DEDÍCATE A LA POESÍA
Publicado en Rubio de bote (semanario ON de Grupo Noticias 15/07/2017)
Recuerdo que mis tíos solían llevarnos al fútbol, a mi hermano y a mí, cuando éramos pequeños, y que nosotros íbamos al campo con unos tebeos de Mortadelo y Filemón para leerlos durante los partidos. Las cabalgadas de Martín por la banda o los goles hasta con el bigote de Iriguibel nos provocaban muchísimo menos regocijo que cualquiera de las contraseñas de los dos patosos agentes de la T.I.A., como, por ejemplo, “Los calvos con melena me dan pena”, “En Albacete son ahora las siete” o “Los tipos que fuman puro tienen cara de canguro”.
Esta última nos hacía mucha gracia, porque estábamos rodeados de canguros.
Creo que fue allí, en un campo de fútbol, cuando escuché por primera vez algún comentario despectivo hacia una actividad artística. Un jugador falló un penalti o el árbitro pitó algo con lo que la afición no estaba de acuerdo y un tipo que estaba a mi lado le gritó:
—¡Dedícate a la poesía!
La poesía debía de ser algo terrible y humillante, todavía mucho peor que ser linier, esos señores a quienes durante los partidos ametrallaban con escupitajos y bolazos de papel de plata y mecagüentuputamadres.
Luego, a lo largo de mi vida he escuchado muchas otras expresiones parecidas: no seas teatrero, deja de filosofar, menudo cuentista estás hecho, vaya payaso, y así hasta el anuncio (retirado) de Mahou en el que pagan a los músicos con cerveza.
Últimamente también les ha dado por las performances (y eso incluso antes de la aparición de la navarrísima penitente que se fustigaba con una txistorra). Cuando algún político, como Albert Rivera, quiere ridiculizar, por ejemplo, la moción de censura de Podemos o el referéndum de autodeterminación catalán, dice que es una “performance”.
En la mayoría de los casos estas expresiones son frases hechas, pero es llamativa la facilidad con que se convierten en frases hechas estas y no otras, como por ejemplo “Dedícate a la nanotecnología” o “Eres menos original que las declaraciones de un futbolista”. Al contrario, las declaraciones de futbolistas, siguen llenando cada día periódicos, telediarios y boletines de radio.
Las actividades artísticas siempre se han mirado con recelo, o por encima del hombro. No está bien visto dedicarse a lo que a uno le gusta, lo cual ya es el colmo, porque la mayoría de los artistas en realidad no pueden dedicarse a “lo suyo”, no viven de ello, aunque a algunos les cueste creerlo. Siempre me sorprende que a la gente le sorprenda o no sepa que un escritor percibe —cuando lo percibe— tan solo el 10% de las ventas de sus libros (y que una edición que logra vender hoy en día más de quinientos ejemplares es ya un superventas; calculando que una novela puede costar entre quince y veinte euros y que al autor puede haber tardado dos o tres años en escribirla, el beneficio es de unos trescientos euros al año; ni para pipas, vamos). Del mismo modo, la mayoría de los actores, fotógrafos, pintores, músicos, no se ganan el pan con sus cuadros, actuaciones, exposiciones, discos y conciertos, sino volviéndose vulgares cada vez que se bajan de un escenario y trabajando como pintores de brocha gorda, operarios o profesores (lo cual tampoco es de extrañar si es moneda corriente pagarles con cerveza; o no pagarles, en el caso de escritores y komikilaris, que como todo el mundo sabe siempre están dispuestos a enrollarse y no les cuesta nada escribir cuatro líneas o hacer un monigote).
Todo ello, en definitiva, creo que es muy significativo del aprecio que, en general, se tiene hacia la cultura por estos pagos (o sea, por estos no pagos). Quizás la solución sea titular a todos los libros de poesía Partido a partido y llenar sus páginas con estribillos futboleros como “No hay rival pequeño”, “Cuando el balón no quiere entrar no entra” o “Ni antes éramos los mejores ni ahora los peores”.
Gol por la escuadra! lo comparto, gracias por escribirlo
Cuanta verdad Patxi. El menosprecio al arte es tan mundano que valorarlo hasta resulta elitista… Aplaudo tus palabras y las sufro de igual manera. Abrazos, Per.