EN ‘CRÓNICAS DE NAVARRA’ DE RADIO EUSKADI
Con el incombustible Satur Leoz. Yo salgo al campo en el minuto 26, al principio un poco despistado, pero luego ya voy entrando en juego.
Con el incombustible Satur Leoz. Yo salgo al campo en el minuto 26, al principio un poco despistado, pero luego ya voy entrando en juego.
EN su magistral Dios nunca reza -una manera de decir que o nos ayudamos entre nosotros o no nos va a ayudar nadie- Patxi Irurzun contaba un montón de cosas, muchas de ellas autobiográficas, divertidas, duras, complejas, emotivas. Entre esas cosas que contaba con la facilidad del que escribe como el que se mira las uñas y hasta escribir parece sencillo, cuando va contra la naturaleza estar metido en casa, encorvado, pensando sin pensar y tecleando cuando la vida está fuera y duele mucho perdérsela y quizá eso que escribas si con suerte te lo publican no lo va a leer casi nadie y solo 20 o 30 talentosos privilegiados vivirán de eso y algunos más con decenas de contactos y ninguna dignidad venderán sus morcillas, algunas de esas cosas, recuerdo, hacían referencia a su trabajo en una agencia de comunicación que trabajaba en exclusiva para Can. Me acordé de él al ver a uno de esos para los que él y yo y unos cuantos maravillosos amigos y amigas más preparábamos discursos, guiones, folletos, campañas, webs, nombres de empresas… Un millón de euros le han pagado por dejar el banco. Me alegro por él, si es que esa cantidad le hace ilusión. Patxi subió unas cuantas veces a hablar con el que era nuestro jefe, que hace poco nos enteramos que en 6 o 7 años generó beneficios por unos 4 millones de euros, exclusivamente trabajando para Can. Patxi es quizá de entre las 4 o 5 personas más tímidas que conozco, de entre las más o menos las mismas más buenas y de entre las 2 o 3 con más talento para escribir. Su jefe le negaba sistemáticamente un miserable aumento de sueldo a su miserable sueldo de apenas y si llegaba 1.000 euros al mes. El jueves Patxi presentó su último libro, La tristeza de las tiendas de pelucas. Y solo he querido acordarme de él antes de tirar la basura
http://noticiasdenavarra.es/2013/03/23/opinion/columnistas/a-la-contra/explotacion
Belén Galindo me entrevistó en ‘Así suenan los libros’, el programa de radio del Club de lectura de Diario de Navarra el pasado miércoles 20 de marzo. Aquí está el podcast:
Yo aparezco a partir del minuto 26. Antes, entrevistaron a Francisco Javier Irazoki, con quien pude intercambiar por fin un fraternal abrazo. Cómo abraza, el tío. Fue emocionante. También volví a ver a Manolo Goñi, Ana Belén Alvero y conocí a Margarita Leoz, estupenda cuentista.
Por cierto, yo cuando voy a la radio me llevo a mi propio técnico de sonido (y un móvil birrioso que saca las fotos movidas)
Irurzun: «Del cuento deberíamos vivir los que escribimos, no la familia real»
EL ESCRITOR NAVARRO EDITA CON PAMIELA ‘LA TRISTEZA DE LAS TIENDAS DE PELUCAS’
Se trata de una colección de 13 relatos tragicómicos marcados por la transgresión
FERNANDO F. GARAYOA – Viernes, 22 de Marzo de 2013
David Mariezkurrena, de Pamiela, definió perfectamente a Irurzun al afirmar que se trata de una persona que «lo está dando todo para que la literatura sea su forma de vida. Tiene libros de viajes, novelas y de relatos, como el que ahora presentamos. Un género en el que se maneja con gran maestría creando un mundo imaginario en el que deja claro, como apuntaba David Benedicte, que humor y transgresión no está reñidos con la buena literatura».
Por su parte, Patxi Irurzun explicó que «la mayoría de los 13 relatos los he escrito en los dos últimos años, aunque hay cuatro que he recuperado, entre ellos el primer cuento que escribí, con ciertas pretensiones literarias, a los 16 años (El mundo es un autobús); y El cangrejo valiente, que se editó anteriormente en solitario y al que yo califico como mi pequeño beste seller, ya que tuvo tres ediciones. También hay algún cuento premiado. Y es que, de hecho, puede decirse que me he pegado toda la vida escribiendo cuentos, ya que si los cálculos no me fallan este es el quinto volumen de relatos que publico. «.
Una trayectoria contrastada que sirvió al autor para reivindicarse contundentemente, apoyado en una buena dosis de ironía, como «cuentista, ya que vivimos una época en la que hay mucho intrusismo; es decir, del cuento deberíamos vivir los que los escribimos y no los políticos, la familia real y ese largo etcétera que todos conocemos».
EQUILIBRIO «Aunque el libro recoge relatos tristes y de humor, creo que se han equilibrado muy bien entre ellos creando una especie de hilo que los une. De hecho, el título, La tristeza de las tiendas de pelucas, intenta dar ese matiz tragicómico, que es lo que el lector se encontrará en este volumen. Los cuentos más serios quizá sigan el tono de Dios nunca reza, solo que en esta ocasión, al margen de alguna experiencia propia, los he cubierto con escenarios ficticios pero, a la vez, muy reales, ya que mi intención, en el fondo, es que el lector tenga la sensación de que lo que se cuenta le podía haber pasado a él. En cierto modo es una literatura del yo, pero que acaba trascendiendo al nosotros». Respecto a la otra parte, los cuentos de humor, Patxi Irurzun desbrozó algunos de ellos como forma más «elocuente» para dar con su particular filosofía literaria. «Por ejemplo, se encontrarán con un Spiderman de pega, una persona a la que acaban de despedir de una caja de ahorros y que, vestido de súper héroe, se planta en la puerta de esa oficina a pedir dinero a sus compañeros de trabajo. También se encontrarán con Fray Spray, un cura grafitero que regenta un albergue y cuyo relato nace de la historia real de un cura que se dedicó a tapar con pintura los carteles de otros albergues, porque decía que le robaban los peregrinos». Y, cómo no, también se da cita un cuento sanferminero, «en el que debido a una enfermedad del ganado vacuno los toros del encierro son sustituidos por avestruces».
Las claves:
· El año de la lengua azul en la ciudad del mundo al revés.
Cuento sanferminero, con una ciudad más loca que nunca: encierros de avestruces y, en vez de toros, un Barça-Madrid con camisetas intercambiadas. Loco.
· El vértigo de Spiderman
Un hombre cabreado es capaz de todo, tiene más poderes que un superhéroe. Iracundo.
· Trigesimoquintacrisis. Un cuento sobre aquellos para los que la crisis no es algo nuevo. Precariedad, desolación y a pesar de todo esperanza.
· Reliquias y jorobas. Un On the road carpetovetónico, un relato que corta la respiración, un viaje desde el manicomio de Arrasate al Monasterio de Yuste. Psicotrópico.
· El mundo es un autobús. Mi primer cuento, que desgraciadamente no se ha hecho viejo. Han pasado casi 30 años y algunas cosas no cambian, quizás solo empeoran (para los de siempre). Gris y, sin embargo, luminoso.
· El censo del miedo. Los peligros de la homogeneización. Terrorífico.
· Superpop. Un capítulo apócrifo de Verano azul, con uno de sus personajes secundarios 30 años después. Tragicómico.
· Espejo de príncipes. Uno de mis subgéneros: el cuento antimonárquico, aunque esta vez también le hemos dejado explicarse al príncipe Felipe. Más que metafórico.