Leer es un analgésico, más si dos dos libros tan extraordinarios como los dos ensayos publicados recientemente por
Ismael Grasa y
Patxi Irurzun. Los llamo ensayos porque han aparecido bajo sendos epígrafes en sus respectivas editoriales, pero la realidad y su lectura me han dejado el sabor de boca de alguien que escribe sobre la vida. El primero,
La flecha en el aire de
Ismael Grasa, editado por Debate , es un dietario de las vivencias como profesor de filosofía del autor aragonés. Un empleo casual que termina desembocando en una pasión por la docencia llena de ternura y reflexión. Ismael habla de los grandes temas con la sencillez de un erudito, para unos alumnos que comienzan a dar muestras de lo que serán en el futuro: algunos personas con criterio y deseo de libertad individual y otros peces que se dejan arrastrar por la corriente. No hay deseos de salvación absoluta para ninguno de ellos, solo ganas de mostrar el camino, aún asumiendo que uno puede estar equivocado, pero siempre con el deseo de acompañar. Todos los que usamos la tiza con mayor o menor acierto deberíamos leer este libro, porque encierra claves suficientes como para mejorar nuestro día a día, sea en las matemáticas o en la geografía, porque la filosofía es el tronco, el sustento de todo lo demás (por mucho que los resabidos autores de libros de texto busquen arabescos para facilitar la digestión). Un libro, el de Ismael, que pide ser prestado y releído, algo que hoy en día, en el consumo y el fagocitado de los textos, es muy complicado. Sin más poesía que la propia vivida, La flecha en el aire ha llegado para quedarse. El segundo libro que he devorado estos días (y digo devorar, porque ambos me los he leído en una sola sentada) es
Dios nunca reza de P
atxi Irurzun, editado por
Alberdania. El oficio de Patxi como escritor es tal que un diario de su verano del 2008 se lee como una novela, lleno de ritmo, de pequeñas emociones, de la hermosura que trae lo cotidiano. Hijos, pareja, literatura y rockandroll (ya cada vez con más frecuencia escuchado con cascos o en las filas de los carrozas), pero siempre con un poco del colmillo afilado que ha convertido a Irurzun en un
outsider, colocado sobre el alambre que separa lo formal de lo alternativo. Kebabs de madrugada, la multiplicación de las cajas en las mudanzas, los Sanfermines, el amor familiar, algo que se ha convertido casi en una transgresión en estos tiempos de postmodernidad. Patxi picotea y no quiere sentar cátedra, solo ser uno más, pero con el respeto del individuo.
Os dejo aquí el texto que Daniel Gascón escribió para la presentación de la Flecha en el Aire
y el blog de Patxi Irurzun.
La foto de Lucas, Titán, Pinocho y un servidor se hizo la noche en que comienza el dietario de Patxi, en Logroño en el 2008. No sé quién la hizo, posiblemente el mismo Patxi. Hoteles de más de una estrella para escritores tirados…
http://leocamaleon.blogspot.com/2011/10/mas-que-ensayos-vida-ismael-grasa-y.html