. Parecía un perro muy salado. Una mezcla de labrador y pastor vasco. Al pasar a su lado le miré a los ojos con simpatía. Y seguí caminando. Fue entonces cuando él me atacó. Por la espalda y ladrando estrepitosamente, como si además de herirme quisiera humillarme, que todo el mundo lo supiera. El perro, por suerte, era un poco lelo o el día que explicaron en la escuela de adiestramiento lo de perro ladrador poco mordedor no fue a clase, de modo que solo noté sus dientes rozándome la escurrida nalga y su hocico poniéndome el pantalón hecho un  asco de babas. Además, aunque no tenía el preceptivo bozal, su dueño al menos llevaba a la fiera atada y pudo retirarla de un tirón antes de que encontrara otras partes blandas.

—Uy, perdón, no suele hacer esto —se excusó, tan azorado que a mí hasta me dio pena.

—Nada, nada, que no me ha hecho nada —dije, como si la víctima fuera él, sin darme cuenta de que ese “suele” en realidad quería decir que, por lo menos alguna otra vez, sí debía de haber mordido o intentado morder a alguien.

Todo eso lo pensé después. Siempre se nos ocurren después las cosas que debíamos haber hecho o dicho. También pensé después, y eso fue lo que me afectó psicológicamente, qué fue lo que llevó a ese perro a atacarme. Era injusto. Yo no le había hecho nada. ¿Qué vio en mí para sentirse amenazado? ¿En el mundo de los perros soy un tío chungo? (La relación con ellos, a lo largo de mi vida, ha sido de hecho complicada. Una vez, de niño, un perro lobo vino corriendo hacia mí por las pasarelas de Pamplona y yo aterrorizado decidí tirarme de cabeza al río. Para más inri, era verano y apenas corría un palmo de agua. Otra vez un uno de esos dogos enormes intentó violarme en Salou. Y otra, hablando de daños psicológicos, fue Miguel Bosé quien lo intentó; en un sueño, eso sí, es decir, en una pesadilla, aunque aquellos a quien se lo contaba me decían “¿Miguel Bosé? Qué suerte” —eran otros tiempos— y yo no entendía nada).

El caso es que, volviendo al primer ataque perruno y  tratando de buscarle una explicación elaboré la siguiente hipótesis: yo iba aquel día vestido de negro, con gorra y con mi también preceptivo bozal, es decir, mi mascarilla. Me imaginé, retomando la idea anterior,  que a aquel perro efectivamente lo habían llevado a una escuela de adiestramiento. A alguna para proteger tu casa de los ladrones y de los okupas. Hay una preocupación terrible últimamente con los okupas (que es inversamente proporcional a la que hay por los desahucios). Hablan a todas horas en la tele de los okupas (y después ponen los anuncios de Securitas). Ya no puedes bajar tranquilo a comprar el pan porque cuando vuelvas a casa habrá un okupa comiéndose un bocata de mortadela en tu sofá—aunque sea con pan duro—… Total que, pensé, no debe de ser extraño que en las academias de adiestramiento canino enseñen a los chuchos a convertirse en asesinos de okupas. “¡Ataca, Tobi, ataca!”, y el muñeco que hace de okupa va vestido de negro, con gorra, enmascarado y con una camiseta de Lendakaris Muertos.

El perro, en definitiva, había intentado morderme el culo de acuerdo con un reflejo pavloviano. Lo cual, por otra parte, en cierto modo lo excusaba. Lo terrible de toda esta historia, y a lo que yo quería llegar, es que entonces a quien convertía en culpable era a su dueño. El perro era una prolongación de su dueño.  Y a su vez a este había otros intentando ponerle la cadena, adiestrándolo para lanzar mordiscos indiscriminadamente a todo el que se mueva, a todo el que lleve una camiseta negra, a todo el que te mire a los ojos. Cada vez hay más perros guardianes en las calles, y en los telediarios, en el Telegram, incluso en las barricadas… Adiestrados para morder, para morderse entre ellos o a sí mismos. De momento no han pillado chicha, pero ya empiezan a dejar todo lleno de babas. Eso fue lo que pensé, mientras me rascaba dolorido mi culocarpeta.  

ENTREVISTA A ALBERT PLA EN MAGAZINE ON (14/11/20)

Nov 15, 2020   //   by Patxi Irurzun Ilundain   //   Blog  //  No Comments

«Si no mandaran los borbones mandaría otro mamón»

Albert Pla publica su segunda novela “España en guerra”, una tan descacharrante como turbadora comedia bélica que tiene como punto de partida la independencia de Catalunya y una declaración de guerra de España para impedirla, con los americanos de por medio estableciendo el orden, o sea, el caos y la destrucción. 

Patxi Irurzun

Un presidente de Catalunya al que descerraja un tiro en la boca el soldado norteamericano más guapo para que dé bien en la tele, una botella de Coca-Cola convertida en el santo grial, las obras de la Sagrada Familia finalizadas por la vía rápida (un zambombazo lanzado desde un portaviones yanqui), la presidencia del F.C. Barcelona en manos de VOX… Son solo algunos de los pasajes que podemos encontrar en “España en guerra” la segunda novela de Albert Pla, después de “España de mierda”. En “España en guerra” el cantante catalán parece ponerse a jugar con soldaditos de plástico, imaginar los lances más rocambolescos y sangrientos, en una comedia bélica, como él mismo la ha definido, que sin embargo recuerda sospechosamente a la realidad o bebe hasta el delirium tremens de ella. Después de todo, los soldaditos americanos a menudo —en Irak, en Vietnam, en Afganistán, en Somalia… — no son de plástico sino de carne y hueso y de metanfetamina esnifada a través de un billete de dólar o de papel de biblia, que para el caso, in god we trust, es lo mismo. En esta novela, escrita en castellano pero aparecida primero en catalán porque nadie se atrevió a publicar la edición original (y que ahora, por fin, ve la luz de la mano de Desacorde Ediciones) Albert Pla se plantea qué sucedería si esos americanos desembarcaran sobre la piel de toro a poner orden y restablecer la paz, ja, ja, ja, tras una declaración de independencia de Catalunya y otra de guerra por parte de España. Pueden ustedes imaginarse las consecuencias si quien lo narra es Albert Pla, con ese tono inocente-cabrón que a menudo nos susurran sus canciones y que recuerda al de un niño — en concreto al de aquel niño que gritó que el emperador iba desnudo—. De “España en guerra” hablamos a través de una videollamada con este artista singular que, no obstante, se considera un intruso, un disimulador profesional, y a quien de paso, le preguntamos también por algunas de sus últimas ocurrencias, como “Albert te llama”, una iniciativa gracias a la cual sus seguidores pueden disfrutar de una actuación exclusiva, también a través de una videollamada de whatsApp, o por “España de Borbón”, la serie histórica que está contando sobre esta simpática dinastía real a través de una serie de capítulos en youtube. Ah, y si hay a quien todo eso no le resulta suficiente, Albert Pla se subirá también al escenario de Jimmi Jazz, en Gasteiz, el 20 de noviembre y al día siguiente, el 21, al de Zentral, en Iruña, pandemia mediante (los conciertos han sido finalmente suspendidos)   

En España en guerra aparecen episodios de corrupción, un rey que se autoexilia, inmatriculaciones de la iglesia, un incidente con militares en un bar de Altsasu… ¿Podemos aplicar eso que se suele decir: “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”?

Es una coincidencia menor.

Pero sí que parece haberse inspirado en ese tipo de sucesos.

Sí, claro, me he quedado corto.

La trama de la novela es una declaración de independencia de Catalunya, a partir de la cual España le declara la guerra. ¿Cree que puede suceder algo así, más allá de la ficción?

Yo creo que sí, que España estaría dispuesta a ir a la guerra contra Catalunya o el País Vasco si declararan su independencia, estoy convencido.

La verdad es que para esta novela, que usted ha calificado de comedia bélica,  no le ha faltado materia prima: el barco de los piolines, aquellos antidisturbios acantonados en un hotel de Calella, gritando a coro, o como si fueran un coro, o un grupo de teatro: “¡Que nos dejen actuar!…

Claro, era una novela que ya estaba escrita, tanto por parte de lo que pasa en este país, como por parte de los americanos, es la misma historia de siempre lo único que he hecho es situar en España lo que hacen los americanos habitualmente, porque cuando pasa en otros sitios es muy divertido y hacen películas y les dan Oscars y todo, mira Apocalypse Now, que llevan diciendo toda la vida que es muy buena, pues pregúntaselo a los hijos de los que mataron los americanos, si es buena la película; pero claro, cuando te lo imaginas en tu propio país ya no es tan divertido sino que resulta chocante.

El tema de la guerra es recurrente en algunos de sus trabajos, por ejemplo en su obra de teatro “Miedo”. ¿Es la guerra uno de sus miedos?

La guerra está presente siempre, estamos abocados a ella, somos depredadores por naturaleza, de hecho nosotros hemos participado en guerras, ¿no? Bombardeamos Irán, Afganistán, nuestras bombas, las que pagamos con nuestros impuestos, cayeron allí.

Hemos mencionado “Miedo”, la obra de teatro. Usted también ha hecho cine, por supuesto están sus discos… ¿Cómo distingue cuál es el formato en qué quiere contar cada idea?

Es como me lo pide el cuerpo. Lo más difícil es siempre encontrar el formato, sí, pero, bah, te los vas inventando, ahora mismo con la “España de Borbón”,  me dije:  “Lo voy a hacer en vídeo”…No sé, siempre buscas el sistema que te resulte más sencillo, para explicar una situación o una sensación, no es algo premeditado, sale como sale…

“España de Borbón” son unos pequeños vídeos en youtube en los que va contando a su modo cómo ha sido la historia de esta dinastía… No es la primera vez que arremete contra la monarquía. ¿Cuánto creen que durará esa institución?

Ah, a mí me da igual que dure, si no mandaran los borbones, mandaría otro mamón, la pirámide está construida y alguien tiene que estar ahí, no es una cuestión de este país, es una cosa de la propia humanidad.

Los videos borbónicos están muy documentados ¿Le gusta la historia?

Sí, hay mucho rigor, y de hecho ahora estoy haciendo un programa en la radio de historia. La verdad es que siempre me ha gustado la historia, sí.

Su faceta más conocida es indudablemente la de músico. ¿Se acuerda de cómo empezó, de cómo compuso su primera canción, por ejemplo?

Sí, claro, me acuerdo de que empecé a cantar un día en Jaén, y me dieron un premio y que al día siguiente era profesional, y así empecé a disimular, haciéndome pasar por un profesional, y hasta hoy.

Su primer disco fue publicado en 1989, es decir, han pasado ya más de treinta años. ¿Qué piensa cuando mira atrás?

No pienso nada, pienso que es muy fácil hacer canciones, y que al revés que a todo los demás cantantes me encantan mis primeras canciones, de hecho me gustan más que las últimas…

Durante todo este tiempo, además de sus trabajos propios ha colaborado con un montón de gente, Fermín Muguruza, Pascal Comelade, Robe Iniesta…

Es la suerte de este oficio, que conoces gente a la que admiras y que puedes trabajar con ellos, eso es genial.

¿Hay alguien con quien le gustaría particularmente trabajar?

No, no quiero trabajar con nadie, mi intención no es ninguna, de repente se me cruza por el camino una oportunidad, pero no tengo ningún deseo particular de colaborar con nadie.

Ha hablado antes de que usted es poco menos que un intruso, supongo que ahora como novelista también lo sentirá o se lo habrán hecho sentir.

Yo siempre seré un intruso, lo fui cuando empecé como cantautor catalán, luego en el flamenco, luego en el rock, en el teatro, en la televisión, y ahora en la novela, claro, faltaría más.

Pero en todo caso es un territorio, el de la escritura, en el que se siente cómodo…

Sí, me resulta fácil, si no, no lo haría.

Con esta novela suya ha habido una especie de recorrido al revés, usted la escribió en castellano y como no encontró a nadie que quisiera publicarla la tradujo al catalán, en cuya lengua apareció publicada por vez primera.

Las dos novelas que he escrito las he escrito en castellano, sí, por suerte tengo a Martí Sales, que  me hace las traducciones al catalán y como sabe mucho al final los míos parecen libros de verdad. Pero sí, ha sido un camino al revés, no encontré a nadie que quisiera trabajar conmigo.

¿Y cómo llega a hasta la editorial Desacorde para publicarla finalmente en castellano?

Me habló Fermín Muguruza de ellos, les llamé y ya está, todos encantados.

No sé si le parece extraño tener que hablar de los libros, o los discos en las entrevistas, tener que explicarlos, en lugar de que estos lo hagan por sí mismos. ¿Le gustan las entrevistas?

Me explico mejor en los libros y en las canciones que en las entrevistas, pero últimamente en las entrevistas el nivel es tan bajo que me conformo con que los periodistas hayan leído el libro.

Nosotros lo hemos leído, claro, y nos hemos divertido mucho. El humor es otra de sus marcas de la casa. ¿Es a veces necesario el humor para hablar de cosas serias?

No sé, de repente a mí me gusta hacer cosas con humor, se me ocurren cosas, y si alguna me hace gracia la uso, me gustan las tonterías, me gusta acordarme de ellas, retenerlas, me he hecho un profesional de la tontería, o sea, entonces soy también un intruso de la tontería ¿no?

¿Y lleva esas tonterías a sus novelas o sus canciones para que no se le olviden?

Sí, bueno, en el momento que escribí “España en guerra” yo tenía claro que tenía que ser una comedia bélica, y que me hiciera reír mucho, yo me reí mucho escribiéndola, porque si son los americanos los que hacen todo esto, está disculpado, un soldado americano puede cagarse en la puta que parió al presidente español y desearle la muerte más horrenda, y cortarle los cojones y ponérselos en su puta boca, y eso me encanta. Aunque supongo que algún día a los americanos se les juzgará por sus crímenes de guerra.

Pero tendrá que pasar bastante tiempo

Va a haber otros imperios

¿Está cayendo el americano?

Oye, pues yo pienso que el mundo empieza a no ser tan americano, está cayendo el mito, la gente que no es americana cada vez se da más cuenta, ya no tienen ese glamur ser americano, o igual soy yo que me estoy haciendo viejo. Pero yo creo que ahora Estados Unidos no tendría huevos de declararle la guerra a Rusia o China.

Cambiando de tema, otro de sus últimos proyectos es “Albert te canta” en el que ofrece canciones por videollamadas de whatsApp de modo privado, para dos o tres personas… Dos canciones por 70 euros. Hay gente que se quejaba, a la que le parecía caro…

Hay gente a la que le parece caro y otra a la que le parece barato, yo creo que 70 euros porque te canten un par de canciones está bien, es el precio de un gramo de cocaína, sí, está bien, aunque no sé, porque es un experimento, y no sé si voy a subir o bajar el precio, pero de momento todas las que he hecho, que han sido bastantes, están bien, me gusta y a la gente también, es un momento chulo, bonito y me lo estoy pasando pipa.

¿La idea se le ocurrió por la pandemia, la falta de conciertos?

Sí, el hambre agudiza el ingenio. Pero hace quince años ya lo hice, entonces no salió bien,  la tecnología no era tan ágil como ahora, los wifis no eran tan potentes, hicimos dos actuaciones, pero lo tuvimos que dejar. Pero ahora con la pandemia se me ocurrió que  podía recuperar esta idea de las canciones susurradas, para una o dos personas…

¿Cómo le está afectando a usted la pandemia?

Todos los conciertos que tenía se fueron a tomar por culo, tampoco podemos contratar con seguridad para el año que viene, porque no sabemos cómo estará la cosa… Pero bueno, tampoco voy a llorar, me está afectando como a todo el mundo, ni más ni menos.

¿Y una situación tan rara como esta le da juego para escribir algo, hacer canciones?

No lo sé, estamos haciendo el espectáculo de “Miedo” y evidentemente lo hemos adaptado un poquito, no puedes ignorar lo que pasa, también hice la canción de “¿Os acordáis?”, que me pareció buena  para escuchar en este momento, pero no sé… Lo de la pandemia, a fin de cuentas,  es un input exterior, e igual precisamente lo que nos ha enseñado la pandemia es a no tener tantos inputs exteriores. Hay muchas otras cosas además de la pandemia.

España en guerra | Librería La Esquina del Zorro
ga('create', 'UA-55942951-1', 'auto'); ga('send', 'pageview');