REBELDES (Susan E. Hinton)
Club de lectura de verano
Publicado en magazine ON (diarios grupo Noticias) 01/08/20
Existe un tipo de literatura juvenil de la que disfrutamos, sin complejos, lectores de cualquier edad. No sabría muy bien cómo llamarla, entre otras cosas porque podría caer en el error de etiquetarla y ponerle por nombre esos engendros que el marketing utiliza para reducirla a un producto e imbecilizarla: Young adult, New adult… Yo me estoy refiriendo a títulos como El guardián entre el centeno, de John Salinger, La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial, de Sherman Alexie, Un puñado de estrellas, de Rafik Schami, el Diario de Anna Frank o incluso algunas novelas de Baroja como Zalacaín el aventurero o El árbol de la ciencia…Probablemente ninguno de estos autores escribió estos libros pensando exclusivamente en los jóvenes; y seguramente por eso interesaron tanto a los jóvenes, a diferencia de esas novelas juveniles que se escriben como si fueran una hoja de cálculo y que ofrecen una visión edulcorada de la juventud; una visión en la que lo políticamente correcto borra por completo todo el mundo en el que los jóvenes se desenvuelven: sus primeros contactos con el sexo, con las drogas y el alcohol, la agresividad, incluso la violencia con la que se enfrentan al mundo de los adultos, a las imposiciones, a una vida que se les echa encima con intención de reducirlos, de hacerles olvidar cuanto antes su sospechosa y amenazante condición de jóvenes.
Delincuencia y lucha de clases
En el caso de la novela juvenil por antonomasia, Rebeldes, S.E. Hinton (¿qué demonios significan esas dos iniciales?) rizó el rizo, porque no solo escribió una novela en la que por primera vez todo eso estaba presente (la rebeldía y el ímpetu juveniles, el doloroso y súbito tránsito a la edad adulta, y, por otra parte, la delincuencia y la lucha de clases) sino que además quien la escribía sabía perfectamente de qué hablaba, pues Hinton firmó esta novela cuando tan solo contaba ¡17 años!
En Rebeldes se nos narra la historia de Poniboy, un joven quinceañero que vive con sus dos hermanos (al igual que en otros libros juveniles, como las aventuras de Pippi Calzaslargas, se excita de ese modo otro de los sueños juveniles: la ausencia de padres y de autoridad, la independencia y la libertad total) y que se desenvuelve en un ambiente enconado, con diferentes bandas juveniles enfrentadas. Poniboy pertenece a los greasers, los chicos de extracción humilde del East Side, cuyos mayores enemigos son los socs, los pijos del West Side (toda la estética de la novela remite a películas como West Side Story, Rebelde sin causa o Grease, esta última con una visión casi paródica del tema). La novela lo tiene todo para llamar la atención de un chaval: peleas, huidas, amores imposibles, cadáveres hermosos, redenciones, incluso los extraños nombres de sus protagonistas: Poniboy, Sodapop, Two-Bit…
Rebeldes y guapetones
Y a ello se suma, hablando de cine, que en su adaptación a la gran pantalla, a cargo de Francis Ford Coppola, en 1983, estos fueron interpretados por un ramillete de jóvenes, guapetones y tan desconocidos como prometedores actores: Matt Dillon, Patrick Swayze, Tom Cruise, Rob Lowe, Ralph Macchio, Emilio Estévez, Michael J. Fox (en el reparto aparecía, en contrapartida, incluso el mismísimo Tom Waits), con lo cual el éxito estaba garantizado; o mejor dicho, la prolongación del éxito, pues la novela se publicó quince años antes, en 1967, cuando, como hemos dicho, la autora contaba tan solo con diecisiete años (tras las iniciales S.E. —esto no lo hemos dicho aún— se ocultaba los nombres Susan Eloise, pues la joven escritora dudaba de que nadie fuera a creer que alguien de su edad y, sobre todo, una mujer, firmara aquella historia plena de violencia e incorrección política). En todo caso, Rebeldes se convirtió inmediatamente en un fenómeno, en un superventas, para “desgracia” —hablando en términos creativos— de su autora que, como sucede a menudo en estos casos, ha vivido toda la vida lastrada por el peso de ese éxito.
Tras Rebeldes S.E. Hinton escribió otras obras y secuelas de su novela, como La ley de la calle, también llevada al cine por Coppola, y a cuyo elenco se sumaron actores, digamos, con otro perfil, como Mickey Rourke o Nicholas Cage; pero sin conseguir nunca alcanzar el éxito arrollador de su primera obra, lo cual la sumió en una depresión durante algún tiempo.
Autores de un solo éxito
Susan Eloise Hinton podría, en ese sentido, contarse entre esas autoras one hit wonder, de un solo éxito, como Anna Frank y su diario (por razones obvias), Harper Lee y Matar un ruiseñor (de quien también nos ocuparemos en otra entrega), o J. D. Salinger y El guardián entre el centeno (aunque el enigmático Salinger también ha entregado a la imprenta algunos cuentos memorables). De hecho, si bien Salinger merecería otra sesión del club de lectura dedicada íntegramente a él, no nos resistimos a citar algunas curiosidades sobre su memorable novela que, por otra parte, se anticipó a Rebeldes a la hora de abordar sin tapujos algunos aspectos de la cultura juvenil, como la sexualidad o el lenguaje desenfadado. Al contrario que la novela de S.E. Hinton, El guardián entre el centeno, que en otros países de habla hispana se titulo El cazador oculto, no tiene una adaptación cinematográfica, pero se resarce ampliamente con los numerosas canciones que han dedicado a la novela grupos, en su día, rabiosamente juveniles, como Guns N’ Roses (Catcher in the Rye), Green Day (Who Wrote Holden Caulfield?), The Offspring (Get It Right) o Beastie Boys (Shadrach). Sin olvidar, hablando de música, la desgraciada influencia que tuvo la novela en un mal lector de la misma, Mark David Chapman, que como es bien sabido esperó a la policía leyéndola después de haber asesinado a John Lennon.
Dos recomendaciones más
No me gustaría acabar estas líneas sobre novelas-juveniles-que-pueden-leer-y-disfrutar-lectores-de-todas-las-edades sin citar brevemente dos por las que siento especial debilidad: El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial, de Sherman Alexie, un autor nativo norteamericano, con una obra tremendamente recomendable en la que los protagonistas de sus cuentos y novelas son, como él, indios spokane, cuyas historias transcurren en reservas en las que tratan de evadirse del racismo y la marginación bebiendo, jugando al baloncesto o, como es el caso del protagonista de esta novela, dibujando cómics —sin caer por ello en la resignación ni el victimismo— y en las que no falta un toque de humor. En el caso de El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial hay dos argumentos que hacen inevitable su lectura: que la revista Time la haya colocado en el puesto número uno de la lista de mejores libros juveniles de todos los tiempos; y, sobre todo, que la Asociación de bibliotecarios estadounidenses la haya incluido en otra lista: la de libros que han recibido más peticiones de censura.
Contra la censura precisamente, y contra la desaparición de algunos de algunos de sus vecinos, la agobiante presencia de policía secreta y la falta de libertad en la Siria de los años 60, escribe un periódico mural en las paredes del barrio antiguo de Damasco el protagonista de Un puñado de estrellas, de Rafik Schami, una obra emocionante y hermosa (que, al igual que la de Sherman Alexie, se articula en forma de diario), y que es, en definitiva, como todas las anteriores, una novela para jóvenes rebeldes de todas las edades como ustedes y como yo.