EN ‘TODOS SOMOS SOSPECHOSOS’ DE RADIO 3, CON ‘PAN DURO’
Con la gran Laura González, a partir del minuto 39.
Con la gran Laura González, a partir del minuto 39.
Parece que el PAN DURO se despacha bien y ya hay SEGUNDA EDICIÓN. Apenas un mes después de la primera hornada. Y es que ya sabéis: ¡No hay pan duro cuando el unte es bueno!
Patxi Irurzun (Iruña, 1969) es un todo terreno de la literatura. Desde 1989 ha publicado novelas, libros de relatos y de viajes, mucha literatura infantil y juvenil, y ha coordinado las antologíasResaca/Hank Over, un homenaje a Bukowski, Simpatía por el relato, historias escritas por rockeros yTiros libres. Relatos de baloncesto. Además ha ganado multitud de premios, entre ellos el de Creación Literaria del Gobierno de Navarra con Atrapados en el Paraíso, en el que narra su experiencia personal en el vertedero de Payatas, en Filipinas. También recogió en un volumen, Mi papá me mima, sus divertidas y agudas reflexiones como padre que fueron publicadas en una revista.
Pan duro supone su retorno a la novela. Una novela que pudiera parecer un relato escrito para jóvenes, pero que esconde tantas verdades, tantos recovecos y tantas tristezas, que un lector adulto podrá extraer de él toda una lección sobre la vida y el destino. Se dice de este libro que bebe de películas como Amanece que no es poco y Bitelchús. Es una comparación acertada. Con la primera tiene en común el punto de absurdo surrealista y la concepción de los personajes que parecen estar interpretando papeles que en cualquier momento podrían ser intercambiados. Con la segunda tiene en común una realidad de los lectores comprenderán cuando terminen de leer el relato, aunque algo se atisbe durante la narración.
La acción tiene lugar en el imaginario pueblo navarro de Zarraluki. A esta localidad perdida en las montañas, llegan en su “furgoneta de los sueños locos”Puravida y su padre, al que rebautizarán pronto como el Ventrílocuo. Los recién llegados venden cosas muy raras: sandalias con capota para la lluvia, espejos con peluca especiales para calvos, matamoscas con agujeros para dar “una oportunidad al insecto” y herraduras con plataformas para ponis. El lema vital de los puravidas es: “estamos a favor de todo lo que nos pueda ayudar a estar en contra”.
Zarraluki es famoso, según sus habitantes, por su Faro del Fin del Mundo, por el Campeonato Internacional de Lanzamiento de Huesos de Aceituna, por sus fiestas patronales de Todos los Santos y, sobre todo, por su portentosa trainera que en los últimos años ha ganado la Bandera de la Concha, a pesar de que en el pueblo no hay lugar donde puedan entrenar. Pero los zarralukitarras tienen un problema, desde hace un tiempo no pueden comer pan recién hecho porque el panadero y su novia, la maestra, se han enfadado y cuando se enfadan el panadero se marcha de casa y deja de hacer pan. Normalmente son enfados que se solucionan pronto, pero esta vez ha debido pasar algo muy grave porque Txema el panadero parece haber buscado refugio en el faro del Fin del Mundo y Elena Conache la maestra está desconsolada. Los forasteros se ven en la obligación, por las atenciones recibidas, de deshacer el entuerto, y con la ayuda de Oihan, un joven fantasma corporizado de 113 años, perdidamente enamorado de Puravida, emprenden la aventura.
La novela de Patxi Irurzun es deliciosa. Los lectores tenemos prendida en la cara en todo momento una sonrisa de felicidad que a veces se transforma en carcajada. Pero el prisma de la vida esconde muchas caras, y por eso en la novela no es raro encontrar picos de tristeza y melancolía, también de gran intensidad lírica y de profunda ternura. Cuando terminamos la novela tenemos la sensación de que alguien nos ha leído un cuento fantástico antes de dormir. Un cuento que, como niños excitados, volveremos a pedir que nos lean antes de echarnos a dormir al día después. Porque Pan duro es una historia circular, repleta de fantasmas, de personajes reales y de personajes que creen que son reales sin serlo ya. Por cierto, que hermosos son los dibujos creados por Pedro Osés, subliman el relato.
Enrique Martín
http://www.blogseitb.com/pompasdepapel/2015/05/15/y-dios-patxi-irurzun-creo-zarraluki/
Reseña de Kike Martín en «Pompas de papel» (a partir del 00:57:44)
Entrevista de Félix Linares y Kike Martín en IFlandia (a partir del 1:00:31)
En primer lugar, nos gustaría que nos hablaras de ti, qué te inspira.
Un escritor de verdad no desconecta nunca, nunca deja de pensar cómo escritor, es algo casi patológico, cualquier cosa que le sucede o ve u oye o le cuentan la traduce como materia literaria, algo aprovechable para escribir un cuento o una novela. Así que hay un montón de cosas que pueden inspirarme, si entendemos por eso tener un chispazo, una idea, por ejemplo una noticia del periódico, una conversación en el autobús, una persona con la que me cruzo por la calle… Luego, por supuesto ya entra el juego el oficio, la imaginación, cómo se procesa todo eso y se transforma, todo el bagaje cultural que vas acumulando durante años…
¿Cuándo decidiste que lo tuyo era escribir?
Escribo desde muy pequeño, un día con cinco o seis años fui con mis primos al campo y me rompí un dedo trepando a un árbol, como ya no podía seguir jugando con los otros niños mi madre me dio un cuaderno y un lápiz para que me entretuviera, y yo escribí un cuento, mi primer cuento, en el que imaginaba que seguía jugando con mis primos. Después vinieron las redacciones del colegio, que para los demás eran un suplicio, pero con las que yo disfrutaba, a veces incluso escribía la mía y cuando acababa la de mi compañero de pupitre, que era el malo de la clase, lo cual aprovechaba para sacar mi lado más gamberro, en sus redacciones. Y ya a partir de los 13 o 14 años empecé a tomármelo más en serio, a ganar algún concurso, a publicar en revistas. Hasta hoy, que tengo 45.
Para aquellos que no lo conozcan, ¿qué se van a encontrar en ‘Pan duro’?
‘Pan duro es una novela’ que transcurre en un pueblo imaginario, llamado Zarraluki, en el que suceden cosas extraordinarias (por ejemplo, es un pueblo de montaña, pero hay un equipo de remeros), que sin embargo los vecinos viven con naturalidad, un poco al estilo del realismo mágico o de Amanece que no es poco. Hasta ese pueblo llega un vendedor ambulante con su hija, Puravida, y con un cargamento de cacharros absurdos, como unas sandalias con capota para los días de lluvia o un matamoscas con un agujero en el centro para dar una oportunidad a la mosca… Ese es el clima en el que transcurre esta novela, que tiene un toque divertido y tierno, y que es para jóvenes de todas las edades.
¿Cómo se te ocurrió la idea?
La idea se me ocurrió en un pueblo de Gipuzkoa en el que estuve viviendo una temporada, había un bar al que solía ir que me gustaba mucho, en el que estaba muy a gusto, pero que cerraba a menudo, cuando el dueño se deprimía. A partir de ahí se me ocurrió la idea de un panadero, en Zarraluki, que cuando se enfadaba con su novia, la maestra del pueblo, cerraba la panadería, de modo que todo la dieta y el estado anímico de los vecinos dependía del amor entre esta pareja. Cuando el vendedor ambulante llega a Zarraluki la pareja ha discutido y llevan ya un mes sin pan, de ahí el título, Pan duro.
Dicen que todo autor deja parte de su esencia en su novela, ¿qué hay de ti en esta?
Creo que, así como en otras novelas he dejado una parte más rabiosa, más crítica con la realidad, o más personal (en los diarios o los libros de viajes), en esta ha salido mi lado más fantasioso, más imaginativo, también más absurdo, e incluso más poético. Me he divertido mucho escribiéndola y estoy muy contento, desde el aspecto literario, con muchos pasajes.
¿Hay experiencias propias en el libro?
No muchas, a diferencias de otras veces, aunque como he contado parte de una historia real, Pero bueno, en realidad todos los libros llevan buena parte del autor, incluso cuando como en esta imaginas o fantaseas mucho, porque la forma de imaginar o fantasear también dice mucho o es algo muy propio de cada cual
Dicen que los amigos de escritores tienen miedo de contar anécdotas delante de ellos por si las sacan en sus libros, ¿es tu caso?
La verdad es que no lo noto, puede que sea así, pero yo suelo ser cuidadoso, sobre todo con las personas que quiero, no tanto con los que me hacen daño, sobre todo si es gratuita o injustamente, es más, a menudo la literatura es una manera de ajustar cuentas con ellos.
¿Qué sentiste cuando la editorial te avisó de que la iba a publicar y además en papel?
Bueno, yo he escrito y publicado ya muchos libros, pero cada vez es como la primera, esa emoción de ver el ejemplar por primera vez o los nervios de esperar las primeras reacciones, eso no cambia.
¿Qué es lo que más valoras a la hora de que te hagan una reseña de tu novela?
Que sean justos, y eso empieza por haberse leído el libro, por increíble que parezca, en más de una ocasión me he encontrado con reseñas en las que sabes que no ha sido así.
¿Qué sensación quieren arrancar a los lectores?
A mí me parece fundamental que un libro sea capaz de hacer reír o llorar, o encenderse, o reflexionar, que no deje frío o indiferente, que sea una experiencia emocional.
¿Estás escribiendo alguna nueva novela?
Ahora mismo estoy escribiendo un libro de periodismo literario, de crónicas, diez historias reales de usuarios de un comedor social, de gente que lo está pasando mal, que no tiene ni para comer, aunque son historias positivas.
¿Tienes, a la hora de escribir, alguna manía?
No, evidentemente prefiero escribir solo y en silencio, pero la realidad es que tengo el ordenador en el cuarto de estar, por donde suelen pulular mis hijos, ponen la tele… Antes solía ponerme música, rock, punk, no me molestaba, al contrario, creaba un clima… No sé, creo que podría escribir en cualquier situación, para mí es como una necesidad, aunque suene a tópico.
¿Qué consejos les darías a aquellas personas que quieren publicar?
Solo uno: que lean el poema de Bukowski ¿Así que quieres ser escritor?
Alexandra Manzanares Pérez
@AlexandraManza/ @vallecasdigital