ADIOS, MAESTRO.
Lo he oído mientras desayunaba, ha dicho la radio que Miguel Delibes ha muerto, hoy a las siete de la mañana, y he pensado que justo en ese momento mi mujer y yo estábamos en la cama y también la niña, que se había despertado tres cuartos de hora antes y a la que había acostado entre los dos, venga hablar con su lengua de trapo, intentando que termináramos de despertarnos, abrazándonos mientras nosotros tratábamos en vano de robar unos minutos más al sueño, antes de que sonara el despertador, y no sé por qué -o tal vez sí- todo eso, esa escena familiar, cotidiana, me ha parecido muy propia de una novela de Delibes. Se me ha puesto la piel de gallina, también, cuando ha dicho la radio (me gusta esa expresión como antigua, la personificación de la radio, esa conversión en alguien a quien dar crédito, alguien viajado, de mundo… Hoy diríamos lo he leído en internet, amén), cuando la radio ha dicho, decía, que Delibes ha muerto, hasta se me ha asomado alguna lagrimilla. Leí mucho a Delibes, cuando yo empezaba a escribir, hace ya 25 años, Las ratas, El Camino, Los Santos inocentes, La hoja roja... Después, ya no tanto. Me gustaba (aunque fuera lectura obligatoria en el instituto), su aparente sencillez… Creo que no me ha conmovido nunca tanto la muerte de ningún otro escritor, no digo que Delibes haya sido el escritor al que más he admirado, pero lo vinculo a esa etapa de mi vida, en que leía tanto y escribía tanto y pensaba que un día yo también podía ser escritor.. Y sobre todo, uno de sus libros, El príncipe destronado es uno de los cuatro o cinco que más me han gustado a lo largo de mi vida. Creo que la escena cotidiana de esta mañana, con mi mujer y mi hija -nuestro príncipe destronado, Hugo, dormía en la habitación de al lado- tenía bastante que ver con ese libro y con esa emoción. Hasta siempre, pues, maestro. Y gracias. muchas gracias.
Etiquetas: epitafios
joder Patxi, joder, qué cosa más bonita.
Triste noticia 🙁
Que en paz descanse.
Delibes es grande por ser escritor, no por cazador ni por castellano… eso le diferencia horrores del colectivo instrumentalizado desde el poder. Que la tierra le sea leve…
nos queda el legado, me gustó tu emotiva crónica, Patxi. Saludos.
c.
Muy hermoso texto, Patxi. Abrazo.
Y luego está Las Guerras de nuestros antepasados, una novela de muchas risas.