DE ACTORES, CUENTOS Y ESPEJOS
José Angel Barrueco vuelve a mencionarme en un artículo de La opinión de Zamora, a cuenta de la presentación de la revista Al otro lado del espejo, en la que colaboro. A este paso voy a tener que hacerle un monumento, o ficharlo como agente.
DE ACTORES, CUENTOS Y ESPEJOS (José Angel Barrueco)
Presentaron la revista “Al otro lado del espejo” el martes pasado, en la librería Tres Rosas Amarillas (en Malasaña, Madrid), especializada en cuento, y donde se topa uno con títulos difíciles de encontrar. Quedé con Mario Crespo en la salida de la parada de metro de Lavapiés para ir caminando juntos hasta allí. La coincidencia nos dejó atónitos: ambos nos habíamos puesto sendas camisetas con la imagen de Bruce Lee. Por fortuna, los dibujos no eran iguales. Nos preocupaba que alguien pudiera pensar que lo habíamos planeado. Esas cosas no se planean. La vida tiene esas casualidades. Éramos dos zamoranos rumbo a Malasaña. Caminamos y yo le conté que la tarde anterior había visto “El jardín de los cerezos” en el Teatro Español, con Ethan Hawke entre otros actores (mañana lo cuento), y pasamos junto al Español y le dije: “Seguro que vemos a alguien del reparto” y a unos pasos del teatro vimos a Morven Christie, una de las jóvenes protagonistas de la obra. Y, cuando estábamos entre Alcalá y Gran Vía (creo que la calle es Virgen de los Peligros), vimos caminando por la otra acera a Ethan Hawke. Luego lo cuentas y la gente no se lo cree, pero los actores tienen que hacer su vida: ir de compras, tomar un café, ver museos y pasear por ahí. Le dije: “Mira: ahí va Ethan Hawke”. Paseaba de la mano de su mujer, Ryan Shawhughes. Es más alto, más impresionante que en las películas o que en los escenarios. Vestía un traje, se le notaba serio. Tiene buena planta. A las mujeres las enloquece y yo admiro su versatilidad: es actor, escritor, director y guionista. Iban en dirección al Teatro Español, pues la función comenzaba a las ocho y eran las siete.
Por Hortaleza vimos a unos cuantos actores españoles. Entramos en Tres Rosas Amarillas cuando aún no había nadie. Luego se petó tanto que tuvieron que dejar la puerta abierta. Mario es uno de los colaboradores del número cero de la revista, editada por el colectivo cultural La Vida Rima. Presentaron el acto Gsús Bonilla, Esteban Gutiérrez Gómez y José Naveiras. Buena gente, doy fe. Luego leyeron sus relatos varios colaboradores de este número: el propio Mario, María Jesús Silva, Luis Morales, Francisco Cenamor, Luisa Fernández y Carlos Salem. Asistieron, además de los citados, un montón de viejos amigos y de amigos recientes: Javier Das, Marcus Versus, Isabel García Mellado, Marcelo Luján, Marta Noviembre, Talía Lucas, Sergi Bellver, Matías Candeira. Faltan un montón de nombres, lo sé: ya digo que hubo lleno absoluto. Al final nos convidaron a vino y cerveza y algo de picar. Aproveché para encargar un libro que no se ve por ahí: “Borracho estaba, pero me acuerdo”, de Víctor Hugo Viscarra; por recomendación de Patxi Irurzun, que también colabora en “Al otro lado del espejo”. La revista, que se puede descargar de manera gratuita de internet (en pdf) o comprar en papel, cuenta con tantos amigos que este artículo va a parecer, al final, un discurso de agradecimiento de los Goya: Vicente Muñoz Álvarez, Pepe Pereza y Vicente Luis Mora, entre ellos. Amén de la peña que ilustra los textos. Me gusta la maquetación. Me gusta la nómina de colaboradores, que huye de famosetes y de petardos.
Después nos fuimos a tomar una caña al Café Manuela. Con Marcelo Luján, escritor argentino, pegué bastante la hebra. Creo que no yerro si digo que nos tenemos un gran aprecio mutuo. Nos conocimos en Zamora hace años. Yo estaba de jurado en un premio de la Biblioteca Municipal y él fue uno de los ganadores. Nos escribimos desde entonces. En breve colaboremos juntos. El martes fue uno de esos días de saludos, besos y abrazos en los que uno se va para casa queriendo a todo el mundo.