DE LOPE DE AGUIRRE A OBAMA, pasando por Tarantino, los Gremlins o Tiburcio de Redín
Publicado en ON, semanario de los diarios de Grupo Noticias (26/08/17)
SEIS GRADOS
La teoría de los seis grados de separación dice que podemos conectarnos con cualquier otra persona del planeta Tierra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. Aquí, además, hacemos el camino de vuelta.
Patxi Irurzun
DE LOPE DE AGUIRRE A OBAMA
pasando por Tarantino, los Gremlins o Tiburcio de Redín
Quizás Lope de Aguirre, también conocido como la cólera de Dios, el traidor o Lope el loco, sea el más tronado entre nuestros aventureros y conquistadores (y cuando digo nuestros me refiero a los conquistadores vascos, y cuando digo los conquistadores vascos no me refiero a Juanito Oiarzábal ni a Korta, sino a conquistadores de los que iban matando indios y esas cosas, que también los hemos tenido, y bien sanguinarios: el baztanés Pedro de Ursua, a quien asesinó Lope de Aguirre, precisamente; Miguel de Legazpi, que posa muy pizpireto en una estatua en la plaza de Zumárraga, pisando a un filipino; Blas de Lezo, que acabó hecho un ecce homo, cojo, manco y tuerto tras recibir diferentes cañonazos y disparos de arcabuz; el pamplonés Tiburcio de Redín, que parece más bien el personaje de una novela picaresca, aunque este de alta cuna, y que amenazó con bombardear Sevilla cuando una lugareña le dio calabazas; o Alonso Ercilla que no solo era aficionado a exterminar mapuches sino que luego dejó constancia de lo lírico de esa actividad en su poema épico La Araucana.
Pero, decía, quizás sea Lope de Aguirre, el más majara de todos ellos, y lo sea, entre otras cosas, por culpa de Klaus Kinski, el actor que lo interpretó en la película de Werner Herzog, Aguirre, la cólera de Dios. Kinski, temperamental, irascible, maniaco sexual no tuvo que esforzarse mucho para ponerse en la piel de un psicópata. Rodó con Herzog varias películas memorables, como Fitzcarraldo (que cuenta la historia de un hombre que sueña con construir un palacio de la ópera en mitad de la selva amazónica; es decir, otro pirado), todo ello a pesar de que actor y director no se soportaban y de que, como cuenta este último en el documental que dedicó a Kinski, Mi enemigo íntimo, los dos planearon asesinarse mutuamente.
Klaus Kinski es el padre de la también actriz Nastasia Kinski (y es actriz además otra de sus hijas, Pola Kinski, quien en un libro autobiográfico denunció haber sufrido abusos sexuales durante su infancia por parte del a cada línea más desaprensivo Kinski). Nastasia participó en decenas de películas, como Las amistades peligrosas, Paris, Texas, o El hotel New Hampshire, adaptación de la novela del escritor estadounidense John Irving, aunque quizás muchos no la recuerden en esta última porque se pasa buena parte de la película debajo de un disfraz de oso.
Las novelas de John Irving están plagadas de personajes de ese tipo, excéntricos, con vidas rocambolescas y absurdas. La más conocida de todas ellas probablemente sea El mundo según Garp, pero también destacan otras como Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra que fue llevada al cine, con guión del propio Irving, bajo el título Las normas de la casa de la sidra (quizás una de la pocas ocasiones en que un cambio de título gana; por no hablar de las traducciones que a veces se hacen de los títulos originales, esas en las que tú, aunque la poliglotía no esté entre tus facultades, lees en los créditos Braindead y la voz en off dice Tu madre se ha comido a mi perro; por aquí, eso sí, y hablando de madres, no hemos llegado al extremo de cargarse vía spoiler la peli ya desde el principio, por ejemplo con Psicosis, que en algunos países se tituló La madre era él).
Pero volvamos a Jhon Irving, quien a pesar de caracterizarse por escribir novelas caudalosas, también es autor de algunos relatos cortos, como los recogidos en Besteen ametsak, publicado por Txalaparta y que fueron traducidos por Idoia Gillenea, quien también ha volcado al euskara obras de Roald Dalh, el autor inglés del cual el año pasado celebramos el centenario de su nacimiento.
Dalh es uno de los autores de literatura infantil más conocidos del mundo. ¿A quién no le suenan Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate o Los Gremlis? Muchos de sus libros, efectivamente, también han sido llevados al cine. Pero el éxito de los libros para niños y jóvenes de Dalh eclipsó en cierto modo sus obras para adultos, entre las que destacan sus colecciones de relatos, que, sin embargo, no pasaron desapercibidos para otro cineasta, como Alfred Hitchcock, quien adaptó varios de los cuentos para su inolvidable serie televisiva Alfred Hitchcock presenta, aquella que comenzaba con el director encajando su oronda figura en una silueta mientras sonaba la Marcha fúnebre para una marioneta, de Charles Gounoud, pipipiribiripipí…
Entre los relatos de Dalh adaptados para la televisión se encuentran Veneno, en el que un hombre despierta con una serpiente venenosa sobre el pecho o Cordero para cenar, donde (atención, spoiler) una mujer asesina a su marido con una pata de cordero congelada que posteriormente pondrá de cenar a los policías que investigan el caso, deshaciéndose así de la prueba del delito (recurso que por cierto utilizaría más tarde Almodóvar en Qué yo hecho para merecer esto sustituyendo la pata de cordero por un jamón).
Los relatos de Dahl, en definitiva, tanto para adultos como para niños, resultan en general muy cinematográficos y a ellos han recurrido, además de Hitchock directores como Danny de Vito (Matilda), Tim Burton (Charlie y la fábrica de chocolate), Tarantino (Four Rooms) o Steven Spielberg, en la reciente Mi amigo el gigante, una adaptación del libro El gigante bonachón.
Uno de los últimos trabajos de Spielberg, por cierto, fue un biopic de Obama en el que al penúltimo presidente de Estados Unidos lo iba a interpretar Daniel Day Lewis (que, recordemos, es blanco), pero finalmente protagonizó el propio Obama interpretando a Daniel Day Lewis interpretando a Obama; un auténtico lío, cuya única explicación es que en realidad se trataba solo de una broma (o de una maniobra de promoción de otra película de Spielberg sobre otro presidente yanki, Lincoln).
Todo esto para contar que el director del equipo creativo que diseñó el logo de Obama en la campaña electoral de 2008 fue Sol Sender, y que el mismo es nieto del escritor oscense Raul J. Sender (el cual se exilió a Estados Unidos tras la guerra civil), autor de obras como Requiem por un campesino español, Crónica del Alba, o, ahí queríamos llegar, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, novela histórica que sirvió, por cierto, como inspiración para la película de Herzog en la que el monstruoso Kinski interpretaba al sanguinario y trastornado conquistador vasco y en la que Sender narra las andanzas amazónicas de Aguirre el loco, Aguirre el traidor, Aguirre, la cólera de Dios.