Libro editado por ECLIPSADOS, que recoge algunos de los cuentos de este escritor navarro. Prólogo del Kutxi,epílogo del Drogas, de Barricada. Y cuentos para todos los gustos, cuentos para no dormir, para disfrutar y volver a disfrutar leyéndolos. El libro se divide en CUENTOS DE AMOR PROPIO:onanismo sincero, CUENTOS DE CURRIQUIS: o como aliviar las horas de curro en una fábrica de tazas de váter(POZAL S.A. aparece como nexo a lo largo de muchos de los cuentos de este libro)CUENTOS PUNKIS: de los años salvajes y CUENTOS ANTIMONÁRQUICOS, que no Republicanos, en los que destaca EL EXTRAÑO CASO DEL MICÓLOGO FAUSTINO RUIZ DE ZÁRATE. Todo ello aderezado con dibus de KALVELLIDO nos ofrece un libro muy apetitoso y muy, muy divertido. Hay que leerlo.
Ilustración de Juan Kalvellido (Rompiendo la baraja)
Es como si hubiera sido arrastrado por uno de esos vertiginosos torrentes que al final acaban en una cascada más larga que la lengua de aquel tío al que no le gustó que me saltara el semáforo en rojo y también es como si hubiera realizado el trayecto dentro de un tonel de madera y ya puestos, es como si al final, el tonel se hubiera fraccionado en miles o millones de astillas y cada una de ellas se me hubiera incrustado en el alma.Así es como escribe Patxi Irurzun; esa es su forma de ajustar cuentos porque en cada cuento no hay una moralina a la que agarrarse pero sí que se siente lo que las avispas llevan en el culo, es decir: puro veneno.Irurzun ( es que así no parece que me he tomado con él algunas cervezas, tal vez más de las que recuerdo ahora mismo); decía que Irurzun comienza el viaje montado en un autobús, tiene un periodo de aridez literaria, llega a espiar a una joven pareja sin tener más que un cigarro, rememora la primera vez que se vació fuera de un cuerpo caliente, es un Punki incendiario; también es uno más en POZAL. S.A y llega a ser uno menos en POZAL.S.A, y así y más asá, va recorriendo todas las aristas del extraño poliedro que es el ser humano hasta acabar haciendo sus pinitos con la paleontología.Y es que a Patxi lo que le gusta es remover tierra y sacar cosas de nosotros mismos; esas cosas sucias que todos tenemos dentro y que no no salen en las tertulias televisivas. Uno piensa que está bien que nos ajusten los cuentos al igual que otros nos ajustan la cartera y que sea Patxi quien lo haga, a mí, personalmente, me hace muy feliz..
El primer acierto del libro me parece el título. Patxi Irurzun narra cómo aliviaba su rabia juvenil sabiendo que su turno de réplica, su vendetta, llegaría papel en mano. Se trataba de ajustar cuentas por medio de los cuentos… Yo también lo he pensado alguna vez…
Un cuento de Patxi es como un dardo envenedado cuyo veneno empieza a hacer efecto antes de clavarse del todo, antes del final.Algunos de los primeros textos, escritos cuando el autor tenía veinte años, derrochan una frescura muy difícil de ver cuando un escritor ya tiene la mano hecha. El estilo es muy cinematográfico, mantiene siempre una tensión dramática que tiene al lector alerta, inquieto, ávido de más… El poso de amargura que flota en el fondo de los textos se tamiza constantemente con una sonrisa sincera. Y eso es de agradecer: gracias, Patxi.
POZAL S.A, sus personajes y los sucesos que allí acontecen, son una buena venganza, un retrato de la verdadera realidad, una transparencia social que huye de las clases altas y la violencia gratuita de la literatura comercial. Un libro que, como dice la contraportada, está protagonizado por curriquis, chiflados y atracadores… cualquiera de nosotros. Una bocanada de aire fresco dentro de un mundo editorial cada vez más aburrido, repetitivo y comercial.
Martínez y López, los dos encargados sátapras de la fábrica en la que están ambientados muchos de los textos, quedan bien retratados en sus roles de ficción. Lo peor del asunto es que, como sabemos, la realidad siempre supera a la ficción. Así que no me quiero ni imaginar cómo pueden ser semejantes personajes…
El cuento más extenso de todos, El extraño caso del micólogo Faustino Ruíz de Zárate, además de ser un ejercicio de virtuosismo narrativo y de originalidad, destila una sátira que pocos manejan, y que ha sido capaz de hacerme reír a carcajadas; cosa que en literatura es harto difícil. Por momentos me ha recordado pasajes hilarantes de Eduardo Mendoza o de Iban Zaldua.
Un libro, en definitiva, que no apetece terminar.
(…)»Y pensaba en las piscinas con las chicas dejando que el sol de julio las sodomizase o lamiese sus pezones con su lengua de fuego, pero seguía tumbado porque todo aquello era sólo carne, carne sin ojos, carne sin cerebro, carne sin nombre con la que me iba a ser imposible escribir un cuento. Carne con la que, de todos modos, descargué mi juventud caliente sobre el estómago»(…)
Fragmento del cuento Bloqueo, 1991.
Aquí os dejo un enlace a un cuento de Mario
Basurero de Payatas (Manila) Foto de Paul-Antoine Pichard
EL HUMOR DE LOS PERDEDORES (José Ángel Barrueco)
Publica estos días Patxi Irurzun un libro donde se reúnen relatos que estaban dispersos por revistas y periódicos, algunos de ellos galardonados con premio. Su título es “Ajuste de cuentos” (Eclipsados) e incorpora prólogo y epílogo de dos grandes de la música: Kutxi Romero (de Marea) y El Drogas (de Barricada). Estructurados por temas, Patxi recoge aquí historias de amor, de currantes, de actitudes punkis, etcétera. Suele haber en ellas una voluntad de rebeldía, un gesto de provocación hacia las empresas que explotan al trabajador y hacia lo establecido. La herramienta de Patxi es el humor, el humor de los perdedores que se toman las cosas con cierta filosofía.Creo que uno de los cuentos que mejor representan su mundo es “Tonta nostalgia”. Y aviso: voy a contar el final. En dicha historia, el narrador viene un poco beodo y exaltado de un concierto de La Banda Trapera del Río. El espíritu punk ha renacido en él gracias a las canciones. Está solo y se siente con ganas de hacer trastadas, de prepararla parda, de encabezar alguna revolución. Va en coche y se acerca a una gasolinera. Delante hay un anciano con aspecto de ricachón, en un Mercedes. El narrador se cuela y se coloca antes en el surtidor y, por la ventanilla, le grita: “¡En esta vida hay que tener reflejos, viejo!”, con lo que el otro se larga y el protagonista ha cumplido su gesto salvaje. Luego baja del coche y, mientras el empleado le llena el depósito, observa que el tío del Mercedes vuelve: “Venía de culo y a toda hostia”. Y el Mercedes se empotra contra su coche, destrozándole la carrocería. El viejo baja del vehículo y, muy tranquilo, se acerca a él y le entrega dos tarjetas donde constan su dirección y la de su abogado. Después se monta en el Mercedes y, antes de alejarse, grita por la ventanilla: “¡En esta vida, amigo, lo que hay que tener es dinero!” El relato termina con estas palabras en las que, con deportividad y humor, el protagonista acepta su sino y su torpeza: “Y comprendí que, desgraciadamente, el capullo tenía razón. Mierda de vida”. En “Nocturnidad, alevosía y descampado”, el autor cumple el sueño de muchos: se encuentra de noche con el tipo que le despidió de la fábrica y le parte la cara. Pero mi favorito es un cuento de amor, como le dije al propio Patxi tras leer el libro: “Parpadeos (Un viaje en autobús)”, donde el protagonista rememora algunos recuerdos dulces y otros amargos mientras viaja en ese transporte público. Es un relato de tono triste en el que podemos vernos reconocidos en ciertos momentos de nuestras vidas. Trece cuentos, en fin, explosivos. El humor ni siquiera falta en el currículum del autor; tras dar noticia de sus publicaciones, concluye con esta frase: “Es más feo que el copón pero tiene novia y dos hijos, los tres guapísimos”.Tras la lectura de “Ajuste de cuentos” rebusqué en mis últimas adquisiciones. Tenía por ahí un antiguo libro de Patxi y era el momento de leerlo: “Atrapados en el paraíso”. Tiene su historia: con el dinero que obtuvo al ganar una edición del Premio de Relatos de Viaje de “El País”, en vez de gastarse en un viaje de placer el millón de pesetas que le entregaban al ganador, optó por irse junto a un fotógrafo al vertedero de Payatas (en Manila) y a Papúa Nueva Guinea. De vuelta, tras pisar el paraíso, pero también el infierno, escribió este libro, que obtuvo el Premio a la Creación Literaria. Son páginas llenas de sabrosas historias: terroríficos viajes en camión o en avioneta, infectos cuartos de baño, puestos de comida donde se reúnen todas las moscas del basurero, bares regentados por enanos, cacerías de cocodrilo o niños que sobreviven de lo que recogen del vertedero. Quiere reeditarlo y ojalá lo consiga.
El escritor Jose Ángel Barrueco ha incluido un fragmento de uno de los cuentos de Ajuste de cuentos (Parpadeos) en su muy recomendable blog Escrito en el viento:
«Yo estaba por entonces lleno de odio a mí mismo y sobre todo al mundo, y las ganas de prender fuego a esta maldita ciudad y pegarme después un tiro en la boca se acrecentaban cada vez que me acercaba a la universidad. Iba andando. Hacía frío y nunca tenía un duro, pero eran ellos, los estudiantes que se cruzaban con mis orejas congeladas y mis bolsillos vacíos, quienes avivaban los deseos de hacer explotar todo. Sus conversaciones, vacías y seseantes, sus aires intelectualoides de importancia, sus zapatos, sus gabardinas, sus cerebros, me revolvían el estómago hasta la náusea. Pensaba: –Tío, estos son nuestro futuro– y sentía muchas más ganas de hacer estallar el mundo; o por lo menos de volarme los sesos. A ti, sin embargo, te quería.»