A SVS MVUERTOS. Entrevista a Clemente Bernad.
A SVS MVERTOS from Clemente Bernad on Vimeo.
“Para tomar decisiones se tiene que saber primero qué es realmente el Monumento a los caídos”
Clemente Bernad. Fotógrafo y documentalista
El documental A sus muertos de Clemente Bernad, fue presentado en Iruñea durante las jornadas para debatir qué hacer con el “Monumento a los caídos”, en cuya cripta hasta hace apenas unas semanas estaban enterrados los golpistas Mola y Sanjurjo y en la que todavía hoy se celebran misas fascistas.
Patxi Irurzun.
“¿Sabe qué es ese monumento?”. “¿Sabe quién está enterrado en él?”. “¿Sabe qué representa?”… Son algunas de las preguntas que se plantean a diferentes personas en el entorno de este gran símbolo franquista. Y las respuestas son desoladoras: “¿Una iglesia románica?” “¿Los reyes católicos?”… Solo unos días antes de celebrarse, con gran éxito de público y participación, las jornadas para reflexionar sobre el futuro de este siniestro monumento, otro grupo presentaba sorpresivamente otra propuesta “despolitizada” que plantea convertirlo en un Museo de la ciudad. A sus muertos y las jornadas en las que se enmarcó la proyección de este trabajo del fotógrafo y documentalista iruindarra Clemente Bernad, pretenden por el contrario acabar con el desconocimiento y buscar soluciones que no pisoteen líneas rojas como la reparación, la verdad o la justicia.
¿“A sus muertos” nace como un documental exclusivamente ligado a las jornadas sobre el futuro del Monumento a los caídos?
Sí y no. Las jordanas surgen a raíz de un de gente que nos juntamos para reflexionar sobre el Monumento: Txema Jiménez (editor de Pamiela), Iñaki Arzoz (activista y artista), José Ramón Urtasun (pintor), Carolina Martínez (gestora cultural y editora) y Javier Eder (escritor), básicamente. Empezamos a darle vueltas al tema, y de ahí salieron varias historias, algunas de las cuales se han quedado por el camino, y otras que han salido adelante, como estas jornadas, que además han resultado como habíamos querido, con un debate serio, riguroso, profundo, sin salidas de tono, abierto, aunque con una línea roja clara para nosotros y es el hartazgo y el desprecio que sentimos por el monumento; el desprecio por los fundamentos que hacen que ese monumento exista, el golpe militar, la guerra, los asesinatos… y el hartazgo por la deriva que ha llevado el tema desde la muerte de Franco, con unas instituciones públicas que han sido incapaces de hacer nada más allá de recibirlo en una donación que hizo el arzobispado, además con unas condiciones que impuso y que ha seguido imponiendo hasta hace bien poco. Las jornadas nacen para poner el tema encima de la mesa, enseñar qué es el monumento, y de ahí también el documental con la intención ya personal, como documentalista, no diría tanto de mover conciencias, pero sí de crear algún tipo de duda o inquietud, más allá de ese desprecio o hartazgo, alguna reflexión que no sea la que siempre se espera cuando se habla de memoria histórica.
El documental, tal y como usted explicó en la presentación, usa planteamientos como la psicogeografía ¿qué es exactamente?
Sí, se trata de leer no lo que te cuenta la ciudad de un modo evidente, sino por capas de espacio y tiempo en las que investigar con calma. Planteamos seis preguntas a gente que estaba en el entorno de la plaza, cuando esta aún se llamaba Conde Rodezno. Eran seis preguntas sencillas: ¿Sabe cómo se llama esta plaza?, ¿sabe qué es ese edificio?, ¿sabe desde cuándo está ahí?, ¿sabe qué representa?, ¿sabe quién está enterrado en él?, y ¿qué le parecería si se quitará el edificio? Planteamos esas preguntas siempre en el entorno de la plaza para ver si la existencia del edificio ha calado en la conciencia de la gente. Luego todo eso se mezcla de un modo sutil y sin una línea narrativa clara con escenas de la vida cotidiana, alrededor de ese edificio, y con imágenes del pasado, para ver qué resulta.
Las respuestas fueron desoladoras…
Sí, durante la presentación del documental la gente se quedó impactada. El desconocimiento era absoluto, incluso entre personas mayores, es como si el edificio se hubiese plantado ahí de repente y todo lo que significa se hubiera ido disolviendo. Hubo quien contestó que estaban enterrados en él los reyes católicos, o que era una iglesia románica. La gente en general se resistía a que desaparezca, tras manifestar su ignorancia. Es decir, no tengo ni idea de qué es ni que significa ese monumento, pero no me lo toques, porque ha estado ahí “toda la vida”·…
¿Y esas respuestas condicionan de algún modo el debate, o las soluciones que se puedan plantear?
Ahí es donde incidimos como grupo y ese es el objetivo de las jornadas. Esa raya roja de la que hablaba antes significa que nosotros no nos planteamos como grupo que no se puede hacer nada con el monumento sin que pase antes por una serie de requisitos, que son los básicos cuando hablamos de memoria histórica: reparación, verdad, justicia… Aspectos que hay que solucionar antes de decidir qué hacer con el monumento. En ese sentido esa propuesta de otro grupo que entra de repente, como un misil, en los días previos a las jornadas, obvia todo ese primer paso, y a mí personalmente me parece una vergüenza, porque se plantea como una propuesta inocente, pero no lo es, está cargada de desprecio a las víctimas. Nuestra propuesta y nuestras jornadas están en el punto opuesto a esas propuestas despolitizadas (y digo despolitizadas porque ellos mismos dicen en su manifiesto que el edificio ya está despolitizado).
El primer paso sería entonces pedagógico y es en donde entran las jornadas y el documental…
Si, se trata de contar qué es el edificio y ponerlo de nuevo de actualidad, para que la gente sepa qué es realmente, algo básico para tomar luego decisiones
Hablábamos antes de psicogeografía y de las preguntas que se plantean a la gente en el entorno de la plaza, pero, antes, “A sus muertos” arranca con un rap…
En esa parte del espíritu de las imágenes es el mismo que el resto, más acelarado, un recorrido urbano, actual, que se aproxima al monumento. Me interesa mucho ese tipo de imágenes actuales. Estoy un poco cansado de imágenes de archivo, etc., que se suelen contraponer a la actualidad, de una manera descontextualizada. Las que aparecen aquí son imágenes actuales, que en realidad sin el rap no nos dicen nada, pues son imágenes de la vida cotidiana de Iruñea, gente paseando, en un ambiente muy pamplonés, de noche, lloviendo, pero esa letra del rap nos pone un poco sobre la historia de la ciudad y su poso, pues es un texto basado en el bando de guerra de Mola y en alguna de sus directivas.
Y a continuación aparecen varias mujeres inmigrantes leyendo un discurso de Franco.
Es el discurso que dio Franco el 4 de diciembre del 1952, en la supuesta inauguración del Monumento. Es una forma de discutir ese discurso, todos sus valores militaristas, fascistas, poniéndolo en boca de mujeres inmigrantes, algunas de las cuales casi no saben leer en español. Me impresionó mucho, por ejemplo, cómo alguna de ellas cuando se equivoca pide perdón, algo que jamás habría hecho el propio Franco.
Se ha abierto el debate, al menos, que era uno de los objetivos…
Hay veces que cuando hablas de estos temas parece que estás anclado en el pasado, hay gente a la que no le interesa… pero el objetivo de las jornadas y del documental es demostrar que todo esto en realidad forma parte de nuestro presente, forma parte de la ciudad en que vivimos, y todo eso influye en ella, en nuestra forma de vivir y de pensar… Entre las respuestas de las que hemos hablado antes, por ejemplo, una persona mayor dice que cree que hay dentro estarán los fusilados, porque en algún sitio tendrán que estar, es decir, es alguien que intuye algo, que sabe que hay gente que murió, que no fue enterrada… Pero una cosa es el desconocimiento y otra es que en cuanto arañas un poco en la historia del monumento, se abren otras puertas, otras preguntas, como quién hizo el monumento, quién ha mandado aquí durante mucho tiempo, quién impuso su nombre o a quién le ha interesado mantener ese desconocimiento.
¿Cuál cree que debería ser el siguiente paso respecto al futuro del monumento?
El edificio es propiedad municipal, excepto la cripta, en la que hasta hace poco estaban enterrados Mola y Sanjurjo y en la que se siguen celebrando misas fascistas, y que tiene el arzobispado en usufructo. Creemos que el ayuntamiento tendrá que elaborar una hoja de ruta y creemos que es el momento de hacerlo, entre otras cosas porque puede haber propuestas descabelladas y sin moral como la que hemos mencionado que pueden bloquear otras salidas.