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Una (buena y completa) reseña de ¡Oh, Janis…! en LA REPÚBLICA CULTURAL

May 27, 2011   //   by admin   //   Blog  //  No Comments


Dick Grande es un anodino barrendero de Pamplona, cantante ocasional y jevy metal de pelos largos, un perfecto hombre invisible ante la puritana sociedad de una Pamplona donde follar, más que pecado, es un milagro. Sólo que, bajo su fosforescente mono de trabajo, bajo su insustancial existencia, Dick Grande oculta una descomunal blakandéker que hará las delicias de las mujeres y con la que se propone hacerse un hueco en el turbulento mundo del porno (amateur).

Oh, Janis comienza en La Habana donde el protagonista conoce a Janis, una negra jinetera con el mejor culo de toda La Habana -que es casi como decir el mejor culo de todo el mundo- que le propone ganarse un dinerito participando en una película porno (amateur) que rueda una pareja de depravados alemanes. El encuentro con Janis marcará su existencia hasta el punto de que la búsqueda de esa negra habanera de nalgas neumáticas se convertirá en el leitmotiv de toda la novela. En cuanto a la película se titulará Macpolla y será su debut en el porno, el inicio de una carrera que habrá de llevarle de una punta a otra del mundo: París, donde además habrá de hacer de músico en el metro y conocerá al director Bardamu (como el Ferdinand Bardamú de Celine), todo un intelectual y un artista del cine pornográfico; a Bangkok, prostíbulo del mundo; a una Manila repleta de basura y de karaokes, donde unirá su carrera amateur a la de Elisalde, un productor con un oscuro pasado de terrorista; a una descomunal México D.F. y sus insufribles mariachis… Lugares todos ellos de los que habrá de marcharse para regresar a una insulsa Pamplona, repleta de meapilas (como su propia madre) y de los de siempre, de rancias costumbres, de sanfermines…

Oh, Janis es una novela contada en primera persona, de prosa vertiginosa y frases interminables, llena de lenguaje coloquial, con un personaje central entrañable, de polla enorme y antisistema, «el puto Dick Grande, el de la polla como una blakandéker y los besos con sabor a sangre dulce, tan dulce que las mujeres que besaba no la distinguían de la suya propia«. ¡Oh, Dick, mi dulce y sucio Dick! Un Dick Grande que, como no podía ser de otra manera, en el fondo no es más que un romántico: «no, eso no estaba bien, exponer a la vista de todos sentimientos como el amor, el afecto, acariciarse, o acariciar una guitarra, era algo impúdico, incómodo, eso tenía que guardárselo uno para sí mismo, rumiarlo, como mucho vomitarlo convertido en otra cosa, en furia, en fe, en fuerza bruta, en fuego, todas con efe, como follar, ah, follar no, que estamos en Pamplona, en la vieja Iruña, aquí ni se folla ni se perdona a los demás que follen, o sea, que yo me merecía que aquella botella de pacharán Zoco que se dirigía directamente a mi cara reventara ésta, me desfigurara, me dejara marcado para los restos, para que la tribu supiera que había renegado de ella«.

Oh, Janis es una novela ácida, llena de humor (con situaciones tronchantes) y de mala hostia (continuadora del trabajo de demolición iniciado por el Celine de Viaje al fin de la noche), donde Patxi Grande Irurzun, sin lacha alguna, arremete contra todo y contra todos, dando estopa a diestro y siniestro, a la Iglesia, a los periodistas, a los políticos, a los biempensantes, a las mujeres, a los hombres, a la revolución cubana y a sus iconos, a la burguesía y al proletariado, a la kale borroka

Oh, Janis es una novela seminal, repleta de pajas, de sex-shops, de putiferios, de muñecas hinchables con rostro de Margaret Thatcher, de prodigiosas prostitutas orientales que fuman con el culo o abren cervezas con el coño, de travestis, de escarceos sexuales de todo tipo (en la línea de aquel erotómano llamado Sade), de guiris adinerados pagando a niñas, de pelis porno (amateur) de nombres imposibles y argumentos delirantes: Las corridas de Pamplona, París bien vale una picha, Guarrillera…

Oh, Janis es una novela guarrilla, rebosante de tacos, de pedos, de meadas, de basura, de alcohol y de vómitos, de lenguaje escatológico, de eructos… en la estela de ese otro guarro que precedió a Patxi Dick Irurzun y al que llamaban Bukowski.

Oh, Janis es una novela de personajes secundarios inolvidables: la pareja de pornógrafos alemanes que no duda en pervertir a su propia hija, de ninfómanas insaciables, de mujeres hermosas y de personajes grotescos o deformados, de seres marginales…

Oh, Janis es una novela musical, con karaokes y cantantes de jotas, con clásicos de la canción casposa, con imitaciones de Meat Loaf, con canciones de AC/DC, Led Zeppelin, Whitesnake, Motorhead… pero también de Barón Rojo, Barricada, Las Superputas, o de La Gran Perra en Celo, Dick Grande y sus Cachorrillos Pajilleros, genuinos pioneros del malogrado porno-rock radikal vasco…

Esperemos que a Patxi Irurzun no le pase como al héroe de la novela, «como nadie sabía quién era Dick Grande, y si llegara a saberlo algún día se avergonzarían de mí, me fusilarían con katxis rebosantes de kalimotxo como sangre espesa, con titulares como sentencias del Diario de Navarra, con balas de plata ungidas en agua bendita o con nueve milímetros parabellum«; y de una vez por todas su talento, poderosa Blakandéker, acabe rompiendo las barreras y sea reconocido.

A destacar también el trabajo de la editorial, Eutelequia, que ha irrumpido en el mundillo editorial con la fuerza de un rompehielos y con una presentación exquisita de sus libros. En el aire una pregunta: ¿Cuántas editoriales, grandes o pequeñas, se hubieran atrevido a apostar por una obra de las características anteriormente mencionadas?

JAVIER SERRANO

http://www.larepublicacultural.es/article4312.html

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