CRUDO
No se me ocurre nada que añadir a todo lo que se ha dicho y hecho ya para solidarizarse con Javier Gallego y su Carne Cruda. Que la retirada de un programa provoque manifestaciones, recogidas de firmas por decenas de miles… Todo eso ya habla por sí solo. Como habla por sí solo ese video de la lideresa Aguirre soprendiéndonse porque unos periodistas acudan a cubrir una noticia, o sea a hacer su trabajo. «¿Quien os ha llamado, quién os ha llamado?», les preguntaba, inquisitiva , al tiempo que abroncaba a su jefe de prensa. No estaba en el guión. Ese es el periodismo que se se lleva, o que se obliga a llevar. A la lideresa el monte quemado le daba lo mismo, la cuestión era figurar, figurar la primera y en sus telediarios, haciendo como que sí, que se preocupa, cuando lo que le preocupa es que vayan otros y cuenten las cosas saliéndose del guión.
Lo raro es que Javier Gallego haya durado tanto, en una radio pública, que como se sabe acaba siempre, de un modo u otro, tarde o temprano, normalmente más temprano que tarde, convirtiéndose en el toque de queda del gobierno de turno, en un boletín oficial, en un prietas las filas en donde a los disidentes y heterodoxos se los espachurra. Por eso, lo encomiable del señor Crudo es haber resistido, no haberse plegado, no haber sido segurola y atemperar el tono de sus programas (que es lo que le afeaba el nuevo director de la casa, hablando de sensacionalismo -por supuesto que sí, cómo no escandalizarse, ni echarse las manos a la cabeza, y ponerse a gritar delante del micrófono con la que está cayendo-), no haberse achantado para, en estos tiempos, conservar su trabajo, un trabajo, por otra parte increíblemente malpagado (como tantos otros, por otra parte) tratándose de un programa de máxima audiencia e influencia… No estaría de más saber cuánto se/nos levantan, en el ente público, algunos comentaristas deportivos, colaboradores, ex-futbolistas de relumbrón, a los que hay que sacar con fórceps sus impresiones, por ejemplo, los periodistas del corazón corazón, etc.
Da repelús este país de reyes medievales que pegan a sus sirvientes, y a los que luego les ríen las gracias los garçons del pis, de políticos que también se ríen cuando alguien, algún raro, algún marciano venido de otro planeta (o de la calle misma) les cuenta lo que está pasando, la que está cayendo, como cuando Gordillo juraba su cargo en la Junta de Andalucía prometiendo desobediencia, ellos se reían, ja, ja, qué risa, se ríen porque se sienten seguros, simepre se ríen, y si no mandan a las fuerzas de seguridad, o a las cámaras de su canal autonómico, y entonces además de réirse añaden «Que se jodan». Tienen carta blanca para lo que quieran. Se sienten fuertes, y hasta dejan que algún graciosillo del partido diga las barbaridades que en el fondo todos ellos piensan, o no les parecen mal del todo, cosas como que a los padres comunistas habría que quitarles la custodia de sus hijos, por pertenecer a una secta (el gracioso probablemente sea católico, eso sí que tiene tiene gracia), ja, ja, se ríen, qué cosas tiene este hombre… Los demás no, los demás a callar y a la puta calle. Y que se jodan.
En fin. A Javier Gallego le deseo lo mejor. Somos viejos conocidos, desde que en su anterior vida en Radio 3 leía los cuentos que yo les envíaba por correo postal en un programa llamado Especia Melange; pude verlo en directo en Carne Cruda cuando nos invitó para hablar de Simpatía por el relato, y participar en el mismo (más verlo a él que participar, porque era todo un espectáculo verlo dirigir el programa); también me entrevistó cuando publiqué «Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis» (en un programa en el que había además una pornoterrorista y una ex-actriz porno que radiaba orgasmos), pero sobre todo le agradezco que arrancara uno de sus Carne Cruda citando una frase disparatada de mi hijo Hugo. Supongo que volveremos a oírnos pronto, y espero que logre apañarse mientras tanto. Hasta entonces, para que la radio os acompañe ahí van todos los podcast de Carne Cruda.
Y estos por la parte que me toca
-Simpatía por el relato
-Hugo abriendo Carne Cruda
– ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis!
Más razón que un santo, Patxi, que por suerte no eres. Sufrir aquí a la Espe es horroroso. El PP quiere una tele y una radio pública como las de Espe en Madrid. Fanatismo y sectarismo extremos pero diciendo que no, que es información objetiva y exquisita. Un asko (que es peor que «asco»), vamos.
Carne cruda, cruda carne.
Abrazos.
Amén
Totalmente de acuerdo. Ahora intentan acallar la cruda realidad, como los cientos de mensajes de protesta y apoyo a Javier Gallego que recibe a diario el buzón de voz de Siglo XXI, y que nunca se emiten. Ayer mandé uno más, que volverá a quedar en el limbo de los contestadores automáticos. Por cierto, lo hice imitando el tono marcial y hooliganesco del locutor Fernando Fernández de Córdoba, porque a este paso nos van a abocar a otra guerra civil.
«En el día de hoy, cautiva y desarmada la libertad de expresión, la censura ha alcanzado sus últimos objetivos en las ondas nacionales. La radio pública ha terminado.
Madrid primero de septiembre de 2012. El directoríísimo Franco.»
Orundelico