CRÓNICA DEL CONCIERTO EN ZENTRAL DE MOTXILA 21, LA BANDA DE LOS CORAZONES CONTENTOS
MOTXILA 21, LA BANDA DE LOS CORAZONES CONTENTOS
Hay pocas bandas que emocionen tanto como esta. Las grandes historias se resumen en pequeños detalles: en las lágrimas contenidas de Alberto Blazkez, uno de los músicos que acompañan a estos doce chavales con síndrome de Down, cuando le dedicaron uno de los temas. Motxila 21 da mucho más de lo que recibe, incluso si quienes se suman a ellos son figuras como Fito, Fermín Muguruza, Gari o Cifu de Celtas Cortos, como sucedió el sábado en el concierto de Iruñea.
Patxi Irurzun / Iruñea
Esta semana será sin duda inolvidable para Motxila 21. El próximo jueves 17 se estrena en la gran pantalla el documental de Iñaki Alforja Motxila 21, Live, Zuzenenan, En vivo!!! , sobre la gira que el grupo hizo en 2013 en Londres. Y el pasado sábado convirtieron la sala Zentral de Iruñea en un enorme corazón, durante un concierto en el que compartieron escenario con figuras de la música como El Drogas, Kutxi Romero (quienes ya son, en realidad, arte y parte de Motxila 21), Fito, Fermín Muguruza, Fermín ‘Huajolote’ Goñi, Cifu de Celtas Cortos o Gari de Hertzainak. Aunque para figuras ellos: Borja, Iñaki, Aintzane, Mikel, Aitor, Gonzalo, Ibai, Igor, Ramón, Diego, Lorea y Leire, los doce chavales con Síndrome de Down que integran la banda Motxila 21(junto a padres, voluntarios y músicos como, entre otros, Andoni Zilbeti o Mikel ‘Barullas’ Barrenetxea, el que fuera guitarrista de Tijuana in blue y uno de los principales artífices de Motxila 21). Para los chicos y chicas de la banda el escenario ya es una prolongación de sus zapatos y la música una parte inseparable de sus vidas. Con sus pantalones y chalecos de cuero, sus tatuajes de pega y sus gafas negras, se mueven sobre las tablas con una seguridad pasmosa, no importa que abajo haya 900 personas, como el otro día.
Las entradas para este concierto benéfico se agotaron a las pocas horas de salir a la venta. Motxila 21 es un auténtico fenómeno social en Nafarroa, casi ya una seña de identidad, la caja de resonancia, o, mejor dicho, una fila de tambores y timbales a través de los que retumba la solidaridad y el cariño de toda una comunidad. Pero para conseguir eso han tenido que trabajar, ensayar mucho. Meter mucho ruido. En el concierto del sábado también estuvieron allí para eso, para meter ruido. La Asociación Síndrome de Down de Navarra, que cumple 25 años, organizaba este concierto para recaudar fondos con los que reformar y romper las barreras arquitectónicas del nuevo local al que se han trasladado. Y para seguir rompiendo todo tipo de barreras. Para que Motxila 21 siguiera emocionándose y emocionando cada vez que se suben a un escenario o se juntan para ensayar. Para que se sientan importantes siempre, también en sus vidas diarias, además de cuando cantan Me equivocaría otra vez junto a Fito o brincan al ritmo de Big Beñat junto a Fermín Muguruza, como sucedió el otro día en Zentral.
El concierto comenzó con la proyección del teaser del documental de Iñaki Alforja, que en solo unos segundos da unas coloridas pinceladas sobre qué va esta historia: amistad, empoderamiento, alegría … Javier Coronas, el maestro de ceremonias, dio después el pistoletazo de salida y con la sonrisa cosida en la boca el público que abarrotó Zentral pudo disfrutar de los temas que fueron desgranando con desparpajo Motxila 21: versiones como la divertida La Ragazza del elevatore de Silvio; temas propios como La magia de mi ser, interpretado magistralmente —hizo enmudecer incluso a su propia guitarra— para la ocasión por Cifu, de Celtas Cortos, o Gurpilak sutan con un siempre elegante Gari. Y, claro, la traca final con En blanco y negro y El Drogas al frente de toda la tripulación, y el himno de la banda, Somos Motxila 21, que siguió coreando el público cuando la música terminó, con la emoción, arriba y debajo el escenario, dibujada en unos ojos brillantitos, limpios, por los que nadan los peces que no se sienten diferentes, como escribió y cantó Kutxi Romero en otro de los temas de Motxila 21: No somos distintos.