HUELGA GENERAL
Hoy no hay huelga. Las amas de casa no tenemos derecho a la huelga. Es más, a mí me ha tocado redoblar esfuerzos. Hugo, mi hijo mayor, no tiene escuela y Malen la pequeña está con conjuntivitis y no puede ir a la guarde en plan piquete, a contagiar a los demás niños y mandarlos a casa. En los telediarios y en los periódicos, en eso que llaman medios de información (medios son de algo pero de información, ¡no me jodas!) tampoco hay huelga, Para noticias ya está el humo o el Real Madrid. Yo mismo me acabo de enterar de que la huelga no es solo de «aquí», de los sindicatos nacionalistas, o sea de la ETA, que dirían, y que también está convocada en Galicia y Cataluña. Los que no convocan, ni en las comunidades díscolas ni fuera de ellos son los sindicatos «mayoritarios», que están negociando algo, no se sabe muy bien qué ni para quién y que de vez en cuando hacen como que se enfadan y eso. Me parece muy triste porque desde hace mucho tiempo yo no recuerdo que haya habido tantos motivos para echarse a la calle (también me parece triste a la inversa, cuando son esos sindicatos los que convocan sus huelguitas raquíticas y los demás no las engordan). Pero bueno, la desmovilización es la consecuencia de muchos años de hamburguesas y fútbol, de Salvame y Sálvame de Luxe, y ahora cualquiera puede decir «No, nosotros no cerramos porque un día de cierre supone muchas pérdidas», o quejarse porque los servicios mínimos cubren solo el 80%, y quedarse tan pichi. Para mí es también una incógnita saber en qué piensan cuando oyen la palabra huelga los más jóvenes. Nosotros en el instituto hacíamos huelga un día sí y otro también, había asambleas, sentadas manifestaciones… Todo eso formaba parte de nuestra vida, de nuestro vocabulario, a veces hasta se convertía en rutina o en algo lúdico, y otras nos usaban como carne de cañón, carne fresca que echar a los perros, pero otras creíamos en lo que hacíamos y en que conseguiríamos algo (de hecho, alguna vez conseguimos algo) y una forma de medir el éxito de las huelgas era saber el paro en la enseñanza media. Hoy, en esta dictadura del buenrollismo y lo políticamente correcto supongo que más de uno se echaría las manos a la cabeza si los chavales de catorrce, de dieciseis años decidieran parar, aunque lo estuvieran haciendo porque sus padres llevan en casa varios meses. Pero bueno, eso no va a pasar, a menos que les corten el Facebook.
Mi hijo Hugo me preguntó el otro día a ver qué era una huelga. Yo le dije que era una protesta. «Una protesta por qué. Porque hay muchos aitas que se están quedando sin trabajo, y porque unos señores muy malos cada vez nos están quitando más cosas, cosas que son nuestras y nadie dice nada.» Yo sí, yo manipulo así a mi hijo, a ver si dentro de seis o siete años ellos empiezan a cambiar de una vez todo esto y a tener un poco de la conciencia social y de la dignidad que hemos perdido durante todos estos años de opio para el pueblo y humo de adormideras.
Y eso es todo por hoy, ahora me voy a preparar las lentejas.
es un momento óptimo para hacer una revolución, sea cual sea, hace falta, pero la gente esta cansada, faltos de identidad, cero ideologías tragiversadas, abducidos por el bicho de la ignorancia; estas españas sin rumbo fijo, nos mean encima y decimos que llueve. estos días quiero ser tunecino